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T.2:27

Marte, el otrora dios más fuerte del mar Mediterráneo, aquel dios que había derrotado a numerosos dioses, Baal, Dragda, Endovélico, Ra, incluso al gran Ahura Mazda. De entre todos los dioses que Marte había vencido, jamás olvidará a dos de ellos: Zeus y Elohim. A Zeus porque por muchos siglos, su padre Tinia fue amigo de él y a Elohim por su heroica y testaruda resistencia que mostró ante Tinia, siendo derrotado en el año 70 tras el nacimiento de su hijo.
Marte dio un paso adelante y arengó en estos términos a los dioses griegos y a los hijos de Elohim que estaban en el Olimpo.

-¿Quién se atreverá a enfrentarme? ¿Quién será lo suficientemente valiente, o estúpido, para hacerme frente? -se burló el dios etrusco de los Aliados.

Pero no se burlaba porque sí, tenía razón en parte. En su apogeo, Marte no podía ser derrotado en combate singular, ni siquiera Ahura Mazda pudo hacerle frente en numerosas ocasiones, y cuando lo hacía, era porque Marte ya había luchado antes, o porque el dios persa estaba acompañado de Ażi Dahāka. Marte solamente pudo ser derrotado al fin cuando sus fieles fueron convertidos a la nueva religión abrahámica, el cristianismo.

Pero derrotado, para Marte, no significa muerto. Tras el año 380 después del nacimiento de Yeshua, el dios tuvo que huir de sus antiguos dominios y refugiarse en algún lugar de la amplísima Siberia, donde entrenó su fuerza y resistencia, sus sentidos se agudizaron, su mente se fortaleció, y consiguió seguir entrenando con algunos dioses locales, tales como Ak Ana, diosa líder del Panteón siberiano, Nga, dios de la muerte siberiano, o dios del sol y la justicia. A todos éstos derrotó no con cierta dificultad.

Pasaron los siglos y ahora Marte ha vuelto para cobrarse la venganza contra los abrahámicos, los cuales mataron a su padre y a su hermana. Desenvainó su gladius y apuntó hacia los Aliados, con voz ronca y agresiva preguntó a éstos.

–Lo repito otra vez... ¿quién se atreverá a enfrentarse a mí? –amenazó Marte a los Aliados.

Todos tragaron saliva. Estaban nerviosos, no lo iban a negar, pero es que enfrentarse a Marte era sinónimo de morir, o en el mejor de los casos, quedar tan gravemente herido que desearías estar muerto. Todos estaban temblando ligeramente cuando Ares y Minerva alzaron la voz.

–Nosotros le haremos frente. –dijeron ambos casi al unísono agarrando con firmeza las lanzas.

–Hijos... –susurró Zeus con cierta tristeza. Era la primera vez que se preocupaba por sus hijos. Hera miró el suelo y alguna que otra lágrima se deslizaba por sus ojos.

–No os preocupéis, Πατέρας, μητέρα...  somos dioses de la guerra, aunque cada uno tengamos una visión distinta, es lo mismo. Estaremos bien. –se despidió Atenea echando a andar hacia donde lucharían con el dios etrusco.

–¡Espera! Atenea-sama, Ares-sama, tengo algo para ustedes. –habló Issei inesperadamente. Se acercó a los combatientes y les tocó la pechera de las armaduras diciendo algo que chocó a todos los abrahámicos, el primero Miguel Arcángel. –Elohim os dé fuerzas. –susurró en voz baja, dejando boquiabiertos a los griegos.

[Boost, Boost, Boost, Boost, Boost, Boost, Boost, Boost, Boost, Boost!] –aumentó Draig el poder de su portador para a continuación, dárselo por partes iguales a los griegos. –[Transfer!] –rugió Draig transmitiendo 5 Boosts para Atenea y otros cinco para Ares.

–Muchas gracias, Kατακόκκινος Δράκος... –agradeció Ares dándole unas palmadas en el hombro a Issei.

–No es nada, sentía que debía hacerlo. –confesó Issei al dios griego en armadura.

P.O.V. Ares.

¿Cuántas veces me habré enfrentado a otros dioses? Ahura Mazda, Ra, Netón, incluso al temible Kartikeia, dios de la guerra hindú, aunque éste me derrotó miserablemente y tuve que regresar al Olimpo a lamerme las heridas. Sin duda, me consideraba fuerte, no cualquier dios se enfrenta a tantos iguales y vence de manera relativamente sencilla. Ingenuo de mí, hubo un dios que me venció, no solamente una, sino varias veces. Ese era Marte, el dios etrusco de la guerra y del hierro. Al final me derrotó en el año 146 antes de que el hijo de Elohim naciera, y ya no volví a desafiarle.

Después de que Elohim derrotase a Tinia, que se hacía llamar Júpiter, allá por el año 380 después del nacimiento de su hijo, Tinia murió en una batalla con Elohim, pero Marte huyó cobardemente más allá del Mar Negro, Más allá de los Urales, y no se le volvió a ver. Hasta ahora. Y viene con ganas de venganza y sangre.

–¿A qué has venido aquí, Marte? –preguntó mi hermana Atenea al dios etrusco.

–¡A cobrarme la sangre que derramó Elohim! –gritó lleno de ira cargando furiosamente hacia mi hermana Atenea.

–¡Pues si quieres sangre, ven y cóbrate! –exclamé cargando con mi lanza agarrándola con mis dos manos.

Fin P.O.V Ares.

P.O.V. Atenea.

–¡Cuidado hermano! ¡No ataques ciegamente! –recriminé a mi hermano, el cual se había enzarzado en una batalla lanza contra gladius contra Marte.

Puede que él sea el dios de la guerra y que se le dé bien derrotar a otros dioses, pero sólo es fuerte porque yo le aconsejo antes de las batallas. ¿Cómo pudo vencer a Ahura Mazda en su clímax de poder si no fuese gracias a la estrategia? La inteligencia y la logística son, diría yo, el 50% de una batalla; la otra mitad ya sí sería tu habilidad física.

Mi hermano usaba su lanza dory de una manera bruta pero muy poco manejable, como si fuese un mazo, a dos manos, o como si fuese un ariete, pero todos sus embestidas eran hábilmente bloqueadas por el escudo de Marte, uno igual al que usaban las temibles legiones romanas. Así que decidí ayudar a mi testarudo hermano y me lanzé al combate contra Marte con mi hoplón y mi lanza dory.

Fin P.O.V. Atenea.

Una vez Atenea fue a socorrer a su hermano en la batalla, todos pensaron que Marte empezaría a retroceder, pero para sorpresa de todos los presentes, Marte soltó una risa maniática y paró las lanzas de Ares y de Atenea con su gladius y su escudo respectivamente.

–¿Creéis que en un dos contra uno podré ser derrotado? ¿En serio lo pensáis? ¡Jajajaja jajajaja! ¡Sois o muy estúpidos o muy valientes para creerlo! –en un rápido movimiento dio una patada ascendente contra Atenea y en un giro en el aire demasiado rápido para ser visto, golpeó a Ares en la mandíbula con su pie derecho, dejándolo casi inconsciente.

–Demonios, se ha vuelto demasiado fuerte... –susurró Zeus desde su asiento en la sala de reuniones.

–Recuerdo que Marte no era tan fuerte cuando Padre se enfrentó a él, ¿porqué es tan fuerte ahora? –se preguntó Kokabiel intrigado ante la exhibición de poder que Marte parecía tener en esos momentos.

–Lo mismo digo Kokabiel-aj... lo mismo me pregunto. –susurró el Arcángel Miguel con un semblante serio pero, en cierta manera, esperanzado.

Por su parte, Issei veía que su ayuda no había surtido el efecto deseado en Ares y en Atenea, y estaba siendo testigo del porqué. Marte era una bestia de las batallas. Hacía ver que vencer a dos dioses a la vez era algo mundano, cuando a él mismo le costó la vida misma vencer a Seth en Egipto.

–¡Mi General! –llamó la atención Issei del Cadre general de Grigory.

–¿Qué pasa Hyōdō-aj? –preguntó Kokabiel a su mejor alumno de Grigory.

–¡Permíteme ayudarles! –suplicó el castaño al Cadre.

–¿Te has vuelto loco I-kun? ¿Acaso piensas en enfrentarte a Marte tú solo? –exclamó Raynare preocupada por su novio castaño, el cual ya tenía su armadura carmesí puesta.

–Deja a Hyōdō-aj hablar, Raynare-achot. Seguramente haya tenido una idea. –tranquilizó Kokabiel a Raynare, la cual hizo un puchero adorable. "Está bien Kokabiel-aj" fue lo único que dijo.

–Antes de que marchasen hacia la batalla les proporcioné a ambos 5 Boosts de Draig a cada uno. –explicó el castaño, a lo que el resto asintió. –¿Y si le doy más Boosts?

–Está bien, si eso crees que podrá ayudar, adelante. –dijo Zeus desde su asiento. –Pero regresa aquí con vida a ser posible, ¿entendido? –advirtió Zeus seriamente al Sekiryūtei, quien asintió con su armadura y alzó el vuelo.

–Qué Padre esté con él, pues es un buen ángel y una gran persona. –susurró Azazel para sí mismo.

–Amén. –respondieron los abrahámicos.

–Inshallah. –respondió Sayf, el cual había estado desde la invasión de las legiones romanas apartado, mirando el fuego del Olimpo, meditando acerca de su fé al haber escuchado que Alá estaba muerto.

Mientras tanto, Issei volaba a gran velocidad con sus seis alas, 4 de caído y el par de Draig, hacia donde estaban Atenea y Ares, semi inconscientes, mientras arrojaba lanzas de luz imbuídas en algunos Boosts de Draig, lanzas que Marte esquivaba de manera extremadamente fácil, incluso rompiendo algunas con su gladius.

–Seréis inútiles, que en vuestra desesperación habéis mandado a vuestra mejor baza a la mínima que os veíais superados... –habló con saña y crueldad Marte, viendo como Issei se agachaba y trasmitía 15 boosts a Ares y otros 15 a Atenea.

–No somos inútiles Marte, tenemos fe y coraje, ¡cosa que to tuviste hace 1700 años! –exclamó revitalizado Ares, esta vez con su lanza y su xiphos a la vez en cada mano, mientras que Atenea atacaba con su lanza a dos manos y su escudo a la espalda.

–Creo que trabajo aquí ha acabado... –susurró Issei echando a volar de nuevo hacia donde estaba antes.

Mientras, con Marte, Ares y Atenea, estos se enfrentaban en una encarnizada batalla en las que Atenea asestaba fieros golpes con su lanza que Marte a duras penas podía esquivar o bloquear con el escudo, mientras que Ares atacaba con su lanza con una mano y con su xiphos con otra, provocando que Marte tuviese que protegerse de tres armas a la vez en vez de dos como antes.

Y esta diferencia se estaba haciendo notar cuando Marte recibió un ligero corte en la muñeca, cortesía del xiphos de Ares, a la vez que su escudo fue atravesado de una lanzada de Atenea, la cual agarró el escudo del dios etrusco y lo rompió en dos gracias a la fuerza que había adquirido de los Boosts de Draig. Marte se estaba viendo rodeado y en un rápido movimiento, agarró la lanza de Ares y le golpeó en el vientre con la punta que ésta tenía, provocando una leve herida en el vientre del dios griego.

–¡Jajajaja! ¡Te he conseguido hacer sangrar Ares! ¡Jajajaja! –rió maniáticamente el dios etrusco al ver al dios Ares sosteniéndose la herida con su mano.

–¡Pero no me he rendido Marte! –exclamó al dios. Agarró el xiphos y le cercenó la mano con la que sostenía el gladius Marte.

–¡Ahg! ¡Mi mano estúpido! ¡Cómo quieres que luche sin escudo y sin mano! –exclamó lleno de ira Marte.

Pero algo sacudió el ambiente como si fuese un terremoto. Pero no lo era. Era un simple sonido de pájaro. Pero no un pajaro cualquiera, era un cuervo que venía volando desde el frío norte, más allá del Danubio, más allá de Jutlandia. El cuervo era negro como la noche y en sus ojos estaban grabados unas runas nórdicas.

(En su ojo derecho)

(En su ojo izquierdo)


–¿Un cuervo? –se preguntó Marte tapándose el muñón sangrante.

Todos los abrahámicos escucharon el graznido del cuervo y de repente, todos los Cadres y Arcángeles recordaron las cruentas batallas en Germania y en las Islas Británicas entre los abrahámicos, recién convertidos en la facción más fuerte, y las sanguinarias y crueles tropas del Norte. Vikingos y Germanos. Pesadilla de romanos y cristianos.

Pero Zeus y los suyos no pensaron exactamente lo mismo. Zeus recordó su niñez, no la que los humanos creen que tuvo en Creta huyendo de su padre Cronos. No, una infancia más dura aún, una lucha entre hermanos por el  territorio de un amplio imperio que se extendió desde Islandia hasta el Himalaya.

–¿Hermano? –pensó Zeus al escuchar al cuervo. ¿Qué piensas ahora?

Pero el cuervo, al contrario de lo que pudieron pensar, se posó sobre el hombro de Marte y le picoteó el rostro, hasta que consiguió su objetivo, arrancarle el ojo izquierdo al dios etrusco. Una vez arrancado, se lo comió y alzó el vuelo otra vez hacia donde había venido, el Norte, más allá del Danubio, más allá de Jutlandia.

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Palabras 2068.

Saludos lectores de Wattpad.

Es de mi agrado informarles que, tras dos meses de ausencia debido a los trabajos y exámenes de la universidad (me han ido bien por si os lo preguntáis) he regresado.

Este episodio no está divido en dos porque a la segunda temporada le quedan, siendo honestos, dos capítulos (el de las Manzanas Doradas y el último). Aunque sea corto, como ya habéis leído, espero que os sea de agrado leerlo (aunque haya sido un poco corto y mi estilo de redacción haya empeorado desde que empecé).

Un cordial saludo.

Atte.

E.S.Z.

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