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Capítulo XI (1-2). Reunión familiar.

Archivo de Juzgado - El experimento de Asimilación Almica:

Hace 300 años. El Ejecutor de la Defunción llevaba ejecutando un plan para ascender al nivel máximo de un alma, Nivel 5, Deidad. Logrando crear por primera vez tres almas de
forma sintética, con la ayuda de sus dos científicos mano izquierda y derecha creó tres individuos para experimentar; a partir de unos cadáveres, y la inoculación de una sustancia proveniente de la locura misma.

A pesar que el sujeto Gamma era superior, el sujeto Alfa logró primero la asimilación con la savia, al poco tiempo traicionó a su creador y acabó con su orden, convirtiéndose en el nuevo Ejecutor, por el arrebatamiento del poder.

Ahora los experimentos permanecen separados en sus propios asuntos. No obstante, la enemistad entre el primero y el tercero aún perdura.

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Inframundo, momentos después, afuera del almacén...

Por la entrada del laboratorio fantasmal, el muchachito oscuro (que retomó esa forma durante la pausa en) y la adolescente luminosa a su lado caminaban con las puertas a sus espaldas. Conversando sobre uno de los peores fracasos del jovencito.

—Entonces Lilith... perdón, Liliana. ¿Logró hacer que bajarás la guardia para usurpar el poder de todos y así vengarse de Adán, Eva y de todos los que la subestimaron? Eso sin olvidaros a Oscuria y de ti —resumiendo ella con intriga lo escuchado.

—Fue mi culpa... —Suspirando el pesar y la responsabilidad que cargaba—. Creía tanto en ella, que no escuchaba a todos los que me advertían de la locura que ya poseía. Aquella Recién logró que se auto-extinguieran muchísimas almas, e incluso intentó extinguir a Oscuria con mis propios poderes; por lo que me juré a mí mismo nunca dudar de la determinación maligna de cualquier ente, sin importar si fuera otra Recién fallecida.

La caminata y el discurso de auto motivación era visto por un ser dentro del almacén a sus espaldas, pero ellos no lo sabían. Aguantándose las ansias de combatir aquel fantasma.

—¿Entonces vuestro odio hacia mí ha sido porqué siempre creías que iba a ser como ella? —preguntó con inocencia la "Vero".

—Sí, y lo lamento mucho. —Bajando la mirada al expresar su sentido pésame—. Liliana nunca habría dado la cara por un compañero, como tú lo hiciste por mí en nuestra última pelea de allá dentro; sin importarle si fuese su compañero, amigo o yo mismo.

Observando la sinceridad del serio jovencito la muchacha. Comenzando a sentir la humildad que en él había. Al menos hasta que una inesperada risa le salió, una que ya no pudo aguantar.

—¡Ajajá jajaja! —riendo entre lágrimas del humor que no podía retener.

Por supuesto, el chiquillo mostró su indiferencia al entrecruzar sus brazos, mostrando su amargura por lo que él consideraba una burla o falta de respeto; ya que, aunque no lo pareciese, pedirle perdón sí que le costó.

—Arg... —Gruñendo en su garganta, para luego decir lo molesto que era escucharla—. ¿Y después me dicen que debería ser más amoroso y esas babosadas? Por esa actitud siempre me rijo más por la lógica.

—¡Ajá, perdón, pero...! ¡Pero es que tanto jaleo resultó ser solo eso, jajá! —hablando entre carcajeos y sollozos.

Queriendo explicar, pero la risa no le dejaba. Tragando aire (nada en realidad) para cerrar la boca y comportarse de una vez.

—Mis disculpas chaval, pero es que pensaba que tendríais una excusa por un trauma o algo así, pero todo en verdad era porque creías firmemente que sería como la loca que una vez ayudasteis —explicó clara y sin nada de burlas.

—Y no te molesta eso. ¿Qué te comparará con otra por una simple banalidad y que te traté mal por eso? —preguntó cómo la cosa más normal.

—Qué va... —Moviendo su mano como cepillo, expresando su falta de importancia—. Al principio si pude tener mis dudas, pero mi primera amiga en la Academia me enseñó que a veces debéis dejar vuestras ideas a un lado y ponerte en los zapatos del otro.

Con aquel dicho el chico no pudo evitar pensar que una vez le dijo lo mismo a una Ánima mucho tiempo atrás. Pero como ya ni recordaba cómo se veía, le prestó atención a la angelina de en frente.

—Y con ello comencé a veros como uno de los duques con los que en vida a veces debía lidiar, los cuales debía soportar si quería ser la futura soberana. En pocas palabras, si quería ganarme vuestro respeto debía ganármelo con esfuerzo, y solo llorar por ello haría que me expulsarán; o peor, que mi amiga me diese otra tunda, jeje —explicó sonriente y feliz la peliblanca.

—Je... —Sonriéndole maliciosamente el chico ahora—. No puedo creer que Gabriel tuviera razón todo el tiempo, de ciertas formas tu y yo nos parecemos un poco; debe ser por eso que él te convirtió en más o menos una Supervisora. Claro, quitando los aspectos más superficiales.

Demostración de afecto y verdad que alegró a la joven, pero a la vez la entristeció misteriosamente.

—¿Entonces el señor Gabriel solo me había elegido porque me parezco a usted? —Triste y con la mirada caída mostraba su decepción y su deseo acabado— Nah... Y yo que además de dejar de ser una Recién, esperaba que en un futuro me pudiera ganar su cariño. Pero creo que a él tú le gustas.

Su hablar le hizo entender a un Alfa analítico que ella podía ser una de las fanáticas de su amigo. Y a él realmente le valía poco eso, pero no pudo evitar empatizar con los sentimientos de ella.

—Búarrg... —Expresando su asco de imaginarse a él mismo con su mejor amigo teniendo alguna relación romántica o algo así—. No seas cochina, él es como el verdadero hermano que nunca tuve. Y en lo que se respecta a la atracción sexual él es más frío que yo. Y siendo franco contigo, yo creí que él se había enamorado de ti a primera vista. ¿Sí esa cosa existe, claro?

Palabras que le devolvieron el brillo y esperanza a la adolescente. Llevando su puño al lado izquierdo sobre su escote, donde antes estaba su corazón.

—¿En serio? No juguéis conmigo. —Entusiasmada preguntó y se acercó a él.

—Je... —Sonriendo con una mueca al compartir la misma emoción de la enamorada—. Claro, si yo fuera él no ascendería a cualquier Recién a nivel 3; ya te dije que es como un hermano para mí, mejor que el fiasco que tengo como hermano. Y yo sé cuándo San Gabriel actúa por algo además de trabajo.

Las palabras del ángel de la muerte hicieron que la joven con esperanzas restauradas levantara sus puños a su mentón, y los danzará de su emoción.

Emociones que hicieron que unos corazoncitos blancos álmicos se manifestaran sobre ella, al menos hasta que pensó en una de las menciones de su compañero.

—¡! —Espabilando al mismo tiempo que las invocaciones sobre ella desaparecían—. Entiendo que usted pueda considerar al señor Gabriel como su hermano, pero no deberías hablar mal de su verdadero hermano.

Llamada de atención que confundió al poseedor de más de un hermano.

—Lo que dije era cierto, San Gabriel es el único verdadero hermano que he tenido —refutó firme, pero conservando la extrañez del asunto.

—Pero... ¿Qué hay de su verdadero hermano? —dijo en voz alta, bastante confundida.

—¡¿GAMMA?! —Nombró a todo pulmón por el enojo de pensar en el sujeto que tenía como excusa de pariente.

Escuchando su nombre el personaje con gran sombrero que les espiaba por la ventana del almacén atrás de la pareja que dejaban sus diferencias.

—¿Así se llama? —dijo pensando lo curioso del nombre y que aspecto luciría él—. ¿Tal vez si se lo pide? Él podría ayudar...

—¡¡¡NO PIENSO TRATAR CON ESE PEDAZO DE MENTECATO MAL FALLECIDO!!! —regañó cruelmente al pensar en su pariente de aspecto semi arácnido, furia que provocaba que su savia brotara de su boca, nariz y párpados—. ¡No me gusta gritar; pero no tienes idea de lo que es criarse con alguien así!

La blasfemia sin groserías, pero de alto impacto, golpeó en el fantasma escondido en el edificio de atrás. Observando con ira como su excusa de hermano se burlaba de él, pero debía aguantarse; todo porque decidió obedecer a su padre, por última vez.

—Sé que es difícil tener a un difícil, yo incluso en vida tenía una hermana menor que siempre me guardó celos por ser la futura reina y no ella. —hablaba con calma y con cierto tono de hermana mayor.

Mientras ella hablaba pensaba en la hermana que dejó atrás, y lo poco que se acordaba de cómo lucía; pensando que se debía a un posible efecto de bloqueo mental por cuando era, más o menos, una Savialmada.

—Pero sois hermanos y debéis quererse en las buenas, y en las malas —dijo recitando el dicho que su madre siempre le decía.

Extrañando al chico que sospechaba que ese refrán no era solo para él.

—¿De acuerdo...? —Confundido contestó, evidenciando su confusión—. Pero solo para que sepas, solo lo considero cómo hermano porque nos criamos, o nos desarrollamos juntos, y para recordar que no debo alocarme; pero en realidad no somos...

Cerrando la boca al escuchar el rompimiento de un cristal cerca suyo y detrás, viniendo de lo alto. Dándose la vuelta el chico y la chica mayor, y ver a un ser oscuro de gran sombrero y poncho.

—¡¡¡SOMOS ARCHIENEMIGOS, GUÍA AJAJÁ!!! —gritó por los aires con locura y desdén un nuevo villano dando por fin acto de presencia.

Quedaron atónitos los jóvenes, principalmente el jovencito que no conocía al sujeto, pero al oír la locuaz voz del fantasma y ver su retorcido aspecto, pareciendo salido de una pelea, comprendió perfectamente quien era el espectro.

—¡¿GAMMA?! —Enojado y nervioso por la aparición de su hermano, claramente consciente ante la gran desventaja que cargaba en ese mundo.

—¡¿Ese es vuestro hermano?! —llevando su vista la mayor de pelo blanco al menor de pelo negro.

—¡¿Y qué esperabas, a un mocoso como yo pero de blanco y angelical?!— Con cierto sarcasmo a un cliché cuestionó a la joven a su lado, mientras observaba la descendencia del vuelo de su pariente.

—Aun así... —hablaba mientras miraba al ser de negrocidad fantasmagórica, y que sangraba oscuridad de diversas heridas anteriores.

Inhalando ella para concentrarse en los ideales de su madre.

—¡Aun así es vuestro hermano, debe comportarse como tal! —Encaró con fuerza dispuesta hablarle al pariente de la muerte, llevándo su vista a él—. ¡Hermano de Ejecutor, en Juzgado estamos pasando por tiempos difíciles y vuestro hermano requiere de su ayuda para...!

Cerrando la boca cuando el fantasma abrió su poncho hacía delante para liberar unas grandes zarpas plateadas de metal oscuro en contra de la adolescente. Siendo empujada ella por el pequeño niño, pero recibiendo él el ataque en su lugar.

—¡Verónica... arg! —exclamó fuerte en el suelo, aguantando el ataque—. ¡El signo se formará pronto... largaos antes de que te atrape!

Asintiendo la perpleja, y obedeciendo porque su impertinencia podría ser un estorbo. Largándose al volar con sus alas por el momento, mientras los aguijones de acero salían del muchacho para regresar dentro del poncho del ente que comenzaba a cambiar de color.

—¡Alfil, tal parece, que espante a tu novia, otra vez; guía aja ja ja já! —hablando lento y riendo de las ansias del encuentro, que circulaban al compás de la decoloración de todo su ser.

Mientras que el joven se levantaba con todas sus fuerzas, mostrando los agujeros sangrantes de oscuridad en su pecho.

—¡Y tal parece, que sigues presumiendo, tu capacidad, para evitar la locura de la savia, hermano! —respondió fuerte emulando la lenta forma de hablar de su enemigo.

Entrecruzando miradas los rivales y enemigos jurados, mientras el signo debajo de ellos aparecía lentamente por la tensión; casi como si odio mutuo fuese el activador del signo negro que aparecía abajo de ellos. Pero realmente fue el golpe directo que recibió Alfa de Gamma.

—¡¿Qué pasó hermano?! —preguntó serio con una sonrisa—. ¡¿Desde cuando trabajas para un mentecato jugador de juegos de mesa?!

—¡Ja! —Bufando de la risa—. ¡Ya quisieras! ¡Solo hago esto porque le debo un favor a Papá! Pero para mí esto no es más que un juego de ajedrez.

—¡¿Aguarda...?! —Alertado cuando oyó nombrar a otro personaje en el tablero donde creían que solo restaban tres piezas—. ¿Qué tiene que ver nuestro papá en este todo este "Juego"?

—¡¡¡Nada que te importe!!! —Callándolo con gritos; o más bien, callándose a sí mismo al entender que hablaba de más.

Tras el grito toda la oscuridad del fantasma se blanqueó y savia surgió desde lo más profundo de sus entrañas, convirtiéndose en una gran bola amorfa de la sustancia lechosa. Creciendo de tamaño con dos ojos verticales enojados en su centro, surgiendo dos gigantes brazos de hueso y metal, además de una columna rota del fondo que le hacía como una cola.

—HE SIDO EL SEÑOR G DURANTE MUCHO TIEMPO PARA ADQUIRIR ESTA DEFORMACIÓN —gritando con ira desde lo más profundo de su nueva morfología en progreso—. ¡¡¡PREPARAOS PARA VER AL SACERDOTE G!!!

Enseñando su nueva transformación con un rugido mientras el indicador álmico aparecía en él cielo; una especie de gran bestia y androide demoníaco de huesos metalúrgicos, o un demonio de huesos y metal sin piernas, constituido a base de la Savialma, que derramaba por doquier. Y observándose como ella rellenaba unos tanques en sus gigantes antebrazos.

Continuará...

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