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T.3.20

El silencio prevalecía en aquel lugar, teniendo al Sumo Sacerdote observando a los tres jóvenes que no sabían su posición actual, y creyendo tontamente que podían enfrentarlo: Una burda semidiosa, un asqueroso nephilim y un tonto dragón ¡Ja! ¿Éstos son los elegidos por Azazel para rescatar a la portadora del Sephirot Graal? ¡Triste y patético es quedarse corto!

Tal vez sean fuertes, sí. El dragón mató a Raiser y el nephilim es hijo de un Cadre y la descendiente de una temida maga bárbara, pero no importa, acabará con ellos y honrará a Satán por tan impío sacrilegio el haber interrumpido en medio de una ceremonia y matar a todos los feligreses. Se notan que son descendientes de esos bárbaros de Earthland... Suspirando, se tronó el cuello y estuvo listo para la pelea.

Fue entonces cuando, de un momento a otro, la batalla había comenzado de forma rápida, brutal, y sin mediar palabras. El Sumo Sacerdote emitió un aura negra púrpura de su cuerpo recibiendo sin inmutarse un potente golpe de Sayf, una "Garra del Dragón de Fuego", recibiéndolo de lleno en el pecho, provocando una onda expansiva que provocó un leve temblor en todo la ciudad de Lilithbēt.

–¿Pero qué...? –fue lo único que pronunció Sayf al ver que su ataque no le había movido ni un centímetro.

–Eres débil... ¿Y tú eres el descendiente de Salamander? –dijo seriamente agarrando con su propia mano el puño de Sayf.

Así inició entre ambos un combate cuerpo a cuerpo sin magia, estando ambos muy igualados: Tuvo que desviar la cabeza hacia un lado por una lanza de luz carmesí procedente de Abhainn, el cual estaba ayudando al egipcio teniendo puesto una de las armaduras de Re-Equip, la magia de su madre. La Armadura del Emperador del Relámpago brillaba con fulgor, mostrando vestimentas doradas con hombreras de acero y una lanza plateada que con tan solo verla el Sumo Sacerdote sintió que debía tener cuidado. 

Mientras que Dimits'i Leseyit'ani desviaba los ataques de fuego que Sayf estaba usando ahora y la lanza de Abhainn como medianamente podía, logró tomar algo de distancia tras levantar una barrera mágica, y justo allí utilizo su Magia de Copia. Esa es la magia que caracterizaba al Sumo Sacerdote, era capaz de copiar la magia de cualquier ser sobrenatural o humano, pero no con todo su potencial, era limitado, De esta manera hizo suya la magia Dragon Slayer de Fuego del propio Sayf, el cual se sintió insultado por tal trasgresión, aumentando el poder de su fuego para matar a ese sucio bastardo. ¿Cómo se atrevía a copiar la magia de su ancestro? Indignante.

El Sumo Sacerdote comenzó a atacarlo con su propia magia, igualándolo por un breve momento en cuanto a poder mágico puro, pero la magia de Sayf, la original, era superior y él lo sabía muy bien. Si bien era capaz de copiar magias, no tiene toda la potencia que le gustaría, generalmente estando la copia en un 50% a 65% del poder respecto a la magia copiada, pero, no es un impedimento severo. Tal vez el mayor problema sea el usuario que posee la magia portadora, Abhainn, resultando inefectivo ya que requeriría de un objeto como catalizador para imitar dicha magia. En cualquier caso, Dimits'i sabe que contenerlos no será difícil, pero algo pasó: su pierna derecha.

Su pierna derecha había sido atrapada por un látigo de agua de Andrestea, quien le miraba con una cara seria y fría. 

 –Plic plac... –susurró Andrestea apretando el látigo contra la pierna del Sumo Sacerdote.

–Tchs, niña estúpida... –dijo Dimits'i intentando librar su pierna descuidándose, recibiendo un puñetazo en todo el rostro de parte de Sayf.

Pero al menos logró detener la lanza de relámpagos que trato de empalarlo en el estómago. Incluso con el dolor de ser quemado o electrocutado, no fue suficiente para hacerlo caer. Ha vivido por mucho tiempo, y algo como esto no lo matara... Claro que no, él es el Líder Religioso Satánico y Satán estaba de su parte. 

Decidió quitarse a estos estorbos de encima: deshaciéndose del látigo de agua que tenía su pierna restringida, logró propinándole de vuelta un puñetazo impulsado por la magia de fuego anti-dragón a Sayf en el rostro, mandándolo unos metros hacia atrás, mientras tanto, mantenía un combate mano a mano contra Abhainn que trataba de empalarlo, moviéndose a alta velocidad con el poder del relámpago mientras realizaba estocadas precisas y mortales que eran repelidas por los puños en llamadas del Sumo Sacerdote, hasta que mando al ángel hacia atrás con una patada en el estómago seguido de una gran bola de fuego que lo engullo, no sin antes recibir un corteen su mejilla por parte de la lanza electrificada. Un hilillo de sangre bajó por su mejilla. Buena esa por parte de Abhainn.

Puso su mirada en la hija de Poseidón, Andrestea, la cual comenzó un contraataque a distancia mediante su magia de agua, creando varias cuchillas de agua a presión que salieron disparadas. La magia de fuego que había copiado era un perfecto contraste para desviar las cuchillas o directamente evaporarlas, las desviadas iban en otra dirección, logrando cortar todo lo que se atravesaba, paredes y columnas, incluso algún que otro demonio despistado. Nada mal.

Sus ojos brillaron por un breve instante, y ahora, mientras que en su mano izquierda tenía la magia de Sayf, en la derecha tenía la de Andrestea. La helena se sorprendió por esto, pero rápidamente siguió atacando con cuchillas de agua a su objetivo, el cual las repelía con fuego, o se las devolvió con agua, llegando a un punto muerto. Mientras tanto, Sayf cargó con un combo de patadas que el Sumo Sacerdote bloqueo con poca dificultad, creando barreras para evitar la lluvia de relámpagos de Abhainn, y las cuchillas de agua acompañadas por balas y ráfagas de agua por parte de Andrestea. Claramente la barrera cayó casi de inmediato, pero esto le permitiría tomar distancia para continuar con la lucha, sin embargo, esto no estaba llegando a ningún lado.

Reconoció, con molestia, que los jóvenes a los que se enfrentaba eran una gran amenaza, Sayf fue capaz de igualarlo en combate físico. Claro, no por nada logró vencer a Raiser, mientras que los otros dos luchaban con ferocidad y no se extrañaba, una era la hija de Poseidón y una humana y el otro era el hijo del Cadre Kokabiel.

Imitando la magia de luz de Abhainn, materializó varias lanzas de luz pero de color grisáceo hacia sus oponentes para tomarlos por sorpresa, pero no sirvió de nada. Sayf las tomó todas usando la técnica Disparos del Dragon de Fuego para contrarrestarlas, y de las estela de humo de las explosiones, nuevas lanzas de luz de color carmesí potenciadas por el poder del relámpago salieron disparadas a su dirección acompañadas por disparos de fuego y cuchillas de agua a toda velocidad, bloqueando todo al montar una barrera poderosa. 

Dicha barrera fue destruida por la lanza relámpago de Abhainn que salió volando hacia su dirección, y si bien la esquivó, sufrió un poco de daño cuando parte del relámpago le dio de lleno. Ahora, ya cansado de esto, formó una bola de fuego gigantesca utilizando la magia de fuego copiada, suministrándola con energía mágica, y lanzándola hacia Abhainn, el cual cambió su armadura a otra; la Armadura del Emperador de Fuego.

El ataque de fuego que normalmente sería letal, fue reducido a más de la mitad del daño por las propiedades de la armadura, además de su propia defensa a base de luz, el fuego apenas le hizo un par de quemaduras muy leves, y, aprovechando el fuego resultante, concentro todo en su espada y lanzo una ráfaga devastadora. El Sumo Sacerdote se apartó casualmente, y laráfaga siguió su camino; quemándolo todo a su paso.

La pelea mano a mano se reanudó entre Sayf y el Sumo Sacerdote Satánico, teniendo el apoyo de Abhainn con el uso de su espada de fuego, junto con Andrestea que se desplazaba con rapidez atacando a distancia. Dimits'i le disparo varias lanzas de luz a Andrestea que impactaron, pero su cuerpo al ser convertirse en agua cuando la situación lo requería, no le afectó para nada, atravesando las lanzas su cuerpo sin provocarle ningún rasguño.

Iba a probar otra estrategia para neutralizarla, posiblemente el rayo serviría, por lo que mezcló la luz con el rayo para ello, pero estaba concentrándose en los dos herejes problemáticos que no paraban de atacarlo con todo lo que tenían para matarlo, y ya le estaban dando más problemas de los que le gustarían, por ende, decidió usar una de las magias que copio a lo largo de su vida, manifestando de su brazo una capa de oscuridad viviente que agarro en el aire a Sayf que tenía lista una patada de fuego y lo mando a chocar contra Abhainn, el cual se anticipó, cambiando su armadura por la Armadura del Gigante, de color dorado y con decoraciones santas, poseyendo ahora una lanza pesada y llamativa, utilizo esta misma para servirle de soporte a Sayf, y luego lanzándolo contra el sacerdote con la fuerza mejorada que le otorgaba puesta para una mayor potencia, y si bien la magia de agua, oscuridad y la barrera mágica bloquearían buena parte del ataque entrante, Sayf se impulsó así mismo usando la técnica Espada Cuerno del Dragón de Fuego, perforando toda defensa hasta darle un puñetazo muy fuerte en el estómago a Dimits'i quien que no se esperaba tal ataque, perdiendo el equilibrio y el aliento.

Levantándose de entre los escombros, de la sala contigua a donde salió disparado, lleno de rabia, y con un aura que emanaba "muerte" y "peligro", el Sumo Sacerdote pronunció unas cuantas palabras mientras su poder mágico se elevaba a niveles absurdos. 

–Tuve suficiente de esta bendita farsa. Sufran las consecuencias de desafiar la palabra del todopoderoso Satán y la voluntad de nuestra gloriosa raza. ¡ARS MAGIA: Testamento Maldito de los Reyes Demoniacos! –exclamó con toda sus fuerzas el Sumo Sacerdote explotando su volátil magia.

Un pilar de energía blanca, púrpura y negra estalló en su posición, desintegrando todo en un radio de 50 metros aproximadamente, haciendo a los tres magos alejarse lo mejor que pudieron, siendo respaldados por Abhainn quien alzó el vuelo cargando a Sayf y Andrestea para tomar distancia. Tras disiparse esa energía caótica, se observó al viejo demonio, mostrando 10 alas de murciélago en su espalda, y poseyendo en si mismo un poder tan atemorizante que puso los pelos de punta a sus adversarios, dañándolos con solo estar cerca de él por los atributos conceptuales de muerte en su aura que dañaba la tierra y evaporaba la sangre de los desgraciados que hubieran estado cerca.

Ellos lo observaban con el ceño fruncido, anticipándose a lo que estaba por venir. No iban a retroceder. Tal cosa hizo sonreír con burla al sacerdote demoniaco. Cuando los tres bajaron a la tierra, protegidos por la resistencia mágica natural de cada uno de ellos, reanudaron la batalla con tal brutalidad y salvajismo nunca antes vistos.

Mientras Sayf y Andrestea lidiaban con el Sumo Sacerdote, el hijo de Kokabiel respiró con calma mientras llamaba "aquello" que no suele utilizar. Abhainn, aparte de tener la magia de su madre, poderes mágicos de luz sagrada por pertenecer a la raza de los ángeles caídos gracias a su padre, tenía en su haber mucho más que no quería mostrar al inicio de la pelea. Sin embargo, era necesario. 

Rosemary, su madre, tampoco quiso enseñar esa magia a su padre. Era demasiado volátil y poderosa como para que Kokabiel la usara, aparte de lo obvio: Kokabiel no podía usarla por ser un ángel puro cuando le conoció. La Magia Oscura no era muy bien vista en general, pero era útil. La magia que poseía su ancestro masculino por línea materna, Jellal Fernández.

Manifestando un poder macabro con el que lucharía contra la del Sumo Sacerdote por la supremacía, voló hacia su enemigo, chocando entre sí. Tras separarse por un instante, inmediatamente volvieron a chocar, y el Sumo Sacerdote logro mantener bajo control a su oponente, incluso a Sayf que le atacaba con furia o Andrestea que hacía de soporte para sus dos adversarios; realmente en el estado de poder que se encuentra sus oponentes no deberían ser nada, pero, él mismo lo sabe, poco a poco ellos van adaptándose. Le enfurece que sea así, incluso con su poder mágico en su cúspide, todavía siguen desafiándolo y eso era inaceptable. 

Abhainn en la seguridad de la distancia veía con cautela al Sumo Sacerdote. Su poder de Magia Oscura fue manifestándose en el área donde él se situaba. Los muros del Palacio comenzaron a temblar con el poder acumulado de ambos seres sobrenaturales. Abhainn invocó dos sables, el de la diestra era de luz oscura y el de la zurda era de luz roja desplegó sus alas y se lanzó a combatir mano con mano, pues el Sumo Sacerdote había invocado a su vez dos espadas de la oscuridad más densa y opaca jamás creada. 

–¡Llevaos a Valerie, llevadla a Grigory! Padre sabrá qué hacer... –susurró Abhainn mientras se defendía como medianamente podía de los embates de Dimits'i, quien con el hechizo que había realizado antes su potencia se había incrementado exponencialmente. 

–¡Pero tú sigues aquí enfrentándote a ese eifrit! ¡No nos iremos de aquí sin ti y me da igual que seas hijo de Kokabiel! –dijo Sayf encarando a Abhainn, pero el hijo del Cadre le miró de refilón con tal frialdad al egipcio que no tuvo otra que aceptar lo mandado por Abhainn.

Cuando Andrestea y Sayf se llevaron el cuerpo inconsciente de Valerie a Grigory, la pelea entra Abhainn y el Sumo Sacerdote escaló nuevamente. Ya no peleaban solamente en el Palacio, sino en toda la ciudad de Lilithbēt, en las calles o sobre los cielos de la capital demoníaca. Los asustados demonios de a pie corrían a esconderse entre los escombros que estaban provocando por toda la ciudad. Por su parte, los Grandes Reyes del Infierno se habían refugiado en sus respectivos palacios de sus Guizatoč en Gremory, Sitri, Astaroth o Glasya-Labolas mientras que Lilith había sido llevada a un lugar seguro escondido.

El combate era salvaje y brutal, las victimas colaterales caían como moscas, a ninguno de los dos le importaban los civiles que morían. Matar al contrario era el único objetivo que estaba en las mentes de ambos. La lucha parecía no acabar nunca, ambos no querían rendirse para nada, la sed de sangre y hambre de muerte se notaba en el aura de ambos y se notaba incluso en Grigory, donde todos los ángeles caídos comenzaron a rezar por la victoria del hijo de Kokabiel. Y la pelea estaba por decidirse en una sola baraja por ambos jugadores.

–¡Sucio demonio! ¡Acabemos con esto de una vez por todas! –exclamó Abhainn retirándose unos metros del Sumo Sacerdote, quien también se alejó unos metros. Si el hijo de Kokabiel quería acabar con esto, él mismo lo terminará.

–¿Ya estas cansado de pelear, hijo de Kokabiel? ¡Está bien, yo te pondré a dormir! –dijo Dimits'i alzando sus magullados brazos por la pelea al cielo del Infierno.

¡Siete Espadas Celestiales! –exclamó Abhainn usando su mejor hechizo de Magia Oscura, Siete Espadas Celestiales, con el cual convocaba siete pilares de la luz del cielo y golpeaba al enemigo con todos ellos a la vez. 

¡Paraíso de Oscuridad! –exclamó igualmente el Sumo Sacerdote cruzando sus brazos sobre su cabeza provocando que todas las sombras cercanas fueran atraídas hacia él, dando rienda suelta a una esfera de color negro con pequeñas luces blancas y grisáceas, teniendo una gravedad aplastante al ser extremadamente denso. 

Ambos hechizos fueron lanzados a la vez mientras que los portadores exclamaban un "Gloria a Satán" y un "Elohim Ne'edar". Ambos hechizos chocaron en la mitad del camino: la esfera de densa oscuridad del Sumo Sacerdote fue atravesada por los siete pilares de luz de Abhainn. Este choque provocó una explosión tan grande que la onda expansiva lanzó revoloteando ambos combatientes, quienes chocaron contra los escombros del Palacio de los Maōs y del Templo Mayor de la ciudad. Ambos intentaron levantarse de los escombros con dificultades. Al Sumo Sacerdote le faltaba un ojo, había quedado tuerto, mientras que Abhainn cojeaba de su pierna diestra. Había sido un empate. 

–¿Ya te has rendido, sucio demonio? –dijo con sarna Abhainn tirado en el suelo respirando pesadamente.

–Por Satán juro que este no es el final... nos volveremos a ver, hijo de Kokabiel... –dijo el Sumo Sacerdote invocando con la magia que le quedaba un círculo mágico para largarse de allí. Abhainn hizo lo mismo para teletransportarse directamente hacia el Hospital General de Grigory. 

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Palabras: 2759. 

Este capítulo ha sido una colaboración con mi amigo y compadre @hectorelconquistador quien me ha ayudado a redactar la pelea (ya sabéis que no soy el mejor narrando peleas jejeje. Nos veremos en el próximo capítulo. 

Atte.

E.S.Z.

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