T.2:21
Atenas. Esta es la ciudad más importante de la Grecia actual, pues es su capital. También fue la ciudad más importante de la época clásica helenística, hogar de filósofos, tales como Sócrates y su alumno Platón, escultores, siendo Fidias su máximo exponente, arquitectores, siendo Ictino y Calícrates los diseñadores del Partenón de Atenas, así como otras figuras importantes del mundo clásico.
Pasando al mundo sobrenatural, Atenas fue fundada, a pesar de lo que se pueda pensar, por Atenea, la hija de Zeus, pues éste quería un puerto de mar para poder extenderse por el Mediterráneo. Esta fundación fue confrontada por Poseidón, el cual no quería una ciudad en una bahía tan hermosa como lo era el Ática, pero ésta confrontación fue solucionada gracias a la mediación de Hades, el más diligente de los tres dioses.
La Atenas sobrenatural, una vez fundada, tuvo que hacer competencia con varias ciudades del Próximo Oriente, las cuales estaban bajo dominio del hermano de Ël, Baal, más agresivo y expansionista que su pacifista hermano. Este conflicto entre Zeus y Baal nunca llegó a las armas entre ellos, por lo menos en un principio: Zeus fundó distintas colonias en el Mediterráneo Occidental, tales como: Mainaké (Málaga), Hemeroscopion (), Emporión (Ampurias), Massalia (Marsella), Siracusa, o Tarento; mientras que en el Mediterráneo Oriental fundó otras tantas: Naucratis, Odessos, Phasis, Sinope, entre otras.
A su vez, Baal fundaría Cartago entre otras muchas, a la cual huiría cuando Assur, el nuevo dios mesopotámico, el cual había matado a An, conquiste su capital, Tiro.
Tras este conflicto comercial entre ambos dioses, Zeus acabaría siendo conquistado por un dios etrusco que decía ser su hijo perdido. Este dios se llamaba Tinia, y estaba casado con Uni, y con ella tenía una hija, Menrva. Esta pareja de dioses etruscos admiraban mucho a Zeus y a los dioses griegos, tanto que formaron una alianza y firmaron tratados comerciales. Pero llego un momento en el que esta admiración se volvió una obsesión enfermiza: Tinia se cambió el nombre a "Júpiter" y obligó a cambiar el nombre a su esposa Uni y a su hija Menrva, las cuales se empezaron a identificar con Hera y con Atenea y las renombró a "Juno" y "Minerva".
Estos dioses se terminaron aliando con Baal para derrotar a Zeus en el año 537 antes del nacimiento de Yeshua. Esto provocó que Zeus perdiese sus colonias occidentales a favor de Baal y su nueva colonia en Iberia, Qart Hadasht, la actual Cartagena. Tras eso, Tinia, llamado ahora Júpiter, consolidó su control sobre Italia, repelió a Dragda del norte de la península italiana y expulsó a Zeus del sur de Italia, la llamada "Magna Grecia".
Tras eso, que ocurrió en el año 272 antes del nacimiento de Yeshua, Zeus pudo descansar en su flanco occidental, pero en el oriental, Ahura Mazda daba guerra. Ahura había matado a Assur en el año 539 antes del nacimiento de Yeshua, y amenazaba el Olimpo. Zeus entonces le declaró la guerra y, tras sucesivos conflictos en la Grecia continental, Zeus cruzó el Egeo y conquistó al imperio que Ahura Mazda había fundado. De paso vasalló a Ra y a Ël, los cuales no tuvieron otra que aceptar su nuevo Señor.
Entonces Zeus se convirtió en el dios más poderoso e influyente de Europa. Pero su hegemonía no duraría mucho: Ahura regresó más fuerte que nunca, mientras que Júpiter conquistó la Grecia continental en el año 146 antes del nacimiento de Yeshua. Zeus se volvió su vasallo, hasta que en el año 313 después del nacimiento de Yeshua, Ël derrotó a Júpiter y se volvió amigo de Zeus, pues éste acogió en su territorio a los primeros cristianos.
Así que, actualmente, Zeus tenía relaciones cordiales con los Arcángeles y los Cadres, es más, las Parcas de Hades ayudaban frecuentemente a los Cadres en su lucha contra los demonios, con los cuales también estaban en guerra. Por esto mismo, los Arcángeles y los Cadres esperaban que las relaciones diplomáticas entre ambos panteones fuesen fructíferas.
Issei también esperaba lo mismo, aunque para un objetivo distinto, el cura a Asia.
Cuando el trirreme de Istióforo, Kýma, arribó al Pireo, el puerto de Atenas, los abrahámicos bajaron de la nave y esperaron a que Istióforo bajase también de la nave. Una vez el navegante bajó, éste se dirigió a donde estaban los Cadres y los Arcángeles y les dijo que él les guiaría hasta la región de Tesalia, al norte de Grecia, y que de allí irían directamente al Olimpo, donde se situaba el palacio donde vivían los dioses griegos.
En ese momento echaron a andar desde el puerto del Pireo hasta la Acrópolis, la parte alta de la ciudad, donde se reunían la gente importante de la Polis y tomaban decisiones para, posteriormente, comunicárselas al "Basileo", una figura similar al alcalde.
Mientras andaban, Istióforo les contaba sobre la historia de la ciudad y de la facción helénica, a lo que Issei y las ángeles caídas escuchaban atentos, mientras que los Cadres y los Arcángeles hablaban entre ellos para saber qué decir a Zeus en la reunión.
Tras casi 20 minutos de caminata, al fin llegaron a la Acrópolis, donde los abrahámicos se reunirían con el Basileo para que éste les facilitara un medio para ir hacia Tesalia, más exactamente hacia la ciudad de Farsalia. Estuvieron esperando unos 10 minutos cuando Issei divisó a un hombre vestido con una túnica blanca, unas sandalias simples y un rollo de pergamino en la mano derecha. El hombre se les acercó y habló con Istiofóro.
–¿Así que ya están aquí los abrahámicos, no? –preguntó el hombre a Istióforo, el cual asintió. Entonces me presento. Soy Clístenes, Basileo de la Polis. –se presentó el hombre a los abrahámicos, los cuales saludaron de vuelta.
–Shalom, Clístenes-san. –habló Issei al hombre, el cual alzó una ceja extrañado.
–Bueno, Hermes ya me comunicó que vendríais. A las afueras de la ciudad tenéis unos caballos facilitados por Poseidón y una guía para que no os perdáis. –explicó Clístenes a los invitados, los cuales no sabían que decir ante el hecho de los caballos. –Suerte en vuestra misión, que la sabiduría y la razón os acompañen en vuestras deliberaciones. –deseó Clístenes a los Cadres y los Arcángeles.
Tras esa pequeña conversación, los abrahámicos salieron de la ciudad y vieron a unos metros a los caballos, 10 en total, y a una jinete montada en un undécimo caballo. La jinete, y probablemente la guía que había dicho Clístenes, era una mujer de la edad de Issei, casi unos 20 años, con el pelo negro y las puntas azules claro, piel pálida y mirada cansada pero sin ojeras. La jinete vió a los abrahámicos y bajo del caballo para acercarse a los invitados.
–Andrastea se alegra de verlos, invitados abrahámicos, plic, plac... –pronunció con tono misterioso la chica peliazul.
–Shalom, Andrestea. ¿Estos son los caballos? –saludó Azazel a la joven la cual asintió.
–Estos son los caballos que usaréis, abrahámicos. Elegid cada uno el que queráis. Andrestea usará a Vrochí, plic, plac... –dijo Andrestea acariciando a su caballo para después montarse encima de él. –No os preocupéis, están amaestrados desde nacimiento, plic, plac... –aclaró la peliazul arreando al animal empezando a trotar hacia Larisa.
Entonces, Issei montó a un semental marrón, uno de los más grandes, el cual se llamaba "Flóga"; Raynare se montó en una yegua negra, la cual se llamaba "Písti"; Kalawarner en otra yegua de nombre "Tha"; Mitelt en otra yegua, de nombre "Semnótita"; Sayf Al-tiniyn se montó sobre otro caballo, éste de nombre "Érimos". En cuanto a los Cadres y los Arcángeles, éstos se montaron en 3 caballos (Kokabiel, Azazel y Miguel) y 2 yeguas (Penemuel y Gabriel), los cuales habían nacido de la misma yegua y semental.
Una vez estuvieron todos montados, empezaron a trotar despacio, dirigiéndose hacia Larisa. Mientras marchaban, Amdrestea les explicó un poco su vida, lo curioso es que ella hablaba siempre en tercera persona, cualidad que la hacía, en cierta manera, adorable. Ella les dijo que era hija de Poseidón y una humana griega, de nombre Alejandra. Cuando dijo que era hija de Poseidón los abrahámicos no se exaltaron o algo por el estilo: ya conocían como eran los dioses griegos en ese aspecto, además, Ël ya lo había hecho una vez, ya estaban curados de espanto.
Pero Sayf veía en Andrestea algo más. Parecía que la había conocido en algún punto antes. Como una vieja amiga que no había visto en años, tal vez siglos. Entonces, de repente, detrás de él, apareció Mavis, abrazada a su cintura. Mavis le habló suavemente.
–Posteulo de Natsu, vi alfrontas alian posteulon. Kiam vi povos, parolu kun ŝi kaj rakontu al ŝi pri mi kaj la Malnova Gildo. –escuchó Sayf hablar a Mavis. (Descendiente de Natsu, estás ante otra descendiente. Cuando puedas, habla con ella y dile de mí y del Viejo Gremio.)
–¿Así que es otra descendiente, eh? Por eso se me hacía familiar... Está bien, hablaré con ella cuando terminemos aquí. –respondió Sayf a Mavis, la cual sonrió y se desvaneció para desaparecer.
Tras esa charla, los abrahámicos junto a Sayf y Andrestea siguieron montando a caballo a trote. Todo el camino fue tranquilo, pero se acercaba la noche de nuevo, por lo que tuvieron que empezar a galopar para poder llegar a tiempo a Larisa, desde la cual marcharían a pie hacia el Olimpo.
Mientras galopaban por los angostos valles de la Grecia continental, de repente escucharon una algarabía acompañada con el sonido de flautas y tambores. Los Arcángeles estaban confundidos, al igual que los Cadres e Issei y sus chicas. Pero dos personas sabían perfectamente qué estaba pasando. Andrestea paró su corcel y se bajó de éste, dando una señal para que los invitados bajasen también.
–¿Por qué nos hemos parado? –preguntó Issei bajando de su caballo acercándose a donde estaba Andrestea.
–Él se está acercando... –fue lo único que dijo Andrestea.
Entonces pudieron ver como dos sátiros marchaban alegremente tocando flautas dobles o aulós. Detrás de ellos vieron a varias doncellas jóvenes lanzando pétalos de flores y gritando eufóricas algo que ningún abrahámico pudo entender muy bien. Entonces, detrás de los sátiros y éstas doncellas, apareció un joven con una ánfora llena de lo que parecía ser vino y con un acompañamiento de mujeres de todos los tipos, alturas y tonos de piel. El joven se paró al ver a Andrestea.
–Vaya, vaya... *hic* Pero si es Andrestea, la hija de Poseidón... *hic*. –habló el joven con claro tono ebrio.
–Ya te dijo Andrestea que no quiere ser parte de las ménades. ¡Déjala en paz! –dijo quejumbrosa el joven peliazul.
–Pero si te gustará... *hic* –reclamó el joven, pero se dió cuenta de que había más personas con Andrestea, de entre los cuales reconoció a una en particular.
–Penemuel... *hic* ¿Te acuerdas de mí? *hic* –se acercó el joven a Penemuel, acariciándole el morado pelo de la Cadre.
–Sí... Por desgracia sí... Dionisio... –confesó Penemuel avergonzada y violentada.
______________________
Mientras tanto, al otro lado del Mediterráneo Oriental, un trío conformado por Ígor, Irina y Xenovia, habían dejado el Cielo para bajar a la Jerusalén sobrenatural. Ésta era de las pocas urbes que pertenecían a la facción abrahámica, a parte del Cielo y Grigory, junto con el Inframundo demoníaco. El territorio abrahámico en el plano sobrenatural abarcaba desde los montes del Golán, en Siria, perteneciente ahora a Ahura Mazda, el mar Mediterráneo, y el Sinaí. En el mundo humano, este territorio serían los actuales Israel, Palestina y la porción occidental de Jordania.
Nuestro trío de ángeles se marcharon de Jerusalén para dirigirse a la ciudad de Tiro, en Fenicia, actual Líbano. Allí se encontrarían con una de las pocas divinidades fenicias que quedaba con vida: Tannit, consorte del fallecido Baal y cuñada de Ël.
Cuando llegaron a la ciudad de Tiro, unida al continente mediante un puente de tierra, el trío de religiosos entraron por la puerta de la muralla, buscando el palacio donde residía Tannit. Fueron andando por la ciudad, viendo los mercados fenicios y a los comerciantes, vestidos de lujosas ropas moradas de seda.
–Ciudad de perdición y pecado... –susurró Irina molesta al ver algunas prostitutas en los callejones.
–Menos mal que no has visto a la otra gran ciudad... Esa es un burdel con murallas... –susurró también Xenovia, la cual veía los mercaderes gritando los precios de las mercancías.
–¿Podéis estar en silencio? Tenemos que pasar desapercibidos... susurró quejumbroso Ígor a sus acompañantes, las cuales aceptaron.
Siguieron andando por la ciudad cuando al fin vieron el palacio donde residía Tannit. Este palacio era muy similar a un templo fenicio, donde se adoraban los dioses, entre los que destacaban Baal, Tannit, Melqart y el temible Moloch, el cual se decía comía niños para ser poderoso.
El palacio estaba vigilado por dos soldados púnicos haciendo guardia.
Batallón Sagrado Fenicio.
El trío de ángeles reencarnados se acercaron a la puerta y hablaron con el guardia que estaba vigilando de turno.
–Disculpe, ¿está su Majestad Tannit en Palacio? –preguntó Ígor al guardia, el cual se giró y le respondió.
–Claro. ¿Por qué queréis saberlo? –preguntó el guardia fríamente. No se fiaba de estas tres personas vestidas tan raras.
–Somos una delegación diplomática por parte de Ël. Venimos en misión diplomática. –aclaró la peliazul con el mechón verde.
–¿Venis de parte de El? Entonces pasad, su Majestad los verá encantados. Pero dejad las armas que porteis en el recibidor. A nuestra Señora no les gusta. –explicó el guardia a los tres, los cuales aceptaron a regañadientes.
En ese momento dejaron las armas en el recibidor y pasaron a la sala del trono donde estaba sentada Tannit, al lado de donde se suponía que se sentaba Baal. Los tres vieron como Tannit, claramente, no se esperaba a tres ángeles puros en su palacio, por lo que se puso un poco nerviosa.
–¿Se puede saber por qué tres humanos reencarnados en ángeles han entrado en mi palacio? –preguntó solemnemente, aunque se notaba claramente su nerviosismo, Tannit.
–Venimos en misión diplomática de parte de nuestra Majestad, Yeshua Ibn Mariy. Somos su equipo de élite. –dijo Ígor a Tannit, la cual prestó atención al escuchar "Yeshua Ibn Mariy". –Me presento, soy Ígor Doroshenko. As del Arcángel Uriel y exorcista de la iglesia ortodoxa ucraniana. –se presentó amablemente el ucraniano.
–Yo soy Xenovia Quarta, carta de Corazones de la Arcángel Gabriel y exorcista de la iglesia católica romana. –fue el turno de presentarse de Xenovia.
–Y yo soy Irina Shidõ, As del Arcángel Miguel y exorcista de la iglesia protestante anglicana. –terminó por presentarse la castaña.
Tannit escuchó atentamente a los tres ángeles, los cuales iban vestidos de sacerdote ortodoxo en el caso de Ígor y de monja en el caso de Xenovia e Irina. "Si este es el equipo de élite de Yeshua, y ser cada uno de una rama distinta del cristianismo, es que entonces, allá afuera de Palacio, están ocurriendo cosas importantes" pensó Tannit. No dudó y preguntó a sus invitados.
–¿Y cuál es esa misión diplomática tan importante que hasta Yeshua ha necesitado a su equipo de élite? –interrogó a sus invitados.
–Recuperar la Manzana Dorada del Jardín de las Hespérides para poder sanar a una hermana nuestra. –respondió Xenovia a Tannit.
–Si que tiene que ser importante esa hermana vuestra para necesitar las Manzanas Doradas. ¿No es así? –volvió a preguntar la diosa, a lo que los invitados se miraron entre ellos y sonrieron.
–Yeshua Ibn Mariy nos ha pedido explícitamente que si usted dudaba de nuestra empresa, le teníamos que entregar ésto. –dijo ahora Irina sacando de su traje de monja una carta con un sello con algo escrito en arameo y fenicio.
Tannit se levantó del trono, bajó hacia donde estaban los exorcistas y agarró la carta con delicadeza. Reconocía ese sello. Estaba escrito de puño y letra de Ël, su cuñado. Se volvió a su trono y empezó a leer en voz baja. Cuando termino de leer soltó unas lágrimas y les dijo a los invitados que tenían en el puerto una nave para que les dirigiese a Gades lo más rápido posible.
El trío, sorprendido de sobremanera, agradeció a la diosa su disposición y se marcharon de allá hacia el puerto.
Mientras, en el trono, Tannit lloraba en voz baja y susurraba en un tono casi inaudible: "¿Así que quieres paz eh, cuñado? ¿Después de haber matado en tu nombre a tantas personas, ahora quieres la paz? Melqart, hijo mío, espero que ayudes en todo lo posible a esos ángeles..." –terminó por susurrar llorando suavemente.
_________________________________________________________________________________
Palabras: 2757.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro