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T.4.11

Cuando Azazel les dijo ayer a los Cadres y a Issei que debían dividirse para poder llevar a cabo las negociaciones con los celtas y con los nórdicos con mayor efectividad, ninguno de ellos se esperaban que debían separarse incluso en el viaje a Islandia y a Londres. El pobre Gobernador no pudo hacer coincidir los vuelos y tuvo que comprar siete billetes para el vuelo de Tel Aviv a Londres y cuatro para otro vuelo de Tel Aviv a Reikiavik. Ambos vuelos saldrían con una diferencia de apenas una hora (el que tenía destino Londres salía a las 12:00 PM y el que llegaba a Islandia a las 13:00 PM) Y para mejorar la situación Azazel los reservó con nombres falsos para todos salvo Asia e Issei. 

Pero como siempre pasa con los vuelos y los aeropuertos, Azazel había quedado con los demás Cadres y con el actual Sekiryūtei y sus parejas a las 10:00 AM a las afueras del Mekom-Heskemim. Allí les estuvo esperando una media hora -había salido de su casa con Namtaga sobre las 9:30 AM- cuando al fin pudo divisar en la lejanía a sus hermanos Cadres, todos juntos, llegando con Abhainn, Issei, Asia y Raynare al lugar que había indicado el Gobernador General de Grigory ayer. Cuando llegaron Azazel les contó el plan que había trazado ayer por la noche y hoy mientras desayunaba con Namtaga.

―Por fin, ya estamos todos. ―dijo en voz alta un aliviado Azazel viendo a sus hermanos y al castaño y sus parejas. 

 ―Sí, hemos hecho las maletas para una semana aproximadamente por si las negociaciones se alargan como pasó en Grecia. ―informó Penemuel a su hermano enseñándole las maletas de todos los presentes. 

―Así me gusta Penemuel-achot, previsora como siempre. ―halagó Azazel a su hermana. ―Ahora escuchad, he reservado los billetes de avión para dentro de dos horas el primero, a Londres, y para dentro de cuatro horas el de Islandia. ―informó Azazel a los presentes, quienes asintieron comprendiendo la información dada. 

―¿Pero quién se quedará en Grigory si nosotros nos vamos? ―preguntó un poco consternado Issei a Azazel. 

―Shemhazai se hará cargo de Grigory mientras no estemos. No os preocupéis, estará todo controlado. ―intentó sosegar a sus hermanos Cadre, no lográndolo mucho. ―También han sido informados los Arcángeles, Yeshua-melech y Miryam-malka acerca de nuestro viaje diplomático y lo han recibido con grandes expectativas. ―terminó Azazel de hablar antes de crear un circulo mágico púrpura con una estrella de David dorada en el centro que agrupase a todos los presentes para ser teletransportados a la Facción Abrahámica en el Mundo Sobrenatural para, posteriormente, viajar al Mundo Humano donde irían al aeropuerto Ben Gurión en Tel Aviv. 

Dicho y hecho. Azazel se trasladó junto a todos los presentes al Jerusalén Sobrenatural, más específicamente a las afueras de la ciudad. Todos juntos fueron andando por las calles de la ciudad. La estampa de la misma, una ciudad pacífica donde los habitantes eran de las tres grandes religiones abrahámicas convivían y coexistían sin altercados, donde cristianos, judíos y musulmanes hacían sus vidas como campesinos, comerciantes, artesanos o milicianos urbanos, era una estampa que Elohim siempre había querido ver en el Mundo Humano pero que por desgracia nunca se dio en el tiempo que el Dios de Abraham vivió. Por eso a los Cadres les emocionaba pasear por la Ciudad Santa o cualquiera otra de su territorio en el Mundo Sobrenatural. 

Cuando llegaron al fin a su objetivo, el Templo de Salomón, Namtaga sintió un escalofrío helador por la espalda que no dudó en expresarlo en un quejido adolorido que pudo ser escuchado por su amante y jefe Azazel. El Gobernador de Grigory la oyó y la atrajo para sí con su diestra para que se le hiciera más llevadero el teletransporte al Mundo Humano. Una vez entraron en el recinto interior del Templo los escalofríos de Namtaga aumentaron y comenzó a sentir arcadas y nauseas. Azazel la intentaba calmar dándole palmaditas en la espalda, y hablándole suavemente pero los síntomas empeoraban cuanto más se acercaban a los portones del Templo: sudores, temblores repentinos, vómitos -le vomitó a Azazel en la chaqueta que llevaba puesta, menos mal que se la cambió con magia-... Todos esos eran síntomas que un demonio o súcubo sufría si se acercaba a un templo abrahámico u objeto sagrado de cualquiera de las tres religiones, siendo estos síntomas más graves cuanto más importante era el templo y/o objeto, siendo el síntoma más grave un ataque convulsiones y muerte súbita si se acercaban a la Kaaba, al Muro de las Lamentaciones o a la Plaza de San Pedro. 

Cuando por fin entraron en la sala principal del Templo, antes de pasar al tabernáculo, Namtaga no aguantó más y se desplomó en el suelo, siendo sujetada a tiempo por el castaño japonés, que había sido más rápido. Mientras Issei sostenía en sus brazos el cuerpo de la nugig, Azazel invocaba un circulo mágico dorado y azul con una estrella de David en su centro. Este era el círculo mágico de la Facción Abrahámica, el que les trasladaría al Mundo Humano, más concretamente a un callejón recóndito del barrio judío de la Jerusalén Humana. Antes de salir del callejón, Azazel recomendó a Namtaga, sus hermanas Cadres, a Raynare y a Asia que se pusieran un velo musulmán y que no se lo quitarán hasta que llegasen al aeropuerto de Tel Aviv, solo por precaución. Dicho y hecho, una vez se pusieron los velos, salieron del callejón en dirección a la estación de tren de Jerusalén-Malha de la línea Jerusalén-Haifa. 

Issei iba paseando por la Jerusalén Humana viendo todo con curiosidad. Al igual que en la Jerusalén Sobrenatural, personas de las tres religiones abrahámicas convivían en la ciudad, pero el ambiente no era el mismo: en vez de uno distendido y ameno como en la Sobrenatural, había uno opresivo, asfixiante, todos parecían estar en constante alerta, los musulmanes veían recelosos a los judíos, los cristianos apenas salían a la calle, los judíos parecían ver al resto como seres inferiores. ¿Cómo habían llegado a esta situación? Sea como fuera, ya habían llegado a la estación. Eran las 10:30 AM y Azazel estaba ya comprando los 12 billetes de tren para Tel Aviv. Mientras, Namtaga andaba siempre cerca de Azazel, con su velo puesto. Ya estaba mucho mejor que en la Jerusalén Sobrenatural, pero aún sentía incomodidad puesto que estaban a menos de diez kilómetros del Muro de las Lamentaciones. 

―Espero que me lleves a sitios bonitos en Londres... ―dijo Namtaga apoyando su cabeza en el hombro de Azazel mientras esperaban a que el tren llegase a la estación. 

―Ni que lo dudes, te lo pasarás en grande tanto de día... ―dijo Azazel a su amante, la cual ya sabía cómo acabaría la frase Azazel. 

―Yeah, siempre me haces disfrutar por la noche... ―terminó Namtaga la frase por Azazel, quien hizo una señal a los demás viajeros indicando que el tren ya estaba llegando a la estación. 

―¡Recordad los asientos donde debéis ir sentados! ―advirtió el Gobernador General a los Cadres y a Issei y sus chicas, quienes le respondieron que sí, que sabían dónde ir sentados. 

Los asientos se distribuyeron de la siguiente manera: Azazel, Namtaga, Penemuel y Sahariel estaban sentados juntos, Namtaga y Sahariel junto a la venta. Delante de ellos estaban Kokabiel, Abhainn, Baraquiel y Tamiel, Kokabiel y su hijo junto a las ventanas. Por último Issei, Raynare y Asia enfrente del grupo de Baraquiel. La silla libre estaba junto a la ventana, donde Asia dejó su maleta para mayor comodidad. Así estuvieron distribuidos durante todo el viaje, que duró 45 minutos. Tres cuartos de hora que la mayoría de nuestros viajeros se la pasó descansando, cerrando los ojos o leyendo algún libro. Todos menos uno: Issei, el cual estaba muy atento a lo que Draig, su fiel compañero dragón, le estaba diciendo. 

[Aibō, mae'n dda gen i ddychwelyd i'm mamwlad, ond rhaid i mi eich rhybuddio am un peth.] ―habló seriamente el dragón de Gales a su portador, quien asintió con un bufido. (Aibō, me alegra volver a mi tierra, pero te debo advertir de una cosa.)

[Crom Cruach, cofiwch yr enw hwnnw. Mae'n ddraig bwerus a gwych iawn, hyd yn oed yn credu ei hun i fod y Trydydd Ddraig Nefol.] ―advirtió Draig a Issei, quien tragó saliva al escuchar la soberbia de ese dragón tan poderoso. (Crom Cruach, recuerda ese nombre. Es un dragón muy poderoso y engreído, creyéndose incluso el Tercer Dragón Celestial.)

El viaje en tren siguió sin complicaciones para ninguno de los viajeros, quienes llegaron a Tel Aviv en el tiempo estimado. Eran ya las 11:15 y los Cadres, Issei, Raynare y Namtaga bajaron del tren con las maletas y, a toda prisa, se dirigieron al aeropuerto de donde despegarían los aviones hacia Londres y Reikiavik, a las 12:00 PM y a las 13:00 PM respectivamente. Apresurados, corrieron hacia el aeropuerto arrastrando las maletas. Cuando entraron en el aeropuerto y vieron el cartel con los aviones, escucharon a la azafata del avión hablar a través de la megafonía. 

―Atención pasajeros del vuelo Tel Aviv-Londres, el vuelo dará comienzo en media hora. ―habló desde la megafonía la jefa azafata. 

Azazel, Namtaga, Penemuel, Sahariel, Issei, Raynare y Asia tomaron las maletas y se dirigieron a la cola que estaban ahora subiendo al avión a través del túnel de embarque. Azazel les recordó los nombres falsos a Namtaga y sus hermanas Cadres, así como a Raynare. Cuando iban pasando por el check-in de la cola, iban enseñando el billete y los pasaportes falsos que Azazel había creado la noche anterior: Azazel se llamaba Azael, Namtaga Nathaly, Penemuel Penny, Sahariel Sahily y Raynare por Rebecca. ¿Cómo pasó desapercibido Azazel? Las llamaba con el nombre falso para hacer pasar que las estaba "contando" antes de embarcar. Una vez pasaron todos, se sentaron en sus asientos en el avión y esperaron a que despegara. Le esperaban casi seis horas de vuelo por delante... 

Mientras, Kokabiel, Tamiel, Baraquiel y Abhainn esperaron en el aeropuerto a que su avión con destino Islandia llegase al aeropuerto. Al igual que con el grupo de Azazel, cuando escucharon que el avión con destino Reikiavik había llegado, Baraquiel se encargó de repartir los pasaportes falsos y los billetes, recordándoles cuáles eran sus nombres falsos: Baraquiel era Baraquías, mismo nombre que usó cuando conoció a Shuri por primera vez; Tamiel era Thamar, Kokabiel era Kaleb, mientras que Abhainn no necesitó cambiarse el nombre, pues así había sido nombrado al nacer por su madre humana. Fueron pasando por el check-in del túnel y se subieron al avión. Eran ya las 12:45 PM y les esperaba un viaje de 12 horas, así que llagarían de madrugada. 

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P.O.V. Azazel.

Por fin embarcamos en el avión después correr por casi quince minutos desde la estación al aeropuerto en Tel Aviv. Aunque seamos seres sobrenaturales y no nos cansamos tan rápido como los seres humanos, siempre es bueno tomar un descanso reparador. Me senté al lado de Namtaga-yakira, la cual ya estaba mejor después del mal trago de pasar por tantos lugares sagrados en tan poco tiempo. Ciertamente me asusté muchísimo cuando se desplomó al suelo cuando entramos al Templo en Jerusalén, pero me reconforta saber que ya está recuperada y leyendo un libro que se compró al poco tiempo de llegar a Grigory. No sé qué tendrá esa nugig, pero me tiene como un adolescente hormonal, cosa que ninguna ángel caída ha hecho en mis más de cuatro milenios de vida. 

Sabiendo que aún quedaban seis horas de vuelo hasta Londres acomodé el sillón para recostarme y echarme una buena siesta. Antes de cerrar los ojos pude ojear a Penemuel-achot y Sahariel-achot charlando amenamente en el asiento paralelo al nuestro y a Hyōdō junto con Raynare haciendo lo mismo en el asiento detrás nuestra, mientras que la ex-novicia Asia estaba sentada delante nuestra. Estando seguro de que todos estuvieran bien, cerré los ojos para descansar. 

Pero al aparecer no podré descansar ni en sueños, pues que al momento de cerrar los ojos desperté en un espacio negro tangible. ¿Quién habría hecho esto? De un momento a otro el espacio negro se transformó en una especie de discoteca, el ruido me impedía escuchar el ambiente, había demasiada gente alrededor mía pero pude ver de reojo a Namtaga bailando como una adolescente. Su piel cambiaba del color caucásico a uno violeta intenso al ritmo de la música. Pero había algo que no me encajaba: al lado suya una mujer rubia con ojos rojizos y vestida de negro con una cruz plateada al pecho. Parpadeé y el escenario volvió a cambiar, esta vez al patio de una gran mansión, donde volví a ver a esa chica rubia de ojos rojizos, pero esta vez vestía un traje de sirvienta decimonónica. ¿Qué demonios estaba pasando? No pude reaccionar cuando me desperté violentamente. 

―Ya hemos llegado Azazel-lugal... ―me dijo al oído Namtaga sacudiéndome del hombro suavemente con su mano. 

―¿Ya han pasado seis horas? ¿Ya estamos en Londres? ―dije desperezándome viendo como los pasajeros estaban tomando sus maletas para bajar del avión. 

Ante la afirmativa de Namtaga, tomé las maletas y nos dirigimos hacia la bajada del avión. ¿Quién demonios es esa chica rubia? Eso era la única duda que rondaba mi cabeza mientras bajábamos del avión para dirigirnos al hotel donde había reservado tres habitaciones, una para Namtaga y para mí por supuesto. Sin duda nuestra estancia en Londres será interesante cuanto menos...

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P.O.V. Abhainn.

En el momento en el que nuestro avión arribó al aeropuerto, Kokabiel-avi, Baraquiel-dod y Tamiel-dod nos embarcamos al mismo pasando por el check-in. Llegamos al avión y nos sentamos en los asientos que nos correspondían: yo al lado de mi padre y Baraquiel junto con Tamiel. Nos sentamos y suspiré por fin después de una mañana muy ajetreada para mi gusto. ¿Levantarme a las 8:30 de la mañana para estar presentes en la plaza del Mekom-Heskemim a 9:30? Cómo se nota que padre es militar, no es normal esos horarios. Lo único bueno es que quedan doce horas hasta llegar nuestro destino: Islandia. 

Viendo como padre tomaba un libro para leer al igual que mis tíos, y dándome cuenta que fui demasiado rápido al salir de casa y al preparar las maletas como para meter en ella mis airpods o algún que otro dispositivo para entretenerme, decidí que la única cosa interesante que hacer era echarme una siesta. Con suerte bato mi récord y duermo doce horas seguidas, ¿Quién sabe? Ajusté el asiento para que estuviera cómodo y cerré los ojos para dormir. Pero de un momento a otro, me sentí en un espacio negro infinito. ¿En dónde me había metido?

El espacio era frío, extremadamente frío, tan frío que el "suelo" del lugar tenía escarchas y copos de nieve empezaron a caer cuando di el primer paso. Di el segundo y la nieve empezó a acumularse a donde alcanzaba mi vista. La nevada dio paso a un paraje de columnas de hielo que se alzaban hasta el infinito, un paraje donde una ventisca insoportable parecía querer empujarme lejos, como si estuviera ocultando algo al final del paraje. Entonces vi en el suelo cerca mía una especie de criatura pequeña, de no más de cinco centímetros de alto. Era una especie de hada o criatura de hielo que me parecía estar animando a seguir mi andar. 

Mirándole fijamente, invoqué dos espadas de luz y las usé como si fueran palos de esquí. Seguí el camino que la extraña criatura me indicaba con su andar. La seguí por bastante tiempo, no sentía cuanto, pero perfectamente pudieron ser varias horas. Su andar, en apariencia azaroso, me llevó a una gruta que estaba sellada con grandes bloques de hielo. La criatura, que seguía a mis pies, empezó a darle golpecitos a los bloques de hielo, invitándome a imitarle. Deshice entonces mis espadas de luz e invoqué un lucero del alba de luz y, tomándolo con mis dos manos, empecé a golpear los bloques de hielo hasta que se fragmentaron y dejaron libre el paso a la criatura y a mí. 

En ese instante la criatura se deshizo de su forma física y tomó la forma de una especie de copo de nieve minúsculo. El copo viviente entonces alzó el vuelo y se adentró en la penumbra de la  gruta misteriosa. Invoqué una espada de luz para que me alumbrara y seguí al copo. No tardé mucho en perderle pero aún así seguía explorando la caverna. Mis pasos me llevaron entonces a una sala más abierta de la caverna donde había cristales de hielo a modo de estalactita y estalagmitas. Pero lo que me llamó la atención de la caverna no fue otra cosa que la figura de una joven. Una joven tatuada y de pelo de color anaranjado muy vivo que portaba un hacha demasiado grande como para su tamaño. Se volteó para verme y en ese mismo instante me habló, diciéndome algo que me descolocó de golpe.  

―Abhainn... ―fue lo único que dijo la joven antes de que me despertara de golpe. 

Abrí los ojos y pude ver a mi padre de pie tomando sus maletas, al igual que mis tíos Baraquiel y Tamiel. ¿Ya habíamos llegado a Reikiavik? No puedo creerlo... 

―¡Levántate Abhainn! ¡Esta noche no vas a dormir, ya has dormido en todo el trayecto! ―me dijo mi padre lanzándome mi maleta para que la tomase, cosa que hice como medianamente pude. 

¿Ya estamos en Islandia? ¡¿Tan pronto?! En verdad ese sueño raro ha durado doce horas... ¿Pero quién será esa joven tan... extravagante? Pelirroja, tatuada y portando un hacha demasiado grande para su humilde estatura. Sea quién sea deberá ser alguien importante para lo que se nos viene encima sin lugar a dudas. Bajé del avión junto con mi padre y mis tíos para dirigirnos al hotel rural que Azazel había reservado para nosotros. A ver qué nos deparará esta tierra tan mágica...

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Palabras: 3023


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