Grecia, la cuna de la democracia y la cultura occidental. Posee una historia de más de 3.000 años. Desde la enigmática civilización minoica, hasta la grecia clásica de Socrates y Platón, pasando por la mítica guerra de Troya hasta el fin de la civilización griega con la conquista romana de la Élade.
El país actual de Grecia está localizado en el extremo sur de la península balcánica, compartiendo frontera con Turquía al este, con el Mediterráneo al sur y al oeste, y con los países de Albania, Macedonia del Norte y Bulgaria al norte y con el Mar Egeo al este.

Además de su apasionante historia, llena de gloriosas hazañas, tales como las Termopilas o las campañas de Alejandro Magno conquistando al Imperio Persa, si hay algo que cabe destacar de Grecia es su mitología y su panteón, siendo éste quizás el más famoso y conocido, gracias a los escritos del poeta griego Homero, con su Odisea y la Iliada, o la "Teogonía" de Hesíodo.
Su Panteón está repleto de dioses míticos y héroes memorables, tales como Zeus, Ares, Hera o Heracles y Perseo y de cuentos míticos legendarios como los 12 trabajos de Heracles.

Y hacia Grecia estaban dirigiéndose los Cadres, los Arcángeles e Issei junto a las chicas. Todos juntos embarcados en un trirreme el cual estaba siendo navegado por Istióforo, el navegante que habían conocido en Naucratis. Éste hombre era un navegante experto, con decenas de viajes a sus espaldas.
Su nave, un trirreme colorido, pintado de azul y rojo, con ojos pintados en la proa, unas velas en el medio de la nave, y una pequeña tienda de campaña con una mesa y sillas en la popa, tenía el nombre de "Kýma", es decir, 'Ola del Mar', había surcado el Mar Mediterráneo desde Naucratis hasta Sagunto, pasando por Siracusa y Neapólis. Así que, en resumidas cuentas, Istióforo y su nave eran los candidatos idóneos para llevar a los abrahámicos y al Sekiryūtei a la Élade.

El trirreme de Istióforo, "Kýma".

En la proa de la nave Istióforo se apoyaba sobre el timón, hablando con los Arcángeles y los Cadres que habían decidido ir a Grecia -Azazel, Penemuel, Kokabiel, Miguel y Gabriel-. En la popa, en la mesa que estaba cubierta, Issei y Sayf jugaban un juego de mesa que el propio Sayf se había traído de Egipto, mientras que las ángeles caídas sólo veían al para de "Neo-Dragon-Slayers" jugar.

El cielo azul se reflejaba en la superficie de las cristalinas aguas del mar Mediterráneo. El viento soplaba suavemente desde el sur, haciendo avanzar a la embarcación sin necesidad de remeros. De fondo se podía escuchar los graznidos de las aves del mar y se podían ver las aletas de los delfines nadando a la par de la nave.
A

nte tal vista, la cual ninguno de los abrahámicos, ni Sayf, ni Issei y las chicas habían visto, se asomaron por la borda para contemplar tan bello espectáculo de la naturaleza.

-¡Hermoso! -exclamó Raynare con sus manos en las mejillas asombrada.

-Nunca había visto algo como esto. -dijo sorprendido Azazel maravillado por las vistas. -¡Maldito papeleo! -exclamó enojado el Gobernador General de Grigory.

-Lo mismo digo, Aj, lo mismo digo... -suspiró Penemuel, pero precisamente suspiraba por el papeleo. -¿Tendré que volverte a ver, no? -susurró Penemuel en un tono de voz tan bajo que nadie la escuchó.

Todos los presentes veían la hermosa estampa que presentaba el Mediterráneo mientras reflexionaban y dejaban volar los pensamientos que en esos momentos tenían.

-[Am beth ydych chi'n meddwl, Aibō?] -preguntó el dragón rojo a su portador. [Sylwaf arnoch yn drist a melancolaidd.] -volvió a preguntar Draig Goch al castaño. (¿Te pasa algo, Aibō? Te noto triste y melancólico.)

-No me pasa nada compañero. Solamente estaba pensando... -le respondió Issei con un tono claramente melancólico. -Sólo pensaba en qué va a pasar con Asia. -confesó Issei. -Osiris e Isis van a ayudar. ¿Pero habrá algún dios más dispuesto a ayudar a una simple monja católica, italiana, que ha sido reencarnada en ángel caída? -soltó todos sus sentimientos en la pregunta el castaño.

-[Edrychwch ar Issei. Yn fy mywyd hir a chanrifoedd fel draig, rwyf wedi cael llawer o wielders. O ryfelwyr sacsonaidd ffyrnig i anturiaethwyr trefedigaethol prydeinig, a chi, Issei Hyōdō, Sekiryūtei yr XXI ain ganrif, yw'r unig un sydd wedi meiddio dangos ei deimladau mor agored i mi. Ydych chi'n gwybod pa mor bwysig ydych chi?] -rugió Draig también mostrando un poco sus sentimientos, en este caso admiración hacia su portador. (Mira Issei. En mi larga y centenaria vida como dragón, he tenido muchísimo portadores. Desde aguerridos guerreros sajones a aventureros colonos británicos, y tú, Issei Hyōdō, Sekiryūtei del siglo XXI, eres el único que se ha atrevido a mostrar sus sentimientos tan abiertamente ante mí. ¿Sabes lo importante que eres? )

-Gracias compañero. Necesitaba esto. -confesó Issei con una leve sonrisa, sonrisa que notó Raynare, la cual sonrió con él. -Por cierto compañero, ¿qué te parecen estas vistas? -preguntó esta vez el castaño al dragón.

-[Dazzling. Am fwy na mil o flynyddoedd nid wyf wedi gweld rhywbeth mor brydferth.] -dijo Draig ahora melancólico al recordar las bellas montañas galesas y los verdes prados ingleses. -[Damniwch chi Albion am ein bod wedi ein cloi yn y sothach hyn!] -rugió lleno de ira incontrolable el dragón rojo empezando a escupir fuego por todo el espacio mental. (Deslumbrantes. Desde hace más de mil años que no veo algo tan hermoso. ¡Maldito seas Albión por habernos encerrado en estos trastos!)

-Técnicamente no fue culpa de Albión, sino de Ël... -dijo Istióforo de repente, haciendo que todos volteasen a verle. -¿Qué? -se quejó el navegante al ver que todos los abrahámicos lo miraban inquisidores.

-[Nun, vergessen wir, was Istióforo gesagt hat...] -rugió Fafnir desde el pecho de Raynare. (Bueno, olvidemos lo que dijo Istióforo...)

-Sí, mejor... -suspiró Miguel Arcángel apoyando sus codos en la borda de la nave.

Todos los abrahámicos apoyaron sus codos en la borda. Todos observaban el amplio mar y el sol poniéndose en el occidente, pues ya era casi las 8 de la tarde y estaba oscureciendo. Entonces salió Sayf de la pequeña tienda de campaña que había en la popa, oteó el horizonte y se dio cuenta que estaba atardeciendo y se preocupó por su suegro, pues dentro de poco iba a tener que luchar contra Apophis sin su ayuda.

Istióforo por su parte se dirigió hacia el timón y dirigió la nave hacia el norte. Antes de llegar a la Atenas sobrenatural, haría una parada en la isla de Creta, para así poder recoger provisiones y descansar.
Creta era la isla más grande del Egeo, situada al sur del Peloponeso y era hogar a la enigmática civilización minoica, contemporánea a la civilización egipcia antigua, con la que comerciaba, así que seríaa normal encontrarse mercaderes y productos egipcios en Creta.

Pasaron unas horas, ya era de noche y la luna se asomaba por el Este, y todos los abrahámicos estaban sentados alrededor de la mesa de madera que estaba en la popa. Miguel estaba de pie haciendo algo que nunca se imaginó hacer: dar misa. Creó con su magia una cruz cristiana y Azazel creó por su parte una menorá. Colocaron la cruz a un lado de la menorá, y comenzaron a rezar. Algunos a la manera cristiana, -Miguel, Gabriel, Kokabiel.- otros a la manera de los judíos, -Raynare, Kalawarner, Mitelt.- mientras que los demás estaban en la cubierta, hablando entre ellos, -Penemuel, Sayf e Issei.

-¿Sayf-san, tú eres un "Neo-Dragon-Slayer"? -preguntó el castaño al descendiente de Natsu Dragneel.

-Sí. Eso me dijo Mavis. -confesó Sayf al castaño, el cual alzó una ceja confundido. -Mavis al parecer es la primera maestra del viejo gremio de las hadas.

-A mi me lo dijo Ouroboros y Gran Rojo jejeje... -rió entre dientes el castaño, ante la sorpresa de Penemuel y Sayf.

-¡Los Dioses Dragones! ¿Aquellos dragones que llevan vivos desde los inicios del mundo sobrenatural y poseen tanto poder como para destruir el planeta? -preguntaron llenos de sorpresa e incredulidad ambos.

-[Ie, yr un rhai hynny.] -afirmó Draig con cierta gracia desde la gema en la mano del castaño. (Sí, esos mismos.)

-¿Y qué te dijeron a ti? -preguntó Sayf interesado en el tema de los Neo-Dragon-Slayers.

-Pues a mí me contaron que cada facción tiene un Neo-Dragon-Slayer, y que mi misión era reclutar a cada uno de ellos. Una vez reclutados, los Dioses Dragones nos encomendarían una misión importantísima. -explicó Issei a Sayf, el cual escuchaba atentamente.

-Así que yo soy el Neo-Dragon-Slayer de Egipto. ¿En ese caso, cuántos faltan? -cuestionó Sayf al castaño, el cual se encogió de hombros, pues no sabía cuántos habría más.

Mientras ambos Neo-Dragon-Slayers hablaban entre ellos, la Cadre veía la luna en lo alto del cielo, mientras esperaba encontrarse con ese hombre del que se había enamorado hacia más de 3.000 años. A lo mejor había cambiado y le haría ahora un poco más de caso. Aunque como dicen, soñar no cuesta nada, y Penemuel se dirigió al improvisado templo en la popa para rezar junto a sus hermanos.

Cuando acabó la improvisada misa, los Cadres, los Arcángeles y Raynare junto a las chicas se dirigieron a la cubierta del trirreme. Todos pudieron ver cómo a lo lejos del horizonte veían luces de candelas y faros. Por fin habían llegado a Creta tras casi 6 horas de viaje en el barco.

-¡Tierra a la vista! -exclamó Istióforo señalando con su dedo el puerto.

El viaje continuó por unos 50 minutos cuando al fin el trirreme atracó en el puerto de la ciudad. Esta era una aldea pequeña al oeste de la isla de Creta. Esta isla está situada al sur del mar Egeo, y es la cuna de la civilización griega con su enigmática civilización minoica.

Entonces los abrahámicos bajaron del barco junto a Istióforo, el cual se quedó en el muelle esperando a que llegase alguien a recogerlos. Esperaron por casi media hora, pero como era de noche hacia frío y se empezaron a quejar.

–¿Oye Istióforo, no nos iba a recoger alguien? –preguntó el Arcángel Miguel.

–Se supone, pero aquí no llega nadie. –se quejó Istióforo con los brazos cruzados.

–¿Entonces qué haremos? –preguntó Azazel con los brazos encogidos igual que sus hermanos Arcángeles y Cadres.

–Venid conmigo. Os hospedaré en mi hogar y mañana partiremos a la Élade. –explicó el navegante griego a los abrahámicos y al Sekiryūtei, los cuales asintieron con su cabeza.

Pero, mientras tanto, a unos metros del muelle, un búho de brillantes ojos amarillos y plumaje oscuro veía a los abrahámicos y al navegante entrar en la casa de éste último. El búho ululó y alzó el vuelo hacia la Élade continental. El búho voló aprovechando los vientos del sur y llegó en menos de media hora al Olimpo, hogar de los dioses griegos.

El Olimpo era una gran sala donde se sentaban los dioses en reunión cada cierto tiempo. Hoy estaban solamente Zeus, el rey del panteón; Hera, su esposa y Atenea, su hija favorita. Estaban en la sala hablando amenamente cuando el búho entró en la sala ululando.
Se posó en el hombro de Atenea y le susurró algo al oído, algo que solo la Diosa pudo escuchar.

–Gracias Γλαύξ*. Esa información es valiosa en los tiempos que corren. –agradeció la diosa castaña a su búho.

*El nombre del búho de Atenea. Su nombre se traduciría como "Ojos brillantes".*

–¿Qué pasa hija mía? –preguntó Zeus a la diosa griega de la sabiduría.

–Los abrahámicos han llegado a Κρήτης, y les acompaña el Κόκκινο Δράκους.  –dijo la diosa a su padre Zeus.

–Por fin llegan... mañana ve y tráetelos ante mí. –ordenó Zeus a su hija, la cual asintio afirmativamente.

–Espero que quieran paz y nos ayuden con los demonios en el Tártaro. –dijo esta vez Hera al lado de su esposo.

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Palabras: 1987.