T.3.12.
El Lahak Yeshu'a marchaba por los campos del Gran Marquesado Samigina. Issei y las chicas cabalgaban sus monturas al frente del ejército, con sus estandartes siendo agarrados por ellos mismos mientras que las telas ondeaban en la suave brisa. Detrás de ellos los ángeles caídos y puros marchaban al son de sendos shofares que llevaban los capitanes de cada escuadrón: Tnufael en el caso del "Escuadrón de los Hijos del Dragón Celestial" de Issei y Raynare; Ratzonel en el caso del grupo de Kalawarner; Tzanuael en el caso del grupo de Mitelt; Toharel en el caso del grupo de Akeno y Chasidel en el grupo de Asia.
Algunos de los soldados y jinetes de cada escuadrón marchaban en silencio, otros hablaban entre ellos, los ángeles puros rezaban o estaban en silencio meditando. Las armas de luz iluminaban sus rostros y sus cercanías. Luces doradas en los ángeles del Cielo, y de variopintos colores en los de Grigory. Alabardas, espadas, rodelas, katanas, bardiches, sables, todo tipo de armas de luz eran empuñadas por los ángeles del Lahak Yeshu'a. Issei y las chicas eran los únicos que no tenían ningún arma desenvainada, pues estaban sujetando las bridas de las monturas.
El ambiente en el Lahak Yeshu'a era tenso aunque no lo pareciera. Después de que Tnufael obligará a la Nigug del burdel Namtaga a quemar su propio Eš Edam, ató a todas las súcubos entre sí por una cadena de luz, desde el cuello de Namtaga hasta el cuello de la última súcubo. Ahora no serían más que juguetes y entretenimiento para los ángeles caídos del Lahak Yeshu'a. Tanto Issei como las chicas estaban en contra de lo que Tnufael hacía, pero el ángel caído capitán del escuadrón "Los Hijos del Dragón Celestial" tenía el apoyo de casi la mitad de la tropa. Para evitar una posible deserción de las tropas, Issei y las chicas tuvieron que hacer oídos sordos.
Este ambiente tenso dentro del Lahak Yeshu'a fue roto, por lo menos entre las chicas e Issei, cuando Raynare, fijándose en Tnufael -quien estaba justo detrás suya sostenido su shofar-, volvió a fijarse en él repetidas veces, como si le sonara de algo su cara. Creía que su cara le recordaba a algo o a alguien, aunque no sabía a qué o a quién. Raynare giró su cabeza y habló con Kalawarner de lo que le estaba girando por la cabeza.
–Kala, pts., Kala... –llamó la atención a la ángel caída de pelo azul, la cual se giró para escuchar qué tenía que decir Raynare.
–¿Qué pasa Ray? Noto preocupación en tu voz... –confesó Kalawarner respondiendo a su amiga de la infancia.
–Creo que me suena de algo el capitán de nuestro escuadrón... –dijo Raynare haciendo un ademán con su cabeza señalando a Tnufael.
–Él... Espera un momento a mí también me suena de algo... como si hubiera salido en la televisión o algo así. –expresó sorprendida Kalawarner el hecho de que Tnufael le era familiar, al igual que Raynare.
Ahora no era solamente Raynare quien estaba consternada por Tnufael, sino también a su amiga de la infancia Kalawarner se le hacía conocido ese ángel caído. Ambas ángeles caídas decidieron preguntarle a Mitelt si se le hacía conocido de algún sitio, pero esta contestó que no, no le sonaba de nada. Raynare y Kalawarner aún seguían con ese pensamiento en la cabeza sobre porqué les sonaba tanto la cara de Tnufael. Raynare, aprovechando que estaba al lado de Issei, le habló en voz baja para que Tnufael no la escuchase. Pero antes de hablarle recapacitó y le preguntó primero a Fafnir si podía hablar con Issei a través de la telepatía.
-{¿Fafnir, te puedo preguntar algo?} -inició la conversación la ángel caída de pelo negro hablándole al dragón dorado a través de su mente.
-{Sicher kein problem. Was ist los, kumpel?} -respondió el dragón dorado germánico a su portadora ángel caída. (Claro, sin problemas. ¿Qué pasa, compañera?)
-{¿Puedo hablar con el portador de Draig sin que nadie nos escuche?} -preguntó Raynare a Fafnir. Fafnir dudó por un momento, no sabía cómo podía su portadora hablar con el de Draig sin que nadie supiese nada. Al final, a Fafnir se le ocurrió cómo.
-Du und der Drachenträger haben dank Groß Rot eingreifen gemeinsame träume, richtig? -quiso aclarar Fafnir a su portadora, quien le respondió con un escueto sí. (¿Tú y el Portador de Draig habéis compartido sueños gracias a la intervención de Gran Rojo, cierto?)
-Nun, dann müsst ihr nur miteinander schlafen und dann könnt ihr reden, ohne dass euch jemand stört. -respondió entonces el dragón dorado a su portadora, la cual entendió lo que Fafnir quería hacer. (Pues entonces sólo hace falta que durmáis juntos y entonces podréis hablar sin que nadie os moleste.)
Raynare dejó de hablar con el dragón germánico de su Sacred Gear y giró su cabeza para ver a sus compañeras caídas y a Akeno, cada una iba con sus respectivas armaduras: Asia iba en su montura con una armadura típica de la Edad Media, con morrión castellano incluido haciendo referencia a su antepasado; Kalawarner iba también con una armadura medieval, pero ésta era de un jinete de la Rus de Kiev; Mitelt en cambio iba con una ropa de noble polaco de la Edad Moderna, un kontusz* polaco, unas botas de jinete y un sombrero de piel; Akeno iba armada como un samurái japonés y con el estandarte de su regimiento a la espalda, este era una simple cruz cristiana y el nombre de Cristo en katakana arriba; Issei en cambio iba con su armadura del Balance Breaker puesta como si una armadura fuese, salvo por el casco y, por último Raynare iba con una armadura típica del renacimiento italiano.
Armadura de Asia Argento.
Armadura de Kalawarner
Armadura de Mitelt.
Armadura de Raynare
Una vez contempló a sus amigas caídas, a su novio y a hermana de harén, Raynare giró su cabeza una última vez para ver los rostros de los soldados del Lahak Yeshu'a, la mayoría estaban ya cansados otra vez y era normal, llevaban marchando desde el burdel de Namtaga más de 14 horas seguidas y aunque hubiera provisiones de sobra, había que descansar las piernas. Aprovechó la situación de las tropas para hablarlo con su novio.
-¿I-kun, no crees que sería hora ya de descansar? La tropa lleva más de 14 horas marchando sin cesar desde que nos fuimos del burdel aquel. -sugirió la ángel caída de pelo negro y ojos amatista a su novio. Issei la escuchó y pensó que sería buena hora de descansar.
-¿Claro, por qué no? Allá adelante hay un pequeño valle, montemos el campamento y descansemos. -respondió el Sekiryūtei a su novia, y aprovechó para, usando a Draig de su parte, avisar a la tropa. -Escuchad, ángeles del Cielo y de Grigory, allá adelante hay un valle, montemos el campamento y descansemos para reponer las fuerzas. -dijo Issei con unos aumentos de Draig para que su voz se escuchase alto y claro para los ángeles más alejados del pelotón.
Los ángeles del Lahak Yeshu'a, tanto caídos como puros, celebraron la decisión de su comandante. No solo porque por fin descansarían las piernas tras una larga marcha -habían asaltado el burdel en el Gran Marquesado Samigina y ahora estaban apunto de entrar en el Condado-Electorado Glasya-Labolas-; sino que también los ángeles caídos que quisiesen podrían disfrutar de las súcubos que Tnufael había esclavizado hacía unas horas. Las súcubos estaban siendo transportadas mediante una cadena de luz que le ataban las manos y las unía por el cuello y era llevada de la mano de Tnufael.
Cuando Issei y las chicas bajaron al valle que había más adelante, ordenaron a las tropas a que construyesen un campamento en el medio del valle. Así se dijo y así se hizo: los ángeles caídos y puros iban y venían con tablones de madera que hacían ahí mismo de los árboles circundantes, montaban tiendas de tela para descansar dentro de ellas, los estandartes de cada batallón fueron izados en las esquina del campamento, mientras que el estandarte del Lahak Yeshu'a fue izado en medio del campamento.
El campamento fue acabado en tiempos récord, no pasaron ni 2 horas y el campamento ya estaba montado. Éste tenía forma de cuadrilátero, dos grandes vías Norte-Sur y Este-Oeste dividían el campamento en cuatro sectores. En las esquinas se construyeron torres de vigilancia en las que un par de ángeles hacían guardia para el asentamiento no fuera asaltado. En los cuatro sectores hileras de tiendas de campaña se disponían en fila. En el medio del asentamiento se encontraba la tienda de Issei y las chicas.
En esta tienda se encontraba Issei sentado junto a Akeno, Raynare y Asia hablando con ellas. Mitelt y Kalawarner por su parte hacían guardia a la entrada de la tienda de campaña. Raynare se dio cuenta entonces que no hacía falta dormir para decirle a su novio lo que le estaba preocupando, solamente tenía que deshacerse de Asia y ya estaría. Raynare pensó un poco y tras no más de cinco minutos al fin encontró una excusa.
-Asia-chan, ¿te importaría ir a revisar las provisiones? Quiero un inventario de lo que tenemos y de lo que no tenemos. -dijo Raynare en un tono suave para contrarrestar la orden que le había dado a su hermana de harén.
-Claro Ray-chan, ahora mismo voy. -se levantó Asia del cojín donde estaba sentada para irse al almacén, el cual estaba a unos metros de la tienda de campaña principal.
Raynare vio a Asia levantarse e irse de ahí para dirigirse al almacén. Con un gesto de su mano ordenó a Kalawarner y a Mitelt que cerraran la tienda de campaña para más privacidad con el castaño. No es que fueran a tener un momento intimo pero el tema del que iban a hablar requería privacidad. Issei por su parte cuando vio a Kalawarner y a Mitelt cerrando la tienda de campaña se preocupó.
-¿Qué está pasando Ray-chan? -expresó consternado el castaño portador de Draig Goch a su novia pelinegra.
-I-kun, quiero hablarte de alguien... Alguien que se me hace conocido. -confesó Raynare a Issei con un tono de preocupación que hizo al castaño escuchar atentamente lo que decía su novia.
-¿De quién? ¿Es alguien al que conozco? -preguntó Issei en el mismo tono que su novia. Cuando Raynare estaba preocupada, él lo estaba también; cuando Raynare estaba alegre, él lo estaba también.
-Tnufael... -pronunció inquieta Raynare agachando su cabeza levemente. La volvió a subir para ver a los ojos a su novio. Issei la miró de vuelta sin saber muy bien cómo reaccionar. -Él se me hace conocido de algún sitio, como si hubiera salido en la televisión o haya escuchado su nombre en la radio de Grigory. -dijo Raynare con sus puños en el mentón intentando recordar de dónde había salido Tnufael.
-¿Estás segura? Kokabiel y yo fuimos filtrando las peticiones de adhesión al Lahak Yeshu'a para que ningún indeseable se nos uniera. ¿Crees que un ángel se arriesgaría a falsificar su petición? -cuestionó Issei a su novia, la cual negó con la cabeza a la pregunta final del castaño.
-Pero yo estaría más segura si fueses a su tienda y le interrogases. No te cuesta nada I-kun. -dijo Raynare usando su arma secreta contra Issei: ojitos de cordero yendo al matadero.
-Está bien, está bien... Iré a su tienda a hablar con él. Pero ten en cuenta que es nuestro mejor capitán, muy superior a Ratzonel, Tzanuael, Toharel y Chasidel. -aclaró Issei a su novia. Raynare solamente dijo un escueto "Lo sé".
En cuanto Issei se fue de la tienda de campaña, Asia regresó con un listado de las provisiones y se las fue enumerando a Raynare. Todo en regla, nada fuera de lo normal: varios kilos de pan, 5 cabezas de ganado, casi 1 tonelada de verdura fresca, varias tinajas de 10 litros de vino y otras tantas de cerveza. En resumen, las provisiones estaban en regla. Entonces Asia recordó ver una cucaracha negra con colores naranjas vivos, pero no le dio importancia, es normal que las pestes acompañen a los ejércitos.
Por su parte, Issei iba caminando por el campamento que habían montado. En algunas tiendas los ángeles del Cielo rezaban a la manera judía, cristiana o islámica o charlaban entre ellos amenamente. En otras tiendas los ángeles caídos descansaban, dormían, jugaban entre ellos a las cartas, entrenaban, rezaban solos, o, como en el caso de Tnufael y los demás capitanes, disfrutaban de las súcubos que habían esclavizado del burdel. Las súcubos no tenían tienda propia, las cien súcubos que habían sido secuestrada iban y venían entre las distintas tiendas de campaña. Issei las veía con pena, le recordaban a las mujeres de confort que usaron los japoneses en la Segunda Guerra Mundial.
Iba dirigiéndose a la tienda de campaña que compartía Tnufael con los demás capitanes cuando pudo escuchar una dulcísima voz procedente de una de las tiendas. Issei giró la cabeza y vio que la voz procedía de una súcubo. La súcubo era hermosa: la piel era púrpura, el pelo era negro y lacio, estaba desnuda sentada sobre una cama. Al parecer el ángel caído que se había aprovechado de ella ya se había ido. La súcubo estaba cantando una bella melodía cuya letra llamó la atención del castaño. Era una canción que hablaba sobre la libertad, lechos de rosas y sobre cantar a la luna. Curioso, entró en la tienda con amistosas intenciones.
-¿Disculpa, estás libre? -preguntó el castaño antes de entrar en la tienda de campaña.
-Claro, ¿Qué quieres que te haga? Estoy abierta a ti, Sekiryūtei. -habló la súcubo mientras se tumbaba en la cama y abría sus piernas ante la vista incrédula de Issei.
-Tápate, no he venido a aprovecharme de ti... -dijo Issei sentándose a su lado tapándola con la sábana. -Vine por tu voz, es muy bella para ser de una súcubo. ¿Cómo te llamas? -preguntó cordial Issei a la súcubo, la cual se avergonzó y se sonrojó.
-Nadie me ha hablado así... Me siento rara... -confesó sinceramente la súcubo mirando al suelo como si fuera lo más interesante del mundo.
-Es normal supongo, soy el primero que no viene con carnales intenciones jejeje. -río entre dientes el castaño provocándole una ligera risa a la súcubo.
-Siento que no me haya presentado, soy Adnigkukuda, hija de Namtaga, y me gusta cantar canciones de mi raza. -dijo la súcubo de piel morada al portador de Draig Goch.
-Me lo imaginaba, cantas muy bien. -alagó Issei a la súcubo, quien le agradeció sonrojada. -Esa canción que cantabas, ¿de qué era? -intentó dar un tema de conversación a la súcubo que estaba muy callada.
-Era una canción que nos solía cantar Namtaga cuando éramos pequeñas. Es un canto a nuestra raza, a que no seamos esclavas de los demonios abrahámicos. Que hablemos nuestra lengua, que cocinemos nuestra comida, en definitiva, que seamos súcubos hijas de Ereshkigal y no juguetes de los demonios de Elohim. -confesó Adnigkukuda a Issei el cual sonrió, la abrazó y le dijo lo siguiente en un tono alegre.
-¿Pues habla tu lengua, cocina tu comida, sé una súcubo! -animó Issei a la súcubo, quien le correspondió el abrazo comenzando a llorar en el hombro del castaño Sekiryūtei del siglo XXI.
-¡Muchas gracias Sekiryūtei! ¡Eres un gran ángel caído! No como los soldados que comandas... -dijo la súcubo a Issei, el cual puso cara seria levantándose de la cama.
-Ve a la tienda de campaña que hay en el centro del campamento, explícales a Kalawarner y a Mitelt que has estado conmigo. Explícales también a Raynare, a Asia y a Akeno que has estado conmigo. Ya veremos lo que haremos contigo y tus hermanas. -aclaró el castaño a su nueva amiga súcubo lo que debía hacer. -Yo por mi parte voy a limpiar el Lahak Yeshu'a de impurezas... -manifestó solemnemente Issei invocando una katana de luz roja escarlata yéndose de ahí.
Issei salió de la tienda de campaña empuñando su katana de luz roja escarlata dirigiéndose a la tienda de campaña donde se alojaba Tnufael y los demás capitanes del Lahak Yeshu'a. Esta era la tienda central de sector noroeste del campamento. Decidido y con coraje, Issei llegó a la tienda de campaña donde estaban los capitanes. El espectáculo que los capitanes estaban dando a Issei era lamentable: Todos estaban alrededor de un fuego en donde algunas súcubos bailaban para ellos, otras súcubos estaban complaciéndolos carnalmente, los ángeles caídos bebían y bebían alcohol hasta quedar desmayados. En medio de todos estaba Tnufael, quien agarraba con una cadena luz a Namtaga, quien estaba desnuda a sus pies.
Issei invocó a Draig en su muñeca con la que estaba empuñando la katana con una sola mano. Apuntó su katana a Tnufael y a los demás capitanes recriminándoles que un ángel de Elohim no actuaba como ellos lo habían hecho en el burdel de Namtaga. Uno de los capitanes, Toharel, se levantó de su sitio y le reprochó a Issei que él como capitán no había cuidado de su tropa y que sería la propia tropa quien debía descansar y relajarse, aunque fuese a la fuerza. Issei se hartó y cargó contra Toharel decapitándolo en el acto. Los restantes capitanes desenvainaron sus armas de luz para hacer frente a su general.
-¡Eres un recién llegado a Grigory Sekiryūtei! ¡No tienes ni voz ni voto en lo que nosotros hagamos o dejemos de hacer! -vociferó Tnufael invocando una espada de luz para enfrentarse a Issei.
Los otros capitanes se abalanzaron contra su general: Ratzonel invocó un bardiche, al igual que Kalawarner y dio un tajo contra Issei, el cual pudo esquivar fácilmente el ataque, a la vez que bloqueaba con su katana un ataque de sable por parte de Tzanuael. Issei saltó y dio una patada doble a ambos ángeles caídos, haciéndolos caer sobre el fuego apagándose por culpa de las armaduras de ambos ángeles caídos. Aprovechando la oscuridad, las súcubos huyeron del lugar, no sin antes una advertencia de Issei "Id con Adnigkukuda".
Una vez se fueron las súcubos, Issei tuvo más libertad para moverse: con su katana en mano se abalanzó contra Tnufael. Tnufael se abalanzó contra Issei con su espada medieval. Ambos se enzarzaron en un combate de espadas de luz: Issei bloqueaba los ataques de Tnufael, dejando muy poco hueco este último para un contraataque del Sekiryūtei. El mínimo ataque de Issei era bloqueado con maestría por Tnufael. El combate estaba igualado entre ambos.
Aprovechando que Issei estaba en singular combate con Tnufael, Ratzonel y Tzanuael cargaron contra Issei por la espalda. Ante tal vil y rastrera estrategia, Issei fue advertido por Draig quien le transfirió 20 Boosts a sus piernas y brazos. Con los Boosts, Issei saltó de nuevo, le dio una patada en el pecho a Tnufael e invocó dos wakizashi y con ellas apuñaló a los dos capitanes en el pecho, matándolos en el acto. Sólo quedaban Tnufael y Chasidel. Ambos ángeles caídos volvieron a la carga, Tnufael con su espada medieval y Chasidel con un sable renacentista. Issei invocó dos katanas para cada mano y con ellas se enzarzó de nuevo en la pelea.
-¡Rendid las armas y no pasará nada! ¡Lo juro como el Sekiryūtei que soy! -exclamó Issei apuntando sus dos katanas a Tnufael y Chasidel.
-¡Ni hablar! ¿Solamente eres un humano con una lagartija adentro que fue reclutado por una sucia puta! -craso error por parte de Chasidel, pues Issei le atravesó el pecho con su Boosted Gear, cayendo seco en el suelo de la tienda de campaña.
-Nadie insulta a Ray-chan o a ninguna de mis mujeres... -susurró Issei aumentando su aura de tal manera que se sintió en todo el campamento, llamando la atención de Raynare y las chicas, las cuales estaban hablando amenamente con Adnigkukuda.
-[Mae benywod Draig yn anghyffyrddadwy!] -rugió Draig aumentando el poder el castaño hasta cincuenta veces. El rugido de Draig fue tal que pudo ser escuchado levemente en el burdel de Girim, a más de 500 kilómetros de allá. (¡Las hembras de un dragón son intocables!)
El poder que emanaba Issei y Draig era tan fuerte que Tnufael deshizo su espada de luz y se cayó al suelo casi inmóvil. Issei se desplazó hacia él a paso lento, provocando que el pobre ángel caído retrocediera desesperado y llorando. Suplicaba y pedía piedad a Issei, pero lo que no se esperaba que es Namtaga estuviera justo detrás suya y en su mano tenía la cadena de luz con la que la tenía atada. La mano de la Nigug estaba quemándose, pero el dolor de su mano era infinitamente más pequeño que el que sufrió al quemar su propio hogar. Issei la miró a los ojos y solamente afirmó con la cabeza.
-Es hora de jugar, Tnufael... -dijo la súcubo atándole la cadena de luz al cuello del ángel caído.
Namtaga procedió a pasearse por el campamento con Tnufael desnudo a cuatro patas acompañándola. Detrás suyo sus hijas la acompañaban dando vítores de alegría al ver al tirano que las había esclavizado siendo humillado públicamente en el campamento. Los demás ángeles caídos estaban en sepulcral silencio y los ángeles puros simplemente susurraban que se lo tenía merecido. Cuando Namtaga llegó al centro del campamento se lo dejó a Issei para que el Sekiryūtei hiciera lo que quisiese con él. Issei tuvo una idea maravillosa.
Le tapó el rostro con un vestido de una súcubo, le ató de pies y manos, le colgó un cartel al cuello con su nombre y procedió a grabar en un círculo mágico lo que Tnufael había hecho en el Lahak Yeshu'a. Una vez terminó, invocó una katana de luz y le decapitó a la vista de todos los presentes. El video entero fue mandado a los cadres para que ellos juzgaran si lo que el Sekiryūtei había hecho estaba bien o no.
Pero no paso mucho tiempo de eso cuando un ángel puro que había estado vigilando en las almenas se desplazó rápidamente a donde estaban Issei y las chicas junto con la multitud. Traía malas noticias consigo, pues algo estaba a punto de suceder que cambiará las tornas de la expedición del Lahak Yeshu'a en el Inframundo.
-¿Mi general, tropas de los Reyes del Infierno han rodeado el campamento! -exclamó el ángel puro a los presentes, quienes fueron rápidamente a por las armaduras y por las monturas.
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Palabras: 3743.
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