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Prólogo. El Ejecutor de la Muerte

Nota: Este prólogo posee una atmósfera que puede orientar a ser para mayores, pero la obra en general en simple y de profundidad moderada. Este capítulo puede ser tomado como fuerte por incluir violencia real. El resto solo contiene violencia caricaturesca.

Y es más largo de lo usúal, me disculpo por ello; pero me fue difícil descartar lo importante. Pero vale la pena.

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Consejos para una mejor redacción del contenido: 

* La Narración es en tercera persona, a veces se conteniendo chascarrillos para el lector.

* En el caso de que durante un diálogo desconoscas quien está hablando, lo suele indicar el texto anterior o la connotación; se recomienda prestar atención a eso si le surge la confusión.

* Muchos personajes poseen sus propias formas de hablar el idioma Español, para que no pienses que está mal escrito. Y eso puede serte útil para saber quienestá hablando también.

* El diálogo de un personaje puede continuar luego de la connotación, y termina en el punto final. El siguiente parrafo puede cambiar al hablante o seguir con el mismo, dependiendo de lo que diga

* Los puntos (...) tienen dos funciones según su tipo; sí están en negritas significa que en ese momento se está saliendo de la historia. Y sí no lo están significa que solo es un salto de escena y/o tiempo; a veces de perspectiva.

* Hay una ilustración por cada acto, a veces dos, que muestra a un personaje y su perfil; otras veces solo una información secreta de un personaje o una información de la entidad de Juzgado o Nueva Orden.

* Por último, las Almas/Fantasmas son 99% invencibles e inmortales y cualquier daño que sufran es temporal; y esta historia es ficticia. Lo digo porque he notado que algunos no lo entienden.

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Siglo V, según el tiempo de los vivos...

En lo profundo de un tenebroso y frío bosque, en algún lugar del reino de España.

Escondidos en la noche, un grupo de encapuchados, todos con túnica color gris, hacían reverencia a otro encapuchado que poseía una máscara de cabra esquelética, que a diferencia del resto estaba de pie. Con el semblante en alto observando a sus camaradas, elevando las palmas a la altura de los hombros; vistiendo una túnica o toga púrpura en vez de gris.

—Enhorabuena compañeros, nuestro sello ha sido escuchado desde el mismísimo infierno. Y pronto nuestro líder y fundador regresará de las llamas del Infierno; y con ello la técnica prohibida estará en nuestro poder —dijo con una grave y profunda voz el aparentaba ser el líder.

Todos los encapuchados terminaron sus reverencias, poniéndose de pie y haciendo dos filas, fijaron su vista a dos encapuchados llevando a una chica pálida de manos atadas, la cual tenía una mirada de tristeza con los ojos hinchados de haber llorado bastante hace mucho. El máscara de cabra, viendo a la chica castaña sin esperanza esbozo una malévola sonrisa antes de hablar. Manteniendo en su mente el disfrute de ver específicamente a esa adolescente de alta alcurnia en esa posición de debilidad, pero eso no importaba ahora. Solo ella era válida para lo que venía. Alzando la palma izquierda a sus compañeros de misma creencia, llamó la atención

—Ahora el sacrificio de esta virgen, y princesa mayor de este Reino. Dará inicio al signo de invocación de almas —decretó con seguridad.

Todo el grupo cantó un coro macabro de juramento al unísono, esto hizo que los dos encapuchados que llevaban a la chica la tumbarán con fuerza de cara contra la grama

La chica por su parte, quien solo cargaba puesta una camisa blanca rota y manchada con su propia sangre, ignorante de las piedras en su cara solo podía llorar por su mala decisión de haber seguido esa religión. Sabiendo que su final estaba cerca, observaba de lado a un ejecutor sobre ella levantar una guadaña que marcaría su final.

El líder de la secta levantó su mano, cerrándola con fuerza. Con aquella indicación el verdugo levantó su cuchilla con fuerza sobre su espalda. Y sin dificultad ni empatía, ejecutó a la virgencita; cortándola como si un trozo de mantequilla fuera.

Cayendo la cabeza de ella al suelo, saliendo la sangre de su cuello; pintando el verde del pasto en rojo.

En ese entonces, un viento espectral pasó por la zona, apagando la llama de la fogata, entre los adeptos y el supuesto líder actual de la secta. Dejándola solo con una brizna de carbón ardiente de su fuego.

Parte del grupo veía la oscuridad, comenzando la intriga y preocupación de lo que pasaría ahora.

—No temáis mis hermanos, esto es solo la presentación de nuestro líder. Él regresará no como un ser vivo, sino como un alma; aparecerá y junto a nosotros mostraremos el camino que dará la revelación de la existencia. —Envuelto en la oscuridad habló despreocupado ante sus adeptos preocupados.

De repente, un gran círculo de símbolos incorpóreos se manifestó en el suelo, de un color rojo con pequeñas V como símbolo, rodeando al grupo.

—Sin embargo, me temo que esta virgen no basta para este hechizo. —Realizando un suspiro con los ojos cerrados, habló ahora con voz baja—. Les prometo traerles de vuelta con nuestro señor ya aquí, pero primero jurad vuestras almas a un demonio; leed el juramento sobre vuestras cabezas.

Sin discutir todos los integrantes levantaron la mirada. Y efectivamente un credo blanco se formaba sobre ellos. Confiando ciegamente en las palabras de su guía, dictaron en voz baja las fantasmales palabras que salieron escritas en español, y no un idioma ajeno como normalmente se creería. Ellas parecían estar compuestas de una sustancia lechosa, como savia.

Mientras hablaban, los símbolos del signo a sus pies comenzaron a rotarles a gran velocidad.

—Caballero Blanco, os juramos nuestra alma y lealtad en nuestra totalidad. A cambio dadnos la fuerza prohibida del más allá —dijeron todos los adeptos al compás.

Levantando y abriendo sus ojos, el líder inspirado prosiguió a continuar el verso blanco en lo alto. Pero continuando con un artículo distinto al resto, que igual derramaba gotas de savia.

—"Somos simples vivos, pero os damos todo nuestro ser, para vuestro propio existir. Ya no hay Deidades solo vuestra voluntad; y sois el último de todos ellos". —Confiado de sus palabras pensaba en la aparición que le indicó ese pastor cruel, en una aparición que tuvo tiempo atrás.

Los encapuchados perdidos en trance ya no podían dejar de hablar, cubiertos por la capucha desde la oscuridad una luz blanca se creó en sus ojos, brillando con intensidad. Mientras que los símbolos del signo a sus pies giraban a gran velocidad y acelerando.

Cuando sus irises blancas comenzaban a cambiar su forma redonda a una recta vertical. inesperadamente los ojos de todos individuos explotaron de una forma incorpórea, comenzando todos ellos, mostrando ya en el suelo los ojos que aún tenían; ojos vacíos de cualquier muerto.

—Ahora mi señor. ¡Regresad a este mundo! —exclamó con fuerza levantando el puño a lo alto.

Quedando el encapuchado morado como el único ser vivo en pie. El círculo de invocación amplió su tamaño, adquiriendo un extraño símbolo romboide en el centro.

El hombre estaba sorprendido, en su interior creía que al morir no había forma de volver. Pero todo lo que le dijo ese espanto estaba ocurriendo; ahora solo faltaba que su señor regresará. Aunque tal vez debería seguir a ese fantasma que mencionó como señor, pensó de casualidad.

No obstante, algo pasó.

Un sonido digital de error en el proceso se oyó en el ambiente. Inmediatamente el circulo frenó su andar, apagando su luz y cambiando su color de rojo a negro total.

Empezando a sentir el miedo venir, movía la vista de izquierda a derecha en forma continua el antes inspirado; intentando ver a su líder.

Divisando en uno de los giros a un niño encapuchado sentado en una roca cercana dentro del perímetro del círculo. Cubierto por una capucha tan negra que ocultaba su cara en sombras, siendo visibles únicamente sus ojos rojos sin pupilas, alumbrados por una extraña energía del mismo color.

—¿Qui...? ¿Quién sois chaval?; digo... este no es sitio para críos, largaos de aquí —regañó autoritario y algo preocupado el último adulto que quedaba en la zona.

Aquel niñato solamente examinó su mano izquierda cubierta por una larguísima manga gris.

—Pregunto. ¿Cómo supiste invocar un Signo existencial?; ningún vivo sabría cómo hacerlo así de la nada —preguntó en voz alta sin siquiera mirar al adulto el supuesto chaval, hablando con un acento fuera de lo normal en España—. ¿No vas a decir nada?

Por fin dándole la cara, más o menos, de un pequeño salto el chico bajó de la roca. Y con un chasquido de la mano derecha una guadaña negra, casi en su totalidad, apareció de la nada. Atajándola y dando tajos lentos a diestra y siniestra en el aire, de forma relajada. Tomando rumbo al enmascarado mayor de edad, pero no caminando, sino levitando en el aire pasivamente.

—Escucha, estoy cansado; así que seamos breves y no te mataré de un chasquido. ¿Quién condenados te enseñó a invocar un signo? —Comenzando a fastidiarse ese joven volvió a preguntar.

Comprendiendo la amenaza y sin pensarlo, el sujeto de mangas largas arrojó unas dagas hacia el jovenzuelo, salidas de la vestidura que portaba. Pero estas solo atravesaron al joven de la guadaña.

Por supuesto, aquel chiquillo patidifuso sintió indignación ante el miserable acto.

—¡Te acabo de decir que solo debías responderme y te dejaría vivir! —Ofendido intentaba guardar la calma, hablándose a sí mismo—. ¿Por qué todos los vivos actúan sin pensar?

Viendo que su ataque había fallado y demás. El líder entendió que ese niño era otra cosa, dando un medio giro enseguida para escapar.

—Aww... ¿Eso es lo único que se te ocurre? —suspiró ante la estupidez del cobardica.

De la mano derecha del muchachito sombrío, fluidos como brea comenzaron a brotar cayendo al césped. Que al tener contacto con la tierra fluyeron rápidamente a donde corría el escapista. Y de los diminutos ríos de petróleo se ubicaron a un paso delante del tipo morado, formando charcos; emergiendo de ellos altas, gruesas y afiladas estalagmitas negras. Impidiéndole escapar.

—¡¿Qué diablos?! —Espantado miraba los picos que le bloqueaba el paso.

Con pavor intentaba escapar por otra ruta y huir. Pero por cada camino más y más estalagmitas aparecían.

—Muy bien, Hasta un hombre cabra como tú debe saber que no hay escape; así que más te vale responder —refutó con cara de pocos amigos aquel chico de extraños poderes.

Finalmente, ese "Hombre cabra" comprendió la cosa que ese "Chaval" podía ser; "¡¿Un demonio que se coló en la invocación quizás?!", teorizó. Por lo tanto, no había posibilidad que un vivo le venciera.

—El fantasma había dicho que hasta las almas de los vivos pueden traspasar la barrera entre la vida y la muerte, sí ella posee una dirección y valor. —Recordaba en su mente con prisa—. Pero requiero de una herramienta para sentir el valor en mi alma.

Divisando rápidamente no muy lejos la herramienta del verdugo caído, cerca del cadáver de su dueño. Realizando una acrobacia para alcanzar de un salto el arma del asesino del culto. La maroma ejecutada fue tan impresionante que logró hacer que el mocoso niño diera una impresión por tal acto, aunque acompañada de una ligera carcajada, por motivos desconocidos.

El mandamás de la antigua secta portando ahora una guadaña, amenazaba con usarla contra el niño con guadaña también.

Sin embargo, en vez de molestarse el chico demoníaco, estaba que no aguantaba las risas.

—Jeje, ¡jajaja! Lo siento, pero es que no suelo ver cosas así a menudo. —Con los pies de un solo hueso y sin dedos en el suelo, estaba que caía de la risa ese encapuchado.

El enmascarado sostenía la guadaña firmemente, mientras observaba al niño. Asustado pero determinado no se iba a rendir sin dar pelea.

—D-dejaos de reír o... Os partiré toda la Jeta. —Nervioso discutió torpemente al sentirse burlado.

—¡Cabrón! ¿En serio matarías a un aparente niño a lo desquiciado, solo por reír? —interrogó dejando su burla.

—¡Suficiente, no sois un crío! ¡Decidme lo que si sois! —Rabioso exigió.

—Vale, vale. Como ya eres como yo, seré más condescendiente; puedes decirme "Ejecutor" —comentó con curiosa empatía.

Al decir su nombre se despojó de su capucha, revelando sus ojos rojos carentes de pupilas, su cabello negro de un largo salvaje sin peinar, la piel fría de un auténtico cadáver; y por supuesto confirmando plenamente que se trataba de un niño, al menos en el aspecto.

No entendía por qué, pero cuando el hombre supo el nombre del chaval una brisa de muertos pasó por su nuca. El fantasma que conoció hace mucho le había dicho "Cuidado con El Ejecutor".

—Mira, he tenido un día bastante ajetreado. Ven conmigo y te explicaremos cómo funcionará la cosa para ti en adelante. —Empatizando con él enmascarado, acercaba su mano zurda, cubierta bajo la larga manga.

Justo cuando después una brisa fría reveló la mano siniestra de puro hueso del chaval.

Al ver la mano esquelética de ese pequeño ser, un escalofrió corrió por la espalda del adulto. Y volviendo a fijarse en los ojos rojos tranquilos del pequeño, una gran furia emergió de lo más profundo de su alma; una furia que le decía; "¿Dejarás que este Alfil te gane? ¡Tú eres el hombre aquí, dale su merecido!". Y en un arrebato de odio involuntario, el personaje con cara de cabra preparó la guadaña al sujetarla con las dos manos, y con una fuerza fenomenal rebanó el brazo izquierdo del pequeñajo por la mitad.

Pero, el auto nombrado Ejecutor ni se inmutó por el ataque de la persona de mayor edad, ni siquiera mostró una reacción de dolor o expectación, únicamente observó su extremidad de hueso en el suelo arropada con tela gris.

Para después desintegrarse en oscuridad esa extremidad tras medio segundo.

Por ese acto desmesurado, el chico con mirada funesta miró directamente al hombre alto, con ojos serios llenos de frialdad.

—¡¿Con que esas vamos a tener?! —exclamó con voz baja y rabia reprimida el jovencito—. ¡Creí que al ser ahora un Recién fallecido podrías ser mejor, pero ya veo que no!

El inamovible Ejecutor movió su codo manqueado ¿O cortado? Generando en ella sombras de negrura, las que crecieron en cantidad deformando su composición. Restaurando su esquelético brazo zurdo, pero esta vez con una manga corta.

Los fúricos ojos del muchacho eliminaron la poca determinación del hombre, que corrió despavorido para salvarse del niño con tez azulada. Lanzando la guadaña hacia atrás, que con suerte caería sobre el muchacho. Pero el miedo era tan grande que solo pudo mantener los ojos cerrados y esperar que ese enano muriera.

Escuchando como la cuchilla había caído sobre algo, y que había logrado partir por la mitad ese algo. Sonriendo de alegría.

—Sí, lo he logrado —cantando la victoria abrió los ojos el que creía que moriría, y que se volteó para ver el logro—. ¡He conseguido matar a un Demonio!

Pero su miedo creció súbitamente cuando ni manchas de sangre había del muchacho, mirando a todos lados en su búsqueda. No más veía el arma tirada en el suelo.

Cuando de repente una mano de huesos le cogió de la cara enterando sus afilados dedos en la máscara de cabra que portaba, volteándole en 180. Viendo de frente nuevamente al chico, con la capucha puesta que cubría su rostro.

—¡Serás mentecato! —enfurecido le habló directamente ese retornado—. ¡Una cosa es que no sepas que estás muerto!; ¡PERO OTRA ES QUE PIENSES QUE UN DEMONIO ESTÁ VIVO, Y PUEDA MORIR!

Levitando en el aire, levantó con fuerza paranormal al desgraciado que sostenía con una mano, exponiendo el cuello de la víctima. Y sin esperar, el niño realizó una mueca de odio enseñando todos sus afilados dientes blancos rompiendo su mejilla derecha.

—¡TE IBA A MATAR ANTES CON UN CHASQUIDO!; ¡PERO COMO TE GUSTA VER CABEZAS CORTADAS ENVIARÉ TU CABEZA AL INFIERNO DE UN CORTE! —gritó decidido en acabar con él.

Alzando su mano derecha libre, que no era de esqueleto, con una segunda manga larga en el antebrazo, emergieron sombras de ella. Y con un chasquido de esa misma mano, la oscuridad se deformó manifestando y creando otra guadaña idéntica a la anterior que cargaba.

—¡POR FAVOR, DEJADME VIRVIR... NO VOLVERÉ A INTENTAR ATACAROS A TI!, ¡NI A NADIE COMO TÚ! —suplicaba llorando gotas marrones como el color de sus ojos.

Tocando la frente del enmascarado con la punta de la guadaña, destruyó el antifaz de ese hombre. Revelando sus ojos llorosos café, y que carecían de pupilas.

—¿De verdad?, ¿Tampoco volverás a someter de dolor a un inocente como la muchachita de antes? —interrogó sínicamente, mencionando la ejecución de una "supuesta" virgen en ese lugar.

—Pero... ellas si han de merecerlas... todas las vírgenes son mis perras esclavas y yo... —deteniéndose al darse que confesaba sus fetiches y futuros actos—. ¡¿Q-QUÉ ME HICISTEIS…?!

—Ja, las Almas somos incapaces de mentir. ¡Y TÚ SERÁS INCAPAZ DE VOLVER A GOZAR DE ELLAS, GUA JAJAJÁ —Alzando la hoja preparaba su corte capital.

Pero de pronto...

El circulo de invocación o signo existencial negro en el suelo volvió a encenderse en luz roja, para después decrecer en tamaño; reduciéndose hasta alcanzar un tamaño exacto para un individuo.

—¿El signo existencial cambió de color y se reactivó?; debí terminar el combate antes. —Mirando con intriga y desinterés el círculo reactivado, olvidando al hombre que iba a ejecutar.

Mientras que el antes perdido ojimarrón observaba aquella aparición, lágrimas de victoria brotaban de sus ojos, por una silueta manifestándose sobre el círculo ese.

La figura comenzaba a tomar una forma humana-demoniaca, mientras que la de su opacidad y tangibilidad se incrementó.

—Sabía que ese signo se desactivaría solo por ser invocado por vivos, pero no pensé que se mantendría en espera hasta que ya no hubieran. —Con sus ojos rojos puestos en el ser invocado analizaba la situación.

Por su parte el hombre sin máscara y sin capucha, estaba seguro quien venía del infierno; su líder. Y aunque no comprendía las palabras del chavo con actitud adulta, él no iba a poder contra un ser salido del mismo infierno.

—¡Sí, mi señor Kasda ha regresado, preparaos para vuestro fin crío de Mierda...! —arrogante presumía ante el chico despistado.

Y en su grosería dicha, el joven encapuchado que las odiaba simplemente enterró sus dedos en la cara del blasfemo. Y rápidamente con la punta de su guadaña realizó una pequeña incisión en el cuello.

Dejándole tieso y tirándolo al suelo como un cadáver, aunque no lo fuese realmente.

Aminorando su brilló rojizo, la invocación del primer líder de esa religión fue completada. Y cerrándose en sí mismo desapareció el círculo, dejando al demonio humanoide musculoso de pie respirando con calma y ojos cerrados.

—ENTONCES, ¿TÚ ERES EL QUIEN LE DIJO A ESTOS VIVOS DE PACOTILLA COMO ESCAPAR DE SU CONDENA? —gritó preguntando a un fugitivo de tez toda roja.

El demonio era alto, musculoso, piel rojiza, patas de cabra, melena oscura, tres cuernos y con una expresión seria.

—¡OYE, PRÉSTAME ATENCIÓN CUANDO TE HABLO! ¿QUÉ NO SABÉS QUIÉN SOY? —Ofendido aquel pequeñajo se comportaba como niño.

—Obviamente no fuisteis tú quien me ha traído de vuelta —hablando alto sin tener que gritar respondió ese "Adulto".

—¡¿No me digas?! —Él cruzando los brazos correspondió en disgusto, bajando la voz—. ¡Ahora dime!, ¿Cómo ángeles lograste comunicarte con estos vivos estando en el infierno?

—Primero dejadme presentarme, mi nombre es Kasda y soy el fundador de la.... —hablaba en tono elegante mientras abría sus ojos.

Momento en que pudo ver al chamaco de rostro no visible, se percató de toda la escena. Viendo a sus difuntos seguidores (aunque con indumentaria rara para él), una jovencita degollada (también desconocida) y a un sujeto con máscara de cabra muerto por múltiples fracturas, que seguramente se las había hecho tras un golpe accidental, pensaba mientras veía el escenario.

—¡JODER, ¿QUÉ HA PASADO AQUÍ?! —Boquiabierto por lo ocurrido gritaba expectante.

—Obviamente todos vuestros discípulos se deschavetaron, y se mataron para sacaros. —usando una jerga castellana imitada, respondió en burla—. De todos modos, ¡¿No es lo que querríais con vuestra secta, matar?!

—Él no me dijo que esto pasaría... ¿Momento, secta?, mi grupo no es una... —Confundido mencionaba al recordar eventos pasados.

Dejando de hablar al sentir el dolor de un ahorcamiento en su cuello, viniendo de alguien de menor estatura.

—¿Quién te dijo qué...? Estoy seguro que sabes que no está permitido por Juzgado que los muertos interactúen con los vivos sin el permiso adecuado —preguntó y sometió, usando su ahorcamiento como incentivo.

Soltándole después para que hablase.

Sobando su cuello adolorido el demonio, recuperado asintió para responder.

—Primeramente, debéis saber que yo no fundé ninguna secta; sino un grupo que apoya a las personas de bajos recursos en el reino, si en eso se ha convertido mi grupo, lo siento; pero yo no he tenido nada que ver —contestó exhausto—. Y segundo, yo no sabía eso; un sujeto en el infierno me dijo que esta era una solución práctica para demostrar que no soy un malhechor más.

—Así que él solo te utilizó como el puente para convencer a estos vivos... —teorizó de prisa el chico sagaz—. Cómo sea, estoy seguro que sabes que escapar del infierno mediante un signo no autorizado es penado, y serás sentenciado al 2do sotano del infierno de inmediato.

Aquel mandato fue suficiente para que un Kasda precavido diera unos pasos hacia atrás.

—¡EPA! ¿No sé quién seáis niño? Pero los Supervisores son los únicos quienes decretan eso, y no lo parecéis sabes —disertando negó ante él.

—¿De verdad no has oído de mí? Aww —preguntó otra vez, suspirando apático—. De acuerdo, pero solo lo diré una vez. Primero no soy un Supervisor; yo soy el quien se carga las Ánimas poderosas que desafían el orden existencial del más allá, soy la Parca que ejecuta a las almas que declaren justicia a mano propia, soy El Ejecutor de la Muerte —informó en discurso.

—¡Ja jajá, no digáis gilipolleces! —Se burlaba del chiquillo lucido—. ¡El ángel de la muerte es un alma de temer, y solo sois un niñato!; ni siquiera portáis algún emblema de la entidad como prueba.

—Sé que no luzco exactamente adecuado para lo que soy, pero debo mantener a raya mis poderes... —Sabiendo que eso pasaría explicó el porqué de su aspecto, aunque no podía evitar sentir una pizca de vergüenza.

—¡Además, él tiene a una de las tías más buenas de todas las existencias! Jaja. —añadió sin dejar de reír.

Ignorando que ese comentario provocó furia en el chico.

Pero el diablo no pudo terminar su burla, ya que de forma inesperada sintió un fuerte frío atravesar su cuello. El chico había decapitado al depravado en un parpadeo, dejando la cabeza del demonio sobre la hoja curvada de su herramienta.

—¡¿Entonces sí sois él?!... N-no ha sido mi intención, tal vez me dejé llevar. —titubeando pedía perdón, tras entender quién era jovencito.

Fríamente moviendo de lado su arma de opacidad oscura, dejó caer la cabeza parlante cerca del cuerpo desmembrado.

—Vale, acepto tus disculpas porque no sabías quién era. Espero que tu estadía en ese sótano del infierno te enseñe a no hablar como un morboso. —Dándole la espalda al ejecutado lo miraba de reojo.

Debajo del cuerpo y cabeza del demonio se hizo presente un nuevo signo existencial del mismo color rojo, con todo y la misma simbología. Mientras un nuevo brillo del círculo engullía los restos del sujeto.

—Prometo compensaros algún día por mis palabras. —Decía en tono apagado y arrepentido.

—Bueno, considéralo una cita; y espero que sepas que significa eso —dijo sarcástico y viéndolo de reojo, sonriendo maleficamente. —Prometo visitarte un día en el Averno y arreglaremos cuentas.

Con intenso fulgor el signo transportó los restos del fugitivo demoníaco, enviándolo de vuelta al infierno.

Ya todo en calma el ejecutor de almas pudo dejar salir su estrés, despojándose de su gorro y mirando la zona donde antes estaba el Ánima de aspecto de demonio pasado de moda. Lanzando al aire después su herramienta, desintegrándose en medio segundo después de estar sin su dueño.

—Era evidente que ese mentecato no era la mente maestra de esta invocación ilícita, y dudo que supiera quién era el sujeto que mencionó. Pero, ¿por qué alguien quisiera sacar a los condenados del Infierno? —En voz baja habló para sí mismo, posicionándose en una pose pensativa; una que muchas almas sabían qué hacía él, al pensar seriamente, y que le caracterizaba.

Estirando los brazos el gótico sé relajaba, dándose cuenta que las almas de los difuntos de la secta comenzaban a levantarse. Emergiendo todos de sus mismos cadáveres, como si estuvieran despertando de un desmayo, o algo similar; sin darse cuenta que ya habían fallecido, ni que sus cuerpos yacían debajo de ellos.

—¿Qué extraño? ¿Las Almas recién fallecidas se han despertado?, ¿El sistema existencial debió efectuarse y enviarlos al Cielo o al Infierno de inmediato? —hablando para sí mismo se preguntó.

Tocando su sien derecha con los dedos índice y medio, el cadavérico personaje preparó una comunicación telepática mental, llamada también Comunicación Álmica. Método con el que las almas de Juzgado podían comunicarse a distancia.

—Vamos, apúrate... —Apurado expresó prisa con solo escuchar en su mente el sonido del tono de espera.

—Hola Ejecutor, amigo. ¿Tenéis un problema?, nunca me llamas desde lejos si no ha ocurrido uno. —Se comunicó un mayor con amabilidad, y un toque de gracia.

—Sí, sí. Mira Gabriel, en donde estoy hay varios muertos; y el sistema existencial no corrió con normalidad. ¿Puedes venir con algunos Supervisores clase Demonio y Ángel para enviarlos personalmente a sus respectivos mundos? —Informó haciendo caso omiso al chiste anterior—. Y rápido porque pueden pasar de nivel álmico 1 a 2 con el tiempo, y menos queremos que se vuelvan Ánimas.

—¡Ya sabía yo que habría un problema, conociéndoos! —En voz alta y con mucho ánimo dijo tras aparecer detrás del chico.

Y tras oírle hablar tan fuerte, el serio jovencito saltó e invocó su guadaña para defenderse. Dando un medio giro durante el salto, y colocándose su capucha a medias.

—¡AYYY! —gritó de susto.

Y quitándose su capucha mal puesta, al darse cuenta de la odiosa broma. Dada por su amigo y jefe.

—¡Gabriel, ya te he dicho que nunca no me hagas eso!; ¡Tengo muchos enemigos, por lo que son pocas las veces que puedo relajarme estando de guardia! —Denotando su enojo y susto, se quejaba con su hermano de cariño.

—Jeje, tranquilo sois El Ejecutor de la Muerte y un alma nivel 4. Si hubiera sido un enemigo, habrías usado tus ejecuciones personales, y me habríais degollado —opinó tranquilo y confiado.

—¿Eso que tiene que ver?, ¡¿Soy poderoso no invencible!? Las Ánimas son de nivel 2 pero se les conoce por ser a veces capaces de vencer almas de nivel 3, ¡Incluso 4 como yo! —cruzando los brazos se enfurruñaba—. ¡Además, usarte a ti mismo, el Arcángel de la Dirección, como el ejemplo de un enemigo, no sirve como ejemplo!

Elevando las palmas abiertas un arcángel, diciendo "está bien, me callo", aceptó la derrota.

San Gabriel De arcángel, conocido por todas las existencial como el Arcángel de la dirección, y ser el último de los 7 guerreros Arcángeles. Un alma varón de aspecto juvenil de 17-18, piel blanca, alas blancas, ropa elegante de color blanco y limpia, cabello semi largo cano, alto, buen físico, pero con un rostro de ojos dorados y mejillas con marcas, además de ser atractivo para muchas almas féminas; es uno de los Jefes de Juzgado. Y por supuesto también jefe de la mismísima Muerte, pero más que eso era su mejor amigo, un hermano.

—Y con respecto a vuestro pedido... He venido con un grupo de Supervisores, pero solo de clase demonio. Últimamente el sistema existencial ha tenido fallas cruciales, como que a veces no se lleva a las almas de los Recién fallecidos. He imaginado que pasaríais por algo así, por lo que me he preparado con anterioridad. Aunque no tengo idea como es que unos vivos pudieron invocar un signo si los vivos no tienen el poder Álmico suficiente —explicó cruzando sus brazos mientras se ponía a pensar.

El jovencito también intrigado, no pensó mucho en la duda de su amigo. Al distraerse con la llegada de uno de los Supervisores demonios ya mencionados.

—Saludos, señor Ejecutor —dijo el aparente líder del grupo de agentes del más allá.

Realizando el demonio un pisotón con el pie derecho, juntando las piernas, con los puños hacia abajo y en postura firme. Con todo eso presentaba el saludo respetuoso de Juzgado.

Indicándole entonces el superior de aparente joven edad sus órdenes a seguir.

Pero un peliblanco no prestaba atención al grupo de agentes. No podía dejar de pensar si la aparición del signo de hace rato podría estar relacionado con los fallos del sistema. Cuando, una sustancia blanca llamó su atención. Pero no por su color blanco, sino por su composición lechosa; goteando sobre la hoja de un árbol que cubría el cielo nocturno, como si hubiera sido derramado de algo.

Señalando esa hojita con su dedo índice, y jalando el dedo con un empuje. El caucásico personaje atrajo esa hojita en levitación a su mano.

Y al tenerla de cerca, pudo notar que esa sustancia emitía un bajo, pero constante poder Álmico.

—¿Una Sustancia álmica? ¿Sé que la he visto antes pero dónde? —Concentrando su vista en la savia pensaba al analizar, intentando acordarse que era esa sustancia.

No obstante, un quejido de una Recién fallecida le sacó de su pensar. Guardando la sustancia álmica en un envase álmico que ese arcángel mismo invocó, y metiendo el objeto dentro del saco que usaba.

—Auch, mi cabeza... ¿Qué ha sucedido...? —Confundida sé levantaba una chica aparentemente semi desnuda, y que no debería poder seguir viva.

Parecía despertarse de una fuerte resaca. Rascando su cabello castaño, sin darse cuenta de ciertos cambios notorios: ya no tenía uñas en los dedos de las manos, y tampoco en los pies (aunque ya no tenía dedos en ellos), pupilas en sus ojos y finalizando con una gran rajadura en su cuello.

Momento en que el pequeño director de cabello cano se dio cuenta de la nueva recién fallecida. Y con un silbido indicó a uno de sus demonios hacerse cargo de ella. Sin demora obedeció, volando hacia ella.

Notando eso el chicuelo estaba ocupado y también al ver la moribunda, pero decidió ignorarlo por falta de interés.

Pero como ya era de esperarse, la presencia de un agente demonio llegando hacia ella, hizo que la chica fantasma sintiera temor, sobre todo, cuando el Supervisor llegó tranquilo a su cercanía. Reaccionando la jovencita en llanto e hincándose para que no le hiciese daño.

Viendo aquel drama de lejos el dúo monocromático: un risueño negro y un serio blanco.

—¡Aja jajá, típico!; ¡Solo a ti se te ocurriría enviar a un demonio al rescate de una fallecida ignorante, búa jajá! —Declarando su humor, reía golpeando su rodilla el mocoso de piel fría.

—Ah sí, ¿Y qué tal si os envió a salvarla en su lugar? —Avergonzado declaró en defensa.

—Claro, que la mismísima Muerte vaya a su rescate. Je —opinó en sarcasmo, y aún con humor.

Acto seguido con los dedos diestros abrió la mejilla rota del mismo lado de su cara, mostrando el sarcástico sus colmillos.

—¿A ver si querrá besarme en el cachete? —añadió haciéndose el gracioso.

—Vale, está bien. Voy yo... —aclaró con flojera en repelús, volando enseguida allá.

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Mientras...

La indefensa levantó la mirada y con ver quien venía a su rescate, pudo sentir alivio. Confiada que ese guapo ángel la salvaría, aterrizando de su vuelo confrontando al demonio que la amenazaba.

—Y-yo ni la he tocado señor Gabriel. —Preocupado alzó las manos el oficial demoníaco en defensa ante su superior.

—Calma, debí haber sabido que esto podría pasar. —comentó relajadamente ese jefe celestial.

Indicándole al agente con las manos a proseguir con el resto de los fallecidos. Ya estando Gabriel con la joven en sus posibles 16, se agachó un poco para ayudarle a levantarse.

Acto que efectuó en ella un susto por reflejo; solo un poco. Pero viendo la delicadeza que mostraba y elegancia, además de ser el único ángel en el lugar se dejó llevar y lo abrazó para que la salvase.

—Relajaos jovencita, soy San Gabriel, el Arcángel de la dirección, y he venido a socorreos. —Amablemente empatizó con la muchacha.

Acto que funcionó muy bien, porque ella dejó de sentir miedo. Tan bien funcionó que la fémina cambió su miedo por vergüenza, respecto a su apariencia actual. Sobre todo, el hecho de que había perdido la cabeza y estaba ensangrentada bajo el seno de un mismísimo Arcángel, y muy atractivo. Dejando de preocuparse al recordar lo que había pensado, llorando otra vez cuando con sus dedos en su cuello sintió la profunda rajadura horizontal que le atravesaba. Pero, inexplicablemente aún estaba viva, y con la cabeza en su lugar.

—Entiendo que debe ser difícil, pero ahora sois un alma. No entréis en pánico o locura, podrías alterar vuestra deformación álmica. —La precavió con sumo cuidado, pues entendía cómo se sentía.

—Entiendo. ¿Pero al llamarme como Alma? ¿Significa que yo he...? —dijo lentamente mientras sollozaba, suponiendo lo peor.

El joven adulto solo respondió depositando su mano derecha en el hombro de la fallecida, adjuntando un "lo lamento".

Provocando que la chica, comenzará a llorar una vez más por la revelación final, aunque ahora sabía la verdad. Depositando su rostro en el pectoral izquierdo del plateado, desahogándose en silencio.

Manteniéndola él en su hombro, dándole palmadas en su espalda para que se desahogarse tranquila.

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Y a varios metros de donde vino el arcángel...

La joven Parca por su parte, que puso sus manos en su nuca, dejó caer el peso de su cabeza hacia atrás; descansando de cierto modo. Viendo en ese momento cómo un difunto director del culto, que se suponía que había sido agotado antes, comenzaba a levantarse otra vez.

Dejando esa incómoda postura para examinarle mejor el muchacho gótico, sin dejar su posición actual.

—Jé. ¿Me preguntó si se dará cuenta? —Sé preguntó, indiferente si ocurriría algún evento con el hombre sin máscara.

Aquel hombre temblaba de miedo sin estar muy seguro por qué, mirando a las personas demonio llevándose a sus compañeros a través de otros signos rojos de invocación. El temor comenzaba a mermarlo, viendo cómo cada uno de sus compañeros era llevado por esos seres del más allá. En un intento de calmarse colocó su palma en su cara, y en un segundo se dio cuenta de los varios agujeros que penetraban su rostro.

Con la otra mano quiso sentir los agujeros en su nuca. Sin embargo, sintió otra cosa, múltiples fracturas craneales. Inclusive estaba seguro de que podía sentir partes de su cerebro.

Aquella revelación iba hacerle entrar en pánico.

Pero antes que hiciera el primer sonido, un jovencito sin gorro no queriendo escuchar su despavorio con la derecha realizó un chasquido para callarle. Matándole otra vez, aunque en realidad sería dejándole en un coma o trance temporal.

Lo siguiente que fue a hacer, fue una comunicación álmica. Pero esta vez a un amigo.

—Esteban, ¿Todavía estás ahí? —Con los dedos diestros en su sien se comunicó, esperando que ese sujeto siguiera trabajando.

—Empacando; por lo que técnicamente sigo siendo vuestro Técnico de Supervisor; o Ejecutor en este caso. ¿Cuál es vuestra petición? —Aquel hombre mayor respondió ocupado.

—¿Puedes decirme si ya no hay más presencias de signos existenciales en el área? —Mirando las hojas de los árboles preguntaba.

—¿Veamos?... Además de ciertas interferencias, no veo nada más. Parece que hemos terminado nuestra última misión juntos —comunicó con ánimo.

—Sí, eso me temía... —Con lástima añadió en la comunicación.

—Os conozco, y sé cuándo estáis concentrado en otra cosa; ¿Qué sucede? —habló en apatía ese personaje ya conocía al niño oficial.

—Es solo que... ¿De veras te tienes que ir? —Soltó en apático.

—He sido vuestro Técnico por ya 200 años, hemos pasado por buenos y malos momentos. Ha sido un honor consideraos compañero y amigo, pero es momento de volver con mi familia al cielo. —Directo como el chico solía hablar también, respondió aquel hombre—. Me he asegurado que mi reemplazo sepa cómo trabajar contigo.

—No importa que tan bueno sea, será imposible reemplazarte. —Cabizbajo expresaba su nostalgia.

—Ji, ¿Ya veremos?; fin de la comunicación. —Con gracia se despidió de su compañerito por años.

Dejando curioso al cadavérico chico. Sin darse cuenta de la llegada de su jefe por detrás.

—Eje, tenemos que discutir un asunto. —dijo enseguida a su espalda, apareciendo otra vez de la nada.

Haciendo un pequeño brinco el pequeñín gótico, que estaba a punto de responderle.

—¡No hagas e...! —Iba a quejarse con su jefe.

Pero antes de hacerlo volvió a darse cuenta que el ex hombre cabra se levantaba otra vez. Chasqueando nuevamente sus dedos, dejándole tieso una vez más.

—No hagas eso. Bien. ¿Qué quieres? —Continuando con lo que decía le hablaba en voz calmada.

—Vale. Pero volviendo al tema, supongo que recordaréis vuestra antigua misión de ejecutar a las 10 Ánimas más buscadas, ¿verdad? —parafraseaba el  santo arcángel, ya sabiendo cómo se comportaría el chico.

—¿Otra vez con eso? —Dando quejidos respondía con inmadurez—. ¿Por qué tengo que ser yo?

—Sabéis muy bien que las Ánimas, al reunir experiencia y práctica se hacen más poderosas. Y me temo que estás 10 pudieron haber conseguido muchísima experiencia y otro misterioso poder. Por eso requiero a un agente de nivel 4 para la tarea, un Ejecutor. —Con las manos en su espalda explicó.

—Y vuelvo a decir, ¿Por qué yo? Si quereos a un Ejecutor para la misión no soy el único que existe. Manda al Doctor Tiempo o Adora, ¿dudo que tengan planes para después? —Cruzando los brazos excusó

—¿No exactamente? El Ejecutor del Tiempo y La Ejecutora de la Emoción tendrán la tarea de localizar a esas Ánimas. Lo siento Eje, sé que quereos estar con Oscuria durante su conversión a Técnica, pero no os elegiría a ti de no ser necesario. —Condescendiente habló directo.

—De acuerdo. —Aceptó de mala gana, encorvando la espalda; como el propio niño que no era.

—Muchas gracias, y no os preocupéis sé lo mucho que te importa Oscuria; pronto estarás al tanto de ella. —De forma extraña comentó—. Cambiando de tema. Os he dicho que no matéis a cualquier vivo que os pegue la gana; acordaos que cada vez ejecutas a un Vivo por mano propia el sistema no lo reconoce como una muerte normal.

Enseguida el adolescente mayor señaló con su dedo al fallecido de la secta, no muy lejos de ambos.

—En mi defensa, ese animal merecía morir por solo creer que... —Señalando al sujeto con la zurda esquelética.

Dejando de hablar cuando ese tipo dando gemidos, nuevamente intentaba ponerse de pie.

Soltando un esbozo el ángel de la muerte sin verle, con su mano izquierda dio otro chasquido, cuyo efecto hizo que el moribundo volviera a caer en trance sobre el suelo.

—Como te decía... —habló otra vez, dirigiendo su vista hacia su angelical jefe—. Ese mentecato no solo sacrificó a una inocente que no tuvo nada que ver, sino también a sus compañeros; qué líder lidera así. De todos modos, no tuve que hacerlo, él se mató solo.

El líder ángel levantó una ceja, porqué el alma y su cadáver se hallaban en lugares distintos.

—¿En serio? ¿Pero si él está ahí, y su cadáver allí? ¿Cómo llegaron a estar tan separados? —Indicando los dos puntos con los dedos.

—Jeje, el tarugo intentó lucirse con una acrobacia para coger la guadaña de otro cadáver cercano... —No pudiendo evitar reír al recordar lo sucedido—. ¡Ja jajá, y terminó enterrándose la guadaña en la cabeza cuando tocó el suelo! ¡El cuerpo todavía sigue con el arma incrustada, ves! ¡AJAJAJA!

—Je, a veces suceden esas cosas. —Con un toque de humor compartió sus palabras.

Inesperadamente un agente de piel morena se acercó a la pareja.

—Juez, hemos culminado la transportación de los Recién fallecidos; el total, uno al Cielo y el resto al Infierno. Sin embargo, parece que a la primera fallecida el sistema no puede reconocerla como Bienhechora o Malhechora; tal parece que su alma alberga un misterioso poder álmico que causa interferencia —informaba con respeto, incluyendo su propia opinión—. ¿Cómo si tuviera un...?

—Una sustancia Álmica lechosa. —dijo continuando las palabras que iba a decir el agente.

Confundiendo a los dos oyentes.

—Supervisor Dennis, llevad a la recién fallecida a Paraíso; la enjuiciaré yo allí más adelante —ordenó alto y claro el superior del grupo.

—¡Sí, Juez! —Firme obedeció con un pisotón de saludo y respeto.

Largándose en vuelo de inmediato aquel soldado para realizar su labor.

—Bien, ya que están en eso, que envíen de una vez a ese mentecato de allá. —Señaló con el dedo al fallecido antes enmascarado.

Que otra vez parecía levantarse. Y con un nuevo chasquido del Ejecutor, el ex miembro de la secta cayó.

—Mejor llévenselo pronto porque ya está ganando experiencia, y empezando acostumbrarse a mis poderes. —Moviendo su mano indicó que comenzará ya su trabajo.

Y con eso el sujeto de rizos de plata, dio un silbido con los dedos en su boca. Llamando a un demonio y señalando al objetivo.

—Al menos me hubieras permitido cortarle el cuello y enviarlo al infierno de una vez, ya no es un vivo —dijo el chico sin mirarlo.

—Será, mejor que vayáis a empezar tu nueva misión ya. —Con pucheros ordenó.

—Tú mandas, jefe. —Con las manos en la nuca contestó antes de irse.

—No tenéis por qué decirme así —decía de espaldas mientras se daba la vuelta a verle—. ¡Por cierto, no os he dicho a donde tenéis que ir...!

Pero como solía suceder muchas veces, al darle la espalda a su amigo, se había esfumado en un santiamén. Usando su Ejecución personal 1, Teleportación.

—¡Arg, por vuestra actitud muchos piensan que en verdad sois un crío! —En su crítica se quejaba de su mejor amigo, tranquilo de que nadie le escuchase.

Irguiendo la espalda preparó una comunicación tocando su sien.

—Agente Sekai, soy vuestro tío. —Comunicándose con alguien mantenía los dedos en la sien derecha—. Estoy claro que aún no has tomado el puesto de Esteban. Pero requiero que le envíes los datos de su próxima misión a nuestro Ejecutor favorito; y tranquila no le he dicho a él que tú vas a ser su nueva Técnica de Ejecutor.

Así el Arcángel San Gabriel discutió de forma particular con aquella misteriosa alma, indicándole que la ciudad de los vivos Toledo sería el destino del Ejecutor de la Muerte.

De este modo comienza una aventura que va más allá de la muerte, y donde solo el valor y la determinación del alma dirigía el camino a seguir. No obstante, aquellos enemigos a enfrentar han recurrido a una técnica prohibida, pero no olvidada, que desatará el poder de la locura sobre las tres existencias. ¿Acaso La Muerte misma podrá otra vez contra ella? O ¿Sucumbirá ante ella?

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Fin del Prólogo

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El Ejecutor de la Muerte:

El Ejecutor de la Muerte, o Ejecutor; la Parca, encarnando el aspecto de un niño de 13 años. Su trabajo no es llevarse a cada ser viviente que fallece a su respectivo lugar, sino ocuparse de que las Ánimas, almas malvadas que han conseguido un gran poder álmico, causen estragos en las existencias.

Como un ser álmico de nivel 4 y perteneciente a la entidad supervisora Juzgado su poder es amplio y de temer, destacando sus ejecuciones personales; las cuales solo él puede utilizar, solo siendo inferior a las antiguas Deidades creadoras: Dios y Lucifer. A pesar de su actitud, tiene un ser amado, aunque suele sentirse nervioso con solo nombrarla.

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Gabriel De arcángel, el Arcángel de la Dirección y Juez Europal:

San Gabriel De arcángel, el último de los siete guerreros Arcángeles creados por Dios; antes de su extinción. No solo es el arcángel de la Dirección, poder que le permite ser capaz de enfrentar a cualquier alma de los 5 niveles existenciales, sino también es el Juez de la región Europal de la entidad supervisora Juzgado.

De temple firme y decisiva, amable y comprensivo, son las características que más le definen. A pesar del ser ultimo de esos guerreros, todavía tiene una hermana del mismo linaje; aunque ella nunca fue escogida por Dios.

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