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T.2:16

La batalla que se estaba librando entre los egipcios y los demonios en el Khêmi era, cuanto menos, brutal. Al principio los del país del Nilo estaban siendo superados poco a poco, pero resistiendo con coraje y con valor, a pesar de las circunstancias. Pero mientras esta gran batalla sucedía, a unos kilómetros, otra batalla, más impresionante si cabe, estaba ocurriendo.

Un puño cargado con fuego dracónico fue dirigido al rostro de Raiser, quien lo recibió de lleno, haciéndolo retroceder y escupir sangre. En represalia, este le lanzo una patada cargada con fuego fénix hacia el pecho de Sayf, quien bloqueo el ataque con sus brazos cruzados. Ambos retrocedieron, tomando distancia de su oponente sin dejar caer su contacto visual, mirándose con intenciones asesinas.

-Nada mal, eifrit. Estoy complacido por ver que no eres un inútil en combate, como otros de tu asquerosa y repugnante raza... -alabó Sayf Al-tiniyn a su enemigo rubio.

-Deja de congratularme, bárbaro. Para eso están mis sirvientes. -escupió fríamente Raiser a Sayf, el cual le miraba con un cierto respeto.

Raiser acortó distancia entre ambos y lanzó un poderoso gancho, el cual fue esquivado por Sayf, quien saltó y lanzó una patada de hacha que Raiser esquivó por poco; el resultado del ataque de Sayf golpeando el suelo provoco una ola de fuego que dejo un cráter de varios metros de diámetro y unos pocos centímetros de profundidad.

Ambos reanudaron su batalla, lanzando una serie de golpes y patadas rápidas a su opuesto, ganando varias heridas en el proceso, y subiendo la intensidad cada vez, con cada momento.
Sayf dio tres golpes certeros al rostro, pecho y estomago de su oponente, seguido de una patada giratoria que lo envió a volar contra un pequeño edificio, del cual salió una bola de fuego que toma la forma de un ave fénix.

Desde la distancia, Raiser pensó que eso bastaría para derrotar al bárbaro hereje, pero lo que no se esperó, ni su hermana la cual se encontraba a varios kilómetros de ahí, era que Sayf aspiarase la bola de fuego. Literalmente, se la había tragado como si agua se tratase.

-Mnnn, ¡qué llamas más buenas! ¡Solo comparables a las de Apophis! -halagó Sayf a Raiser, aunque éste no lo viese como un halago.

-¡Bendito seas bárbaro, cómo te atreves a devorar mis llamas! -gritó Raiser indignado con el Neo-Dragon-Slayer.

Raiser, lleno de ira e indignación por esto, volvió a la refriega lanzando una brutal combinación de patadas de fuego del fénix a su oponente, que apenas logra esquivar o bloquear, pero el daño que recibió se vuelve cada vez mayor, con cada movimiento que daba.

-¡Flecha Infernal del Ave Fénix! -señaló el rubio Phoenix con su dedo índice a su oponente.

Entonces, de la nada, un llamarada de fuego en espiral se formó en su brazo y la disparó hacia Sayf. Pero, como anteriormente hizo el Neo-Dragon-Slayer, la llamarada fue absorbida de nuevo por Sayf, el cual se sintió con potencias renovadas.

-¡Rugido del Dragón de Fuego! -lanzó una llamarada en línea recta Sayf, dándole Raiser de pleno, mandándolo de nuevo a volar.

Raiser, lleno de ira, invocó sus alas de murciélago prendidas en llamas de fuego de fénix, y se lanzó de nuevo contra Sayf, para darle un poderoso puñetazo, el cual es bloqueado por el Neo-Dragon-Slayer el cual le da una patada a las costillas, haciendo que derrape por el suelo debido al impacto.

Sujetándose la zona afectada, Sayf ve a su oponente, quien se limpia algo de sangre de la zona afectada, la cual se iba sanando poco a poco gracias a los poderes de la casa Phoenix. Viéndolo con ira y determinación, Raiser le dijo con voz decidida.

-No importa lo que hagas, nada importara al final. Tú, y todos estos herejes y los traidores que os han visitado serán destruidos por nosotros. Los queridos dioses que tanto proteges serán ejecutados y mostrados a todos los demonios de clase baja para que aprecien nuestra superioridad. -amenazó Raiser a todo el panteón, Sayf se empezaba a irritar. -Aunque, pensándolo bien... esa mujer tuya podría ser una buena sirvienta la cual sirva al Sumo Sacerdote... -insinuó el rubio Phoenix mientras observaba con el rabillo del ojo a Hathor.

Entonces, de repente, Raiser recibió 5 golpes consecutivos a su pecho, rompiendo sus costillas y dañando sus órganos vitales, los cuales empezaron a sanar de nuevo, pero a un ritmo más lento de lo normal. Y cuando penso que se había calmado todo, escuchó de nuevo la voz del Neo-Dragon-Slayer.

-¡Puño de Hierro del Dragón de Fuego! -gritó en voz alta de nuevo Sayf Al-tiniyn.

Ese ataque capaz de partir montañas le fracturo la cara al heredero de la casa Phoenix. Esto lo mando a volar una vez más, chocando con una montaña, atravesándola, y chocando con algunos soldados del bando demoniaco como consecuencia, hasta chocar con una enorme roca en el otro rincón de la ciudad egipcia. Raiser, medio inconsciente, empezó a regenerar sus graves heridas. Pero no pudo descansar demasiado.

El Neo-Dragon-Slayer corrió como un toro enfurecido, imbuido en salvajes llamas hacia su objetivo, mientras que este se recuperaba del monstruoso ataque que lo dejo perplejo, aun así, pudo recuperar el sentido a tiempo para esquivar a su enemigo, quien choco en donde había impactado antes, partiendo la roca a la mitad y siguiendo su camino hasta detenerse, mirándolo con molestia.
Sayf Al-Tiniyn era alguien paciente, pero hablar así de su esposa era un pecado que se debía castigar con la muerte.

Raiser, con el aire de nuevo en sus pulmones, y con su objetivo fijado, cargo hacia este preparando un nuevo ataque.

-¡Lanza de Oro del Ave Fénix! -similar a un ángel caído con una lanza de luz, Raiser lanzó una lanza de fuego demoniaco hacia su objetivo. Sayf trató de esquivarlo, pero se sorprendió al ver que lo seguía, algo que no le dio suficiente tiempo para evitar.

El ataque lanzado por Raiser fue recibido a quemarropa por Sayf, haciéndolo retroceder con un intenso dolor debido al daño recibido, aun así, el podía pelear, pues tras tantas noches luchando contra Apophis, su cuerpo de había fortalecido con el pasar de los años que había pasado en Egipto.

-Dices odiar a los "herejes" como tú nos llamas, pero mírate, usando un ataque similar al de los hijos de vuestro acérrimo enemigo Alá, dime rubio, ¿Eso no te haría un copión, hipócrita y, de paso, blasfemo? -dijo Sayf respirando un poco agitado, tocándose la zona afectada por el anterior ataque.

Raiser apretó los dientes con ira... ¿Cómo se atreve ese animal? ¿Cómo se atreve ese bárbaro a llamarlo blasfemo? Él ha dedicado casi toda su vida a honrar a Satán, bajo su orden se han construido templos en todo su gizat, ha honrado a los mártires de su casa. Pero si algo se puede reprochar, es no salvar a tiempo a su amor, Yubelluna.
Así que, teniendo en mente a su Yube, se lanzó nuevamente para luchar una batalla cuerpo a cuerpo, intercambiándose puños y patadas a la vieja usanza.

El heredero Phoenix estaba ganando más terreno conforme pasaba el tiempo, y el descendiente del famoso Salamander estaba intentando buscar algún hueco en su defensa para explotar, pero era cada vez más difícil, al menos hasta que cometió un error grave...

-¡¿Pero qué?! -fue lo único que pudo pronunciar Raiser antes de recibir un golpe de Sayf.

Era una finta, un engaño, y ver como sus puños estaban cargados de un fuego más brillante de lo normal, el rubio Phoenix se preparó lo mejor que pudo para el golpe que iba a recibir de lleno de parte de Sayf.

Sayf respiro hondo, utilizando una técnica secreta que le costó perfeccionar en su juventud, pero el resultado de tanto entrenamiento, tanto sacrificio, le daría su merecida recompensa de un modo u otro. El Arte Secreto de los Dragon Slayers de Fuego. ¡El estilo secreto usado solo por los maestros del mismo! ¡El Loto Carmesí!

-¡Loto Carmesí: Puño del Dragón de Fuego! -Acortando la distancia a una velocidad ridícula, Sayf lanzó a su contrincante una serie de golpes consecutivos imbuidos con el fuego de un verdadero dragón. Cada golpe ocasionaba una explosión lo suficientemente fuerte como para destruir las escamas de un gran dragón, y derrumbar montañas si se lo propusiera.

El ataque mandó a Raiser hacia el otro extremo del campo, atrasando dos casas de la zona antes de parar lentamente, derrapando contra el suelo.
Su extravagante armadura se vio severamente dañada, tenía varios huesos fracturados, y sangre salía de varias zonas de su cuerpo. Pero esta vez era diferente, las heridas ya no estaban regenerándose. Raiser vomitó sangre mientras seguía tendido en el suelo, y como pudo, intento ponerse de rodillas lo mejor que pudo, viendo a su oponente con ira.

-¡Mi señor! -Una voz lo llamó a lo lejos, y rápidamente un grupo de mujeres se puso frente a Raiser. La que lo llamó ayudo a que se levantara mientras que el resto fijaba su mirada en su nuevo objetivo.

-Son el grupo de humanas reencarnadas al servicio de ese demonio rubio. pensó Sayf con tristeza y empatía.

-Imebēti Ravel nos ordenó que viniéramos a apoyarlo -habló Karlamine mientras apuntaba su espada hacia el guardaespaldas de Ra. -Nosotras seremos tus oponentes, bárbaro hereje. ¡Seyit' ani yimesigeni! -exclamó la castaña con ojos verdes apuntando su espada hacia Sayf.

Raiser solo suspiró, mirando a su oponente con clara intención asesina. Quería seguir peleando con el bárbaro, pero no era estúpido, sabía que si peleaba con Sayf, su vida estaría en juego.

-Continuaremos más tarde, hereje salvaje... -Raiser alzó el vuelo al sacar sus alas de murciélago imbuidas en fuego, yendo con su hermana a recuperarse de sus heridas.

-Tks, demonio cobarde... -Sayf pasó una mirada misericordiosa a las siervas del demonio.

Pidiendo fuerzas a Alá, cerró los ojos por un momento, inhalando y exhalando, y, al grito de "Allahu Akbar", corrió a toda velocidad hacia sus nuevas oponentes.
No importa si fueron humanas en el pasado, la muerte es la única salvación para ellas en este momento, pues sus destinos tras la muerte era el mismo, si Alá era piadoso, y ese sería el Paraíso.

-Qué Alá tenga piedad de sus almas descarriadas, pues El más Grande tendrá el Paraíso preparado para ellas. -susurró Sayf mientras cargaba contra Karlamine.

La castaña de ojos verdes atacó a Sayf, lanzando un corte vertical que el bloqueo con sus manos, y contraatacó con un puñetazo que la mujer caballero apenas logro bloquear, mientras que Mira, usando su Bō, lanzó un golpe a la cabeza del hombre que lo esquivó por muy poco, pero le dió la oportunidad de tomar el arma de la mujer, desarmándola y golpeándola con esta, mandándola al suelo.

Sayf utilizó el arma robada para atacar a Karlamine, pero ésta fue defendida por Bürent con un escudo mágico, seguido de Shui quien logró desarmar el Neo-Dragon-Slayer y comenzó un combate cercano con artes marciales al cual el heredero de Salamander se adaptó con rapidez.

Uno de los peones de Raiser, Shuriya, atacó con una Katana al hombre, en conjunto con Villent, quien, empuñando un estoque francés, se abalanzó hacia el hombre que empezó a luchar en tres frentes. Por un lado, contraatacando a la torre a base de movimientos rápidos y constantes, mientras evadía, bloqueaba, o desviaba los ataques de las armas de las peones del demonio rubio, en una sorprendente muestra de habilidad.
El descendiente de Salamander llegó a su límite, no toleraría más juegos, más tretas de demonios.

En un movimiento rápido, dió un pisotón en la tierra, desbalanceando a las tres mujeres por un momento, suficiente para que él se acercara a Karlamine y le lanzara un puñetazo cargado con llamas de dragón. Ella trató de bloquearlo, pero la fuerza del golpe fue tal, no sólo partió en pedazos su espada sino que impacto en el pecho de la mujer, rompiendo sus costillas y haciendo que sus órganos explotaran por dentro, matándola casi al instante.

-Qué Alá sea piadoso con tu alma... -susurró Sayf al sacar el puño del pecho de Karlamine.

La sorpresa en las mujeres de ver como su compañera murió fue aprovechada sin dudarlo por Sayf, quien se acercó a Shuriya y le lanzo una patada para alejarla, centrándose en Villent quien intento defenderse pero fue en vano cuando una mano impregnada en fuego tomo su rostro, y lo último que escucho antes de morir fue "¡Agarre del Dragón de Fuego!"
Inmediatamente después, la cabeza de Villent explotó, salpicando los sesos y sangre.

-¡Bendito seas! -exclamaron llenas de ira al ver caer a su compañera Caballero y la joven Peón.

Todas se lanzaron hacia Sayf para vengar a las mártires, él tuvo que esquivar sus ataques como pudo, bloqueando o desviando, y si tenía la oportunidad, atacar y contraatacar, manteniéndose en movimiento.
En condiciones normales Sayf no tendría tantos problemas con ellas, de hecho, no estaban a su nivel, sin embargo, su batalla previa lo dejo algo debilitado pero al menos sigue en pie, y su tarea es terminar con esto rápidamente.

Ni lento ni perezoso, y con nuevas heridas sangrantes en su cuerpo, lanzo una ráfaga de fuego hirviente hacia las sirvientas para alejarlas de él, luego hizo una serie de movimientos y lanzo un puño al aire, del cual una ráfaga de fuego salió disparada, lastimando un poco a las siervas del demonio.

Mira, de vuelta en la acción, y usando su Bō, lanzó un golpe hacia su oponente, pero este lo desvió y de un solo golpe directo al cuello la decapitó en el acto. Entonces, con un golpe seco, el cuerpo de la peón peliazul cayó al suelo.

-Alá sea piadoso con tu alma... -volvió a susurrar el Neo-Dragon-Slayer.

Entonces, Bürent, Shui y Shuriya se enfrascaron en una batalla de puños, espada y cuchillos por parte de la primera hacia Sayf, quien hacia esfuerzos para mantenerlas a raya y no perder un ojo en el proceso.

Mihae empezó a conjurar un hechizo, "eso tiene pinta de ser malo", pensó Sayf. Sin perder el tiempo, lanzó un contraataque seguido de algunas patadas para tomar distancia, agarró una piedra y la lanzó hacia Shui, quien la destruyó fácilmente, pero ahí cometió un error.
Sin saber cómo, Sayf estaba delante de ella, y este le propino un poderoso gancho a la mandíbula que la envió hacia el cielo, mientras enviaba una patada hacia Bürent que intento acercarse por atrás, haciendo que patinara por el suelo.

Shuriya lanzó varios cortes que Sayf esquivó o bloqueó como pudo con las manos desnudas, hasta que logró agarrar la muñeca de la mujer que sostenía el arma con una de sus manos, y con la otra, encendida en llamas, le cortó el brazo, pero ahí no acabó, ya que, inmediatamente, tomó el arma del brazo cercenado y envió un corte limpio hacia la mujer hacia el estómago, pero está a duras penas logro esquivar el corte alejándose de él, sujetando la zona afectada.

Sayf utilizó la Katana de Shuriya, y en un rápido movimiento, encendió la cimitarra con fuego y la lanzó hacia Mihae, y aunque esta se protegió con un escudo mágico improvisado, éste quedo destruido, haciendo que el conjuro que deseaba hacer se viera interrumpido.

Antes de que el Neo-Dragon-Slayer fuera tras ella, fue interceptado por Bürent que le lanzó cuchillos arrojadizos impregnados en fuego. Sayf bufó con molestia, desviando los cuchillos con sus manos y lanzando un puño impregnado en fuego que fue bloqueado a último momento por Shui, quien se enfrascó en una lucha cuerpo a cuerpo contra el hombre.

Mihae intentó reiniciar el conjuro, siendo respaldada por Bürent, que lanzaba cuchillos arrojadizos hacia Sayf, los cuales, a pesar de no atravesar su piel de dragón, lo lastimaban en cierta medida, todo mientras peleaba mano a mano con una enfurecida Shui. Ese fue el momento cuando el hombre hizo una finta que engañó a la mujer china. De forma inesperada, recibió un puñetazo que intentó bloquear como pudo, pero no alcanzó a hacerlo, mandándola a volar hacia una edificación y, de forma casi inmediata, fue hasta donde Mihae y Bürent.

Mihae había terminado su conjuro, haciendo aparecer tres círculos mágicos con el escudo de la casa Phoenix, lanzando tres bolas de fuego dorado hacia su persona. Él sabía que el ataque dolería si lo recibía, por ende, usó una vieja treta que había usado contra Raiser.

Las tres bolas de fuego se dirigieron hacia Sayf, el cual no se movió ni un milímetro. Mihae estaba atónita "¿Por qué no se mueve? ¿Acaso piensa morir?" pensó la Alfil peliazul.

Justo cuando las tres bolas de fuego chocaron con Sayf, éste las absorbió como una aspiradora, llenando sus pulmones de fuego. Esta proeza dejó sin habla a las tres mujeres, las cuales se congelaron de miedo.

-¿Quien eres? ¿Qué eres? -preguntó Mihae a Sayf, el cual acaba de decapitar con su mano a Shui.

-Soy Sayf Al-tiniyn, descendiente de Natsu Dragneel, Salamander. Ahora, os libraré de vuestro tormento. -dijo con una voz, extrañamente amable y tranquilo.

En ese momento, al grito de "Rugido del Dragon de Fuego", Mihae y Bürent fueron calcinadas hasta los huesos, quedando sólo las cenizas de las siervas de Raiser.

El asesino de dragones estaba cansado, el uso extendido de su poder lo agotó mucho, y las heridas en su cuerpo eran evidentes.
Antes de que pudiera pensar en algo más, fue derribado por una bola de fuego de la cual apenas pudo defenderse al cubrirse con sus alas de dragón. Derrapando por el suelo, apenas logro reacomodarse para ver a su oponente, el cual estaba en el aire, su armadura seguía dañada, pero estaba parcialmente curado a diferencia de antes.

-Morirás por mi mano, bastardo... -la intención asesina que se podía ver a simple vista salir de sus ojos era preocupante. -Cobrarás por las almas de mis siervas.

Raiser se dispuso a darle una paliza a Sayf, quien no podía defenderse bien, y ya estaba perdiendo terreno cada vez más rápido. Golpe tras golpe, Sayf empezó a recordar cosas, eran vagas, rápidas, pero podía verlas con cierta claridad.

Espacio Mental de Sayf.

En un infinito espacio en blanco, Sayf Al-tiniyn estaba de pie, contemplando ese lugar. Estaba empezando a tener dudas sobre su fé. Parecía estar en el paraíso que él leía en el Corán, pero había algo extraño. ¿Cómo iba a estar en el Yahannam si luchaba a favor de un dios pagano? Y si sí estaba en el Paraíso, ¿Alá lo había aceptado aún así?

Seguía reflexionando sobre sus creencias cuando la niña que le había hablado antes se acercó a Sayf. Le cogió de la mano y le habló con un tono calmado y dulce.

-Venu, mi volas montri ion al vi... -dijo la niña de nombre Mavis. (Ven, quiero enseñarte algo...)

Entonces la niña rubia salió volando con Sayf detrás suya. Sayf Al-tiniyn estaba impaciente de saber o llegar a donde sea que la niña le estaba llevando volando. Tras casi media hora de vuelo, 30 minutos que se hicieron eternos al Neo-Dragon-Slayer, al fin llegaron a lo que parecía una casa en medio de un denso bosque.
Apoyado en la puerta de madera, un chico joven vió a la niña rubia y saludó animadamente.

Saluton Mavis! Kiu estas tiu viro, kiu venas kun vi? –preguntó el joven de pelo rosa. (¡Hola Mavis! ¿Quién es ese hombre que te acompaña?)

Ĉi tiu estas Sayf, via posteulo. –dijo solemnemente Mavis haciendo una reverencia presentándole a Sayf. (Este es Sayf, tu descendiente.)

En ese momento, Sayf y Natsu entraron a la casa, donde también vivía una especie de gato con alas que hablaba "Serías muy buena mascota para Hathor" pensó Sayf cuando lo vió. Junto a Natsu vivía su recién declarada novia, Lucy. Ambos estuvieron lo que parecían horas hablando entre sí, conversando amenamente.

Natsu y Lucy le hablaban de cómo era la vida en el gremio, qué hacían, sus misiones, la rivalidad que tenía con Gray, entre otra cosas. Sayf les hablaba sobre el mundo sobrenatural, Egipto, su esposa Hathor, sobre lo que estaba haciendo antes de venir aquí.
Cuando Sayf les dijo que estaba perdiendo contra Raiser, Natsu se levantó abruptamente de su asiento y exclamó.

Mia nepo povas kaj neniam devas perdi kontraŭ tiu ŝaŭmo!  La Feinoj venkis kaj venkos en ajna momento!  Kuraĝu kaj venku tiun idioton Raiser! –alentó Natsu a su descendiente. Lucy solo miraba con un poco de bochorno. (¡Mi nieto nunca podrá ni deberá perder contra esa escoria! ¡Las Hadas prevalecieron y prevalecerán en cualquier momento! ¡Ánimo y derrota a ese imbecil de Raiser!)

–Eso espero... –susurró Sayf seguro de si mismo. –Llevaré el nombre del gremio con honor, hasta el final de mis días. –declaró solemnemente Sayf con el puño izquierdo levantado y prendido en llamas.

Estas tempo por iri. –dijo Mavis con una voz seca y fría. (Ya es tiempo de irnos.)

Bonŝancon Sayf, atentu... –dijo Lucy en un tono bajo. Ella siempre se acordará de su descendiente. (Suerte Sayf, ten cuidado...)

Fuera de la mente de Sayf.

No. El no podía perder. No podía permitirse perder ante alguien como él, ante un demonio chupasangre, ante estos malditos asesinos, bárbaros y violadores, que se deleitan con el sufrimiento de los demás...
El no permitirá que ganen, el viejo gremio no lo permitiría. Y como antaño, Sayf se levantó tras la paliza y exclamó al aire.

–¡No perderé ante ti, demonio Phoenix! ¡El viejo gremio de las hadas está conmigo! ¡Allahu Akbar! ¡Vivu la Feinoj! ¡Gloro al Mavis!

Con su espíritu renovado y con llamas más calientes que antes, volvió a atacar al demonio con una ferocidad brutal. ¡Él era un dragón, y como tal, no caerá sin pelear, hasta dar su último respiro! ¡Joder, era el descendiente de Salamander!

Raiser aumentaba cada vez más la intensidad de sus golpes para contrarrestar el poder de Sayf, golpe tras golpe, patada tras patada. Era una danza mortal en la que un ave y un dragón bailaban por la supremacía.
El heredero Phoenix, luchando por su raza, por su amor prohibido, Yube, por los mártires, y por llevar la palabra de Satán a lo más alto.
El descendiente de Natsu Dragneel y de Lucy Hearthfilia, luchando por el Khemi, por sus amigos, y por su creencia por un mejor futuro para todo el mundo sobrenatural.

Fue en eso que ellos dos, poniendo todo su espíritu en sus últimas cartas, caminaron hacia adelante, demostrando sin dudas en su corazón todo el poder que poseen. Estando orgullosos de cargar con sus respectivos legados.
Demonio contra dragón, satanismo contra fé en en el viejo Ël, da igual como le llamases.

–¡Sayf Al-tiniyn! –llamó Raiser, tomando distancia previamente de él, viéndolo con ojos determinados. -¡Te reconozco como un gran guerrero, a pesar de mi odio hacia ti, y por eso, usaré todo de mí para derrotarte!- Fue en eso que las llamas de Raiser empezaron a cambiar de color a un negro intenso y a aumentar de temperatura.

-¡Entonces, que nuestro último golpe decida al ganador de esta contienda de una vez por todas! ¡Qué nuestros puños hablen por nosotros, demonio rubio!- Sayf llamó al dragón que rugía con ira dentro de él, haciendo que cambiara a una forma más bestial, y empezara a ser imbuido por el fuego más caliente que jamás haya producido.

Las cartas están echadas, era todo o nada, el ataque que decidiría todo.
El ave fénix cuya vida se decía eterna, inmortal. El dragón, cuya existencia atemoriza incluso a los dioses más poderosos.
Sayf cargó en contra de su oponente con su puño cargado de llamas que eran tan brillantes y calientes como el mismo sol. Raiser cargó de igual manera con su puño imbuido con las llamas prohibidas del purgatorio. Gritando desde el fondo de sus corazones, dijeron al cielo, a modo de declaración:

¡Técnica Prohibida: Castigo del Ave del Santo Purgatorio! –exclamó el rubio Phoenix.

-¡Loto Carmesí: Espada del Rey Dragón de Fuego! –exclamó por su parte Sayf Al-tiniyn.

La explosión fue tal que borró todo en un radio de 300 metros a la redonda, y el sonido se escuchó a kilómetros de distancia, haciendo que todos los que luchaban pararan inmediatamente y se voltearan hacia la enorme explosión.

Raiser estaba incrustado en el suelo, en un cráter humeante, pero aun así, logró ponerse de rodillas de formas que él ni siquiera sabía, viendo las llamas a su alrededor.
Luego, entre el fuego y el humo, vio a una figura caminar hasta él, malherida, sin duda, pero firme en sus pasos.

Era Sayf Al-Tiniyn, el ganador de este encuentro. Este se acercó hasta Raiser, quien estaba arrodillado en el suelo, sin fuerzas para continuar luchando, vencido. El Neo-Dragon-Slayer miró con cansancio a su adversario, quien le devolvió la mirada, no con ira o indignación, sino con vergüenza de sí mismo por haber perdido ante un bárbaro como él.

Raiser no dijo palabra alguna. Sayf no dijo palabra alguna. No era algo necesario, de todas maneras. En un rápido movimiento la cabeza del demonio fue cortada, acabando con su vida en el acto no sin que antes tuviera un último pensamiento.

-Yube... Todas... Perdónenme. –pensó Raiser justo antes de que su cabeza rodase por el suelo.

Acto seguido Sayf rugió como si de un dragón se tratase, cogió la cabeza de Raiser por los pelos y la levantó para que la viese todo el mundo.

–¡El demonio ha muerto! ¡Larga vida al Faraón del Nilo! –exclamó Sayf rugiendo, dándole más moral a los egipcios que estaban combatiendo, para así empezar a darle la vuelta a la batalla.

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Palabras: 4301.








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