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T.4.13.

La fría noche del país escandinavo se dejaba sentir en la casa rural en la que Kokabiel, Baraquiel, Tamiel y Abhainn habían alquilado esa misma noche cuando llegaron a Reikiavik. Cada uno había escogido una habitación donde pasar esa noche y, sin deshacer ni siquiera las maletas, se habían acostado en las camas a dormir, pues eran ya cerca de las una y media de la madrugada cuando llegaron, se merecían un merecido sueño. Sueño que, por desgracia les era harto difícil conciliar debido al frío de la noche islandesa. 

Baraquiel y Tamiel, que compartían una habitación con dos camas estaban literalmente tiritando del frío, quejándose a Padre de porqué tuvieron que haber nacido en un lugar -Palestina- con un clima tan benigno. Kokabiel y Abhainn por su parte, que igualmente compartían habitación con dos camas separadas, intentaban conciliar el sueño tapados con las sabanas, pero no lo lograban, ya no sólo por el frío nocturno, si no por otro motivo: Abhainn había decidido contarle a su padre sobre el sueño ese que tuvo en el avión. 

―Así que esa guerrera pronunció tu nombre... ―resumió el Cadre lo que le había dicho su hijo. 

―Así es, y no se me va de la cabeza. ¿Quién era? ¿Por qué precisamente a mi? ―se preguntaba el nephilim mirando por la ventana de la habitación. 

―Mira, tal vez no sea Penemuel-achot para leer tus sueños, pero algo en el interior me dice que Padre te está hablando. ―pronunció Kokabiel seguro de sus palabras. 

Abhainn se apoyó en el cabecero de la cama sentado. ¿En verdad su Abuelo Celestial le estaba hablando? Sabía que Él no estaba entre los Vivos y que su Espíritu se comunicaba con sus hijos de variopintas maneras: sueños, voces, cambios fisiológicos repentinos... Tal vez este sueño era una manera de Elohim de hablar con él, ¿pero qué quería decirle su Abuelo con ese extraño sueño? ¿Quién demonios era esa chica para empezar? Abhainn no quería complicarse con tantas preguntas, e intentó echarse a dormir, al igual que su padre, quien entre murmullos no cabía en su asombro del parecido de la chica del sueño de su hijo y el de Rosemary  ¿Sería una versión más joven de su esposa quien le había hablado?

Así empezaron a avanzar las horas de la noche en la casa rural. Baraquiel fue el primero en caer dormido, seguido por Tamiel y Kokabiel. Los Cadres estaban ya todos dormidos profundamente en sus camas pero Abhainn no lograba conciliar aún el sueño. ¿Demasiadas preguntas tal vez, o demasiado frío quizás? Una combinación de ambas seguramente, pero tampoco ayuda que en la ventana que tenía Abhainn enfrente suya hubiera un cuervo de hielo con otra gema muy similar a la que uno de los cuervos de Odín había dado a Azazel en los combates de la semana pasada. 

El pájaro de hielo no se conformó con quedarse en el marco de la ventana y, de un rápido aleteo que descendió la temperatura de la habitación aún más, se posó en la mesita de noche de Abhainn y dejó cuidadosamente la gema de hielo en el pecho del nephilim. El frío de la gema quemaba como el fuego, pero Abhainn no se quejó ni emitió ni un solo ay, solamente miró fijamente al cuervo de hielo en un duelo de miradas. El nephilim y el ave se miraban intensamente, como si la vida de ambos dependiera de ello. Pero tal y como llegó el ave de hielo, se marchó volando por la ventana, dejando la gema de hielo en el pecho del nephilim. 

El hijo de Kokabiel tomó la gema con la mano y, como la pasada semana, ésta se comunicaba con él. Pero en este caso no le hablaba, sino simplemente parecía palpitar. ¿Pálpitos? ¿Desde cuando una gema de hielo palpitaba? Abhainn, sabiendo que lo que acababa de pasar era de vital importancia, despertó a su padre y a sus tíos contándoles lo que había sucedido apenas unos minutos. Los Cadres y el nephilim bajaron a la sala de estar para analizar la situación. Un ave de hielo había traído una nueva gema de hielo que esta vez no hablaba sino palpitaba. ¿Qué demonios estaba pasando? 

―Umh... ―musitó Baraquiel en el salón tras la explicación, apresurada y extraña, de su sobrino Abhainn.

―Esa gema de hielo palpita de alguna manera que no logramos entender... ―manifestó Tamiel tomando esta vez la gema en sus manos. 

―Así es. El cuervo de hielo me la dio directamente en el pecho, no a unos centímetros como a Azazel-dod. ―aclaró Abhainn a sus tíos y a su padre. 

―Con que al corazón eh... ―dejó caer Kokabiel a su hijo, reiterando el nephilim lo que había dicho. ―Hijo, deberás tener presente en la mente a esa chica del sueño que tuviste, creo que la gema nos llevará a ella. ―dedujo el Cadre de Grigory a su hijo, provocando un leve sonrojo al nephilim por las implicaciones que tenía lo que había dicho Kokabiel. 

―¿Qué chica Abhainn-achyan? ―dijo Tamiel en un tono picarón, provocando que el sonrojo de Abhainn aumentase drásticamente

―Déjale en paz Tamiel-ach, ¿No ves que esa chica, quien quiera que sea, es la clave para nuestra misión diplomática? ―regañó Kokabiel a su hermano. Abhainn era la clave, y debían usarla si querían avanzar en su misión en este lugar.

Así fue como los Cadres y Abhainn, vestidos ya con ropas más adecuadas para ir andar con el frío islandés. Estaba amaneciendo ya cuando salieron de la casa rural donde se habían alojado en la noche. Abhainn tomó la gema y se la colgó al pecho, cerca del corazón. Su corazón empezó a palpitar al mismo ritmo que la gema, lentamente. Se hizo una imagen mental de la chica guerrera pelirroja y de su voz y su corazón empezó a palpitar. Con los ojos cerrados Abhainn guiaba a los Cadres por las zonas rurales de Islandia. Los Cadres acompañaban al nephilim en su aparente deambular por los caminos rurales de la isla. ¿A dónde les llevará la gema? Ninguno lo sabía, ni siquiera Abhainn. 

Su andar continuó por un tiempo indefinido más. El sol ya había salido por completo por el este, aumentando la temperatura poco a poco. Fue entonces cuando Abhainn pareció desviarse hacia una entrada de una finca en medio de los pocos bosques que había en la isla. Abrió los ojos y alzó la ceja. ¿La gema los había traído a un recóndito bosque de Islandia? Si esta era la voluntad de su corazón habría que seguirla hasta el final, pensó el nephilim. Dando un aviso a su padre y sus tíos entró en la finca, haciendo lo mismo Kokabiel y sus hermanos. Sólo esperaban que no fuera propiedad privada... 

Los abrahámicos entraron en el camino central de la finca. Los pies se hundían en la nieve pero el frío intenso había cedido a una temperatura más suave que los Cadres agradecieron quitándose los abrigos y se dejaron los jerséis. Siguieron andando un poco más por el camino, tal vez unos diez minutos, cuando por fin llegaron al destino. Una cabaña de madera con la chimenea encendida, troncos de madera afuera a medio cortar y la puerta principal encajada, como invitando a los abrahámicos a que entrasen. Así hicieron, no sin antes avisando a quien quiera que estuviera allí que estaban entrando. 

―Bienvenidos a nuestra humilde morada, abrahámicos... ―dijo una mujer joven de pelo plateado y ojos celestes, vestida con un jersey de color rojo y unos pantalones panas grises. 

 ―Espera un momento, ¿¡tú no eras la camarera del bar en el aeropuerto!? ―exclamó sorprendido Abhainn al ver a la de pelo plateado, quien sonrió y asintió. 

―Cariño, ¿ya llegaron los abrahámicos? ―preguntó una voz muy conocida para los Cadres y Abhainn. Un hombre mayor de unos sesenta años había entrado por la puerta secundaria con con varios troncos de madera para la leña. 

―¿¡Y ese no es el taxista que nos llevó a donde hemos dormido esta noche!? ―exclamaron los Cadres sin poder creer lo que estaban viendo. 

―Sí, ya están aquí. ―dijo la mujer al que parecía su pareja. ―Sentaos, os serviré un cafelito calentito. ―dijo la mujer treintañera a unos extrañados abrahámicos. 

 ―Ah, siento si no nos hemos presentado, ella es Rossweise, la Guardaespaldas de Odín, el Padre de Todo y Rey de Asgard y de los Aesir. ―presentó el hombre a los Cadres y Abhainn, confirmando que él conocía el Mundo Sobrenatural. ―Y yo soy Erik Grattson, su marido y guardaespaldas de Frigg, Reina de los Ases. 

―Y vamos a llevaros a Asgard. ―dijeron ambos simultáneamente, dejando en shock a los abrahámicos. 

──── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ──── 

Issei se había acostado a una hora bastante prudente después de la sesión de entrenamiento que tuvo en la tarde de ayer. Hizo todo tipo de ejercicios físicos sin la ayuda de Draig: sentadillas, sentadillas búlgaras, sentadillas con desplazamiento, walking lunges, steps up, zancadas alternas e inversas, burpees saltando, ejercicios de gemelos, pistols con salto, planchas, planchas laterales, crunch abdominales, bicicletas abdominales, elevación de piernas estando colgado, press de banca con barra, inclinado con barra, de banca declinado, apertura con mancuernas, flexión de arquero. hex press con mancuernas, pull-over con mancuernas, fondos, cruces de poleas, flexiones "súperman", elevaciones boca abajo con disco, boca arriba con disco, resistencias sentado con Head-Harness, ejercicios isométricos hacia los lados y hacia delante y atrás, flexiones de tríceps sobre una silla, extensiones de tríceps sobre la pared, press de hombro con mancuernas, patadas de tríceps con mancuernas y vuelos con mancuernas. 

Tanto entrenamiento dejó hecho polvo al castaño, que estuvo maldiciendo a Draig mientras se preparaba la cena -una ensalada y un yogurt- para irse inmediatamente después a ducharse y a acostarse pues, tal y como le dijo a Raynare esa tarde, no les esperaría despierto. Una vez acostado en la cama, tuvo una pequeña conversación con Draig acerca de ese dragón tan peligroso del que le había advertido en el avión: Crom Cruach, un dragón con delirios de grandeza, el autoproclamado  "Tercer Dragón Celestial", un dragón divinizado por los antiguos irlandeses y que San Patricio erradicó su culto en la isla derribando su ídolo con un mazo. 

―¿Crees que podré hacerle frente Aibō? ―preguntaba preocupado el castaño a su compañero dragón galés. 

[Byddaf yn onest gyda chi Aibō. Ni waeth faint rydych chi'n ei hyfforddi'n gorfforol, perffeithio'ch rheolaeth dros y Tân Sanctaidd neu fireinio'ch sgiliau fel Neo-Dragon-Slayer, bydd yn anodd iawn i chi wrthsefyll y ddraig sbwriel drahaus a gyda rhithdybiau o fawredd honno.] ―confesó Draig lo más sincero que pudo a su portador japonés, el cual no pareció desilusionarse sino más bien todo lo contrario. (Seré honesto contigo Aibō. No importa cuánto entrenes físicamente, perfecciones tu control sobre el Fuego Sagrado o perfecciones tus habilidades como Neo-Dragon-Slayer, te resultará muy difícil plantar cara a ese arrogante dragón con delirios de grandeza.)

Con ese pensamiento en la cabeza Issei se acostó en la cama él sólo. Normalmente estaba ya acostumbrado a dormir con Raynare y Asia, pero el estar solo no le incomodaba tampoco, él era hijo único y siempre había dormido solo después de todo. La noche rápidamente pasó en el apartamento que había alquilado Azazel en Londres e Issei durmió plácidamente en la habitación. Serían por eso de las doce de la noche cuando sintió como dos personas entraban en la habitación y se acurrucaban junto a él. Eran Raynare y Asia que ya habían llegado de Londres. Así que los tres, acurrucados durmieron en la habitación del apartamento. Serían algo así sobre las nueve de la mañana cuando Issei escuchó a Raynare decirle suavemente al oído.

―I-kun, Asia-chan, Sahariel-sama y Penemuel-sama nos vamos a ir a misa a Westminster. Despierta cuando te apetezca... ―susurró la ángel caída dándole un beso en la mejilla a su novio, el cual se dio la vuelta y empezó a roncar sonoramente, para mayor vergüenza ajena de Asia y Raynare que ya estaban bajando de la planta de arriba para ir a tomar el auto.  

Paso otra hora más para un Issei grogui, pero comenzó a abrir los ojos lentamente debido a dos factores: tenía la boca seca de tanto roncar y se su cuerpo le llamaba a ir a evacuar al baño. Así que somnoliento y sin saber muy bien orientarse se levantó y se dirigió al baño que compartían con Penemuel y Sahariel en la segunda planta. Pero la somnolencia del castaño se disipó de golpe y porrazo cuando al entrar en el baño vio al Gobernador General de Grigory Azazel sin pantalones, sin ropa interior, con una simple camiseta negra de pijama, zurrándose la sardina con la mano diestra y aguantando un tarrito de esos de hospital en la zurda. 

―¡¿Qué carajos Gobernador?! ―exclamó Issei dando un portazo que se escuchó en todo el apartamento. ―¡Cierre la puerta cuando vaya a hacer eso! ―recriminó el castaño desde el otro lado de la puerta, a lo que el Gobernador pidió disculpas saliendo del baño con el tarrito lleno de su semilla pero aún sin ropa interior. 

―Disculpa Hyōdō, pero Namtaga-yakira tenía hambre y...  ―intentó explicarse Azazel al castaño, pero el nipón simplemente le ignoró y se metió en el baño a hacer sus necesidades. ―Vale, creo que sería mejor llevar esto a Namtaga-yakira si no está despierta ya... ―dijo Azazel yendo a la habitación donde Namtaga se estaba despertando ya. 

Por su parte, el castaño japonés terminó de hacer sus necesidades y se dirigió a la cocina a preparar el desayuno para todos. Unas tostadas con mantequilla, mermelada o aceite a elegir, café, té o leche calentita y algún que otro croissant o crepes. Terminó de preparar los desayunos y Azazel y Namtaga bajaron de su habitación vestidos con un albornoz negro Azazel y un traje de noche también negro Namtaga. Issei fue perdonado incontablemente por Azazel mientras desayunaban, cosa que hizo gracia a Namtaga. Mientras los tres desayunaron sintieron las puertas del apartamento abrirse. Eran Sahariel, Penemuel, Raynare y Asia, que ya venían de misa en la abadía de Westminster pero pasaba algo con ellas. Tenían un aspecto nervioso, como si hubieran visto un fantasma. 

¡Boker tov  Sahariel-achot, Penemuel-achot! ―saludó Azazel untando un poco de mantequilla en su tostada. 

―Azazel-ach, la hemos vuelto a ver en misa... ―dijo Penemuel nerviosa sentándose, tomándose un poco de té que había preparado el castaño, provocando en la nugig y en el Gobernador una mirada de alerta. 

―¿A quién se supone que habéis visto? ―preguntó el castaño a las Cadres, siendo respondido inmediatamente por el Gobernador. 

―Si es quién me temo que es, una chica joven rubia, vestida de negro gótico, una cruz plateada al pecho y falda negra.  ―describió Azazel a la susodicha. ―Pero veo en vuestras miradas que hay algo más, ¿no? ―infirió Azazel, estando en lo correcto, porque Asia se sacó de su bolsillo una carta, como la que esa misma joven le dio a él en persona en la discoteca donde estuvo Namtaga anoche. ―Lo suponía... ―dijo en aparente abatimiento el Gobernador. 

―¿Qué está pasando Azazel-sama? ―preguntó el castaño tomando la carta que había dejado sobre la mesa Asia para poder leerla. ―"En Berkshire, Mansión Pendragón a 21 de Noviembre de 2012." ―comenzó a leer la misiva el castaño. La letra estaba escrita a mano con tinta negra. Quien quiera que la escribiese se tomaba tiempo para hacerlo. 

Issei iba leyendo la carta a los presentes. La misma relataba que el autor de la misma tenía conocimientos del Mundo Sobrenatural y había sido advertido por una tal Lucille Wand la presencia el Londres de varios seres sobrenaturales, a saber una nugig sumeria, tres Cadres de Grigory, una ángel caída, una humana reencarnada en ángel caído y un humano reencarnado en ángel caído portador del Dragón Rojo de Gales. Seguía la misiva apelando el autor a los seres sobrenaturales a que se pasasen por la mansión, la cual estaba situado a varios kilómetros a las afueras de Londres, en el Condado de Berkshire. Terminaba la carta expresando su dicha por ser el anfitrión de tan magnos invitados sobrenaturales. Firmaba la carta Sir Arthur Pendragón y debajo del texto el sello de la Casa Pendragón. 

―¿Sir Arthur Pendragón? ―preguntó Issei confundido a los presentes. 

[Disgynnydd uniongyrchol yr arenad Prydeinig-Rufeinig Uther Pendragón, a gododd yn wyneb y gwactod pŵer ym Mhrydain pan ffodd y rhufeiniaid o'r ynys.] ―estaba explicando el dragón de Gales, quien llegó a ser coetáneo del dicho caudillo a su portador nipón cuando, de repente, todos pudieron escuchar un claxon sonando a las afueras del departamento. (Descendiente directo del caudillo britano-romano Uther Pendragón, quien se alzó ante el vacío de poder en Britania cuando los romanos huyeron de la isla.)

―¿Un claxon? ¿Quién será a estas horas? ―preguntó Namtaga asomándose a la ventana, quedándose boca abierta por lo que vio: una limusina con dos banderitas con el escudo de los Pendragón estaba en la puerta, con un chófer de decimonónico aspecto en la puerta incluido. 

―Al parecer nos vienen a recoger y todo... ―susurró Azazel cambiándose de ropa mediante un circulo mágico para mayor rapidez. 

―Idiosincrasia inglesa por lo que se ve... ―dijeron ambas Cadres al mismo tiempo cambiándose de ropa también a unas más elegantes. 

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Palabras: 2959

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