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Capítulo 3

Las noches en los suburbios de Merisnud eran sumamente tranquilas; calles y calles parecidas unas a las otras, entrelazadas por carreteras para el libre tránsito de los autos. La ciudad se divide (Hasta ahora) en 7 secciones y un "centro"; sección 1, sección 2, sección 3..., y así continuaban hasta la 7ª sección; todas contaban con un par de escuelas, diversos parques y centros de convivencia, aunque la verdadera diferencia residía en las clases sociales; en los sectores 1, 2 y 3 se podían encontrar fabricas comerciales de todo tipo de giro, asimismo en estas vivían muchas personas de clase baja o media baja. En el 4º y el 5º sector se encontraban grandes residenciales, las personas con más oportunidades en la isla vivían ahí: Doctores, arquitectos, biólogos, investigadores, ingenieros, personas del medio; gente que ganaba bien. Ahora, si hablamos de los distritos 6 y 7 teníamos que hacerlo con cautela; eran los "barrios bajos" de la isla, no solo vivía gente pobre, si no que los principales carteles delictivos residían o realizaban sus operaciones ahí, también se encontraba el matadero que distribuye carne animal a toda la isla, y aunque era una zona urbanizada, si de peligro se hablaba, estos dos sectores eran los principales exponentes. Normalmente las plazas comerciales y edificios se encuentran en el centro de la ciudad, así como súper mercados y demás lugares con acceso a cientos de personas.

A la zona geográfica donde se encuentra dicha ciudad se le tiene denominada como "Valle", por lo que está rodeada de algunas montañas y cerros llenos de cierto tipo de vegetación. El clima es seco y sumamente caluroso; 35° y 40° grados centígrados por el día eran lo más común del mundo en esta ciudad, mientras que por la noche 20° eran deliciosos.

Mientras tanto, de nuevo en los suburbios y durante una tranquila noche de verano, una chica de aspecto extraño deambulaba por la calle 13 del 5º sector; no hacía mucho ruido al caminar, no se escuchaba su voz ni su respiración, simplemente andaba. Caminaba en línea recta en el pavimento justo en medio de la calle, sin importarle que un carro viniese a toda velocidad y la arrollara, su aspecto era tenebroso a simple vista; lo único que traía puesto era un bóxer sumamente pegado a su piel y una blusa de tirantes blanca, caminaba descalza. Su nombre era Anell Miller, y hace apenas unas horas atrás, había sufrido lo que sería la experiencia más traumática de toda su vida. Ella se repetía una y otra vez aquella frase dicha por Will antes de salir de su departamento.

"Ni una palabra de esto a nadie An, esta ocasión no fue diferente a ninguna otra"

Mientras caminaba entre la oscura noche, intentaba no parpadear ni una vez, cada que lo hacía veía a aquella cosa postrada sobre de ella, mirándola, sonriendo. Estaba destrozada, se sentía ultrajada y lastimada, había sido violada por una entidad la cual calificaba en su mente como "demonio", estaba temblando, no de frio, si no de miedo; miedo a que aquella cosa la encontrara de nuevo.

De pronto, un carro a toda velocidad sale de una intersección y dobla hacia la calle donde se encontraba caminando An, el conductor voltea violentamente su volante para evitar golpear a aquella chica la cual apenas y levanto la mirada para poder observar lo que ocurría, la parte trasera del auto alcanza a pegarle a An en su abdomen, por lo que esta sale volando hacia el pavimento como si de una muñeca de trapo se tratase.

-

Para cuando An abre los ojos una luz cegadora esta postrada sobre su cabeza.

"Tal vez es el cielo"

Pensó durante un momento antes de recordar lo que había sucedido, obviamente no era el cielo, aunque, tal vez "Dios" le había dado una oportunidad, después de todo, lo ocurrido anteriormente había sido en contra de su voluntad.

Para cuando su vista se aclaró, entro en si de que el lugar en el que se encontraba era una recamara de hospital, ella estaba acostada en una incómoda camilla de esas en las que no te puedes dar media vuelta por qué caerías al piso. Miró hacia los lados y no había nadie, solo se encontraba un suero con un tubo que iba directo a su brazo; tenía vendado el abdomen y gran parte de ambos brazos, no tenía calcetines puestos y traía puesto unos pantalones holgados color azul. Al intentar incorporarse sintió un fuerte dolor que recorría desde su abdomen hasta sus costillas, como si la hubiesen apretado muy fuertemente. Se recostó de nuevo y con sus manos palpo la superficie del colchón para encontrar el botón de ayuda, cuando logro agarrarlo lo presiono un par de veces y lo soltó, cerro sus ojos de nuevo, no recordaba con exactitud lo que había pasado, no tenía claras las cosas ni el orden en el que habían ocurrido.

"Me violaron" pensó ella "Me violo un demonio".

La historia podría sonar descabellada, pero era cierta, el día anterior (O tal vez hace unos días ya que no estaba segura en qué fecha se encontraba) había sido invitada por Will e Ivan a fumar. No era algo fuera de lo común, lo hacían con regularidad; iban a fumar, a desnudarse, a jugar, a tener relaciones sexuales y posiblemente después iban a Jean's, aquel famoso establecimiento de comida rápida en la ciudad de Merisnud. En pocas palabras, iba a ser un día sumamente común, muy parecido a todas las ocasiones en las que estaba con Will e Ivan. An aún no podía creer lo que le habían hecho: La habían ofrecido como paga a un demonio morboso para satisfacer sus deseos sexuales. Era extraño, no cualquiera creería en esas cosas, y por alguna razón, An era una de ellas.

Ella era una chica "creyente" de la iglesia católica, y lo decimos así por el hecho de que simplemente respetaba la ideología de su familia, iba a misa una vez al mes y portaba encima de su cama en su recamara una cruz la cual representaba a Jesús en la crucifixión. Por lo que aquello que le había pasado era algo parecido a una ironía: Una alegoría en la que sabía que, si el diablo existía, dios también.

De pronto se comenzó a escuchar mucho ruido en los pasillos, era una mujer gritando mientras al parecer otras la intentaban persuadirla de lograr su objetivo. La puerta de la pequeña habitación donde se encontraba An se abre agresivamente.

─ ¡Hija! ─ dice la señora Miller, la madre de An. ─ ¿Qué te sucedió? Llevamos horas preocupados.

─ Señora, acaba de despertar, por favor, son normativas del hospital realizarle algunos estudios antes de poder exponerla a cualquier otra situación. ─ le responde una joven enfermera mientras otras 2 se ponían a sus costados para evitar que aquella mujer llegara a la camilla.

─ No me importan sus normativas, mi hija fue arrollada por un inepto durante la madrugada y necesito respuestas.─ reafirmaba aquella mujer.

─ Y las tendrá señora Miller. ─ dice un hombre de tez negra y bata blanca mientras entraba al cuarto, el cual para ese entonces ya estaba lleno. ─ Doctor Molina, Mortis Molina. Estoy a cargo de la paciente... Anell Miller. ─ afirma mientras mira su pequeña pizarra que portaba en sus manos, voltea a ver a todas las personas en aquella habitación. – ¿No creen que somos muchos aquí adentro?

─ Lo siento doctor, pero la señora insistió en entrar. ─ responde la misma enfermera que le tapaba el paso a la madre de An.

─ Y es comprensible, su hija estuvo a poco de romperse las costillas y acaba de despertar luego de 2 días de estar dormida, yo me encargo, gracias. ─ le dice mientras se hace a un lado para que las tres enfermeras que se encontraban en el lugar salieran.

"Dos días..." pensó Anell.

─ Muchas gracias doctor Molina.

─ No hay de que señora Miller, solo recuerde no ser imprudente, lo que hacen las enfermeras es por el bien de su hija. ─ le responde el doctor Molina en un tono sumamente amable.

─ Lo se... Solo que estoy algo asustada.

─ Y la entiendo, no sé qué haría si algo así le pasara a mi hija, pero, en fin, que tenemos aquí. ─dice mientras se acerca a An.

─ ¿Costillas rotas? ─ responde An con un tono de voz delicado.

─ ¿Lo delata el dolor? ─ le dice el doctor Molina mientras revisa el suero que colgaba junto a ella.

─ Usted lo dijo al entrar.

─ Bueno, estoy casi seguro de que dije "casi". ─ dice Molina, quien al parecer lo había dejado sin palabras aquella joven.

El doctor Molina ve el expediente durante un momento, sin decir ni una sola palabra, le pide a la madre de An salir un momento, por lo que consecuentemente salen ambos, dejando a An sola en la habitación. No pasa mucho tiempo para escuchar sollozar a la señora Miller, An se extraña un poco de aquello y comienza a inclinarse lo más que su abdomen la deja para escuchar lo que el doctor le decía a su madre. Ambos entran en ese momento, su madre caminaba detrás del doctor y cada uno se postro en un lado de la cama, su madre le toma la mano con fuerza y sonríe de una manera un tanto forzada.

─ Mira Anell. ─ dice el doctor. ─ Se podría decir que estas bien, no sufriste contusiones ni lesiones graves, anatómicamente hablando, dejando fuera los muchos hematomas a lo largo de todo el cuerpo. ─ continuaba el doctor mientras intentaba sonreír un poco, para después cambiar todas sus facciones a unas un tanto más desesperanzadoras. ─ El caso es... Que fuiste violada, ¿Recuerdas eso?

An asiente con la cabeza mientras sus ojos se humedecían en exceso, dejando caer algunas lágrimas en sus mejillas, su madre también lloraba de la misma manera.

─ Sé que no es muy bueno hablar de esto, pero los investigadores te harán esta misma pregunta de una manera menos ortodoxa, nos acabamos de conocer, lo sé, pero es importante que nos digas si recuerdas algo de aquello...

An lo niega con la cabeza mientras su boca temblaba para evitar arrancarse a llorar.

─ ¿Recuerdas quien fue?

An deniega de nuevo mientras abre la boca un poco y suelta un respiro un tanto profundo.

─ ¿Estoy embarazada verdad? ─ pregunta An mientras las lágrimas salen una tras otra de sus ojos. El silencio se apodera una vez mas de aquella sala y el doctor inhala profundamente mientras realiza un par de gestos de decepción.

─ Si Anell, lo siento.

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