"Estas memorias son las que más me lastima recordar, aunque sean importantes en como terminó mi vida.

No estoy segura de en que momento mi vínculo con mi padre se rompió, siempre era discutir con él hasta los gritos. Muchas veces Alexander se escondía por no querer oír ni ver.

Muchas veces culpé a la adolescencia y casi adultez por mis arrebatos emocionales, era mi forma de escudar lo grosera e infantil que estaba siendo con el hombre que solo trataba de protegerme.

-¡Es mi vida y mis decisiones, no vas a prohibirme usar la telequinesis!

Fue lo que le dije a mi padre en una de nuestras tantas discusiones, recuerdo haberle dicho tantas palabras hirientes. En su momento no pensaba que algo así podría lastimarlo.

Las cosas escalaron a un nivel físico, usando mi habilidad le lancé un cuchillo y para mi sorpresa, él lo detuvo con facilidad. Eso solo significaba que mi padre era mucho más fuerte que yo.

Después de ese desagradable suceso, me sentía tan culpable. Cuando me veía al espejo solo podía sentir odio y rechazo por el enorme error que había cometido.

No pude controlarme cuando agarré unas tijeras y comencé a cortarme el cabello, los mechones azabaches caían en el fregadero junto a las gotas de mis lágrimas saladas. Ver mi nueva imagen tampoco me dio satisfacción alguna.

-Eres una desgracia para todos, nunca debiste nacer

Era aquella voz que llenaba mi cabeza incluso mientras me duchaba bajo el agua helada, incluso froté la piel de mis brazos hasta tornarla rojiza por la irritación y mis labios los mordía con tanta fuerza hasta hacerlo sangrar."