Capítulo 14: Un nuevo ataque
Los años pasaron y el miedo de los primerizos padres pasó rápido. Acordaron en la noche, antes de hablar con YeonJun, que le dirían la verdad de manera que el niño pudiera entender. El resto de información que necesitara lo harían a medida que creciera.
Luego de incertidumbres y miedo, hablaron con el pequeño. YeonJun se extrañó con la idea de tener dos padres pero no tardó en alegrarse al saber que tenía una familia que lo amaría. A medida que fue creciendo la imagen de sus padres biológicos se borró de su memoria, mas no el hecho de saber que los tuvo y murieron enfermos. YoonGi y JiMin se lo habían recordado un día, a sus cinco años, cuando el pequeño discutió con SooBin diciendo que papá JiMin lo había llevado en su vientre, así como lady Yi llevó en su vientre a SooBin. La felicidad que experimentaba en el palacio era tal que el pequeño no había tardado en olvidar su vida antes de llegar ahí. Ambos lo habían asociado también con el hecho de que quizás la muerte de sus padres biológicos había sido lo suficientemente dura para un niño que apenas cumplía tres años.
Como fuera, aunque YeonJun sabía la verdad, para él siempre fue Min YeonJun en lugar de Choi. Fue educado por los mejores maestros y entrenado en el arte de las armas de guerra. YoonGi le había dado la libertad de que escogiera cuál quería que fuera su arma y aunque si fuera por él entrenaría con todas, decidió ser un experto con la espada (aunque a escondidas entrenaba con papá JiMin con abanicos).
Y así fue como a sus actuales quince años, YeonJun era realmente muy bueno en combate y un chico realmente inteligente. Era el orgullo de sus padres.
En esos años, dejando de lado la paternidad, pocas cosas habían cambiado. El padre de JiMin se había retirado ya con sesenta y cinco años y había dejado su puesto a Jung HoSeok. Kim TaeHyung seguía formando parte de la guardia personal de ellos, mientras que SooBin comenzaba a aprender el oficio de su padre para algún día ser el consejero de YeonJun.
El pueblo coreano seguía gozando de paz y prosperidad. Ya no había opositores (la última vez que se levantaron había sido hacía años y todos fueron decapitados) y desde que Song murió enfermo y Oh fue decapitado tras ser descubierto en negocios ilegales, las cosas fueron mejores. Quienes tomaron el control del clan no compartían la mentalidad de sus antecesores y habían decidido trabajar para ayudar a que Corea prosperara.
La gente estaba pasando por una etapa tan maravillosa que ya a nadie le interesaba si el emperador estaba casado con un hombre o lo que fuera. Nada importaba más que la época de felicidad que experimentaban.
–Vaya, has mejorado–dijo JiMin luego de enfrentarse a YeonJun en una batalla, ambos con abanicos.
YoonGi, para el cumpleaños trece de YeonJun, había mandado a hacer un abanico con Seok Jin, uno especial para su hijo.
–Sigo sin poder ganarte–dijo YeonJun cansado secando el sudor de su frente.
–Bueno, pero haces más de lo que yo hacía a tu edad, eso es mucho–dijo JiMin sonriendo.
– ¿Cuándo vendrá papá YoonGi? Lleva dos días en el pueblo del sur.
–Era un asunto urgente, regresará seguro esta noche. Nunca pasa tanto tiempo lejos de nosotros–aseguró JiMin tomando agua.
–Lo sé, papá–YeonJun sonrió–. ¿Podemos comer algo dulce? Tengo hambre después de tanto entrenamiento.
–Sí, además si no está tu padre mejor. Siempre dice que debemos dejar de comer cosas dulces para que no nos haga mal. –JiMin se estiró, YeonJun pensó que su papá no parecía tener cuarenta años–Vamos, creo que vi algo con chocolate en la cocina.
Cuando dieron media vuelta para salir, uno de los soldados ingresó a la sala de entrenamiento. JiMin se extrañó, principalmente porque nadie además de TaeHyung, HoSeok o YoonGi, ingresaban ahí. Soldados que no tuvieran una estrecha relación con ellos era imposible que tocaran esa zona.
–Emperador Park–hizo una reverencia–, el general Jung requiere su presencia en este instante. Me ha pedido que viniera aquí a cuidar de su hijo en lo que resuelven ese problema.
JiMin estrechó los ojos. Si HoSeok fuera a mandar a alguien sería a TaeHyung, quien actualmente tomaba un descanso. Pero jamás le pediría a un soldado que no recordaba haber visto antes que hiciera esa tarea. Sabía que eso sería arriesgar la seguridad del futuro emperador de Corea, Min YeonJun.
– ¿Por qué no se lo pidió a TaeHyung? –preguntó mirándolo, el soldado no bajó la mirada pero hubo algo en él que le indicó que mentiría.
–Es un asunto de urgencia, no tuvo tiempo de buscar a Kim.
–Lo siento, pero solo TaeHyung puede cuidar de mi hijo. Y Jung no necesita exclusivamente mi presencia, puede recurrir a NamJoon. Y en todo caso, si de verdad hiciera falta ahí, sería NamJoon quien vendría a buscarme. –lo miró fijamente, haciendo que YeonJun se quedara detrás de él. El abanico, que no había abandonado, se abrió a la mitad de manera amenazante.
–Ellos están ocupados, emperador.
JiMin frunció el ceño y abrió por completo el abanico.
–YeonJun–dijo sin girarse a mirar a su hijo–, lleva la espada y busca a TaeHyung. Si alguien te ataca, simplemente acaba con su vida ¿entendido?
–Papá…
–Hazlo–dijo elevando suavemente su voz para que notara la orden firme y determinante–, ahora.
YeonJun asintió y tomó la espada. JiMin se preparó para luchar con el “soldado”, quien veía a YeonJun acercarse mientras amenazaba con empuñar la espada. Cuando pasó cerca de él la sacó y quiso golpear al futuro emperador, pero JiMin interpuso el abanico en ese momento y evitó que lastimara a su hijo. Aprovechando que YeonJun había salido, JiMin pateó al soldado y desenfundó el abanico más grande, acercando el filo a la garganta del tipo.
–Empieza a hablar–dijo amenazante–. ¿Quién eres y qué estás buscando?
–El emperador Min pagará lo que nos hizo.
En ese tiempo, JiMin había estado estudiando idiomas que aprendió a dominar muy bien. Aunque había uno que era más un tabú en la gente, que se negaba a aprenderlo luego de lo que ellos le habían hecho. El japonés si bien era un idioma que muy pocos sabían traducir, también era un idioma que todos reconocían. JiMin no era la excepción.
– ¿Cuántos más como tú hay? –ordenó haciendo un suave corte en el cuello del japonés–Habla.
El tipo sonrió como si le contara un chiste y corrió el abanico con su espada antes de acercar la punta para apuñalarlo. JiMin se cubrió con su otro abanico a tiempo antes de que una pelea comenzara. Ambos daban golpes con sus armas y se defendían para evitar cortes o golpes mortales.
Pero al final JiMin recibió un par de cortadas: dos en el rostro poco profundas y una en el brazo que abrió su carne notablemente. Aunque le dolía, se negó a soltar los abanicos. De ellos dependía su vida. Así que atacó hasta que finalmente, aunque no le gustara matar, cortó de manera profunda el estómago del japonés. Tres cortes que hicieron que la sangre cayera como una cascada y el cuerpo cayera estrepitosamente al suelo.
Dejando que el cuerpo se desangrara en el suelo, JiMin salió con sus abanicos para buscar a su hijo, NamJoon y TaeHyung. Si un japonés se había infiltrado al palacio, entonces quería decir que más de uno estaba ahí.
Quería decir que los japoneses los habían vuelto a invadir.
|-|El emperador Min|-|
YoonGi regresó al atardecer, enterándose en mitad de camino por uno de sus soldados de confianza que habían sido atacados en el palacio. Lo primero en lo que pensó fue en su familia, en su esposo e hijo. Por eso, en cuanto llegó al palacio, casi corrió donde NamJoon con el general Jung esperaban por él.
Suspiró aliviado al ver a JiMin y YeonJun a salvo, aunque su sangre hirvió cuando vio las heridas en su esposo. Sobre todo por el vendaje en su brazo.
–Empieza a contar cómo mierda pasó todo. Se supone que los japoneses no debían volver a tocar nuestro territorio–dijo YoonGi mirando a su consejero y su general.
–No sabemos exactamente cómo entraron, estamos investigando. Pero sospechamos que han planeado esto por años luego de que los ejecutaras a todos hace veinticuatro años–se adelantó a decir NamJoon mirándolo–. He enviado a cubrir terreno, también he enviado a los soldados de confianza a investigar el palacio para descubrir más infiltrados. Ya hay diez en el calabozo.
–Bien, los quiero a todos decapitados mañana. –YoonGi apretó los puños mirando las heridas de JiMin–Y a todos los que encuentren. Todos los que se hayan animado a entrar, serán decapitados. No permitiré esta mierda.
–Emperador–dijo Jung–, recomiendo dejar a TaeHyung aquí al cuidado de Min YeonJun. Si lo desea, puedo quedarme a proteger al emperador Park.
–No, tú asegúrate de vigilar el palacio. Yo cuidaré de JiMin. NamJoon, ¿cómo está tu familia?
–Al cuidado de mis soldados de confianza–dijo este.
–Bien, ve con ellos. Ayuda a protegerlos. Quédate a su lado hasta que haya nuevas noticias de los japoneses.
–Sí, emperador–dijeron NamJoon y HoSeok al mismo tiempo antes de marcharse.
YoonGi se dio la vuelta para mirar a YeonJun. Se acercó a él y tomó su hombro.
–Ve con TaeHyung a tu cuarto para descansar, lo necesitas. Yo cuidaré de tu padre.
YeonJun, a pesar de que quería negarse, terminó aceptando. Luego de que se marchara con TaeHyung de ahí, YoonGi se arrodilló frente a JiMin e inspeccionó sus heridas.
– ¿Qué tan graves son? –preguntó viendo el vendaje del brazo.
–Las del rostro no son graves, fueron cortes superficiales. La del brazo resultó ser más…profunda. Pero nada que ponga en riesgo mi salud.
–Voy a descuartizar a todos esos hijos de puta–dijo YoonGi apretando los dientes–. No van a entrar a mi palacio y a hacerle daño a mi familia sin recibir un castigo.
–Más importante es asegurarse de que los pueblos no sean afectados–dijo JiMin mirándolo–. No quiero que todo vuelva a como era antes, cuando éramos jóvenes.
–No te preocupes, ángel, yo me aseguraré de que Corea entera no sufra daños. –tomando una de sus manos le besó el dorso de la misma–Tú descansa, lo necesitas, amor.
–Pero acuéstate conmigo–pidió JiMin mirándolo.
Sin poder resistirse a esos bonitos ojos, YoonGi se acostó a su lado y lo abrazó evitando hacerle daño a su brazo.
Luego de acomodarse y de que JiMin se durmiera contra su pecho, YoonGi miró a través de la ventana el cielo estrellado.
El miedo invadió su pecho.Un profundo miedo a perder a su familia otra vez.
Las edades actuales de JiMin y YoonGi: 40 y 44. Por si no recordaban que se llevaban cuatro años de diferencia
Nos vemos! Besos❤️
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