T.4.8.
P.O.V Andrestea.
A Andrestea le gusta el agua. Siempre le ha gustado el agua. De niña le gustaba ir a la playa y contemplar el vasto e inmenso océano. A algunos le sobrecoge el mar pero a Andrestea no. A Andrestea le calma y le abraza. Madre nunca le dijo a Andrestea quién era su padre, siempre le decía que murió en un accidente de tráfico cuando era pequeña. Pero en el fondo Andrestea sabía que eso era falso. El agua fluye, pantha rei... era lo que las olas del mar le susurraban en las noches. Pantha rei... ríos, mares, océanos y la lluvia, todo fluye a pesar de todo y todos. Nada permanece inmutable y madre lo sabía. Un día le confesó a Andrestea quién era su padre y ese mismo día lo conoció.
Desde aquel día vivió con su verdadero padre, Poseidón, el Señor de los Mares y el Agitador de la Tierra. Andrestea vivió entonces en el Mundo Sobrenatural, entre los dioses olímpicos. Zeus, Hera, Ares, Atenea, Afrodita, Hefesto... todos le dieron la bienvenida a Andrestea, aceptándola como una de los numerosos semidioses del panteón. Entrenando con Poseidón y conviviendo con los demás dioses, Andrestea pronto se volvió una más en el Olimpo, asistiendo a reuniones o haciendo recados para padre. Cuando llegó a los oídos de Andrestea que la facción abrahámica quería entablar alianza con los olímpicos, su vida volvió a dar un vuelco.
Si antes no sabía quién era su padre y se le fue descubierto, ahora se le era revelado su ascendencia ancestral. Juvia Locksar, una famosa maga de la ancestral era de Earthland era su antepasada. Sayf Al-Tiniyn, era el descendiente de otro mago famoso de Earthland, Natsu Dragneel. Ambos congeniaron y firmaron el tratado fundacional de la Alianza Sobrenatural en Sión, junto con los dioses de sus respectivos panteones y los abrahámicos. Ahora Andrestea formaba parte de la Alianza Sobrenatural, y eso la llevó a ser llamada para rescatar al Kókkinos Drákon y a sus compañeras que habían sido derrotados por los demonios abrahámicos. Tuvieron que enfrentarse al Sumo Sacerdote satánico, venciéndole por las mínimas.
Es por eso que, creyéndose débil y habiendo oído de Hades-theíos que los Egrḗgoroi habían organizado un Torneo de Entrenamiento, no dudó en alistarse al torneo. De eso ya pasó dos días y hoy a Andrestea le toca batirse en combate contra Irina Shidō, una exorcista humana reencarnada en ángel del Cielo como el As del Arcángel Miguel. Cuando terminó el combate previo, el de la hija del Cadre Baraquiel contra el hijo del Cadre Kokabiel, quien resultó ser también un descendiente de un mago de Earthland, Erza Scarlet, Andrestea e Irina se dirigieron a sus vestuarios para preparar el combate que daría comienzo en menos de media hora.
Una vez estuvo en los vestuarios, Andrestea se cambió de ropa a una más adaptada al combate. Se cambió su quitón y apotigma blancos a unos leggins azules oscuros, zapatillas de deporte blancas y un top también de color blanco. Una vez estuvo vestida, se dirigió a la Arena, donde pudo apreciar como cientos y cientos de espectadores, tanto griegos como de los otros panteones de la Alianza vitoreaban su nombre y el de su contrincante, la cual venía vestida con un traje negro apretado a su piel, una pendiente plateado con una cruz al cuello y lo que parecía ser un látigo en su cintura. Llevaba también un aro dorado en su cabeza, indicando que era una ángel pura, al contrario de los ángeles caídos, que si lo llevan, es oscuro.
Ambas se acercaron al centro de la Arena, donde las esperaba el árbitro de este duelo, egipcio en este caso. El referí les explicó las reglas del duelo a ambas: nada de golpes ni heridas mortales o de destruir la estructura del estadio. Tomando la moneda de oro, les indicó a ambas que si caía en Cara, le tocaba a Andrestea salir al ataque, mientras que si caía Cruz le tocaría a la exorcista Irina salir a la ofensiva. Lanzándola al aire, la moneda dio varias vuelta cuando paró a caer en el dorso de la mano del árbitro.
―¡Cruz! ―pronunció el referí, indicando con ello que Andrestea le tocaría estar a la defensiva en este duelo.
―Pantha rei... plic plac... ―susurró Andrestea para sí dirigiéndose a su campo de la Arena mientras que Irina hacía lo mismo pero volando con su par de alas blancas. ―Pantha rei..., todo fluye... ―susurró cuando llegó a su campo, esperando a que su contrincante atacase para poder defenderse, tal y como dijo el árbitro.
No tardó mucho ese momento, cuando Andrestea pudo ver un par de alas blancas lanzarse hacia ella. De las manos de la exorcista aparecieron dos aros de luz dorada que fueron arrojados a toda velocidad contra ella. Andrestea, siendo rápida de reflejos por ser una semidiosa, y usando sus manos como mangueras, disparó dos ráfagas de agua a presión en dirección a los aros, los cuales fueron destruidos a pocos metros de Andrestea. Sin detenerse ni un segundo Andrestea volvió a apuntar con sus manos a la exorcista, volviendo a disparar las ráfagas de agua a la humana reencarnada, quien esta vez invocó una espada de luz y, de alguna manera que Andrestea no entendió, los cortó de un tajo.
Atónita por cómo había cortado el agua como si fuera mantequilla, convirtió nuevamente sus manos en dos masas que giraban como motosierras, tomando energía para ser lanzadas poco después. Una vez fueron arrojadas hacia la contrincante a una velocidad aún mayor que las ráfagas anteriores, Andrestea decidió no tomar un respiro por si la exorcista las esquivaba o las bloqueaba, creó a sus costados dos grandes de pilares de agua que alcanzaban el cielo y los giró a su alrededor a gran velocidad, creando un muro de agua a presión que la protegería.
Por su parte, la exorcista, sin deshacer su espada de luz dorada, logró cortar la primera masa de agua, pero la segunda masa le rozó por milímetros el hombro, rompiendo el cuero de su vestimenta de exorcista, pero sin hacerle ninguna herida significativa. La de pelo castaño y ojos violetas, enfurecida por que Andrestea le había dañado el traje, invocó cientos y cientos de lanzas de luz dorada, arrojándolas todas contra el muro de agua a presión que había invocado Andrestea. Gracias a la previsión que tuvo Andrestea, las lanzas chocaban y se rompían al contacto con el muro, el cual empezaba a perder fuelle.
―Pantha rei... pantha rei... ―repetía como un mantra Andrestea, escondiendo en el mismo un sentimiento de impotencia. La impotencia, entre otros sentimientos, influían decisivamente en Andrestea, e Irina lo iba a saber.
Cuando terminó la de pelo naranja de arrojar lanzas de luz doradas, Andrestea comenzó a hacer fluir su cuerpo, literalmente: sus manos y pies empezaron a derramarse, su cabello se volvió húmedo, tan húmedo que goteaba al suelo de la Arena. Desde las radas, Andrestea pudo oir como el público jadeó en asombro. ¿Acaso no lo sabían? ¡Andrestea era la descendiente la Mujer de Agua, Juvia Locksar! ¡Y la Mujer de Agua era, literalmente, de agua! Convirtiendo todo su cuerpo en agua caliente, dio un salto y, expulsando un chorro de agua a presión como si fuera un jet, se lanzó contra Irina, quien no se la esperaba.
―¡¿Pero qué?! ―exclamó la exorcista humana cuando Andrestea arremetió contra ella, lanzándola por los aires hacia el otro lado de la Arena. Por desgracia, la exorcista logró mantener el equilibrio y cayó de pie en su campo.
Andrestea cayó también de pie en el filo entre su campo y el de su contrincante. Tomando su cuerpo físico nuevamente colocó sus manos en dirección de la exorcista y, creando un caño de agua lo lanzó hacia Irina, quien alzó el vuelo y esquivó el caño ágilmente. Esquivando el caño, la humana reencarnada en ángel pura logró aproximarse peligrosamente a Andrestea. Sin poder creerselo, no pudo ver cómo Irina le dio un tajo con una espada de luz dorada. Pero para estupor de la de pelo naranja y la del Arcángel San Miguel, que ya estaban cantando victoria, el cuerpo de Andrestea se había vuelto a convertir en agua, atravesando la espada el cuerpo sin causar daño alguno.
―Plic plac... plic plac... ―susurró Andrestea atrapando a la exorcista en un domo de agua sin aire. ―Pantha rei... ―dijo recuperando la parte que había cortado supuestamente la espada de luz de Irina.
Irina entonces se llevó la cintura, tanteándola pareciendo buscar algo en ella. Tomó el látigo que llevaba y, aguantando la respiración, dio un potente azote al suelo donde estaba para estirarlo y otro a la burbuja, estallándola desde dentro. Si antes el público jadeó de asombro al ver cómo Andrestea se convertía en agua para arremeter contra la exorcista, ahora volvía a hacerlo al ver como Irina se había deshizo de la trampa que le puso Andrestea. Oyendo cómo volvió a azotar el látigo, la humana se acercó de nuevo a Andrestea sosteniendo en sus manos esta vez una katana. ¿Cuándo había cambiado de arma?
La de pelo naranja se abalanzó de nuevo contra Andrestea, blandiendo el arma frenéticamente contra ella. Rápidamente creó con sus dos brazos dos látigos de agua a presión para combatir a la humana reencarnada. Los látigos de agua azotaban a Irina, pero ésta los cortaba con su fragmento de Excalibur, Mimic. Intentando desestabilizar a la exorcista, Andrestea invocó dos látigos de agua más de su espalda para seguir golpeando, o intentándolo. Ahora con cuatro látigos, Irina no pudo bloquearlos todos, siendo herida en los hombros, muslos o bajo vientre. Andrestea dejó que se acercara la humana reencarnada para darle el golpe final, o eso creía.
Andrestea alzó la mano al cielo, invocando un círculo mágico azul con una lechuza blanca en el medio. Al momento, el hechizo hizo efecto: el área del campo de Andrestea se cubrió entera de domos de agua de poco más de dos metros de alto y otros tantos de ancho, casi doscientos domos de agua que desconcertaron tanto a la combatiente de Andrestea y al público. Pero lo que más pasmó a todos fue cuando Andrestea, aparentemente desapareció de la nada. ¿Pero es que terminan por entender que Andrestea es agua? El agua fluye siempre, pantha rei... Andrestea se camufló entre los domos convirtiendo su cuerpo entero en agua, fluyendo entre los domos como un pequeño riachuelo.
Irina, tomando la katana con las dos manos, decidió acercarse a los domos con más detenimiento, con cautela de lo que los domos pudieran hacer. Lentamente se acercó al primer domo, pero de éste salió una caballada de corceles de agua hirviendo, debido a la impotencia que sentía Andrestea por no poder hacerle frente a la humana reencarnada, que atropellaron a Irina provocándole moratones y algún que otra quemadura de primer grado en las zonas donde su traje de exorcista no cubría la piel, más precisamente en los hombros y muslos. Levantándose como meramente pudo, volvió a tomar la espada transformada y anduvo con aún más cautela entre los domos, sin volver a tocarlos o acercarse a ellos. La de pelo naranja había perdido de vista a Andrestea. Bien, eso es lo que quería.
Volviéndose a convertirse en riachuelo, se trasladaba de domo en domo al más cercano a la humana. Una vez allí, Andrestea lanzó desde el interior lanzas de agua a presión que Irina lograba bloquear, aunque ya muy cansada por la arremetida de los corceles de agua. ¿Poseidón-patéras era el Señor de los Caballos, no? Volviendo a cambiar de domo, Andrestea le seguía lanzando objetos de agua: lanzas, flechas, jabalinas, e incluso animales varios como toros, caballos, águilas o delfines. La de pelo naranja lograba esquivar o bloquear algunos, pero no todos. Viendo como su espada que se transformaba no estaba sirviendo, invocó nuevamente dos aros de luz dorada y fue domo por domo pinchándolos, provocando que Andrestea tuviera cada vez menos domos donde camuflarse. Harta ya, salió del domo que estaba justo detrás de Irina y volvió a tomar forma humana detrás suya
―Plic plac... Pantha rei... ―susurró Andrestea acumulando agua a presión hirviendo en su diestra golpeando en la espalda a la humana, lanzándola a volar a la pared del estadio donde estaba el palco de autoridades, dejándola inconsciente.
Fin del P.O.V Andrestea.
El Arcángel Miguel se levantó del asiento preocupado por su As humana, pidiéndole angustiado a Azazel que la retirara de la Arena. Su hermano caído así hizo y unos ángeles caídos tomaron a Irina para llevarla a la enfermería del hipogeo. Zeus aplaudió satisfecho por la actuación de su sobrina Andrestea en el combate, mientras que los griegos presentes en el estadio clamaban furiosos los nombres de Andrestea y Poseidón. El combate oficialmente había acabado en esta tanda. Esta noche será el verdadero combate final entre el actual portador de Draig Goch y Sayf Al-Tiniyn.
Pero Azazel volvió a divisar el cuervo que vio tras el combate de sus sobrinos. Esta vez el cuervo se posó a pocos centímetros suyos, graznándole antes de volver a alzar el vuelo, dejando tras de sí dos trocitos de madera de poco menos de cinco centímetros de longitud en los cuales estaba inscrito una serie de trazos que hacían un símbolo en ambas caras de los dos palitos de madera de picea.
Azazel tomó los trocitos de madera y examinó los símbolos. Una vez se dio cuenta de qué eran los símbolos, decidió guardárselo para sí. Ya lo anunciaría luego del combate de esta noche que estaban siendo observados por cierto vejestorio tuerto.
________________________________________________________________________
Palabras: 2270
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro