Capítulo X (1-2). Seishin y la marioneta suprema.
Archivos de Juzgado - Sucumbidos de la Savia:
La Técnica de la Savialma, otorga poder a un alma en tres manifestaciones; pero al alcanzar el poder máximo se obtiene el verdadero peligro de utilizarla. El ente pierde todo rastro de mentalidad y se convierte en un cíclope amorfo e incansable con instintos caníbales, y lo dará todo para cumplir sus motivaciones; las mismas que lo convirtieron en ello. Sin importarle si deba arriesgar su existencia, porque ya lo hizo al entrar en esta fase; y no puede pensar ya en nada más.
Estos seres son incontrolables y absolutamente poderosos, y debido a su composición no es posible tratarlos debidamente, ni una Deidad podría. Su mera existencia es un peligro, un agente de gran poder debe enviarlo al Infierno (al 9no sótano) para que sea aislado y que se auto extinga con el tiempo. Triste, pero esa la única opción positiva de ocurrir este evento.
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Inframundo, Selva de Lágrimas. Durante algún momento...
Un cierto tiempo después, luego de la escapada del Sucumbido Seishin y antes de la separación de Oscuria y su padre. Ejecutor junto a la Asistente del Juez Europal, Verónica, interrogaban a la sexta Ánima que traicionó a su único hermano, sostenida por su pequeña hermana (más o menos), debido a su estado físico débil.
—¿Cuál es el objetivo de tu hermano? —Le preguntó el chico a la mujer desertada de la orden con nueva indumentaria—. No creo que solo sucumbiera para correr.
Bajando la vista la arrepentida de vestido gris, sin gusto porque el chico se refirió a su manipulador y abusador como su hermano. Pero si quería dejar de ser su hermana completamente, debía mostrar su nueva dirección mental.
—Cof, cof... —Tosiendo y escupiendo aún por la expulsión de la savia que sufrió no hace mucho—. Lo más seguro es que haya sucumbido para escapar y utilizar el experimento Mega. Ya debe estar listo, solo falta el alma usuaria que le conduzca.
Tras escuchar la palabra "Mega" del experimento mencionado, el experimentado agente de negro sospechó enseguida de lo que eso podría ser, apretando sus puños del enojo.
—No me digas que se atrevieron a producir un Megánimo. —Resentido le dijo sin preguntar, aguantando notoriamente su molestia en el asunto.
Bajando la mirada la ex vileza por no querer responderle, más su silencio fue suficiente para que el crío y su hija adoptada comprendieran que las sospechas eran ciertas.
—¡No sabes lo que me costó deshacerme de ellos! —Exclamando en voz baja decía con los ojos cerrados, y dos dedos diestros entre las cejas que apretaban su fría piel—. En fin... tendré que ocuparme de ellos; de la misma forma como lo hice antes.
—La cuestión es que... Gamma, o como se hace llamar ahora, Señor G, de alguna forma logró sellar la debilidad de los Megánimos originales—. Tímida le informaba cabizbaja—. Me gustaría decirle alguna pista para vencerlo, pero él no me dijo nada sobre la utilización del experimento. Creo que sabía desde antes que traicionaría a Seishin, y se aseguró que yo no le pudiese estorbar.
—No te sientas mal, seguramente ya eras parte del plan de mi hermano —dijo empatizando con su sentimiento de decepción—. La inteligencia de mi hermano es tan grande como su psicopatía.
—¿Hermano? —pensó Verónica al escuchar, pero guardó las apariencias.
—Que estúpida soy, debí ser más inteligente y abandonarle —opinó y se auto criticó, queriendo caminar ahora—. Lo menos que puedo hacer es ayudarles a...
Pero su valentía le fue cobrada con un fuerte dolor en el estómago y un desmayo. Siendo rescatada por la pequeña quinceañera.
—No creo; estás muy agotada para acompañarnos —contradijo serio el joven Vargas de brazos cruzados al ver su estado.
—Pero... Necesitan mi ayuda para hallar el almacén donde se encuentra Seishin —discutió gentilmente con desespero ella, pues sentía que tenía la responsabilidad de combatir a su hermano.
—Podemos seguir los restos de Savia en las pisadas de él Sucumbir. —Señalando con su pulgar izquierdo huesudo el rastro mencionado. —En cambio a ti, necesitas cuidados intensivos para aliviarte.
—Aww, ya sabía yo que no podría zafarme tan fácil de mis pecados... —hablando en voz baja supuso lo peor, mientras levantaba la cabeza para exponer su cuello—. Bueno, a mal paso darle prisa.
No obstante, sus acciones provocaron diversas reacciones en los tres: Ejecutor con ojos abiertos, Oscuria con duda y la boca abierta, pero la última con curiosidad; pues ella ya no veía esa acción tan radical por parte del jovencito y Parca.
—No hagas eso... —Acomodándole su postura negó el verdugo de corta edad; cruzando sus propios brazos, que señalaban su indisposición—. Solo le cortó el cuello a mis enemigos.
Asombrando a la fantasma de gris, y a una de blanco que no se imaginó que el ángel de la muerte pudiera tener esos ideales.
—Pero, aunque sea su aliada ahora, he dejado huellas en mi camino; debo pagar por ellas. —Comprometida en que debía ser castigada opinaba en contra, a pesar de cualquier castigo.
Negando lentamente con la cabeza el menor.
—Cuando dije que no podía hallarles, era en serio, de Seishin algunas que otras veces. Pero de ti nada, y por tu forma de hablar no creo que hayas provocado pesares muy grandes. Lo que quiero decir es que, el Infierno es para Ánimas muy perversas, y como de cierta forma te convertí en lo que eres ahora; me siento muy responsable. Quisiera encontrar una forma de que cumplas una condena sin tanto sufrimiento para ti, pero con las fallas actuales no se me ocurre nada —informó haciéndose el mayor responsable.
Tomando su pose pensativa para analizar su problema, cuando la voz de un misterioso albino con sombrero y capa habló al llegar.
—Creo tener la solución de vuestros pesarijillos, mis hijirijillos, jejeje. —Con los brazos alzados como un santo dijo entre pequeñas risas.
Alertando y poniendo nerviosos a los dos góticos, que ya sabían que hacer tratos con ese personaje era peligroso.
—Ando mucho tiempo buscando a una muchachilla para un trabajillo, y creo que con ella podemos matar varios pájaros de un tiro; sin ofender a los ofensirijillos, jiji. —Con una gran sonrisa y un chascarrillo daba su alabanza el personaje. Bajando su cabeza y quitándose el sombrero, mostrando la calva blanca de su máscara de cuerpo completo.
—Señor, disculpe, pero... —Tímida llamó la atención de todos la chica blanca e inexperta—. Nosotros somos de Juzgado y estamos en un asunto importante, si pudiera dejarnos...
La impertinencia y desconocimiento de la Recién ante ese ser, lograron que los rostros de los otros tres se formará una expresión de temor, sabiendo que nadie le hablaba así al Ángel Caído, cuando él muestra respeto. A toda prisa fue el ejecutor a ella y taparle la boca con la mano derecha, mientras la tenía agachada con su brazo izquierdo.
—¡Jeje...! -Riendo de los nervios el gótico con lo que decía, para luego llevar su mano a la boca de ella—. ¡P-perdón Caído...! ¡Esta es nueva y no tiene ni la más mínima idea de quién eres!
—¡¿Entonces dime...?! —preguntó con esfuerzo la callada, y con ligera molestia.
Rápidamente la soltó para agacharla del cuello y hablarle en la oreja.
—¡Mira tonta! —Regañándola fuerte con voz baja el cara y cuerpo de muchacho—. ¡Él es...!
—¡Alfa se supone que es mi presentación, jeje! —exclamó con locura reprimida y ánimo el personaje solo conocido como Caído, cambiando su tono de hablar en su segundo comentario—. ¡¿No se suponía que le tenías miedo a exponer ante mucha gente?!
Escuchando su regaño siniestro velozmente se recompuso el chiquillo.
—¡En realidad es exponer en espacios abiertos y con gente...! ––Corrigiendo hasta ver los no-ojos blancos sin pupilas ni iris del enmascarado—. ¡Está bien Caído, pero estamos apurados!
Tras la retirada del ángel de la muerte comenzó la presentación del ente
que hasta daba temor a la Muerte misma. Apareciendo de la nada un escenario
con el telón cerrado, luces en movimiento y una voz en eco que le presentaría.
—Durante la tiranía de Defunción yo fui el primer y único Juez de la asociación rebelde Juzgado; pero tras un acontecimiento con la savia, mi antigua identidad cayó. Pero ascendí como un nuevo ser, al que pueden llamar... —Con un redoble de tambor el telón se abrió, trayendo al enmascarado con una pose villanesca—. ¡Ángel Caído!; pero para los panas pueden decirme Caído.
Con un chasquido de Caído toda la escenografía y él fueron absorbidos por un signo blanco que se manifestó en lo alto. Reapareciéndolo él de ese mismo signo, pero cerca de la sexta Ánima y mostrando su mano derecha para cancelar el trato con un apretón del sonriente.
—¿Y dime Yurei Yamirami, aceptas ser la nueva Asistente de mis dominios en este mundo? —Con una gran sonrisa le preguntó—. Y que no se te olvide que cuando digo dominios me refiero al submundillo de aquí, y no al Inframundo en sí.
Poniendo en una posición muy dudosa a la mujer ex miembro del grupo enemigo.
—¡Yurei podemos buscar otras alter...! —intervino Alfa pensando lo peor.
Intervención que fastidió al director de circo albino, repentinamente.
—¡DEJADLA QUE DECIDA POR ELLA MISMA, MISTER PARCA! —gritándole con su voz tétrica y de la nada el caballero que dejó su caballerosidad mientras tenía la mano puesta para el apretón.
Cuando inesperadamente la mujer de cabello cano consolidó el trato luego de armarse de valor, sorprendiendo hasta al enmascarado del apretón; ya que él pensaba que ella iba decir que no.
—¡Seré tu Asistente! He cometido errores, pero nunca los enmendaré si solo me pongo a llorar. —Determinada comentó su nueva dirección a seguir y su confirmación Yurei.
—¡Perfectirijillo Yurei, no os arrepentirás! —Moviendo su apretón de arriba abajo hablaba con mucha felicidad—. ¡Nos iremos enseguida!
Chasqueando el "Señorijillo" para hacer aparecer un signo blanco, pero con la diferencia de que a este le emergían unos arpones con intención de enterrarse en los dos. Hasta otra sorpresa que entró en esa conversación.
—¡Un segundo...! —Volando dijo la jovencita para llegar hasta ellos justo a tiempo—. Puedo ir con ustedes, tengo algo que hablar con Yu... Mi her-hermana.
—¡¿Qué...?! —Sorprendidos dijeron al simultáneo Caído, Ejecutor y Yurei, expresando diversas emociones: Duda, Miedo de que se fuera con ella y Felicidad de que se fuera con ella; respectivamente con cada curioso.
—Debo ir para decirle una cosa a mi... hermana —explicó con dificultad para decir el sustantivo, que ni ella aceptaba usar en secreto.
—¡Un momento...! —avisó su padre, que la detuvo corriendo.
—Tienen 10 segundos, ni más ni menos —declarando el tiempo de despedida se fue caminando con un bastón que sacó de la nada el hombre en su esplendor mental propio.
—Este... Oscuria, digo Yiko... —Nervioso como nunca, el Ejecutor de sentimientos muy bajos intentaba expresar su tristeza, pero el peligro de controlar su savia negra no se lo sacaba de su mente, cerrando los ojos para aguantar la tristeza—. ...So-solo, quieroquesepás... que, ereslapersonamásimportanteparamí... porfavornoquise... e-esqueyo...
Pero la palabrería ultra rápida de Sucumbido del chiquillo, no la entendía ni su propia hija. Pero no sabía que eso se debía por su nerviosismo de perderla.
—A ver, puedes hablar más lento, jiji —pidió con humor y pena su hija.
—Awww... —Respirando profundo antes de hablar y conseguir las fuerzas—. Bu-eno, es que yo... qui-ero que sepas qué...
—SE HA, AGOTADO, EL TIEMPO. —Con cierto sintonizo gritó Caído al salir de la nada. En seguida un arpón se enterró entre los senos de la señorita, llevándosela por los aires directo al portal.
—¡HABLAMOS EN OTRO MOMENTO, QUE ME VOY! —gritó en despedida y risas por la salida, sin saber lo que en realidad pasaba en la mente de su padre.
Quedando solo el chico con una mirada neutral, que retenía su tristeza fuertemente. Pero percatándose de ello la ex viva con conocimientos acerca de los sentimientos, llegando a él lentamente caminando.
—Ahh... —No sabiendo como hablarle una apellidada Valencia que quería simpatizar con él, pero no podía dejar de pensar en él como un crío aguantándose sus ganas de llorar—. Al...digo Ejecutor... ¿Os encontráis bien?
—Snif... —Oyéndose su moqueros y lágrimas, pero él ni se volteaba a verla.
—Está bien sentirse triste a veces; después de todo, solo somos... —Pero no pudo terminar su dicho por una misteriosa sustancia negra que le cubrió la boca.
—¡No lo digas!, odio ese dicho. Además, ya no somos ellos —dijo de malas ganas, enojado y sin voltearse a verle la cara.
Cubriéndose con la capucha se volteó, caminando para irse en dirección al rastro de savia blanca en el césped grisáceo, pero no sin antes arrancarle de raíz la sustancia negra de la boca a la adolescente más alta que él.
—¡Vámonos, que hay un bruto a que juzgar! —ordenó enojado.
Con una chica sobándose los labios del ardor, pensando en lo mucho que le costará agradarle a él. Pero una observación rápida a la sustancia arrancada de su cara en la grama gris le distrajo.
—¿Esa sustancia es igual a sus lágrimas y moqueros? —Mirando los charcos se preguntaba, sintiendo ella el poder de la savia y suponiendo en seguida, y en voz baja, lo que el líquido era—. ¡¿Es cierto!? ¡Él de verdad está hecho de Savia ne...!
Pero su epifanía en voz baja fue interrumpida por una llamada de atención.
—¡¡Valencia!! —Le llamó a todo pulmón desde lejos.
Espabilando a la peliblanca que sosteniendo su aureola se fue volando con el joven ejecutor, gritando un "¡HAY VOY!".
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Inframundo, 10 minutos después...
Ya habían pasado diez minutos y la pareja dispareja seguía los rastros de
savia en una zona diferente de la selva, de un pantano de penurias a una verdadera selva frondosa. Al menos por la cantidad de raíces y matorrales, pero todo seguía siendo de color gris, el cielo tormentoso morado y sin nada de vida animal salvaje.
—¡Ay...! —Intentando atravesar las enredares del bosque la muchacha, suspirando por no estar acostumbrada al bioma—. ¿Por qué no vamos volando?
Escuchándola el crío delante suyo, aunque ni se volteó a verla.
—Yo no vuelo, levito. Y no podría porque en este mundo mis poderes no funcionan bien, o salen mal —dijo el muchacho sin verle a sus ojos, alejando las ramas grises—. Y tú dijiste que sentías un ardor cuando intentaste volar hace rato.
Concentrando en avanzar y alejar los matorrales, moviendo la rama de un árbol pequeño. Siguiéndole los talones la princesita de atrás.
—Vale, pero ya se me debió haber pasado... —opinó mientras le seguía.
Recibiendo ella el golpazo de la rama recargada que sostenía antes él delante suyo, sufriendo de un fuerte ardor en su cara la princesita quemada.
—No, no podrías. Porque si sentiste ardor por tan solo volar, debe haber una cantidad abismal de Verosen cerca de nosotros, y no quisiera cargar con una compañera agotada —contestó con frialdad.
Dándose la vuelta y percatándose de que la muchacha de cara quemada cerraba los ojos y presionaba su nariz.
—Sí que eres lenta; una Supervisora de verdad habría bloqueado el golpe, o al menos esquivado. —Le criticó fríamente el pelinegro a peliblanca de decepción, y sin nada de culpa.
—Fiii... —Sonido que hacía al resoplar ella de sus dientes, pues expresaba que él le fastidiaba a veces; pero no decía nada para no ser descortés.
Presionando con fuerza sus molares aguantaba el dolor con los ojos cerrados, pero reabriéndolos frustrada por la negatividad de su compinche, siendo grosero sin utilizar palabrotas.
—¡Al menos pudisteis avisarme...! —Quejándose en voz baja, hasta que pensó en algo que el chico había dicho—. Esperad, ¿Qué es Verosen?
Deteniendo su andar el chico por un segundo, pero no para responder.
Suspirando por la apatía, mostraba su desagrado por estar con la Recién
Fallecida, mirándola con un reojo amargado.
—Típico de Recién Fallecidas. —Palabras simples que demostraban su decepción ante ella.
Prosiguiendo entonces un amargado a continuar con su camino, moviendo más matorrales para seguir adelante, ignorando a la Recién. Pero esa actitud no le cayó bien a la tranquila y hartada.
—¡Esperad...! —Siguiéndole aquella un poco enfurruñada con él, y empujando la vegetación, que volvió a ser pálida—. ¡Entiendo lo que soy y de seguro me tomará bastante tiempo para dejar de ser una "Recién"! ¡Pero al menos dime que es Verosen...!
En sus quejidos no se dio cuenta de a dónde iba en su caminar, solo quería desahogarse. Pero dejó de hablar cuando estuvo a punto de caer de un precipicio a un lago de la sustancia tóxica verdosa paranormal; pero siendo rescatada por el chamaco de oscuro que le agarró de una de sus blancas alas.
—Esto es Verosen —contestándole por fin, aunque con una actitud desinteresada.
Y con una jalada de su mano izquierda que la agarraba, la devolvió al risco donde se encontraban.
—Si entras en contacto con ella sufrirás de un ardor intenso, y ni lo mires mucho porque hasta eso quema —explicaba y añadía como si a una niñita le hablará, y aún sin verle a la cara—. Y antes que lo digas, no puedes volar sobre él para cruzarlo.
Sentada en el suelo lo veía perpleja, pero sacudiendo la cabeza se levantó.
—No os iba a decir eso... —Rascando su nuca por la timidez—. Pero os agradezco por haberme salvado, y os pido perdón por haber sido grosera con...
Su disculpa, aunque sincera y venida de su buena educación, no fue bien recibida por el ejecutor, soplando él en decepción hasta que ya no pudo más.
Volteándose hacia ella para hablarle de frente, a pesar de que esa conversación parecería un chiquillo hablándole a una señorita más madura.
—Yo sabía que esto iba pasar... —Rezagado y fastidiado se desahogaba con ella.
Confundiéndola enormemente, incluso ella iba a preguntar el por qué. Pero él ni la dejó suponer.
—No me vengas con eso... —Levantando su índice izquierdo hacía arriba le calló—. Ahora como cualquier Vivo me dirás, "que te enamoraste de mí, porque nunca conociste a alguien como yo; y porque yo no te trato como princesita consentida y eso". ¡Pero debes saber niña, que a las Almas de Nivel 4 y 5 no debemos tener enamoramientos con seres inferiores! Además, ni eres mi tipo.
—No lo sabía, pero. No sé de dónde sacáis eso, yo no estoy enamorada de ti. —Confusa dijo con calma, a pesar que su enojo con él lo intentaba guardar en su mente.
Su pregunta causó sorpresas en el joven, que sabía que ella decía totalmente la verdad. Perdiendo su enojo.
—¿En serio...? —Intrigado demostraba su sorpresa.
—Por supuesto, sois un tipo muy negro para mí; pero en sentido metafórico me refiero. Y además yo ya estoy enamorada de... —Con una sonrisa relajada dialogaba, dándose cuenta justo a tiempo de que hablaba más—. ...De alguien más.
Verdad expuesta que dejó en ridículo y en vergüenza al equivocado, metiendo sus manos en unos bolsillos en su capa. Y dando un tambaleo en vergüenza.
—Vaya... —Mirando el suelo en vergüenza—. ...Pero si no te gusto, porque eres tan amable conmigo siempre; a pesar de cómo te trato.
—Bueno, jiji —riendo por la apariencia infantil del no niño—. Es que simplemente, así soy yo.
Pateando el suelo por la pena el joven que creía ya sabérselas todas; al menos en lo que respetaba en actitud de los Vivos y Recién.
—No es fácil para mí decírtelo, Verónica, pero —hablando con una repentina sinceridad—. Lamento haber creído mal de ti.
Efectivamente la disculpa fue inesperada para la canosa, pero no por lo que uno esperaría.
—Vale, de todos modos, es normal, ya que soy una Reci... —Dejando de hablar tras captar como él le había dicho—. ¡¿Me has dicho por mi nombre como una persona normal?!
Observando ella entonces al cabizbajo apenado, y apenándose ella como resultado; ya que estaba claro que él no era un niño, pero a veces lo parecía.
—¡O-oye, no tenéis porque actuar conmigo así! —Apenada y sonrojada—. ¿Cómo no estaríais dudando de mí...? Jeje, Soy nueva y eso, y podría intentar chuparte el alma o...
Su actitud creaba risas en el muchacho, que finalmente dejaba de verla mal, o por lo menos, no tanto como antes.
—Jeje, no intentes hacerte la responsable —riendo, pero cambiando de tono después—. Tal vez parezca forzado, pero... Gabriel me dijo mi mayor error y le prometí que no lo volvería a cometerla, pero metí la pata contigo, al compararte con mi última Aprendiza; una Recién, o más o menos.
—No sabía que tuvisteis una Aprendiza como yo; al menos que también fuese una Recién —dijo en voz baja, viéndole más detenidamente ahora.
—Fue hace mucho, como 150 años antes. En tiempo de vivo, claro. —Con resentimiento contaba, y con la mirada a la nada púrpura del mundo—. Ella siempre huía y se metía en problemas, intenté darle una oportunidad; pero lo único que hice fue darle la oportunidad de llenar una venganza infinita.
Aquellas palabras él las decía con odio ante esa Recién, pero más para sí mismo por nunca haberles hecho caso a quienes les advertían. Escuchándolo la joven mayor, pero concentrándose en otra cosa.
—¡¿Tienes 150 años?! Vaya. Entonces es cierto que el tiempo dura de otra forma para los muertos, porque no parecéis más treinta por vuestra actitud —dijo la chica inocentemente, que le costaba imaginar al niño como un anciano.
—En realidad tengo más que eso, pero. Lo quiero decirte es que, fue mi error compárate con mi fracaso más grande, estaba seguro que serías igual a ella, pero cuando me dijiste que no estabas enamorada de mí; entendí que en realidad era yo quien quería tener la razón —dialogaba, enojado consigo mismo—. Pero bueno, esa es la maldición de ser un Savialmado, siempre creerte mejor que todo el mundo; no importa si eres uno blanco o negro.
Bajando la vista la que ya comenzaba a entenderle mejor.
—Al menos no os volvéis un loco como ellos —dijo en un intento de aliviarle, y viéndole con ojos verdaderos de compañera cuando le asintió firme—. Podéis mejorar si os lo proponéis.
Hasta que él levantó la mirada y levantó su puño al aire. Forzándose a llorar negrura inesperadamente, y diciéndole algunas cosas a ella.
—Tienes toda la razón —dijo él sospechosamente comprometido.
En seguida comenzó a darse golpizas así mismo con el poder de su puño bañado en su savia oscura, riendo y llorando extrañamente del dolor. Asustándola obviamente y frenándole al sujetar su puño antes de otra golpiza.
—¡¿Qué estáis haciendo?! —preguntó molesta y confundida.
—Jeje, auch... —Carcajeando de su propio su sufrimiento—. Que crees que hago, jeje. Me doy una lección.
—... —Muda ante el propósito de sus acciones, pues a pesar de que él ya estaba muerto le veía que podía tener problemas mentales—. Vale, puedo entender que no os gusta repetir los mismos errores, pero, ¡¿Quién os ha dicho que daros mamporros es la solución?! ¡¿Acaso estáis loco?!
—¿De verdad le preguntas a un Savialmado si está loco? —preguntándole con cierta presunción—. Todos nos expresamos de manera distinta, a veces cuando sufro daño me río. Y yo no me estoy me pegando con mucha fuerza, no estoy tan loco.
—Uff, ¡Pero deberíamos concentrarnos mejor en la búsqueda del sucumbido! —dijo mientras aún le sostenía el brazo derecho, costándole mucho el retraerlo—. ¡Jolines, sí que sois fuerte!
—¡Tienes razón, Recién! —dijo firme, golpeando su palma derecha con la mano izquierda.
Mirando ahora ese "chico" el rastro de la savia que cruzaba la superficie del lago lima hasta un misterioso almacén al otro lado.
—Parece que corrió por el lago y entró allí. —Señalando con su índice derecho la instalación.
—¿No habías dicho que ningún Alma debe tocar el Verosen? ¿Cómo ha podido tocarlo y zafarse? Ya que es obvio que pasó por esa cosa. —Con curiosidad en los ojos le preguntó mientras miraba las pisadas sobre la laguna toxica.
—Sí, pero las Almas inoculadas a la Savialma y que sucumben obtienen cierta inmunidad contra el Verosen —contó tomando su postura pensativa—. Veamos, ¿qué podemos hacer? No puedo cruzar el lago porque solo soy un Savialmado, y no un Sucumbido; por lo que solo nos queda salir disparado. Podríamos armar una catapulta con nuestros poderes...
—¿Por qué no usamos esas rocas en el río como puente? —Señalando unas rocas posicionadas en la parte donde comenzaba el río.
La idea detuvo al muchachito espabilado.
—Es decir, solo debemos saltar; si no os molesta —discutió amablemente ella, mostrando su inocencia en sus expresiones.
Quedando más humillado un Ejecutor que se creía el más listo de la pareja, dejando caer sus brazos y suspirando avergonzado.
—Bieenn... —respondió apático sin verle, pensando unas cosas luego para sí mismo por la apatía—. ¿Cómo es que no vi eso?
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Continuará...
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