Capítulo XI-Z (2-2). La Nueva Ánima de La Orden.
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Inframundo, Prados de Panteón...
Otra llovizna finalizaba en esos prados de ese otro bioma del Inframundo, un campo de pasto purpura cercano a unas ruinas de una antigua ciudad abandonada, donde además en el horizonte podía verse el verdoso fulgor de un río natural de Verosen, la sustancia originaria de ese mundo.
Allí, en un campo despejado se presentó el signo gris tipo Ex, sobre unos metros de la grama grisácea, cayendo un arcángel con los ojos cerrados; tras sus moléculas haberse reunificado, que al extender sus alas con su llegada ni tocó el suelo. Pero al abrirlos, aterrizó con una pequeña caída y volvió a cerrar sus alas.
—¿Así que aquí ha decidido ser transportada? —Observando la zona inspeccionaba sin abandonar su posición, con el signo en lo alto despareciendo, hablaba solo el adulto San Gabriel.
Y tras una pequeña mirada divisó el río, verdoso. Frunciendo la vista porque desde allí podía sentir el ardor que daba con solo verle.
—Arg... —Moviendo su vista a otro lado para no verle más, comentando luego por el desasosiego de la zona-—. ¿No debería hallarse lejos?, ese río de Verosen se lo impediría.
Cuando de repente, el zarandeo de dos metales chocando le llamó la atención. Y con una risita venida de esa misma trayectoria le puso una seria intriga en su mirada.
—¡Jiji, jiji! —Dando saltitos venía la risueña, deteniéndose al estar a varios metros del arcángel; y captando su atención—. ¿Sois Gabriel, el Arcángel de la dirección, verdad? No luces como creí.
Con aquella pregunta un Gabriel curioso observó a la niña savialmada de trece años, usando solo un vestido blanco, teniendo dos coletas con las puntas bañadas de savia, ojos con iris verticales, usando dos grandes botas y dos grandes brazales metálicos de savia como brazos. Además de lucir una actitud psicópata de Savialmada 3, pero su forma de hablar no parecía tan loca como debería; al menos en la percepción del adulto que la examinaba de lejos con paranoia.
—Sí, lo soy. Mira, entiendo que podáis usar esa deformación porque os gusta. —Condescendiente le explicaba con prisas a la chavala, y aguantándose sus sospechas otra le parecía un poco rara en secreto—. Pero lo creas o no, estoy buscando a una angelina malva...
Cerrando la boca cuando sin avisar la infanta le disparó misiles de savia de sus brazales. Por fortuna el arcángel les esquivó en el momento justo, al volar y hacer diferentes maromas en el aire.
Volteando su cabeza para ver los misiles que crearon una explosión savialmática en el área de impacto a lo lejos detrás suyo.
—Pero, ¡¿Qué te pasa?! —Enojado observando a la niñata.
—Sois más avispado de lo que ella me había dicho... —Opinó relajada con una sonrisa y mirando al acróbata enfurruñado, levantando sus brazos a extremos opuestos para que fueran engullidos por sus guantes al regresar solos; y conversando con él nuevamente—. ¿Os acordaos de mí, verdad?
La pregunta hizo que el santo soltará sus brazos hacía abajo por la arrogancia de la mocosa.
—¡¿Tengo tantos enemigos y creéis que me acordaré de vos solamente por vuestro aspec...!? —Dejando de hablar al recordar una gran similitud con una individua anterior que combatió no hace mucho—. ¿Momento...?
Adquiriendo él la imagen de la niñita en su mente, una de gigantes brazales que enfrentó en la Ejecución de almas.
—¡¿Sois tú Ana?! —Atónito ante la muchachita maquiavélica retornada y potenciada por la técnica prohibida la interrogó—. ¡¿Os habéis atrevido a usar la Savia?!
—Admito que soy nueva en Nueva orden —presumía con los dedos de acero en sus labios inferiores, haciéndose la inocente, cambiando a una expresión maligna inmediatamente al proseguir su conversación—. ¡Pero todo valdrá la pena si he de obtener mi revancha, Arcángel Gabi!
Chasqueando los dedos que antes tenía en la boca, hizo aparecer dos rajaduras espacio-temporales para que emergieran de ellas dos Des-Caballeros. Con dirección fija en el arcángel.
—¡¿Tú qué...!? —Atónito por la incertidumbre del enojo dijo, moviendo sus brazos para invocar sus discos al no tener tiempo de seguir hablando.
Los caballeros esqueléticos dieron un gran salto de longitud hacia el arcángel, sacando las cuchillas de sus muñecas. Pero ese Ángel manteniendo una mirada seria arrojó sus discos hacia ellos, que al atravesarles el pecho se incrustaron en sus espaldas con los dientes de sierra que poseían aquellas herramientas.
Y al ver que ya los tenía capturados un santo enojado movió hacia atrás sus puños, como si les jalará de cuerdas invisibles, trayendo de vuelta sus sierras junto a los Deses. Y al estar cerca con dos chasquidos de el vaquero sin sombrero, aparecieron dos signos blancos a lados izquierdo y derecho del ángel, tragándose a los esbirros con todo y discos, desapareciendo al medio segundo.
—Si eso es todo lo que tenéis para mí, no sabes con quien os metéis, Ana. —Con sus ojos de pocos amigos puestos en la niña que encaraba le habló, trayendo de vuelta sus discos-sierras a la mano con solo un chasquido de su diestra.
Mientras que la Savialmada levitaba y sonreía del asombro, con la siniestra
alzada y estando a un pelo de dar otro chasquear invocador. Pero cambiando de parecer al último segundo.
—No, teneos toda la razón. —Bajando su mano canceló su invocación, manteniendo su tétrica sonrisa—. El último de los Arcángeles, que acabaron con los antiguos "Sub-Dioses", merece más. ¡Y yo, Anabel Máicolson, me encargaré de demostráoslo, personalmente, guía ajajá!
Escuchando el renombramiento de la villanita, Gabriel apretaba sus discos con más fuerza; sabiendo de antemano que esa loquita estaba lista para mostrar su nuevo poder. Pero había una curiosidad que él oyó cuando dio su presentación, pero hasta ahora es que se la ponía a pensar.
—Aguarda, ¡¿Cómo le hacéis para ser una Savialmada 3, y no sucumbir ante la locura ni hablar con una de esas raras juergas de español alter...?! —Pero su duda fue silenciada por la venida relámpago de la malvada con un ahorcamiento.
Y mientras lo ahorcaba con la gran mano la izquierda, con la otra derecha le propinaba de puñetazos en toda su cara. Formándose bajo ellos dos el signo negro y sobre ellos apareciendo el indicador álmico, quedando establecida la cita de combate.
—¡Al fin se ha establecido nuestra cita! —dijo con entusiasmo tras ver la creación del campo de batalla.
Dejando de golpear la preadolescente al arcángel con la derecha, para luego sujetarlo de toda su cara con esa misma mano, sin dejar de ahorcarlo con la izquierda evidentemente. Y con su gran brazo derecho, arrojó al agarrado al límite del signo, mientras ella reía sádicamente. Chocando él contra la barrera invisible que electrocutó todo su ser, siendo el resultado de ese combo en la pérdida crítica de la mitad de la Almia en la barra del chamuscado.
—¡Cof, bua...! —Tosiendo y vomitando el ángel—. ¡¿Ni siquiera sentí cuando se mo...!?
Intentaba analizar lo ocurrido, pero no tenía tiempo para ello; porque la loquita empezó a balbucear.
—¡JÁ, APUESTO QUE ESTÁIS INTENTANDO AVERIGUAR CÓMO ME HE MOVIDO TAN RAPIDO! —Respondiéndole a gritos, levantando sus dos brazos dirigidos a él—. ¡INTENTAD AVERIGUAR COMO SALIR DE ESTÁ!
Gritando con todo fervor y locura la chiquilla disparó una metralla de savia desde sus grandes dedos de hierro blanco. Rápidamente el hombre de cabello largo y cano despegó a las alturas esquivando la metralla de la mocosa, volando ahora en picada a la disparadora para atacarles a cortadas con sus discos. Sin saber que eso ya lo había previsto la risueña con mueca malvada.
—¡Noo, ni de chiste! —dijo mientras lo veía venir, dejando de disparar.
Enseguida la niña tras detener su metralla colocó sus palmas en forma recta mirando al terreno, realizando un movimiento hacia abajo. Movimiento que de alguna forma ejecutó una gran fuerza gravitatoria paranormal; pero solo dentro del campo de batalla. Cayendo de cara contra el suelo el volador, pero manteniendo sus discos en todo momento.
—¡¿PERO QUÉ NARICES ES...?! —Intentando con todas sus
fuerzas levantarse con sus brazos empujando la tierra.
—¡¡PRESENCIAD MI EJECUIÓN PERSONAL, GUÍA AJAJÁ!! —Glorificada y extasiada elevaba las manos posicionadas en forma de agarré.
—¡¿N-no es po-sible...!? —Tirado en el suelo exclamó enojado y resentido—. ...So-lo las Alm-as... de Nivel 4, especiales o superior, podrían...
—Estúpido, la Savialma es el poder mismo de un Alma; y me hace especial. No existe límite para un Savialmado. ¡Y Caballero me ha enseñado como usar la Savia sin perder los estribos, jurando mi alma por mí misma, jijí! —Riendo en malevolencia la muchachita de coletas manchadas de la técnica prohibida.
Los autoelogios de la frenética lograron que el ángel caído logrará resolver el rompecabezas sobre el desmesurado poder de ella. Comenzando a levantarse, a pesar de lo mucho que le costaba; un esfuerzo que le rompería los huesos; que
por suerte no tenía.
—Guiiiir... ¿Habéis jurado benevolencia por ti misma?, Eso explica por qué no has perdido el raciocinio y has conservado vuestra voz castellana. —Gruñendo y firme se levantaba mientras narraba su análisis, firme sin soltar sus discos—.
¡Pero eso solo me ha dejado claro que debo enviarte al Infierno!
Discurso que creó cierta delicia en la mente de la retorcida fémina pequeña.
—¡¿Y cómo se supone qué me enviareis al infierno, bruto?! —Agachándose adelante miraba al hombre que apenas podía estar de pie—. Vuestro noviecito de negro es el único que puede cortar cabezas y enviarlas al Infierno, jeje.
Cerrando los ojos el guerrero de mejillas marcadas, obtuvo la paz mental para utilizar una de sus técnicas más poderosas, "Ejecuciones arcanianas"; cómo las "Vectoriales" para los Arcángeles. Abriendo sus serios ojos de golpe, recuperando el movimiento y tomando una postura de combate con un disco en cada mano; envuelto en un aura de poder dorada similar a los que tenían los Savialmados.
Aumento de poder que impresionó notablemente a la Ánima, pero con un resentir recobró la seriedad.
—¡Pensaba que los arcángeles eran débiles porque Dios no les dio un Nivel álmico, pero puede que me haya equivocado, jeje! —Tentó riendo la precoz al hombre funesto.
Sin embargo, la provocación de la sociópata no afectó al estoico peliblanco.
Más bien, le devolvió la provocación al dar movimientos repetitivos con su disco derecho sostenido. Burlada que sí afectó a la pequeñaja.
—¡¡...!! —Con los ojos pasmados miró al arcángel, totalmente ofendida la chica con colas en su cabello—. ¡¿CREES QUE SOIS MEJOR QUE YO?! ¡¡SUFRID DE ESTO!!
Con un chasquido dual simultáneo creó cuatro rajaduras dimensionales,
dos en cada lado. Saliendo de ellas cuatro Des-Caballeros, y obedeciendo la orden muda de su jefecita y creadora que señalaba con su dedo índice el objetivo, saltaron y extrajeron sus cuchillas para atacarle; chocando los primeros con sus discos. Acto seguido un Gabriel determinado y cortador les rebanó por la mitad en sus cinturas. Realizando una patada giratoria y lanzando los trozos desmembrados atrás.
—¡¿Ha cortado a mis Des-Caballeros de un solo tajo?! —Sorprendida y enojada comentó en partes para sí misma, señalando con su propio dedo al arcángel a continuación, para poder mandar a los otros Deses que aún mantenía a su lado.
El tercer y cuarto Des, sacaron sus cuchillas para atacar al oji dorado, pero otra cortada horizontal de él les paró. Disparando ejecuciones doradas de sus ojos, para terminar de empujar los nuevos torsos 3 y 4 contra los torsos 1 y 2; que ya se acercaban a él, y caminaban solo con sus manos.
Comenzando los cuatro seres a restaurar sus partes cortadas. Pero eso ya estaba en los planes del guerrero, que con un chasquido creó un signo blanco al lado de ellos en el aire, que los succionó con prisa tras clavarles las cadenas que del centro del portal blanco emergían.
Suspirando un Gabriel agotado por el uso de ese poder; mientras que una Savialmada analizaba el agotamiento visto.
—Entonces es cierto que los Arcángeles pueden invocar signos blancos y obligar a sus enemigos a ser transportados... —Observando el indicador en el cielo púrpura—. ¿Y no parece que vuestra barra se haya reducido por su utilización?
—¡Muy bien Ana...! Fiuu... ¡Vuestro tiempo se ha agotado! —declaró exhausto y señalando a la niñita.
Encontrando la debilidad en el ángel con 50% en su barra, sonriendo pícaramente la cría con aún 80%.
—¡Vale, a darle! —dijo mostrando su interés en pelear y golpeando sus puños de la emoción, secretamente ocultando sus intenciones.
Los rivales de diferentes edades arrancaron levitación para enfrentarse a cuchilladas y golpizas, reduciendo simultáneamente sus barras con cada golpe.
—¡¿Eso es todo?! ¡¿Debí haber sabido que el Arcángel mensajero no golpeaba a las mujeres?! —Se burló mientras recibía los cortes.
Provocación que molestó al de ojos de oro que con chasquido invocó un
signo blanco, emergiendo de ello los afilados arpones hacía la jovencita. Pero fallando tras una rápida evasión de ella.
—¡Muy tarde! —bufó con locura la niña, tras esquivar con una postura de limbo.
—¡Arg... bua...! —Molesto por su equivocación, vomitando momentos después por el cansancio.
—¡Me dijeron que originalmente tú ibais a ser el Ejecutor de la muerte! ¡¿Pero ese crío os ganó, no?! —provocaba con sus palabras, nuevamente con mala intención.
—¡No, yo le di el cargo para que pudiese controlar su savia ne...! —Intentando explicarle, pero la morisqueta burlona de ella le cerró la boca—. ¡Arg... seréis una malcriada!
Chasqueando ahora con la zurda invocó un signo blanco más en el aire, de cara contra el suelo. Emergiendo del portal los arpones dirigidos a la malcriada, pero dando ella de un baile llamado "Paso lunar" y evitando fácilmente las cadenas; danzando con los ojos cerrados y con la frente baja.
—¡¿Guaaarg...!? —Escupiendo con un fuerte dolor en el pecho, diciéndose de otras cosas a sí mismo con voz ronca—. ¡No, eso es lo que quiere...! ¡Sam ha debido decirle todo eso...!
—¡Aww, por fin descubristeis la verdad! —opinó en burla exclamativa—. ¿Me he preguntado cómo es que no supiste la verdad antes?, ha debido ser porque valoráis más a vuestra única hermana más que a tus otros hermanos. ¡Claro, estamos comparando a una hermosa mujer contra 5 burros viejos y un bebé anciano!
—¡¿Hermosa Mujer, con cinco burros viejos y un bebé anciano!? —Hablando con rabia latente y parpadeando de un solo ojo, no podía evitar compararlos en su mente—. ¡¡NO OS ATREVÁIS A COMPARARLOS!!
Tras su grito múltiples signos blancos se formaron en el cielo, todos fijados en la villana, disparando sus arpones instantáneamente. Eran tantos que por primera vez hacían que la Savialmada se preocupara, saltando y esquivando a duras penas.
—¡¿Así que ese es el poder de un Arcángel?! ¡¿Y se supone que es el más débil de los siete?! —Sin parar de moverse y con temor pensaba mientras esquivaba las cadenas, intentando a veces romperlas; pero ni podía tocarlas.
Cuando de forma repentina de uno de los portales apareció el ángel con sus discos emitiendo una gran cuchilla cada uno, emulando a un espadachín
doble. Pero al percatarse de él la niña recobró la furia, y con sus gigantes brazos alzados recibió al espadachín de machetes en un entrecruce de metales; comenzando los dos un encarnizado choque o golpe de herramientas mientras los arpones se incrustaban en el suelo cuando fallaban en darle a su objetivo. Hasta el punto que cruzaron sus armas, justo cuando un relámpago morado iluminaba su fondo mientras la lluvia empezaba.
—¡TAL VEZ AÚN CONSERVÁIS INTACTO VUESTRO PODER, PERO
YO SÉ QUE OS CANSÁIS! —confesó iracunda con todas sus fuerzas.
—¡NO OS DEJARÉ GANAR...! ¡SOIS UNA MALDITA SAVIALMADA! —gritó negándose a perder.
Con la lluvia cubriéndose la niñita levitando y el adulto de pie, se esforzaban para romper las defensas del otro, comenzando a gritarse cada uno. Y al final, fueron los discos-machetes del arcángel los que se destruyeron, recibiendo toda la fuerza de los brazales de la pequeña villana.
—¡¡¡Os lo dije, vuestro poder se ha ido!!! —dijo con una macabra sonrisa con la victoria ya segura.
Pero por si acaso, la Ana extrajo sus delgados brazos de sus guantes alargados; teniendo ahora a su disposición cuatro extremidades (las suyas y los brazos levitantes). Abriendo las cuatro manos para disparar cuatro rayos concentrados de savia, atravesando el cuerpo del arcángel y atacándolo de forma consecutiva. Reduciendo su barra consecutivamente hasta llegar a cero.
La cita terminó, el signo desapareció y el indicador mostró los resultados a la ganadora, alejada solo a un metro del derrotado y desmayado.
—¡SÍ, HE GANADO! —Comenzando ella a hacer una especie de baile, ¿de victoria?—. ¡Yo gane! ¡Tú perdiste! ¡No lo sabias, yo sí!
Sin saber ella que un perdedor llorando y enfurecido se comenzaba a parar, indispuesto a dejarla triunfar.
—¡Noo...! ¡Y-yo soy u-un Arcángel...! —Levantándose agotado y sangrante de su alma, se negaba a perder—. ¡No te dejaré triunfar!
La persistencia de su rival impresionó a chiquilla dejando su danza. Llegando unos celos y arrogancia venidos de lo profundo de su ser.
—¡¿Cómo es posible...!? —Boquiabierta y fuera de sí miraba al blancuzco—. ¡¡¡Sufrirás de mi poder!!!
El juez Europal presionando sus dientes levantaba sus puños, tambaleando y llorando de dolor. Por supuesto su tenacidad terminó por enfurecer más a la infanta que irradiaba del brillo de su savia, empujando sus brazos hacia abajo y
adquiriendo su forma de gigante de Sucumbida, saltando en un levitar en dirección al ángel de la dirección.
—¡¡¡GUÍAAAA!!! —gritando y desatando su poder salía disparada—. ¡¡¡SUFRIDDETODOMIPODER, MALDITODEMEJILLASTATUADASCONZETAS!!!
A pesar de que la criatura era mucho más grande que él, venía, y él no se encontraba en condiciones cerró los ojos para una vez más conseguir paz mental.
Suspirando por la nariz, pensando en todo su entrenamiento con sus seis hermanos. Y recordar todas sus enseñanzas y sabias palabras le daban la fuerza para aumentar su poder brevemente.
—Tuve seis tutores que me entrenaban para ser El ejecutor de la muerte, y cuando rechacé el cargo una parte de mí siempre ha pensado que pude haberlos decepcionado... —pensó con los ojos cerrados.
La locura de ella crecía a la vez que su ser lo hacía, y cómo no hacerlo si la serenidad que él tenía le hacía pensar que no la tomaba en serio. Pero en realidad era al revés, viéndose eso en sus cachetes con zetas resplandeciendo de poder.
—¡¡¡YO SOY SAN GABRIEL DE ARCÁNGEL!!! ¡¡¡EL GUERRERO DE LA MUERTE, EL MENSAJERO Y DE LA DIRECCIÓN!!! —gritó tras abrir sus ojos fúricos, con las Zetas en sus cachetes brillando iluminados de oro.
Con un chasquido dual de sus manos creó el signo blanco más grande hasta ahora, manifestado frente suyo y mirando a la Sucumbida.
—¡¡¡¿IMPOSIBLEEE...?!!! —Atónita gritó ante la imposibilidad frente suyo—. ¡¡¡NISIQUIERAUNALMADENIVEL5RESISTELADERROTADEUNACITACOMBATE!!!
Gritando la monstrua del pánico, frenando su despedida y dado la vuelta para largarse.
—¡LOS ARCÁNGELES NO POSEEN NIVELES, MENTECATA! —Con todo y lágrimas mostró sus dientes por a quien retenía, una forma de mantener su poder álmico, activando la función exclusiva de un Signo existencial blanco.
Los arpones emergieron del signo fueron a ella, enterrándose en la
muchacha. Aunque con cierta dificultad debido a la composición de su cuerpo.
—¡¡¡NO, NO, NO, NOOO...!!! —Desesperada se agarraba del suelo.
—¡¿NO LO CREO...?! —Furioso gritó prediciendo el intento de huida de la Ánima bestial.
A toda velocidad invocó sus discos enlazados, arrojándolos a la escapista y jalandola hacía el signo por el movimiento de los brazos de su dueño.
—¡¡¡NOOOOOO...!!! —gritó tras ya no poder seguir aguantando, siendo enviada y absorbida por el portal.
Cayendo en un estado crítico el ángel con opacidad latente; inclusive un ojo suyo le había explotado. No obstante, una burla hacía sí mismo le permitió proseguir, a pesar de estar tirado. Escribiendo en un débil panel álmico.
—Je, je je... —Llorando de su único ojo con ojera, reía de su deplorable estado, usando el truquillo mental de su mejor amigo para no rendirse—. ..Sa-san... Rafael se burlaría de m-mí, si viera a un A-arcángel komo yo, p-pedir auxilio... ¿Pedo ke se le va hacer, jeje? Sí ya ni me akuerdo de komo le acía para rekuperarme de loz agotamientoz.
Trazando las últimas palabras estaba listo para enviar el mensaje de auxilió
a su verdadero último hermano, a pesar que era un riesgo llamarle debido a que él renunció a la entidad luego de caer ante la locura. Pero era un riesgo que debía tomar, y solo faltaba hacer un chasquido para enviarlo, pero el tacón afilado de una bota blanca llena de savia le detuvo.
—No lo creo guapo —dijo tras pisarle y detenerle una misteriosa mujer con botas blancas, y de voz muy conocida.
—¡Aaaahhhh...! —gritó de intenso dolor por la savia, mirando a quién le pisó—. ¡¿S-Saman...?!
—Ahora es Samaela. —Le corrigió con una siniestra sonrisa la Supervisora con coleta y sin deformación en su disfraz—. Aunque debo admitir que sois un hueso muy difícil de roer, ¿Creo que ni yo hubiera podido derrotaros en la cita? Por suerte, otra Alma decidió hacerlo por mí.
Con todas sus fuerzas y bajo la lluvia intentaba usar su brazo libre para generar un último de sus signos blancos. Sin embargo, su poder era tan escaso que solo creaba luces opacas, además de haber perdido el habla.
—Permíteme ayudaros, después de todo soy vuestra hermana mayor, ajá, ja, ja. —Sonriendo dijo con una fría expresión.
Chasqueando ella para invocar un medallón con un símbolo similar al de
Juzgado, pero sin la V roja. Cogiéndole y enterrándoselos en la espalda de su hermano, para que luego de su sufrimiento fuese absorbido por el objeto álmico.
—¿Nunca pensasteis que yo podría tener una estrategia insuperable, mi querido hermanito? —hablándole al medallón en su mano monologaba en superioridad, con una sonrisa fría y segura—. ¡Ahora no tendrán más opción que heredarme el control total de vuestro sector! ¡Y cuando sea la nueva Jueza, la fuente existencial será mía, y Juzgado regresará a toda su gloria bajo mi mano; guía ja jajajá!
La megalómana bajo la lluvia con los relámpagos púrpuras que festejaban su villanía reía, apareciendo sobre ella un signo azul con destino a Paraíso.
Cubriéndola de su resplandor y transportándola para culminar su plan de dominio existencial.
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Fin del Capítulo
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Archivos de Juzgado — Juez Europal San Gabriel De arcángel
El Arcángel de la Dirección, San Gabriel De arcángel. El último de los guerreros Arcángeles y actual Juez Europal de Juzgado, como uno de los siete ángeles más poderosos de Dios, no posee un Nivel Álmico, lo que le permite encarar a cualquier Alma que exista.
No sé sabe por qué no utiliza esta deformación todo el tiempo, algunos dicen que es por estar mucho con Ejecutor y otros para no verse como un jefe estricto. Muchísimas Supervisoras le admiran por su persona, aunque él no suele ser una persona muy libre de tiempo, y no es un "Don Juán" en ese aspecto.
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Pedido de auxilio, De San Gabriel — (Envio impedido):
Mientraz imtemtaba lokalizar ala Traydora de mi ermana... me tope com um
Ánima ke no ezperava bolber a ber...
e kedado mui devilitado, sino zalgo de akí
eztoi bulnerable a zer zeyado por cualquier zer ke enfremte.
zolicito alluda pa... zalir de akí, eztoi em Ynframumdo ha las serkanías de Pante...
(Informe álmico interrumpido)
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