Añorando compañía
El tiempo había pasado desde aquel intercambio que tuvo la Tierra con el ser llamado el Iris, y si bien hubo cambios en la nueva rutina del planeta rocosos, esta era destructiva.
Sus hábitos de sueños eran un completó desastre, sus pasatiempos se volvieron aburridos y el observar a su vida se convirtió en un desperdicio de tiempo. Nada le daba satisfacción o llenaba el vacío en su núcleo.
La soledad presente en su día a día nublo con melancolía los pensamientos del planeta rocoso, siempre solo y acompañado por nada más que sus alucinaciones e pensamientos autodestructivos encontro consuelo en la mirada penetrante que lo vigilaba desde la distancia.
Si bien la intromisión del Iris en su mente causó estragos en su propia sique, haciendo que la Tierra se sintiera como un extraño en su propia mente con pensamientos intrusivos, voces extrañas con acentos indescifrables, el sentimiento de compañía aligeró la opresión del planeta rocoso.
Aceptó con el tiempo la voz extraña que le hablo en su mente, era mejor que oir el silencio de su órbita.
Reproducía el recuerdo en su mente con regularidad siempre que el silencio se hacía sofocante y la opresión del espacio retorcía su estómago, era una forma de tranquilizarse, recordarle que allí fuera hay alguien que se preocupa por su bienestar y esta pendiente de su estado.
Sin importar que fuera de forma retorcida y obsesiva.
Espera con un poco de anticipación su próxima conversación con el Iris, estaba seguro que su intercambio anterior era solo el comienzo de una séries de charlas que estaban por venir.
Y tuvo razón.
Más temprano que tarde, cuando se encontraba orbitando espaldas al Sol, lo escucho.
Primero fueron murmullos indescifrables, fácilmente confundibles con bromas de su propia mente trastornada. Después de unas horas de incontables voces resonando simultáneamente, una voz se sobre puso a las demás, clara y dominante oyó como el Iris habló con el.
El mismo escalofrío desagradable recorrió su cuerpo ante la intromisión.
-"¿Me extrañaste? Parece que si"- Rio, era una risa escalofriante y provista de emociones. Mecánica y forzosa.
Tierra no respondió de inmediato, se tomo su tiempo para acostumbrarse al sentimiento de desagradó que recorría su cuerpo, el Iris lo espero pacientemente sin cortar la comunicación.
Cuando se sintió "listo", observo al mismo punto a la distancia y sintió que lo miraban de vuelta.
_"No, no lo hacía."_ Mintió, claro que extrañaba a alguien con quien charlar, no le importaba si era un ser sobrenatural o una asteroide con una cara pintada. Necesitaba charlar con alguien o la soledad lo volvería loco.
Si el Iris vio a través de su mentira no lo comento. -"¿Enserio? Es una lastima, había extraño el sonido de tu voz. Estas mortalmente callado últimamente es.... Algo discordante."-
_"¿Eh? ¿Como sabes como suena mi voz? Estas miles de kilómetros lejos de mi orbita."_
-"Tierra, querido, se hacer muchas cosas. Cosas las cuales están más allá de tu compresión."-
_"¿Que eres?."_ Pregunto la Tierra.
-"Haces muchas preguntas."-
_"Soy curioso por naturaleza, ¿Te molesta?."_
-"No, encuentro encantador que quieras saber más de mi."- Tierra podía sentir la sonrisa atraves de esas palabras, se imaginaba como sería su apariencia física, de que color sería su superficie, que cualidades únicas tenía y–
-"Oh mi, eres una cosita realmente curiosa ¿no? Pensado cosas tan intensas sobre mi de esa manera."-
Tierra se sacudió físicamente y casi se sale de su órbita ante esas palabras, había olvidado que el Iris podia leer sus pensamientos. Sus mejillas se sonrojaron levemente de vergüenza al ser descubierto, especialmente ante la escandalosa risa del Iris.
_"Tu eres el que esta leyendo mis pensamientos, eso es una maldita violación a mi privacidad."_ Reclamo un poco a la defensiva, hiriendo su mínimo orgullo ante las risas burlonas del planeta desconocido.
-"Oh no te pongas así, ¿te vas a enojar por una pequeña broma?."-
_"Pudrete"_ Dijo simplemente antes de apartar la vista del punto a la distancia, sintiéndose completamente humillado.
El Iris simplemente se rió de el, encantado por traer de vuelta esa personalidad orgullosa y un tanto engreída que tenía escondida el planeta rocoso. Esa aura de melancolía y angustia lo hacía ver patético a los ojos del Iris, le desagradaba enormemente ver a su anfitrión de esa manera.
Pronto se unirían de manera única y no quería a alguien depresivo que cuidará de su amada creación, eran sus seres precioso y hambrientos, muy hambrientos. Sintiendo la inquietud de sus seres vivos, corto la comunicación con el planeta rocoso para concentrar su atención en ellos.
Vio como de forma casi instantánea como el planeta al que ha estado observando por un tiempo se desanimaba con su repentina ausencia,lo miraba a la distancia con esos ojos desconcertados y abrumados por la necesidad de compañía.
Oh el le daría toda la compañía que el quisiera, lo arrastraría hasta la oscuridad del universo y haría de su cuerpo celeste suyo para controlar e adorar.
Sus criaturas se agitaron y hasta sus propias lunas miraban con el mismo deseo enfermizo al planeta en la distancia, Iris quería poseerlo ahora.
Ha estado un tiempo ridículamente largo por tener al planeta entre sus brazos y ahora tiene la oportunidad servida en bandeja de oro.
_"¿Iris?."_ Escucho la voz de la Tierra llamándolo. _"¿Estas ahí?."_
El Iris sonrió, fue una sonrisa hambrienta y cruda que se extendió a lo largo de su superficie llegando incluso a fracturar partes de su estructura ante el placer de oir la voz angustiada del planeta rocoso. Recobrando la conexión nuevamente, hablo de la forma más calmada posible.
-"Lamento haberme ido de repente, había un par de asuntos que resolver."- Observo encantado como el planeta más pequeño se relajaba ante su obvia mentira, ver lo fácilmente manipulable que era ahora aceleraba sus planes y su emoción de por fin estar frente a el se hacía insoportable.
Como si sintiera su entusiasmo, una de sus lunas, Cyst, avanzó al frente en intento por llegar al planeta rocoso. El Iris sin embargo sabía exactamente lo planeaba hacer así que atrapo a su luna rápidamente antes de que esta hiciera una estupidez.
Cyst gruño y mordió la mano de su planeta en un intento para que lo soltara pero ese se negó a ceder. Observando a su luna inquieta en su mano, se le ocurrió una idea maravillosa.
Sabía que la Tierra necesitaba a su satélite para estabilizarse, lo veía incluso desde aquí como la superficie del planeta rocoso se hacía inestable y este ni cuenta se daba. Así que, ¿Por que no enviarle un regalo?.
______
Iris es un maldito asqueroso.
Esta es la luna Cyst:
Esa cochinada de ahí es canon en Gemini Home Entertainment, tengo tantas ganas de integrar a la demas lunas del Iris.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro