Capítulo 6
"Kenji no podía apartar la mirada de la pantalla del ultrasonido, la pequeña figura que se asomaba ya se había convertido en su alegría y su pequeña princesa.
Después de la consulta médica, Agatha y Kenji hablaron un poco sobre que nombre llevaría su hija, al final decidieron nombrarla "Kitana".
Tiempo después, justo al cumplirse ocho meses y medio, los quejidos de dolor por parte de la mujer despertaron a el joven Ryu de inmediato en medio de la madrugada.
La fuente se había roto y las contracciones se volvieron insoportables; Kenji apenas si tuvo tiempo de vestirse y preparar una maleta pequeña con cosas que podrían necesitar cuando estuviesen en el hospital.
Jamás había sido admirador de los hospitales debido a que no le gustaba el olor de los mismos, esa sensación de soledad en el pulcro lugar tampoco ayudaba. Yacía sentado en una silla en la sala de espera, solo le quedaba rezar que todo saliera bien y que su amada hija naciera sana.
Parecía haber transcurrido una eternidad cuando una enfermera finalmente se acercó a él, por obra de Dios las noticias habían sido positivas. Su niña había nacido sana y su esposa había resistido un parto difícil.
Quizá lo segundo no era lo que realmente deseaba, pero no lo diría en voz alta. Una vez obtuvo el permiso del personal médico, pudo entrar a charlar con Agatha.
La mujer estaba recostada en la camilla, parecía perdida en sus propios pensamientos mientras miraba a través de la ventana; observando los copos de nieve caer como plumas contra el suelo.
-¿Cómo te sientes?
La voz de Kenji hizo eco en la habitación, llamando la atención de su esposa; quien le sonrió por primera vez en mucho tiempo.
Hablaron de cosas triviales con tranquilidad, era como si volvieran a ser los jóvenes enamorados aunque estaban muy lejos de recuperar ese vínculo.
Kenji se vio obligado a dejar la habitación para poder ver a su hija recién nacida. Estando en cuneros pudo verla, sus ojos solo podían mirarla con total adoración y el más puro de los amores.
Sus ojos se llenaron de lágrimas al recodar las tantas veces que intentó suicidarse, el pensamiento que lo mantuvo con vida era proteger a esta hermosa bebé de cualquier peligro.
Aunque su momento de paz no duró mucho, al levantar la mirada pudo ve a un grupo de enfermeras, médicos y pacientes corriendo por los pasillos mientras gritaban por ayuda.
Sintiéndose confundido cargó a su bebé en brazos, usando su propia ropa como un capullo seguro para esconderla.
El sonido de las sirenas de patrullas policiales llamó su atención, guiándolo a correr a la entrada principal del hospital.
Entre los cristales rotos y muebles dañados pudo verla; la mujer que alguna vez había amado con todo su ser quien estaba bañada en sangre mientras luchaba contra los oficiales.
Se negó a intervenir, corrió rápidamente donde estaba su auto estacionado para poder huir sin mirar atrás, sus instintos gritaban que debía proteger a su hija.
-Papá te cuida, no llores
Su voz trataba de ser lo más suave posible en su intento de calmar el llanto de la bebé, era difícil con el ruido de disparos y gritos en el ambiente.
Fue testigo de la bala que atravesó el cráneo de Agatha, mirándola caer inerte al suelo mientras los agentes se acercaban a asegurar su muerte. El joven Ryu no sintió nada aquella madrugada, solo aquella sensación de vacío mientras encendía el automóvil y aceleraba sin mirar atrás.
Era un hombre adulto, solo le quedaba tragarse el nudo que se formaba en su garganta y las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos.
¿Tienes curiosidad por saber cómo sé todo esto? Bueno, digamos que tuve la oportunidad de ver los recuerdos de mi amado padre. No fue difícil verlos mientras él dormía, aunque tampoco fue sencillo digerir tanto sufrimiento en una historia así.
Ese día entendí porque mi padre llegaba a mirarme con cierto miedo en mis primeros años de vida, él estaba aterrado del enorme parecido físico que había en mi, heredado de su querida Agatha.
Por ello había intentado por tanto tiempo el querer controlarme, no quería que siguiese los pasos de mi difunta madre.
Que lástima, que poco dichoso es el mundo por volverme así."
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