Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

T.2:23

El Olimpo es el lugar donde viven los dioses griegos, excepto Hades, quien vive en un palacio en el Inframundo griego, el Tártaro. El Olimpo en sí está localizado en la montaña del mismo nombre en la Grecia continental, en la región de Tesalia, al norte de Grecia. Fue en esta montaña donde Zeus y los demás dioses se establecieron allá por el año 1.500 antes del nacimiento de Yeshua, después de haber vencido a su padre Cronos.

Más concretamente, el Olimpo sobrenatural consiste en una gran sala de reuniones en la cima de la montaña, mientras que en las laderas viven los demás dioses griegos en templos similares a los que construyeron los griegos humanos, pero más pequeños. Estos templos residenciales Iban escalando la montaña de forma escalonada, en orden de poder: Dionisio era el último, mientras que el de Ares y Atenea estaban parejos justo antes de llegar a la cima.

En la historia del mundo sobrenatural el Olimpo ha sido asediado por Ahura Mazda, quien lo logró tomar tras una batalla muy encarnizada en el año 500 antes del nacimiento de Yeshua. Pero la batalla de las Termópilas y de Salamina (ambas en el año 480 antes del nacimiento de Yeshua). Tras estas batallas, y la conquista del imperio que había forjado Ahura Mazda, el Olimpo entraría en una época de esplendor y poderío.

Pero todo tiene su fin, y esta época de esplendor de Zeus acabaría cuando Tinia, Júpiter, conquistase el Olimpo en el año 146 antes del nacimiento de Yeshua. A partir de entonces, Zeus sería vasallo, junto a Dragda, Endovélico, Ra y Ël de Júpiter. Con el inicio de la guerra de Tinia contra Wodanaz y Svarog, Zeus consiguió liberarse de Tinia y ayudó a Ël a derrotar a Tinia estableciendo a los primeros cristianos en su territorio, en las ciudades de Corinto, Antioquia, Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Laodicea, entre otras muchas.

Actualmente, en el mundo sobrenatural, la facción abrahámica tiene, aparte de su territorio en los actuales Palestina e Israel, un enclave en la Grecia continental, más específicamente el Monte Athos, en Macedonia. En éste sólo viven monjes cristianos que originalmente eran griegos paganos pero que se convirtieron en los primeros momentos de vida del cristianismo. Son considerados como los más puros cristianos, pues aún conservan tradiciones que con el tiempo se acabaron perdiendo.

–Incluso hay uno de estos monjes que jamás ha visto mujer. –dijo el Arcángel Miguel a Issei, los cuales estaban escalando el Olimpo con bastones hechos de luz.

–Impresionante... –murmuró el castaño con un tono de cansancio. –¿Entonces es el hombre más puro que existe, no? –preguntó Issei al Arcángel, el cual asintió.

–Hay monjes en ese lugar que sobrepasan las expectativas que tenía Padre en sus fieles. –apareció de la nada Azazel adelantándolos. –Incluso algunos de sus hijos no somos tan puros jajajaja. –rió entre dientes el Cadre haciendo que el Arcángel riera con él.

–Por cierto Akhim, ¿cuánto queda para llegar a la sala de reuniones? –dijo la Arcángel Gabriel cansada y sofocada.

Los abrahámicos miraron hacia arriba y suspiraron. Aún quedaba un buen trecho hasta llegar a la sala de reuniones donde se encontrarían con Zeus y los demás dioses griegos. Así que se santiguaron y siguieron adelante. Les quedaba aún unos cuantos kilómetros por recorrer.

Por su parte, el castaño poseedor del Dragón Rojo de Gales, se paró y vio como los Arcángeles, los Cadres y las chicas hacían un gesto en forma de cruz desde la frente, pasando por el pecho y llevando sus manos al hombro derecho y luego al izquierdo, salvo Kalawarner, la cual lo hacía al revés. Issei sintió curiosidad y habló con Kalawarner sobre el gesto.

–Kala-chan, qué es ese gesto que habéis hecho todos? –inició el castaño la conversación.

–Ese "gesto" que tu dices Hyōdō-kun, es la señal de la cruz. La hacemos los ángeles, tanto caídos como puros, cuando vamos a pasar un mal momento y nos "bendecimos" para darnos fuerzas. –explicó la peliazul al castaño el cual se quedó pensativo.

–¡¿Entonces es como un "Boost" de Draig?! –exclamó el castaño sorprendido al pensar que los ángeles podían doblar su poder cuando quisiesen.

–Más o menos. Salvo que aumenta nuestro poder muy poco, como mucho un décimo o un un quinto, dependiendo del poder mágico del que se santigüe. –aclaró Kalawarner agarrando sus palos de escalar y poniéndose en marcha. –¡Vamos Hyōdō, no tenemos todo el día! –animó la ángel caída a su compañero.

–Vamos allá. –suspiró el castaño al ver la tremenda cuesta que tenía por delante. –Elohim dame fuerzas... –dijo el castaño santiguándose por vez primera a la manera de Kalawarner. Entonces sintió un leve aumento de poder, no mucho, como máximo un quinto de lo que le daba Draig.

Así que con fuerzas renovadas, Issei agarró los bastones de luz y comenzó a andar a un buen ritmo, consiguiendo adelantar a Kalawarner y llegando a donde estaban los demás, a unos cientos de metros delante de donde estaban los demás. Issei consiguió incluso adelantar a Azazel y a los demás, los cuales se preguntaba que le pasaba, a lo que Kalawarner, quien había conseguido llegar a donde estaban ellos, les dijo que le había explicado el signo de la cruz y que el castaño lo había hecho.

–¿Así que Hyōdō se ha santiguado? –preguntó el Arcángel Miguel. Kalawarner asintió.

–Ya ha tomado el primer paso para aceptar a Padre en su corazón. –confesó el Gobernador General Azazel en voz alta.

–Así es Azazel-aj... –intervino su hermano Kokabiel detrás suya.

Cuando acabaron de hablar, los invitados abrahámicos siguieron marchando por el monte Olimpo, Issei por delante suya a unos cientos de metros, animando a los demás diciendo que eran "muy lentos", cosa que hizo ceñir el entrecejo a más de uno. A gritos de "tu tienes a Draig" o "Como te pille te Quito tu hombría" siguieron andando hasta llegar a las puertas del Olimpo, en las que estaban apostados dos hoplitas griegos, un espartano y un ateniense.

Hoplita Espartano (siglo V a.C.)

Hoplita Ateniense (siglo V a.C.)

Los hoplitas vieron a los abrahámicos acercarse a las puertas del Olimpo con los bastones de luz y con indicios de estar muy cansados. Los hoplitas cruzaron sus lanzas en señal de prohibirles el paso, pues no tenían noticias de que llegasen tan temprano, apenas eran las 21:00 de la noche.
Los abrahámicos se indignaron y recriminaron a los hoplitas, los cuales no soltaban palabra de sus bocas.

Estuvieron, sin exagerar, casi media hora discutiendo unilateralmente. Los abrahámicos les increpaban que tenían que entrar en el Olimpo para la reunión diplomática; los hoplitas no decían palabra, solamente tenían las lanzas cruzadas y negando con la cabeza, diciendo que no los abrahámicos tenían el pase para entrar.

–¡¿Pero qué pase?! ¡¿No os resulta suficiente que seamos los líderes de la facción abrahámica?! –explotó Azazel con furia, algo inusual en él, pues era de naturaleza tranquila y serena.

–¡Tranquilo Azazel-aj! No queremos dar mala impresión... –dijo la Arcángel Gabriel con voz tranquila a su hermano, agarrándole de los hombros.

–Tienes razón Gabriel-achot. Tenemos que dar buena imagen a nuestros futuros aliados, si todo sale bien aquí... –se tranquilizó Azazel arreglándose el traje que había traído de Grigory.

Así que una vez relajada la situación, los abrahámicos se sentaron al borde del precipicio esperando a que llegase Andrestea. Ella se había quedado atrás, cuando Penemuel derrotó a Dionisio hace casi 3 horas. Andrestea les dijo que iba a ir a avisar a su padre Poseidón para que llegase a la reunión. Los abrahámicos solo dejaron que se fuera mientras ellos seguirían cabalgando para llegar al Olimpo.

Estaban los abrahámicos sentados esperando al lado de la puerta cuando al fin apareció Andrestea. Ella venía vestida de sacerdotisa, es decir, un peplo (vestidura femenina de la Grecia clásica la cual estaba hecha de lino o lana), que estaba abierto por un lado, lo que permitía que se pudiese ver la piel por el costado. Tenia un collar al cuello el cual acababa en una caracola, unos pendientes en forma de delfín en las orejas y una diadema de oro en la cabeza.

–Ya llegó Andrestea. Siente llegar tarde, pero estaba arreglándose, plic plac... –habló la joven peliazul al ver a los abrahámicos sentados en el precipicio del Olimpo.

–No pasa nada mujer, acabábamos de llegar jejeje... –rió entre dientes el Cadre Kokabiel, intentado disimular que llevaban casi 40 minutos ahí esperando.

–¿Entonces entramos, no? –preguntó Issei poniéndose de pie y ayudando a levantarse a Raynare y a Kalawarner.

–Así es Kόκκινο Δράκο. –habló Andrestea al castaño.

Andrestea se acercó a los hoplitas y les dijo que ya estaban listos. Los hoplitas se miraron entre ellos y asintieron, dejando pasar a los abrahámicos y a Andrestea.

Cuando entraron a la sala de reuniones donde se llevaría a cabo la paz, los abrahámicos pudieron ver una gran sala con doce asientos de mármol rodeando un fuego. En cada asiento estaba sentado cada dios: Zeus, Hera, Atenea, Ares, Afrodita, Efesto, Hermes, Apolo, Poseidón, Hades, Demeter y Dionisio, este último no estaba presente por obvias razones.
Zeus se levantó de su asiento y habló solemnemente.

–Bienvenidos seáis, hijos de Elohim, Κόκκινο Δράκο. –saludó el principal dios del panteón griego con una copa de vino en la mano.

–Espero que las deliberaciones nos lleven a algo beneficioso para ambas partes, abrahámicos. –dijo esta vez Atenea mirando a Azazel en particular.

–Para que así nos podáis ayudar con nuestro "pequeño problema" –suspiró desde su asiento Hades, con el puño sobre su cabeza.

–Eso mismo esperamos, Hades. Eso mismo esperamos... –confesó el Arcángel Miguel sentándose en un asiento que los dioses habían preparado antes de que los abrahámicos viniesen.

____________________________________

Al mismo tiempo que los abrahámicos se sentaban y empezaban a entablar relaciones cordiales con el Olimpo, mientras, en el otro extremo del Mediterráneo, el trío conformado por Irina, Xenovia e Ígor había arribado, en el nuevo barco que había comprado Adad, en Gades, la colonia más al oeste del Mar Mediterráneo.

El barco arribó en el puerto, el cual se encontraba en medio de dos islas en las cuales estaba la ciudad de Gades. La ciudad era una de las ciudades más prósperas del Mediterráneo, pues era aquí donde se intercambiaban productos de todos lados del mundo sobrenatural: alimentos de América, productos de lujo de África, metales preciosos de Europa, etc. El mercado bullicioso de la ciudad era testigo de multitud de gentes de distintos panteones haciendo intercambios comerciales, podías perfectamente ver a un azteca intercambiar cacao con seda de un chino.

Esa prosperidad que traía el comercio con otros panteones también se notaba en la arquitectura: era una ciudad cuyas casas no estaban hechas de adobe o barro, sino de ladrillo y mármol, y las casas de los gobernantes estaban hechas de puro mármol blanco y estucos de piedra de Sierra Morena.

Nuestro trío de exorcistas bajaron del barco y emprendieron la búsqueda del palacio de Melqart, el gobernante de la ciudad de Gades.

–Veamos... según este mapa que nos dio Adad debía estar por ahí. –dijo señalando Irina la carretera que unía Gades con el resto de la península Ibérica.

–Pues vamos para allá... –dijo Ígor acomodándose su sotana y guardando su sable bajo ésta.

Y con mapa en la mano, el trío de exorcistas fue yendo a paso seguro hacia el templo de Melqart, la residencia oficial del dios Melqart. Aparte de la residencia oficial de Melqart, también tenía aquí Baal su residencia de verano y la residencia de vacaciones de Astarté, hermana de Melqart.

Melqart era el dios fenicio de los mares, la navegación y el protector de las colonias, tanto fenicias como púnicas. Tras la muerte de Baal en el año 146 antes del nacimiento de Yeshua, él sería el actual gobernador de Gades, Cartago, Ibossim (actual isla de Ibiza), Tánger, Qart Hadašt y las distintas ciudades colonias en Sicilia.
Melqart consiguió que Tinia, ahora Júpiter, no lo matase, pero tenía que estar recluido en Gades y no ayudar a Endovélico en su guerra contra Tinia.

El trío de exorcistas iban andando tranquilamente por la vía de arena viendo como muchas personas procedentes de la península llegaban a la isla a comerciar. También vieron un faro a unos kilómetros de allí el cual actuaba como señal de que los barcos ya habían llegado a su destino.
En su camino, cómo no, iban discutiendo entre ellos sobre lo mismo.

–¡El Papa es un hereje! –dijo aireado Ígor, Xenovia no sabia que decir ante tal barbaridad.

–¿Perdón? ¿Acaso te ha tentado Satán para decir tal blasfemia? –dijo Xenovia claramente incrédula.

–Yo creo que tiene razón. Roma es asquerosamente rica y próspera. ¿Por qué no predicais con el ejemplo y usáis esa riqueza en ayudar a los pobres? –argumentó Irina a Xenovia. La peliazul no sabia que responder ante tal cosa.

‐¿Ves? Hasta la luterana tiene razón. –manifestó Ígor muy orgulloso de sí mismo.

–Vosotros tampoco os salváis Ígor. Solo con decir que habéis beatificado a Stalin... –dejó caer la pelinaranja al ucraniano, al cual le entró un tic en el ojo por escuchar eso.

Ígor explotó y recriminó a la pelinaranja que la beatificación de Stalin fue cosa del Patriarca de Moscú en los años 50 y del patriarca de Tbilisi poco después. En ningún otro país ortodoxo es santo. Irina y Xenovia se quedaron a cuadros. "¿No estáis unidos?" preguntaron ambas, a lo que Ígor respondió "No. Cada país tiene su iglesia." Ambas decidieron no hablar más y seguir caminando hacia el templo de Melqart, al sur de la isla.

Andaron un poco más por la vía, quizás por 10 minutos, cuando al fin llegaron al templo de Melqart, su residencia oficial. Éste era un palacio, dentro de lo que cabe, simple: 150 metros de ancho por 300 metros de largo. Tenia un pórtico de madera de caoba, importada de mesoamerica, como muestra de la prosperidad de la ciudad. En la entrada podías observar un pórtico en el que estaba inscrito en fenicio "Melqart, Rey de Gades".
Pasando este pórtico, el trío de exorcistas pudieron ver una fuente con peces coloridos y un mosaico en el fondo de la fuente. Esta fuente estaba en medio de un jardín mucho más grande, en el cual había especies vegetales de todo el mundo sobrenatural.

Atravesando este jardín inmenso (éste tenía unos 10 kilómetros cuadrados) llegabas a una puerta más grande, la cual marcaba el inicio del palacio propiamente dicho. Esta puerta media unos 2 metros de alto y 3 de largo.
Ígor llamó a la puerta esperando a que alguien respondiera. Esperaron unos segundos y una voz gruesa se pudo escuchar tras la puerta de madera.

–Pasen. –dijo esa voz gruesa procedente de detrás de la puerta.

Ígor, con ayuda de Xenovia e Irina, empujó la puerta para poder abrirla. Una vez abierta, el trío de exorcistas pudieron contemplar la sala del trono donde vieron a Melqart al fondo de la sala del trono, sentado en el trono de oro puro. El trío avanzó hasta los pies del trono y se arrodillaron ante el dios fenicio.

–¡Salve, rey de Gadir! –exclamaron los tres exorcistas arrodillados.

–No hace falta que os arrodilleis. Sois hijos de mi tío. Estáis como en casa. –aclaró el dios fenicio a los exorcistas.

El trío se levantó y procedió a explicar el motivo del porqué estaban en Gades. Tras la gran batalla entre los demonios abrahámicos y los ángeles en el Cielo, una compañera suya, Asia Argento, había entrado en la verdadera forma de los ángeles y ahora estaba en estado comatoso. Muchos doctores de Grigory y el Cielo no sabían cómo sanarla. Pero ahora si se sabía cómo: se necesitaban las Manzanas Doradas que están en el Jardín de las Hespérides. Y ahora estaban allí para recoger las Manzanas Doradas y sanar a Asia Argento.

Tras la explicación, Melqart apoyó su puño en su mentón y estuvo pensando un rato. Dejo de reflexionar y habló.

–Umh... Si estáis en lo cierto, mi tío siempre tuvo un remedio para ese problema. Era ingenioso, cuanto menos. –respondió de la nada el dios. –Está bien. Podéis ir al Jardín. ¿Pero sabéis que el Jardín no es territorio fenicio? Es territorio griego... –explicó el dios a los exorcistas.

–Sí lo sabemos. Es más, los Arcángeles y los Cadres, junto al Sekiryūtei, están en Grecia para que se unan a la Alianza. –respondió Xenovia a Melqart, el cual abrió los ojos impresionado.

–¿Alianza? ¿Mis primos están forjando una alianza? –preguntó curioso el dios Melqart.

–Sí. Ya están en ella los egipcios y el dragón Tannin y la dragona Tiamat. –concretó Ígor recordando quien estaba en la Alianza.

–Parece muy prometedor. Podéis contar conmigo y con mi madre. Os proveeremos de lo que necesitéis. –manifestó solemnemente Melqart al trío de exorcistas.

–Agradecemos tu apoyo Melqart. Ahora, si no le importa, nos vamos al Jardín. –declaró Irina con una mano en el pecho.

–Que Dios te bendiga Melqart. Eres un buen dios. –manifestó Xenovia con las manos en posición de rezar.

–Jajajaja. Que mi tío os bendiga a ustedes también. Suerte en vuestra misión. –rió entre dientes Melqart.

Tras esa conversación entre el dios fenicio y el trío de exorcistas, Ígor, Xenovia e Irina salieron del palacio de Melqart y marcharon al Jardín de las Hespérides, donde recogerían las Manzanas Doradas y se las llevarían a Grigory para sanar a Asia Argento.

_________________________________________________________________________________

Palabras: 2910

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro