T.2:20
Era una noche tranquila y con un clima ideal, la Luna llena en el cielo, se podían ver las estrellas y hacía una temperatura suave, ni frío ni calor, en la pequeña aldea de Falasarna, en la isla griega de Creta. En dicho pueblo es donde habían parado a descansar en la noche los abrahámicos junto Sayf y el navegante que les trajo a Creta, Istióforo.
Cuando llegaron, Istióforo les invitó a pasar a su casa, donde vivía con su esposa Ágata, una mujer castaña con ojos verdes. Ésta se sorprendió de que tres Cadres de Grigory, dos Arcángeles del Cielo y el Κόκκινο Δράκο se alojasen en tan humilde casa. Ella les invitó también a pasar y a sentarse a la mesa a cenar, pues ya era muy tarde y tenían pinta de no haber comido en varias horas, tal vez días. Los invitados se sentaron a la mesa y comenzaron a hablar de forma amena mientras comían.
-¿Y qué hacéis aquí en la Élade si se puede saber? ¿O es asunto de Estado para vosotros? -preguntó curiosa Ágata a los invitados.
-Claro, todos saben que Padre lo único que quería en este mundo eran dos cosas: sus hijos y la paz y unión entre las facciones. -dijo el Arcángel Miguel con su usual tono de voz tranquilo.
-¿Así que tenéis pensado hablar con Zeus? Suerte con él, está muy enfadado desde ese año. -declaró dando ánimos a los invitados.
-¿Qué pasó? ¿Qué año fue ese? -preguntó Sayf intrigado al escuchar a Ágata.
-En el año 529 después del nacimiento de Yeshua, el emperador humano Justiniano cerró la Academia de Atenas. -dijo Istióforo a Sayf, el cual recordó una acción parecida pero en Egipto.
-¿Por qué lo hizo? Era sólo una academia para humanos. -preguntó Issei un poco indignado.
-Padre pensaba que allí se encontraba una resistencia de la facción helénica contra él, pero al final resultó ser un error. -le respondió el Arcángel Miguel. Tienes que entender el contexto Issei.
-¿Qué estaba pasando? -volvió a preguntar Issei insistiendo.
-Después cuando nos acostemos te lo cuento Hyōdō-kun. -respondió de repente Kalawarner.
-Gracias, Kala-chan. -dijo Issei volviendo a comer.
Tras esa pequeña pero tensa conversación entre los invitados, éstos siguieron comiendo la comida que Ágata había preparado cuando llegaron.
Cuando acabaron de cenar, Ágata e Istióforo, con la ayuda de los invitados, recogieron los platos y vasos y los dejaron en la cocina para lavarlos cuando se despertaran. Istióforo entonces los acompañó a la habitación de invitados, pero ésta sólo tenía dos camas separadas. Los invitados abrahámicos se miraron entre ellos y decidieron que allí durmieran Issei y Kalawarner. Los demás tendrían que ir a una posada del pueblo la cual se encontraba en la otra punta del pueblo. Istiofóro les guiaría, mientras que Ágata se preparaba para acostarse en su habitación.
Mientras que los abrahámicos iban caminando hacia la posada, Issei y Kalawarner estaban acostados, Kalawarner al lado de la ventana de la habitación e Issei al lado de la puerta. Issei hablaba con Draig mientras que la peliazul leía un libro que se había traído desde que habían salido de Grigory. Era una situación tranquila hasta que Issei habló a Kalawarner.
-¿Kala-chan, no me ibas a contar que pasaba ese año? -preguntó el castaño de ojos miel a la Ángel caída, la cual dejó de leer.
-Claro. Estate atento Hyōdō, esta va a ser una historia larga... -advirtió la peliazul al Sekiryūtei.
-Vale. Soy todo oídos. -aceptó el castaño.
-Cuando Ël pudo derrotar a Júpiter, en el año 313 tras el nacimiento de Yeshua, los demás dioses de Europa, Dragda, Wodanaz, Odin y Svarog vieron como Padre, un dios de Próximo Oriente, se había convertido en el dios más poderoso del continente. -empezó a explicar la peliazul.
-Ajá, por ahora voy entendiendo. -le respondió el castaño a la peliazul.
-Este hecho hizo que estos dioses se prepararan para la guerra, guerra que duraría entre el año 375 hasta el año 577, cuando los últimos invasores humanos eslavos acabaron convirtiéndose al cristianismo. Aparte, teníamos una guerra prolongada con Ahura Mazda, la cual acabó años más tarde. ¿Lo vas entendiendo? -preguntó Kalawarner al Sekiryūtei, el cual reflexionaba.
-Sí. Entonces, ante un contexto de guerra, no tuvo más opciones que cerrar esa Academia humana. ¿Eso me estás intentando decir? -preguntó Issei sentándose en la cama, mirando a Kalawarner, la cual seguía acostada.
-Sí. Padre se equivocó, es cierto, pero al final acabó venciendo a todos los dioses, los cuales acabaron huyendo a otros lugares. Salvo Zeus, el cual no le declaró la guerra porque éste apoyó a Padre contra Júpiter. -explicó Kalawarner sentándose también en la cama, mirando a Issei a los ojos.
-Y entonces, ¿por qué ese humano cerró la Academia? -volvió a insistir el castaño, el cual se había levantado dirigiéndose a Kalawarner.
-Era humano. Déjalo ahí. A veces los humanos no se guían por los designios de sus divinidades y se guían por sus intereses. ¿Te vale esa respuesta? -terminó por preguntar la peliazul apoyando sus manos en los hombros del castaño.
–Sí, me convence. –replicó Issei haciendo lo mismo que la peliazul, apoyando sus labios con los de ella.
Estuvieron besándose por un largo rato, acariciándose mutuamente, provocando que la temperatura del ambiente se calentándose. Se quitaron y la ropa y siguieron las caricias y los besos, primero en los labios, luego en el cuello de la peliazul. Fue bajando hasta el vientre de Kalawarner, pero ella estaba con un humor diferente al de Issei.
–Hyōdō-kun, para por favor. –suplicó Kalawarner con un leve suspiro de placer al sentir el aliento del castaño en su parte íntima.
–¿Por qué debería? ¿No te está gustando? –preguntó extrañado Issei levantando la mirada a la chica.
–Quiero permanecer pura hasta el matrimonio. Es mi sueño desde que era joven. –confesó Kalawarner con un tono preocupado por la posible respuesta que le diese el castaño.
–Si así deseas... –respondió Issei poniéndose de pie y cogiendo su ropa y dirigiéndose hacia su cama. –Te dejaré hacer lo que quieras. –declaró el castaño con una mirada cariñosa.
–¡Muchas gracias Hyōdō-kun! ¡Eres el mejor! –gritó felizmente la peliazul poniéndose de pie para abrazar a Issei y besarle en los labios amorosamente. –Pero dormir juntos sí podemos. ¿Vale? –animó en el oído al castaño, el cual, animado y un poco excitado, aumentó su poder gracias a Draig y juntó las dos camas.
Se acostaron en la cama y se abrazaron, Kalawarner mirando a la ventana, e Issei detrás de ella, oliendo su cuello.
–Buenas noches Kala-chan, que duermas bien... –susurró el castaño al oído de la ángel caída, la cual sonrió y le respondió.
–Y tú también, Hyōdō-kun, que duermas bien... –dijo la peliazul en voz baja, cerrando los ojos, disfrutando del calor que le trasmitía Issei.
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Mientras tanto, en el Cielo, Yeshua Ibn Mariy se encontraba sentado en su trono, con un puño en su barbilla y el otro brazo en sus piernas. Estaba reflexionando sobre qué hacer con su hermana Asia. Él no tenía ni idea de cómo se supone que iba a curarla. Necesitaba un milagro para descubrir cómo. Estaba apunto de dormirse en medio de su reflexión cuando escuchó la puerta sonar.
–Pasad, pasad. –dijo el hijo de Ël con un leve tono de sorpresa.
–Somos nosotros, tus hermanos. –escuchó la voz de Rafale y Uriel, los cuales llevaban a una chica rubia con cadenas de luz. –Venimos con la hermana del heredero Phoenix. –dijo Uriel dándole una patada en la espalda a Ravel para que se arrodillase.
–Ah, un Phoenix... –manifestó con un leve tono de sorpresa. –Iros de aquí, tengo que hablar con ella. –declaró Yeshua con un tono de desesperación, cosa que sorprendió a los Arcángeles.
–Sí Yeshua-aj, lo que usted ordene. –se arrodillaron los Arcángeles y se fueron de la habitación del Trono.
Yeshua esperó a que sus hermanos se fuesen para hablar con la demonio Phoenix. Ésta se encontraba arrodillada con sumo respeto, respeto que no tuvo su padre hace 1.200 años con Elohim. Una vez que los Arcángeles se fueron por la puerta, notó como sus cadenas de luz fueron disueltas por Yeshua. Ravel se sorprendió.
–¿Por qué me liberas, Yeshua Ibn Mariy? ¿Acaso no temes a un demonio? –preguntó boquiabierta la demonio Phoenix.
–No te temo, sé que eres distinta al resto. Es más, esto puede sonar extraño, pero necesito tu ayuda. –confesó Yeshua a una aún más sorprendida Ravel.
–¿Perdón? ¿Qué ha dicho? –preguntó Ravel sin poder evitar levantar la cabeza.
–Necesito tu ayuda, Ravel Phoenix. Una hermana nuestra, Asia Argento está en coma por haber usado la verdadera forma de los ángeles, cosa altamente peligrosa para una humana reencarnada. –informó Yeshua a la demonio, la cual, sorprendida por ese hecho, y sin saber porqué, comenzó a pensar una manera de ayudar a esa humana reencarnada en ángel.
–Creo que ya sé cómo. ¿Habéis probado a que otros dioses os ayuden? –cuestionó Ravel a Yeshua, el cual se había vuelto a sentar en el Trono.
–Sí. En Egipto Isis y Osiris nos van a ayudar. Ahora mis hermanos y el Sekiryūtei van a Grecia para auxiliarles contra los tuyos y a pedir ayuda para nuestro problema. –respondió Yeshua dando información valiosa para los demonios pero, como antes, y sin saber cómo, no hizo caso a lo que dijo Yeshua.
Ravel volvió a pensar, buscando opciones para curar a esa ángel, revisó por su cabeza todos los libros que había leído en su vida. Desde América hasta Asia, ningún dios sabría que hacer, pues el único que sí podría está muerto desde hace varios siglos. Pero recordó, como un flashback instantáneo, un viejo libro que su padre había "tomado prestado" del Cielo cuando hizo su entrevista hace 1.200 años.
–¡Ya me he acordado! –gritó contenta Ravel, a lo que Yeshua prestó atención. –Mi padre hace 1.200 años, cuando vino a la entrevista con Elohim, "tomó prestado" un viejo libro que, al parecer era de Elohim. En éste, tu padre pareció escribir una cura a algo que él llamó "la maldición de los mensajeros". Supongo que sería esa maldición lo que le pasó a esa humana ¿no? –explicó Ravel a Yeshua, el cual afirmó con su cabeza ante la pregunta que le había formulado la rubia.
–Sí, esa es. ¿Qué decía Padre acerca de ella? –cuestionó Yeshua a la demonio.
–Él escribió que para curarla necesitaba una Manzana Dorada, que se encontraba en el Jardín de las Hespérides, en la Península Ibérica. –respondió Ravel con seguridad. –Muchos demonios hemos intentado coger una para observar que hacía en demonios, pero un dragón muy poderoso nos detenía y nos derrotaba cada vez. –afirmó Ravel, la cual parecía desesperanzada por conseguir la Manzana Dorada debido a ese dragón.
–No te preocupes, tengo a un grupo de élite que creo que serán capaces de conseguir esa Μanzana Dorada. –respondió Yeshua, a lo que Ravel se alegró. –Ahora avisaré a mis hermanos Arcángeles para que te lleven con su debido respeto a tu nueva habitación. –dijo Yeshua invocando un círculo mágico en su oído.
Tras unos minutos, Rafael y Uriel llegaron a la sala del Trono y se quedaron de piedra al ver a su Melej Yeshua hablar tranquilamente con la demonio Phoenix, la cual estaba al pie del Trono hablando de una manzana dorada, o algo así escucharon los hermanos. Yeshua los vió y les dijo que le diesen una habitación en el Primer Cielo. Este Primer Cielo era la zona residencial donde los ángeles puros vivían su vida cotidiana. Además le dijo Yeshua que ella viviría rectamente: pocos lujos y muchos deberes -véase deberes cómo leer el Talmud, la Biblia y el Corán, trabajar desde lo más bajo y, lo más importante, hablar con los Arcángeles que le entrevistarían sobre lo que hiciese cada día-. Si no superaba las entrevistas, regresaría al Inframundo al igual que hizo su padre.
Una vez que los Arcángeles se llevaron a Ravel, Yeshua invocó otro círculo mágico para que viniesen los mejores ángeles reencarnados que tenía a mano: Xenovia, Irina e Ígor. Los tres llegaron unos minutos después vestidos con túnicas de sacerdote ortodoxo en el caso de Igor, y de monjas, en el caso de Xenovia e Irina. Los tres inclinaron su cabeza y Yeshua habló.
–Shalom, ángeles de las tres Iglesias Cristianas. –saludó Yeshua a los tres exorcistas.
–Salve, Rey del Cielo y Monarca de Grigory. –saludaron los tres a la vez. –¿Para qué nos ha llamado, su Majestad? –preguntó Xenovia inclinando su cabeza.
–Os he llamado para encargaros una vital misión para el Cielo y Grigory. –manifestó solemnemente Yeshua.
–¿Y cuál sería esa, Majestad? –preguntó Irina seria inclinada ante Yeshua.
–Recuperar la Manzana Dorada, la cual se encuentra en el Jardín de las Hespérides, en la isla de Gades, en la Península Ibérica. –explicó el hijo de Ël a su grupo de élite. –Espero que consigáis recuperar la manzana con éxito. –animó Yeshua a sus hermanos ángeles reencarnados.
–No le defraudaremos, Majestad. –terminaron por decir los exorcistas desenvainando sus espadas santas y alzándolas.
Estas espadas no eran como las armas de luz de los demás ángeles, estas eran armas parecidas a las armas medievales, concretamente eran fragmentos de la espada legendaria "Excalibur", la cual se rompió durante la guerra civil abrahámica en uno de sus periodos de guerra, en la Alta Edad Media. Xenovia tenía la llamada "Destruction" una hoja de espada que podía destruir cualquier armadura; Irina tenía la "Mimic", la cual podía camiflarse como el portador desee y transformarse en cualquier otro tipo de espada; e Ígor tenía la "Nightmare", un fragmento que te permitía clonarte todas las veces que quisieses.
Y así fue como los tres exorcistas salieron de la sala del Trono y bajaron del Cielo hacia la Tiro sobrenatural, una ciudad que había pertenecido a Baal, hermanastro de Ël, el cual se expandió por todo el Mediterráneo pero acabó muriendo en el año 146 antes del nacimiento de Yeshua a manos de Júpiter.
De allí embarcarían en una nave fenicia hacia Cartago, la actual Tunicia, en Túnez, y de ésta, una gran ciudad portuaria y comercial, llegarían a Gades, la actual Cádiz.
Mientras tanto, en la casa de Istióforo, en Creta, los invitados abrahámicos ya habían zarpado otra vez hacia la Atenas sobrenatural, buscando la paz con Zeus, ayudarlo con los demonios que estaban invadiendo el Tártaro y, si había suerte, buscar algún dios que les ayudase con Asia.
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Palabras: 2413.
Al fin, tras un mes de ausencia debido a los exámenes, he vuelto. Pronto tendréis el siguiente capítulo. Espero que os guste éste.
Atte.
E.S.Z.
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