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Capítulo 7: El cumpleaños del emperador.

El día de su cumpleaños, YoonGi pensó seriamente en no salir de su habitación. Si no fuera por la insistencia de JiMin, quien le recordaba que estaría a su lado toda la noche, no hubiera decidido salir. 

Tuvo que vestirse con su mejor ropa, al igual que JiMin quien llevaría los abanicos ocultos entre sus prendas por si pasaba algo. Aunque los dos lo dudaban. Por el momento todo en Corea estaba tranquilo, pero ambos ya sabían que los momentos más tranquilos podían transformarse en un caos. 

Apareció en el gran salón cuando todos los invitados ya estaban en el palacio. NamJoon no tardó en acercarse a él para informarle que todos los invitados ya estaban ahí. YoonGi hubiera deseado escucharlo decir que los Yi y Song en realidad no habían llegado porque les cayó un árbol encima. Jodida mierda. 

Muchos hombres de importantes familias se acercaron a saludarlo y desearle felicidad. La única familia que lo trató de manera cálida y genuina fueron los Park. La señora Park sonrió feliz de poder celebrar este cumpleaños con él (ya que los anteriores habían sido pospuestos hasta que Corea estuviera más estabilizada). Las hermanas de JiMin lo saludaron también con alegría, como si fuera uno de sus hermanos mayores. 

–Esta fiesta es tan maravillosa, emperador Min–dijo la señora Park sonriéndole–. Me alegra poder asistir y celebrar a su lado su cumpleaños número veintitrés.

–También me alegra que pudieran asistir. –no mentía, realmente le daba gusto verlos, aunque no le agradaba la fiesta en absoluto–Por favor, disfruten de la fiesta. Si alguien los molesta no duden en decirme. 

Tras reverenciarlo, YoonGi se alejó de ellos junto con JiMin. NamJoon lo seguía también, seguro para evitar que metiera la pata si los Yi o Song se le acercaban. Era estúpido porque sabía comportarse, aunque sus pensamientos le pidieran hacer otra cosa. 

Todos los lameculos del reino lo saludaron, le desearon buena salud y aprovecharon para darle algunas indirectas de lo que a su sector le hacía falta. Interesados de mierda, le piden a él porque seguro a los Lee no le podían pedir nada. Los Lee los hubieran decapitado. YoonGi intentaba no hacerlo. Ellos no eran malos o al menos eso siempre se repetía.

YoonGi no se daba cuenta de que lentamente se acercaba a su límite.

–Emperador Min–saludó Yi Gwang Jeong acercándose con una mujer a su lado y una joven caminando a pocos pasos detrás de él–, muchas gracias por invitarnos a su fiesta de cumpleaños. Es un honor para nosotros estar aquí. 

–Me alegra que pudieran venir–dijo educadamente YoonGi dedicándoles una sonrisa pequeña–. Espero que la fiesta les esté gustando. 

–Sin duda es una magnífica fiesta. –cuando el viejo sonrió YoonGi se esperó que le pediría algo–Me gustaría hablar con usted en privado, emperador. 

–No se preocupe por ellos, no hay nada que mi consejero no sepa o que mi guardia personal no deba saber. Así que siéntase en confianza de decirme.

Aunque en parte era mentira, ya que NamJoon no sabía que se follaba a su guardia personal por las noches. 

–Oh, bueno. –YoonGi había notado que la idea de hablar frente a NamJoon y JiMin no le había gustado–Quería saber si era posible que tomara como aprendiz a uno de mis muchachos. Es mi sobrino y es joven aún. Quiero que aprenda más de política y filosofía.  

YoonGi se sentía acorralado. Sabía que no tenía una buena excusa para negar el pedido de Yi, pero tampoco quería aceptarla. Negarle algo a un clan tan importante sería motivo de rumores y todo estaba demasiado tranquilo como para abrumar su vida con rumores innecesarios. Maldita mierda esta de ser el emperador y tener que ser simpático con todos.

–NamJoon ¿crees poder ayudar al sobrino de Yi con eso? 

–Sí, emperador Min. 

–Bien, acepto a tu sobrino como aprendiz, Yi. ¿Él está aquí? –el viejo asintió sonriendo feliz–Preséntemelo, por favor.

Fue todo mera cortesía, porque la verdad no estaba interesado en conocer al sobrino de Yi. Era un chico muy joven, de unos catorce años, pero alto y obediente. El chico era respetuoso y parecía más simpático que Yi. YoonGi no tuvo más opción que pedirle a una de sus sirvientas que le preparara un cuarto (el más alejado de sus aposentos) para que el niño pudiera quedarse. 

–Muchas gracias por este gran honor, emperador. Le juro que no se va a arrepentir de aceptar a mi sobrino en su palacio. 

YoonGi asintió y se excusó para alejarse de Yi. 

Quería terminar su cumpleaños bien y cerca de ese viejo sentía que no podría. 

|-|El emperador Min|-|

Aprovechando un momento de libertad, YoonGi se llevó a JiMin a sus aposentos para abrazarlo. Le había dicho a NamJoon que si preguntaban por él, dijera que se sentía descompuesto y por eso se  había alejado de la gente. 

JiMin lo abrazó y pasó sus bonitas manos por su cabello negro, enredando los dedos en los cortos mechones mientras sonreía. YoonGi sabía que se burlaba de él por no aguantar un par de horas más para estar a solas.

–Pensé que la paciencia era lo que caracterizaba a un emperador–dijo JiMin burlón.

YoonGi le mordió el hombro infantilmente. JiMin rio sin quejarse, continuando con sus suaves caricias.

–Eres malo, ángel.

–Lo siento, Yoon–susurró JiMin divertido–. Tenemos que volver pronto, la gente empezará a hablar si no regresamos.

–NamJoon es el encargado de decir que no me siento bien. Eso tiene que ser excusa suficiente para que nadie diga nada. Ya bastante soporté, ahora quiero estar contigo. 

–Estaremos juntos cuando termine la fiesta, no falta mucho para eso.

–Pero yo quiero estar contigo ahora–se quejó YoonGi haciendo un puchero oculto en el hombro de JiMin.

– ¿Estás haciendo puchero? –rio alejándolo de él para verlo–Aw, te ves tan adorable, Yoon.

–No te burles de mí, soy el emperador, podría costarte caro. –JiMin rio de nuevo y apretó suavemente sus mejillas–Park JiMin–se quejó frunciendo la nariz en disgusto–, basta. 

–Lo siento, pero te veías tan lindo. –dejó sus mejillas y las acarició para dejar un besito en sus labios–Volvamos, te prometo que te daré tu regalo cuando todo termine.

– ¿No me lo puedes dar ahora? –preguntó YoonGi poniendo sus manos en la cadera de JiMin–Me sentiría más tranquilo y le sonreiría a todos los invitados con gusto.

–Ese no es mi regalo y si lo fuera no te lo daría ahora–dijo JiMin sonriéndole, sus manos separaron las suyas de su cadera–. Vamos, tenemos que ir con los invitados.

Resignado YoonGi aceptó, separándose de JiMin para salir y encaminarse de nuevo a la fiesta, donde NamJoon le preguntó en un susurro dónde había estado. Él solamente le dijo que necesitaba un tiempo a solas y luego se encaminó hacia donde estaba la familia Park, con JiMin siguiéndolo. 

El tiempo pasó y cuando todo terminó, YoonGi se sintió libre de volver con JiMin al único lugar donde podrían ser libres. Ya ahí adentro se quitó su ropa y se puso un pantalón para estar cómodo. JiMin hizo lo mismo que él solo que cuando se puso la parte superior del pijama él se acercó por atrás y la corrió para poder besar su hombro derecho.

–Me prometiste un regalo, ángel–susurró contra su piel, acariciando la zona con sus labios.

–Sí, lo hice–dijo JiMin–. Si me dejas de besar podría dártelo.

–Mm–suspirando YoonGi dio un último beso antes de separarse de JiMin–, espero que valga la pena como para tener que separarme de ti.

–Te gustará, ya verás.

JiMin fue al lugar arreglado para él, ese donde supuestamente debía dormir, y regresó con un paquete envuelto hermosamente. YoonGi lo tomó y lo abrió para ver una bata de la más fina tela. Era dorada y tenía flores negras. Le resultaba hermosa y sería bueno estrenarla mañana temprano, cuando se levantara para seguir con sus labores. 

Era un buen regalo porque a YoonGi le gustaba ponerse algo suave en las mañanas. En especial si la noche anterior había hecho el amor con JiMin.

–Me encanta, ángel. Tienes un gusto exquisito.

–En realidad no es tanto, es decir, solo me guie de la decoración de tu habitación. –JiMin miró alrededor–No es difícil saber qué colores podían ser tus favoritos. 

–Vaya, que observador–bromeó YoonGi abrazándolo de la cintura luego de dejar el hermoso regalo en uno de los muebles cercanos–. ¿Me darás mi otro regalo hoy también o tendré que esperar?

– ¿En serio lo quieres tanto? –una de las manos de JiMin acariciaron su nuca– ¿Tanto como para no vivir sin él?

–Puedo vivir sin sexo, con lo que no puedo vivir es con la posibilidad de no volver a hacerte el amor, ángel. –YoonGi apoyó su frente contra la de JiMin–Te amo, JiMin.

–Yo también te amo, mi Yoon. –JiMin suspiró cuando las manos de YoonGi se adentraron en su ropa para tocar la piel de su cintura–Eres un ansioso.

– ¿Contigo? Sí–dijo YoonGi dirigiendo sus labios al cuello hermoso de su pareja–. Si no quieres solo dime. Mientras pueda dormir abrazado contigo seré feliz.

JiMin sonrió tomando su rostro para besarlo. YoonGi siguió el beso con la misma dulzura que su pequeño.

–Hagamos el amor, Yoon–susurró tomándolo de los hombros.

Lentamente se dejó caer sobre la cama, llevando consigo a YoonGi para que se pusiera sobre él. Ambos entre las sábanas de seda y las mullidas almohadas.

Ambos juntos y enamorados, como si no existiera nadie más en el mundo que ellos dos. YoonGi quería permanecer así para siempre con JiMin, pero el destino era una mierda y pronto le demostraría que esos momentos de felicidad tenían final.

Y sería cuando el emperador Min tendría que tomar una decisión.

Espero que les haya gustado, besos❤️❤️

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