Prólogo
Era un día de invierno en la universidad y la mayoría de los estudiantes estábamos metidos en un bar que hacía esquina, donde pasábamos los fines de semana jugando al billar, los dardos, gente bebiendo, escuchando música... Elegir una de esas actividades en concreto para mí era limitarme, así que yo intentaba hacerlas todas dos veces durante la noche. Estoy en mi segundo año de universidad estudiando física, junto a un amigo mío desde antes de la universidad, Carl, otro que había resultado ser mi compañero de cuarto, Will y la novia de Will, Anne. Estábamos simplemente apoyados en la barra charlando, haciendo bromas. Anne era divertida para ser una chica. Y este comentario es algo que a Will le molesta bastante pero yo le estoy haciendo un cumplido a su chica.
Normalmente las chicas que conozco tienen un mecanismo de tres fases, punto número uno, contacto visual y el aleteo de pestañas, si son correspondidas harán todo lo posible para que te acerques a ellas, porque ellas nunca se acercarán a hablar contigo, claro está. Esto nos lleva al punto número dos, cuando ya te has acercado a ellas, empezarán a reírse alto, aunque lo que digas no tenga nada de gracioso y a colocarse el pelo y si sigues ahí después de eso, en el punto número tres te tocarán el brazo y se acercarán a susurrarte al oído. Y esa es sin duda la mejor parte, porque si tienes suerte, te dejarán una vista perfecta de sus pechos al estar mucho más bajas que tú. Y por eso consideraba que Anne era diferente, no había conocido a Will de esa manera, ni siquiera trataba de impresionarlo y eso era exactamente lo que yo estaba esperando.
―¡Jack no puedes bromear sobre eso cuando te has acostado con todo el campus! ―Exclama Carl, dándome un pequeño codazo.
―Si tan mal te parece que ligan las mujeres de aquí, ¿por qué sigues enrollándote con ellas? ―Pregunta Anne, divertida, bebiendo de su cerveza.
―Yo he dicho que es una mierda, pero sigo siendo un hombre con necesidades.
―¡No vas a cambiar nunca! ―Exclama Will―. Estás tan acostumbrado a que las chicas te lo den todo fácil que es imposible que mantengas la atención sobre una en concreto.
Sinceramente, no me molestaba. Sabía que tienen razón.
Y entonces, entró ella al bar.
Tiene el pelo negro azabache, agarrado en un moño en la parte alta de su cabeza, con un conjunto marrón de chandal y sin nada de maquillaje, resaltando el color azul intenso de sus ojos. No viene a dar caza a ningún tío de este bar, está claro porque si no se habría vestido con una de esas camisetas de tirantes con escote redondo, pantalones vaqueros de tiro bajo y una chaqueta de cremallera pero corta, ni siquiera puede ser denominada chaqueta. Está buscando a alguien entre la multitud, eso está claro, no parece muy contenta con haber tenido que venir y cuanto más se desespera ella por estar allí más capta mi atención. No hay aleteo de pestañas ni siquiera hay un contacto visual pero mis pies caminan hacia ella antes de que sea capaz de controlarlos.
―Ya puedes dejar de buscar, estoy aquí ―Digo, cuando me planto delante de ella.
Sus ojos me miran molestos, críticos y sin decirme ni una sola palabra, me da la espalda empezando a caminar para buscar a su objetivo.
―¿Estás enfadada con el mundo o es que te molesta mi presencia?
―Estoy enfadada con el mundo ―Tiene un marcado acento inglés lo que hace que me derrita aún más―. Y además, me molesta tu presencia.
No está haciendo la típica táctica de hacer que no tiene interés en mí, verdaderamente no tiene interés y parecer un jodido capullo y mostrar mis cartas tan rápido va a hacer que nunca quiera volver a hablar conmigo.
―¿Te puedo ayudar? ―Pregunto―. Parece que de verdad necesitas encontrar lo que estás buscando.
Por primera vez sus ojos se dirigen a mí, no le impresiona mi altura ni parece afectada por mi físico.
―Estoy buscando a Will Samuels.
―¿A Will? ¿Por qué? ―Pregunto, sorprendido cuándo nombra a mi amigo.
―Es mi compañero en un trabajo que tenemos que entregar mañana.
Al final termino llevándola con el grupo y ella parece bastante aliviada de verle.
―Olive, ¿qué estás haciendo aquí?
Will parece incluso divertido de verla y Anne la sonríe, como si se conocieran de algo.
―He perdido el pendrive de la explicación del trabajo de mañana. Dime que tú lo tienes por favor.
―Sí, sí ―Dice Will―. Tranquila.
Me apoyo en la barra de manera que Anne puede verme y Olive me queda de espaldas, le hago gestos para que le invite a quedarse con nosotros. Ella rueda los ojos pero me hace caso y pregunta:
―Ahora que parece que te has quedado más tranquila ―Sonríe―. ¿Por qué no te sientas con nosotros y te tomas una cerveza?
Olive no parece dudar mucho antes de coger la silla donde yo estaba sentado antes y ponerse al lado de Carl. Yo me repito mentalmente los pasos que quiero dar si no la quiero cagar. Me esfuerzo en cada palabra, cada gesto pero ella no parece poner atención en mí, ni en mis chistes ingeniosos, ni mis datos inteligentes... Nada.
Al parecer me va a costar algo más que una invitación a una cerveza y unos cuantos chistes.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro