Parte 1 La cortesana Shuishen Shuixian
"El que manda aqui soy..."
***
Era una noche como muchas otras, la oscuridad presagiaba quietud, tanto así, que parecía alcanzar los cielos, los diminutos destellos se alzaban en el manto negro resplandeciendo con una cadencias lentas y armoniosa, un sentimiento hipnótico se acentuaba a quien viera el cielo aquella noche de invierno, el frío se filtraba por los poros de la piel dejando a su paso un sentimiento de sosiego, esta aparente calma nacía con la última nevada del año.
El viento gélido acompañado por el baile de los copos de nieve se hacía presente en la morada de más de uno, no importando si se trataba de una humilde posada, el palacio del rey o algún pabellón del distrito rojo, en este ultimó a diferencia de los otros, alguien se asomaba por la ventana, dejando que apenas una pequeña parte de su ser fuera expuesta al exterior, su cabello negro se mecía ligeramente, mientras su piel se erizaba al exponerse al cambio de temperatura, noches como esta le desagradaban porque entre más calma aparentaba mostrar el cielo, la tempestad que caería sería mil veces devastador.
— Interesante, muy interesantes— susurro para si, mientras daba la vuelta y se adentraba al pabellón.
La última nevada cerró el paso de Han Kong que conectaba el sur de Chen y el Norte de Yan, ambos países quedaron desconectados y el pueblo pensaba que por fin podrían tener un tiempo de paz después de un largo periodo de guerras, sin embargo, toda calma siempre es en apariencia, pocos sabían que el Imperio de Chen había fingido retirarse por el clima de las fronteras para aliarse con Chu y juntos planean invadir Yan atacando desde el límite entre Yan y Chu con un ejército de 150.000 hombres.
Parecía que ante la visible amenaza, el país de Yan se mantenía tranquilo, incluso el rey sonrió e hizo un mínimo esfuerzo en abrir una convocatoria de reclutas para mandar refuerzos.
La tensión ni siquiera se sintió en Jianguo, una ciudad ubicada en las cercanías de las fronteras con el reino de Chu. Sus ciudadanos continuaban con sus vidas cotidianas, lo único diferente sería una suba de precios en la carne que afectaría principalmente a la clase baja.
Por las noches era más animada que durante el día y eso se debía a que en el pueblo de Jianguo contaba con un atractivo aún más llamativo que las sedas importadas de otras regiones. Todas las bellezas del país podían encontrarse en un único lugar, ni siquiera el harem imperial podía permitirse ese lujo.
Cuando el sol se ocultaba, las lámparas rojas y otros colores iluminaban las calles del distrito rojo y decenas de hombres iban a jugar y pasar un rato acompañados de alguna hermosa mujer, ya sea para entretener una fiesta o en privado para recibir atención.
El bullicio se hacía oír entre las calles de Jiaunguo, parecía que lo acontecido hace algunas semanas hubiera sido borrado de la memoria de sus ciudadanos, tal vez esperanza, o miedo, la verdad era incierta, pero preferían seguir con sus vidas y no pensar en los conflictos entre los países de Chen y Yan
En el Edén de las Flores el ambiente era festivo y embriagante, las mujeres reían, los hombres bebían y comían ahogando sus preocupaciones con vinos y placeres, sin preocuparse por lo que el mañana traerá. En las habitaciones de las cortesanas, el suave aroma de los inciensos de jazmines, sándalo y ámbar se alzaba lentamente intoxicando los sentidos, estimulando a todo aquel que deseara pasar una noche de placer, el ambiente era propicio para que hasta el más exigente dejará caer sus escudos y se entregará a sus instintos carnales, pero esto no parecía funcionar en la cámara de la Cortesana Ning. La dama en cuestión tenía muchos años en el negocio y había servido a todo tipo de hombres: nobles, tímidos, desvergonzados, pero al final caían bajos sus encantos, solo esta noche comprendió que tan grande era el mundo y tan pobre eran sus habilidades.
— Mi señor ¿Porque es infeliz esta noche? ¿No soy de su agrado?
— Mi señora, mis ojos nunca han visto algo más hermoso que usted. Este señor es indigno de apreciarlo.
La cortesana Ning sabía que solo estaba diciendo palabras vacías, aún así sonrió con dulzura. Se acurrucó sobre el pecho del hombre y jugó coquetamente — ¿Qué es lo que le preocupa a mi señor? Ning-er lo escuchará.
El apuesto hombre, bebió un trago antes de responder— El reino de Chu es grande y es el país que más tiempo lleva estable, sin embargo, porque es inmenso no puede moverse libremente, de lo contrario sería atacado por Wu y Zhou, en cambio Cheng puede usarlo como lanza y amenazar a Yan. Si tuvieras que derrotar a Chu ¿Cómo lo harías?
— Ning- er es tonta, por favor iluminame.
— Pues, primero propondría una alianza matrimonial con Zhou, luego pondría un trato comercial con Wu, juntos atracarán a Chu y Cheng quedaría sin su lanza.
— oh, que gran estratega es mi señor.
— Es un buen plan ¿Verdad? — Bebió un poco de su vino y no pudo evitar mirar su reflejo en el vaso.
Era un buen plan, solo que no se podía llevar a cabo. Yan no tenía una princesa en edad para casarse, sólo tenían un montón de príncipes idiotas, Wu nunca aceptaría un trató al menos que Yan ceda el paso Libei, un importante punto comercial entre los reinos de Ko y Sen, la única opción sería subordinar a Wu para ir a Chu, pero entonces serían aplastados por Cheng.
Ning-er lo vio distraído y aprovechó para desprender la túnica externa del señor, pero sus dedos no llegaron muy lejos cuando su muñeca fue detenida, inocente levantó la barbilla y se encontró con el apuesto rostro del General Pei Ming.
— Dime hermosa Ning- er, que sabes de Shuǐshén (1) Shuǐxiān (2)
Los ojos de la cortesana por un momento se nublaron y aunque aún persistía su hermosa sonrisa una ligera rigidez se noto en la comisura de sus labios
— Mi señor ¿Qué es lo que desea saber?
— Posiblemente no tengas idea, pero escuche que es una mujer muy inteligente.
La expresión de la de Ning cambió radicalmente, sus labios se enroscaron formando una mueca — Me temo que mi señor escuchó mal.
La sonrisa de Pei Ming se amplió — No, hay muchos rumores en la ciudad. Me gustaría conocerla.
— M-Mi señor..
— Quiero comprar su conocimiento.
Aunque no quería, las reglas del burdel establecen que si alguien buscaba a Shuishen debían buscar por ella. La señorita Ning se llenó de amargura al notar lo interesado que estaba Pei Ming.
— La señora pide una gran suma de dinero por una visita, pero si no le agrada, aunque fueras el Emperador, no compartirá ni una taza de té contigo.
Pei Ming estaba al tanto de esa información. Se decía que la Reina de los Narcisos no solo poseía una belleza capaz de derribar ciudades y países, si no que también era muy selectiva con sus clientes. Ya sea rico o pobre, alto o bajo, si no le gustaba no le vería.
— ¿Crees que me verá con esta suma?
Una bolsa de lingotes fue sacada de entre sus ropas y colocada sobre la mesa.
Al ver el oro sobresaliendo, La cortesana Ning no se atrevió a negarse y salió de la habitación. Poco tiempo después regresó acompañada por dos pequeñas doncellas, una de ellas indicó.
— Mi señor, por favor acompáñenos.
Sin prisa,Pei Ming acomodo sus ropas y fue con las niñas, no sin antes dejar algo de plata a la Cortesana Ning.
El burdel no solo era el más elegante de Jiaunguo, sino que también el más grande. Contaba con dos pisos y un gran patio. Los pasillos y habitaciones estaban decorados con varios tesoros, su arquitectura era fina como la mansión de un príncipe imperial.
Las dos niñas se dirigieron a por un corredor que apartaba las habitaciones de las demás prostitutas del resto del edificio, atravesaron el gran jardín y fueron a un patio lateral.
Al girar el General pudo apreciar un pequeño jardín oculto en las profundidades, pese a que su tamaño era una cuarta parte del jardín principal este tenía la belleza que solo había logrado apreciar en el palacio imperial.
Las flores se mecían al son de la ligera brisa nocturna, la variedad de colores y aroma que expedían provocaba al espectador un sentimiento de sosiego y calma como si estuviera siendo hechizado por un juego hipnótico, dando la sensación de ser transportado a un espacio completamente ajeno al resto del lugar.
— General aguarde un momento por favor — la voz de una de las niñas sacó de su trance a Pei Ming haciendo que se volteara a verle confundido.
— Espere por favor en la banca, regresaremos en un instante — ambas doncellas hicieron una pequeña reverencia, una dio da la vuelta y la otra señaló una banca para que ahí esperará, ambas niñas se perdieron en un pequeño pasillo.
Pei Ming camino por el sendero empedrado que conducía al lugar que le indicaron, sin embargo, siguió dando vueltas hasta llegar al centro donde se encontraba un pequeño estanque, a un lado un ciruelo marchito se sostenía, sus ramas carecían de sus hermosas hojas o flores, parecía estar muerto pero por su apariencia era un árbol fuerte y seguramente en la próxima estación se mostraría orgulloso embelleciendo aún más aquel lugar.
Un gélido aire soplo en ese momento alzando los pétalos en remolino a su alrededor, pese a ser una hermosa escena algo le decía que él no era bienvenido a ese lugar, giró su rostro al sentirse observado, pero no pudo divisar absolutamente nada, el edificio principal estaba bastante lejos, y el contiguo no mostraba ninguna señal que indicara que alguien lo observaba, sus años como militar le habían enseñado que a veces hay lugares que son mejor no pisar, dio media vuelta y se dirigió al lugar en el que debía esperar.
No mucho tiempo después una de las niñas reapareció de entre las sombras acompañada de un hombre vestido de negro de complexión delgada, se podía ver que era un maestro marcial, llevaba su cabellera sujeta en una coleta alta, a pesar de aparentar ser alguien sencillo su aura decía todo lo contrario, sin mencionar que su rostro era oculto por una máscara blanca con la sonrisa de un demonio.
— Nuestra señora no está segura de su persona — dijo la joven doncella haciendo una pequeña inclinación — no quiere tener nada que ver con militares, ni sus asuntos, por lo que únicamente estará dispuesta a tomar una taza de té, ¿Está conforme con ello?
— ¿Solo una taza de té?
— Solo una taza de té — rectificó la niña
Pei Ming observó al hombre que tenía enfrente, era claro que estaba ahí por si quería empezar algún lío, era un poco gracioso que un don nadie quisiera detener al máximo general de la nación, sería muy divertido ver hasta dónde era capaz de llegar aquel hombre, sin embargo, no se encontraba en ese lugar para causar líos sino para conseguir alguna respuesta, lo sopeso por un momento y aunque no era partidario a prestarse a este tipo de juegos lo vio algo divertido.
— De acuerdo, que sea una taza de té entonces.
Tanto la niña como el hombre enmascarado asintieron y lo condujeron por un segundo corredor que conducía a otro lugar.
Para Pei Ming fue como si lo estuvieran llevando a otro mundo. La arquitectura se volvió más refinada y elegante, los detalles eran incluso más sofisticados que del palacio real, al final una amplia sala apareció, sin embargo, antes de que pudiera entrar las puertas se cerraron a escasos centímetros de su cara.
— ¿¡Pero qué...!?
— Lo siento mi señor — apareció a un lado de él la segunda doncella inclinando su rostro — mi señora aun no puede recibirlo, si su excelencia está de acuerdo, puede esperar o venir otro día.
— La dama en cuestión ha accedido a tomar una taza de té conmigo y no me iré hasta que se me cumpla lo pactado.
— Como su excelencia desee
Ambas doncellas hicieron traer un pequeño diván, y varios almohadones para que el general se sintiera cómodo, después de terminada su labor tanto ellas como el hombre enmascarado que había permanecido en aquel pasillo como una sombra se retiraron.
El General Pei se sentó a esperar, encontrando divertido aquella interacción, la mujer se estaba haciendo a desear y un sentimiento extraño empezó a removerse dentro de él, quizá, la incertidumbre de la belleza despampanante de la mujer, o tal vez, el conocimiento que decían que poseía, por su mente pasaron más de mil posibilidades y aunque en un inicio su intención solo era averiguar qué tan cierto eran los rumores, ahora fantaseaba que se sentiría poseer a una mujer como Shuǐshén
Aquella añoranza comenzó a transformarse en desasosiego, los minutos pasaron hasta convertirse en horas, en un principio supuso que la dama solo se estaba arreglando para recibirlo pero al parecer lo estaba midiendo, inquieto se levantó y comenzó a recorrer el largo pasillo tratando de identificar si existía alguna mirilla por el cual estaba siendo observado, la opulencia de la estructura estaba colocada estratégicamente para que la atención se centrara sólo en los adornos hermosos y pasarán desapercibidos pequeñas secciones, se acercó más de la cuenta a uno de los pilares cuando la puerta se abrió lentamente haciendo un leve sonido, aquel movimiento le hizo sonreír, tal vez debió hacer eso unas horas antes, camino de nuevo por el pasillo dejando atrás los pilares revestidos hasta traspasar la puerta bellamente tallada, un camino alfombrado se extendía desde el vestíbulo hasta un biombo que hacía de cortina e impedía ver a la persona que estaba sentada en el gran diván.
Había cortinas de seda en las paredes y la lámparas de piedra le daban a la habitación un toque cálido, pero diferente a la habitación de una cortesana que fuera a recibir a un cliente
Teniendo la misma sensación que cuando iba a ver al Emperador, Pei Ming intentó ver más allá del biombo, pero no logró apreciar ni siquiera la punta de las túnicas de la belleza dama que se decía podía arruinar un país entero con solo una palabra.
Siguió su camino, firme, hasta llegar al biombo, la espera había sido larga y un simple adorno no iba a impedir poder ver a la persona que deseaba, estaba apunto de retirar aquella barrera cuando desenfundo su espada y golpeó al hombre enmascarado que había osado atacar por la espalda, su movimiento fue rápido pero no letal.
— Nunca vuelvas a mostrarte en mi presencia si deseas seguir respirando — amenazó Pei Ming con un brillo siniestro en la mirada
— ¡Mi señor! — se apresuró a decir una de las doncellas que apareció en una esquina — nadie tiene permitido ver a la cortesana Shuǐshén— en ese momento ayudó a levantar al hombre mal herido y este se incorporo con dificultad
— Eso lo hubieras dicho antes de mandar a este bueno para nada a atacarme.
— Su trabajo es que nadie vea a la gran cortesana, Xia Xian Yue puedes retirarte.
El hombre en cuestión con dificultad hizo una leve reverencia y salió.
El general buscó la procedencia de aquella voz masculina pero no logró detectar de donde provenía.
— Mi señora me disculpo por esta falta, nadie me informó que los simples mortales eran indignos de su presencia, espero no se sienta ofendida
No obtuvo respuesta alguna de la otra parte sin embargo, logró escuchar un leve resoplido del otro lado
De pronto una mesita y una silla fueron colocados a casi un metro de biombo por las dos doncellas, sirvieron una simple taza de té e hicieron una reverencia hacia la persona que estaba detrás de la cortina y se fueron tan rápido que Pei Ming no tuvo tiempo de detenerlas.
Realmente se tomaron en serio el "sola una taza de té" . Sonrió con amargura y se sentó en la sillas — ¿Mi señora es tímida? Hace frío, pero no me permite ir a su lado. Este servidor tiene roto el corazón.
— Vaya que tienes agallas, ¿Qué es lo que deseas saber?
Esa voz no era la voz de una damisela protegida de vientos y mareas, era un tono más grave y autoritario perteneciente a un hombre, Pei Ming frunció ligeramente las cejas, solo por un momento llegando a pasar de ser percibido.
Rio por dentro y pensó "¿Por qué tanto misterio? "
No había belleza que no hubiera visto o tocado, algunas eran orgullosas y tercas, pero todas al final terminaron en su cama, está vez, Pei Ming no sintió que fuera un retó, las esquinas de sus labios se curvaron hacia arriba.
— Directa a los negocios. Me gusta, solo tengo una duda — Pei Ming hizo una corta pausa para tratar el té caliente como un vino y lo agitó en sus manos — ¿Podrá proporcionarme la información que busco?
El sonido de un abanico cerrando con fuerza interrumpió la última oración del general. Pei Ming lo encontró divertido en vez de sentirse intimidado "Es brava "¿Será igual en la cama?"
Sus pensamientos tomaron un desvío, sus ojos entrenados en el campo de batalla parecían atravesar la cortina y captar la silueta de aquella persona, cabellos azabaches caían como hilos de tintas sobre sus hombros, túnicas blancas y azules, un color poco usado en la estación fría, pero le dio a su imaginación un toque sensual. El abanico de papel en sus manos le daba la impresión de que era una dama de alta clase, caprichosa y orgullosa que fue mimada toda su vida.
— ¡Se terminó el tiempo! Saquenlo de aquí.
Sin tiempo para reaccionar, dos hombres ya se encontraban a ambos lados de él — Señor lo encaminamos a su destino.
— ¡Espera! — Pei Ming protestó — Todavía no he bebido mi té, señorita ¿No está faltando a su palabra?
— No, yo ya terminé mi taza. Retírese
Había decenas de quejas en la garganta de Pei Ming, la frustración comenzó acumularse en su pecho, no iba a retirarse sin obtener lo que deseaba, por las esquinas de sus ojos divisó los hombres ponerse en posición de lucha, podría con ellos dos y más si fuera necesario, pero no era su intención, se tragó su orgullo y no opuso resistencia, frunció los labios y miró directamente a la persona que estaba detrás de la cortina.
— Vendré de nuevo.
— ¿Es una amenaza?
— No, una promesa mi señora
El general dio media vuelta y se alejó con paso rápido y firme, dejando entre ver la grandeza en cada paso que daba y la promesa de volver pronto
Una vez que el general dejó por completo la casa de las flores una de las doncellas se acercó al biombo y se arrodilló enfrente de él.
— Mi señor, me disculpo por lo ocurrido, cuáles serán sus órdenes con respecto a ese general
El sonido de algo levantarse se escucho detrás del biombo y este fue retirado para dejar ver a la persona detrás de él, la belleza de Shuǐshén Shuǐxiān era muy diferente de lo que muchos imaginaban y cuan errados estaban, no se trataba de una bella flor, blanca y pura como el narciso que le daba su título, no era delicada y frágil, ni siquiera se trataba de una dama en cuestión, la belleza de aquel joven era de otra forma, su cuerpo pese a ser esbelto poseía unos hombros anchos y fuertes, su rostro fácilmente podía pasar por alguien de la realeza, por sus facciones fuertemente delineadas, sus ojos azules eran hermosos, no como el rocío de las flores, si no como el azul de los mares, claros y profundos como el océano cuando está dormido pero también eran feroces como las olas que destruyen todo en su camino.
— No hagan nada — ordenó con su voz calmada — podrá ser el máximo comandante de la nación, pero el que manda aquí soy yo.
Dio media vuelta y comenzó andar a sus aposentos, antes de llegar se detuvo y giró levemente la cabeza
— Desaparezcan a la cortesana Ning
— Como mi señor Shi WuDu ordene
— Eso es todo, puedes retirarte — sin decir más, se perdió en la negrura de su habitación.
Fin La cortesana Shuǐshén Shuǐxiān
Notas de traducción
1) Diosa del agua
2) Narciso
Notas de las autoras:
Izuna: Hola, ya todos me conocen. En esta ocasión estoy feliz de poder compartir esta nueva historia que cree junto con una gran y querida amiga Leyla, personalmente es una de mis autoras favoritas, su forma de escribir y expresarse es hermosa, tiene una gran experiencia como autora, por eso les recomiendo mucho que visiten su perfil LeylaK01 donde encontraran sus obras
Este es nuestro primer trabajo juntas y una nueva experiencia para ambas, para mi es honor poder trabajar con este proyecto con ella y ver cómo nuestras ideas le dan forma a esta gran aventura, que en lo personal, pienso que es será una gran historia. Espero que le den una oportunidad y nos vemos en el próximo capítulo ¡Bya!
Leyla: Hola, muchas gracias por darle una oportunidad a esta historia, quiero agradecer de igual forma a Izuna por compartir esta aventura conmigo, lo que inició como un: "que pasaría" en una plática en WhatApp se convirtió en el Eden de las flores, admiro mucho a esta chica, la conoci por sus historias y con el paso del tiempo se volvió una gran amiga, es para mi todo un honor poder estar escribiendo con ella sobre SWD y PM. Es muy divertido poder ver diferentes puntos de vista desde la perspectiva de cada una y como se complementan para dar vida a esta historia, Espero haya sido de su agrado y nos leemos en el siguiente capítulo, Chao.
Mini teatro:
— ! Hola soy Izuna!
— ! Hola Soy Leyla!
Shi WuDu las mira de arriba a abajo "¿ Quien las conoce?"
Izuna: Eso dolió 😥
Leyla : Bueno a ti si, a mi no tanto 😂
Pei Ming : "Nenas, no le hagan caso a esta amargado.
Shi WuDu rueda los ojos .
Pei Ming : estas no son las formas de tratar a dos bellas damas
Izuna se sonroja.
Leyla :Sonríe y le dedica una mirada asesina a SWD
La expresión de Shu Wu Du se volvió negra.
Izuna huye
Leyla corre detrás de Izuna y la detiene, voltea a ver a Shi WuDU con los ojos entrecerrados y piensa "Hare que recuerdes nuestros nombres, asi sea a la mala"
Vuelve a sonreír y le guiña un ojo a Izuna y Pei Ming piensa que es para él.
Pei Ming le devuelve una sonrisa coqueta.
Shi WuDu lo fulmina con la mirada.
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