"La vida resultaba perfecta para ambos jóvenes enamorados, al graduarse de la universidad fueron premiados con un título de alumnos destacados, eso les brindó la oportunidad de conseguir un excelente trabajo en la misma zona y comprar su primera casa.

El lugar era amplio en una residencia tranquila con pocos vecinos, después de tres años de noviazgo; el joven Ryu dio el paso de pedirle matrimonio a Agatha.

Ella fue gustosa de aceptar, incluso en ese momento tan íntimo y romántico donde cenaban bajo la luz de las estrellas; sus ojos se llenaron de lágrimas y chilló de emoción:

-¡S-Sí quiero, quiero estar contigo siempre!

Ryu fue el hombre más feliz del mundo esa noche, el anillo de oro con ese hermoso záfiro brillaba en el dedo de su prometida. La noticia fue muy bien recibida para los padres de ambos quienes fueron los principales organizadores de aquella boda tan maravillosa para el matrimonio de Kenji y Agatha.

El joven ya podía permitirse soñar con formar una familia con su amada, desde siempre había anhelado ser padre y que mejor serlo que con la mujer que le daba sentido a su vida.

¿Entonces en qué momento las cosas se volvieron así?

Con pocos meses de matrimonio, Agatha comenzó a ser muy reservada con todos; familia, amigos y su propio esposo.

Kenji tuvo esperanza de recuperar a su amada, quizá si se esforzaba más podría salvar su matrimonio. Eso solo le causó más y más dolor con el pasar de los años.

Al cumplirse cuatro años de matrimonio, fue cuando todo se partió en mil pedazos.

-¡Explícame que son todas estas cosas!

Gritó el hombre con la voz quebrada por el dolor, su mancillado corazón no podía creer que su tierna y dulce esposa se convirtiera en una criminal. Agatha se había unido a una mafia, tan asquerosa y despreciable.

Incluso cuando trataba de hacerla entrar en razón, solo recibía insultos, humillaciones e incluso golpes.

Tuvo tantas oportunidades de huir de esa pesadilla pero nunca pudo hacerlo, tenía tanta esperanza de recuperar a la mujer que adoraba con todo su ser. Inocentemente pensaba que podía devolverla a su yo de antes.

Que error tan grave, él no tenía ni idea que su preciada Agatha había sido consumida por el mal de la telequinesis; su personalidad había cambiado a una cáscara carente de sentimientos y compasión. "