O.V.A. [5] (Ra y Horus contra Apophis).
Desde que el dios Ra se asentó en Egipto, y se expandió hasta la segunda catarata del río Nilo, hace ya casi 4000 años, siempre ha tenido que defender su territorio de invasiones externas, tales como Aššur, Ahura Mazda, Zeus o Elohim. De éstos salió derrotado cada vez, pero no muerto, pues siempre, de alguna manera u otra, sus fieles no cambiaban de religión con cada invasión. Fue únicamente con la cristianización del Imperio Romano y con la invasión árabe al país cuando sus fieles cambiaron del antiguo paganismo kemético* a las religiones abrahámicas, cristianismo primero, islam después.
*El Kemetismo o kemético hace referencia a la religión politeísta que practicaban los antiguos habitantes de Egipto, desde la época Pre-dinástica hasta la la cristianización del Imperio Romano y la invasión árabe a Egipto*
Es debido a estas conversiones que Ra se ha debilitado enormemente desde su momento de mayor poder, allá con el Nuevo Imperio Egipcio (1550 a.C. - 1069 a.C.) hasta ahora, a principios del siglo XXI. Es tan crítico su estado de poder mágico que necesita un guardaespaldas para enfrentarse a Apophis, el terrorífico dragón maligno que se come el sol cada atardecer y lo vomita al amanecer. Ese guardaespaldas ha sido, desde los años 60s del siglo pasado, Sayf Al-tiniyn, un hombre nativo de Egipto que Ra reclutó por su alarmante poder mágico, y eso que sólo tenía 8 años cuando se convirtió en su guardaespaldas.
Pero ahora, viendo que el sol se ponía en el Oeste y que Sayf partía hacia la Élade como embajador de su facción, Ra tuvo que pensar en un guardaespaldas para esta noche, y tal vez para más adelante si Sayf no regresa al Khêmi pronto. Dándose la vuelta, con el puerto de Naucratis a la espalda y con el viento de sur de cara, Ra se dirigió hacia Menfis, a su palacio, para prepararse contra la lucha contra Apophis. En su camino iba pensando en qué dios de su Panteón le ayudaría a partir de ahora.
Caminó sin detenerse hasta que llegó a Menfis, donde fue testigo de la masacre que los demonios abrahámicos habían causado a su paso. Casas ardiendo, las cosechas aplastadas y echadas a perder, cadáveres y charcos de sangre por todos lados y rincones, cadáveres siendo arrastrados por el Nilo, el cual se había teñido de rojo sangre. Ra suspiró y no pudo hacer nada salvo desear para sí que la plaga demoníaca de la facción abrahámica desapareciese de una vez por todas. Atravesó la ciudad en ruinas cuando al fin llegó a su palacio, a las afueras de la ciudad.
Entró en el Palacio y pudo ver a los demás dioses egipcios, los cuales habían sido expulsados a la fuerza de la sala de reuniones cuando Seth hizo aparición hace unas horas: Thot, el dios ibis, dios de la sabiduría, la escritura jeroglífica, la ciencia, la magia, las artes, el juicio y los muertos; Anubis, dios perro, guardián de las tumbas, dios de la muerte y patrón del embalsamamiento; la pareja Isis y Osiris, siendo Isis la esposa de Osiris, representa en el Khêmi de Ra ante los espíritus de sus fieles, y madre del nieto de Ra, Horus y por último Hathor, la diosa vaca, la esposa de Sayf y diosa de la maternidad, música, sexualidad y danza.
Ra pudo ver a todos los demás dioses reunidos hablando entre ellos seriamente, todos estaban sentados alrededor de la mesa, dejando el trono donde se sentaba Ra vacío, en señal de respeto. Ra saludó a los demás dioses y procedió a sentarse en su trono. Aún quedaban varias horas para que Apophis saliese de su escondite, debajo de la arena del desierto. Eran las 22:30 Pm y el temible dragón salía a las 0:00 pm, es decir, a medianoche. Y, en consecuencia, la batalla entre ambos duraba toda la noche.
Ra carraspeó y comenzó a hablar a los presentes.
-¿Qué pasó cuando Seth os expulsó? ¿Luchásteis contra los demonios abrahámicos? -preguntó el dios solar a los demás, quienes negaron con la cabeza.
-No, nosotros no. Yo mismo me encargué de invocar un ejército de almas egipcias procedentes del Mundo de los Muertos. Casi 100.000 guerreros en total. De éstos, únicamente sobrevivieron poco más de 1.000. -dió el informe de la batalla Anubis, apuntando todo lo dicho Thot en un papiro.
-Entiendo... ¿Y el demonio abrahámico más fuerte? Esa capitana no era la única de la familia Phoenix. -cuestionó Ra recordando a Ravel maniatada.
-Así es. El general del ejército enemigo era su hermano mayor, Raiser Phoenix. Acabó siendo abatido por Sayf Al-tiniyn, marido de Hathor. -volvió a responder Anubis, Thot seguía apuntando lo que decía el dios perro.
-Me alegro por ese hombre. No cualquiera puede enfrentarse a un demonio abrahámico y, no sólo vencer, sino matarle. -alagó Ra a su guardaespaldas, el cual ya había embarcado en Naucratis. -Ahora decidme, ¿cuántos demonios invadieron nuestro querido Khêmi y cuántos han recibido su merecido? -preguntó Ra con un tono de voz sombrío al recordar la masacre de la que ha sido testigo al llegar al palacio.
-Mi Señor, se alegrará de oír esto. Invadieron el Khêmi más de 85.000 demonios, tanto del Marquesado Phoenix, como del Ducado Gremory y del Principado Sitri. Cuando el demonio Phoenix murió, los de su casa empezaron a huir cobardemente, pero los de Gremory y Sitri rindieron las armas. En total hemos recolectado más de 60.000 cabezas. ¿Quiere verlas? -preguntó Anubis en un tono tan serio que rozaba lo sádico.
-No Anubis, no quiero vomitar. Ahora, ¿sabéis que mi guardaespaldas, Sayf, ha embarcado, cierto? -preguntó Ra con un tono de preocupación, raro en el dios solar. Todos los demás dioses asintieron. -Pues quedan un poco menos de dos horas para enfrentarme a Apophis, y estoy débil. Estaba pensando en quien me podría acompañar... -dejó caer el dios solar. Los demás Dioses se empezaron a excusar.
-Yo creo que sé quién le puede acompañar, Mi Señor. -habló en voz baja Thot, el cual estaba a su lado, sentado sobre un cojín con el papiro entre las piernas.
-¿Y ese sería? -cuestionó alegre Ra, y de cierta manera sabiendo quién sería.
-Su nieto, Horus. No dudará en acompañarle. -respondió Thot con seguridad en sus palabras.
-¡¿Mi hijo?! ¿Acaso no tienes cerebro, cabeza de ibis? -levantó la voz furiosa Isis, la madre de Horus, golpeando con su mano la mesa de madera de cedro.
-Dejalo Isis. Creo que es momento de que nuestro hijo madure ya. -habló Osiris confortándola, pasándole su verde brazo alrededor de su cuello. Isis se tranquilizó.
Y así fue como Ra, tras la reunión con los demás dioses se marchó de nuevo de Menfis, esta vez dirigiéndose hacia el sur, hacia Nejem, en griego Hieracómpolis. Esta era la segunda ciudad en importancia en el Khêmi, justo debajo de Menfis, la capital del reino. Ra se montó en una barca y navegó por el Nilo hacia la ciudad, lugar donde vivía Horus. Aunque Horus representaba la realeza, el cielo, la caza y la guerra, era todo lo contrario a eso. No era digno de ser un monarca, se la pasaba haciendo el vago, pasando el tiempo con concubinas nubias* y con pocas, o nulas, ganas de guerrear. Ra tendría que enseñarle un par de cosas, pues sería Horus el que le sucediese si Osiris moría.
*El pueblo Nubio es un grupo etnolingüístico de africanos indígenas de la actual Sudán y el sur de Egipto, que se originan a partir de los primeros habitantes de la zona central del Valle del Nilo. Se considera una de las primeras cunas de la civilización. Los nubios son característicos por sus ojos azules, típicos del norte de Europa, y piel oscura. Sus antepasados llegaron a reinar en el Egipto faraónico en la dinastía XXV (747 - 664 a.C.)*
Tras un viaje de hora y media, ya eran las 23:30 pm, sólo quedaba media hora para que Apophis saliera y Ra ya estaba a las puertas del palacio de Nejem. Ra aporreó la puerta pero nadie le respondía, por lo que, usando su autoridad como el Faraón del Khêmi y como abuelo de Horus, pateó la puerta y tiró la puerta abajo, dejándolo entrar. Cuando entró en el Palacio, pudo ver a Horus, el dios halcón, siendo agasajado por sus esclavas nubias, dándole de comer en el pico y alabándole en términos impropios para lo poco que había logrado Horus en su vida.
El dios Ra carraspeó fuertemente para hacer notar su presencia, cosa que logró. Las esclavas se fueron de ahí, al notar el poder mágico inmenso del dios (inmenso para los humanos, para sus semejantes era bastante flojo en comparación al que tenía en su mejor momento) y la imponente aura mágica que desprendía el Faraón sobrenatural del Nilo. Horus vio a su abuelo con desdén y, en cierta manera, desprecio.
-¿A qué has venido aquí, viejo? ¿Acaso no veías que estaba ocupado? -habló secamente Horus sirviéndose una copa de vino.
-Vengo a pedirte ayuda. Ya sabes que soy débil y... -paró de hablar al escuchar una sonora carcajada de su nieto, el cual estaba con un brazo en el vientre debido a tanta risa.
-¡Jajajajajajajaja, no me hagas reír viejo halcón! ¿Vienes a pedir ayuda? ¿Tú? ¿Un dios que fue capaz de vencer a Sarruma, darle pelea a Aššur, resistir a Ahura Mazda, plantarle cara a Zeus y subyugar a Elohim? ¿Tú vienes ahora arrastrándote cual serpiente del desierto hacia mí? -preguntó desafiante el dios halcón más joven, buscando enfadar a su abuelo, el cual permanecía impasible ante las provocaciones de Horus.
-Horus... -fue lo único que dijo Ra ante la burla cruel de su nieto.
Aunque fuese doloroso, Horus tenía razón. El dios halcón viejo había perdido su poder mágico conforme iban pasando los siglos. Aunque en el pasado fuera muy poderoso, actualmente era débil y con muy pocas reservas de magia. Pero algo que no había perdido con los siglos era su astucia. Ra sabía cómo buscarle las cosquillas a Horus. Horus era muy presumido y siempre quería hacer ver que él era superior al resto de dioses. Ra aprovechó esa vanidad de Horus en su beneficio.
-Horus escucha atentamente: ¿sabes que Seth ha muerto hace unas escasas horas, verdad? -preguntó confiado Ra a su nieto. Horus no tenía palabras.
-¿Qué? ¿Cómo ha sido eso posible? ¿Quién ha sido? Dudo que ese ermitaño chacal haya muerto solo... -preguntó Horus impactado de la noticia que le dió Ra.
-Lo ha matado el Hofourocasaan* del siglo XXI. -soltó la bomba el dios solar egipcio. Horus se quedó a cuadros. ¿Cómo es posible que un simple humano, aunque sea portador de esa lagartija galesa pueda vencer a un dios como Seth?
*Hofourocasaan es Dragón Emperador Rojo en copto. Literalmente se traduce como "Serpiemte rey roja"*
-¡Eso es imposible! ¡Debe ser mentira! -exclamó errático Horus al verse superado por un simple humano. -¡Se suponía que debía matarle yo! ¡Debía vengar a mi padre! -siguió exclamando Horus ante la vista de un Ra confiado de que su plan estaba surtiendo efecto. -¡Debo superar a ese mísero humano que ha matado a Seth! -afirmó contundente Horus levantándose de su trono, tirando la copa de vino al suelo y dirigiéndose hacia la puerta. -Y para demostrarte que soy superior a ese humano, te ayudaré por esta noche, ¿entiendes?
-Claro que sí nieto. Vamos a por Apophis... -dijo Ra con orgullo del dios halcón menor. Habia conseguido lo que quería, y de pasó mató a dos pájaros de un tiro: consiguió un sustituto para Sayf y logró espabilar a Horus. Ahora solo faltaba que luchase contra Apophis y sobreviviese.
Eran ya casi las 0:00, en concreto eran las 23:55, cuando Ra y Horus llegaron al que sería el campo de batalla. Éste era un lugar apartado del desierto, a unos 20 kilómetros de Nejem, en pleno desierto egipcio. Ra y Horus estaban preparados para combatir a Apophis: Ra con su báculo, decorado con el "Ojo de Ra" en su punta superior; Horus con una Kopesh y un arco con flechas, armas que estaban terminadas con luz de su abuelo. Ambos estaban listos y preparados cuando el desierto tembló.
Las arenas del desierto empezaron a saltar por todas partes, la tierra temblaba como si un terremoto estuviera ocurriendo. La luna estaba en lo alto del Cielo y las estrellas la acompañaban. Ra y Horus adoptaron una pose de batalla, con sus armas empuñadas con fuerza. De repente, de las arenas del desierto surgió una gigantesca serpiente, de escamas verdosas, ojos reptilíneos, sin alas. La serpiente salió completamente de la arena, alcanzando una longitud de casi 80 metros y una altura de unos 5 metros. Era Apophis, el dragón maligno que se comía el Sol y lo vomitaba cada mañana.
-Ⲣⲁ! ⲁⲓ ⲙⲉⲑⲣⲉ ⲁⲣⲉ ̀ⲙⲙⲟⲛ ̀ⲙⲙⲁⲩⲁⲧ... ϫⲉ ⲛⲓ-ⲉⲣⲕⲩⲣⲓⲍⲓⲛ? -rugió Apophis acercando sus fauces al dios solar. (¡Ra! Veo que no estás solo... pero, ¿y el humano?)
-Sayf ha embarcado a la Élade pero tengo a mi nieto Horus, Apophis. ¡No creas que será fácil vencerme! -exclamó Ra alzando su cetro, haciendo que el Ojo de Ra que estaba incrustado en la punta brillase momentáneamente, cegando por unos segundos a Apophis
-Ϫⲅ, ϯϩⲱⲟⲩϣ ϭⲓⲥⲓ ⲁⲣⲉ! ϫⲉ ̀ⲙⲙⲟⲛ ⲁⲧⲡⲉⲧϩⲱⲟⲩ Ⲣⲁ! -rugió con fuerza el dragón dando un coletazo a los dos dioses, mandándolos a unos metros. (¡Agh, maldita sea! ¡Eso no vale Ra!)
En ese momento, Apophis alzó el vuelo levitando gracias a su poder mágico. Desde el cielo, Apophis escupió de su boca un torrente de magia oscura mezclada con arena y pequeñas partículas de fuego. Ra y Horus pudieron esquivarlo por los pelos, poniéndose de pie rápidamente y saltando hacia los lados de la gram explosión que provocó el ataque de Apophis. A continuación, Ra agarró su báculo, lo agarró con sus dos manos, lo alzó y atacó al dragón con su magia de luz.
-¡Lluvia de Luz Solar! -exclamó Ra alzando su cetro al cielo.
En cuanto Ra pronunció el nombre del hechizo, del cielo apareció un circulo mágico dorado con jeroglíficos egipcios alrededor. De éste salió un haz de luz purísima, que atacó al dragón, el cual se quejó levemente, pero no le hizo ni un rasguño. El dragón volvió a cargar contra Ra, pero éste estaba débil por haber usado ese ataque, así que se esperaba lo peor. Pero el destino es caprichoso y cuando el dragón estuvo a punto de comérselo, éste recibió un flechazo procedente del arco de Horus.
-Parece que mi puntería sigue siendo excelente. -dijo inflando el pecho Horus cargando otra flecha de luz.
-¡Cuidado! -exclamó Ra al ver que Apophis lanzaba ahora pequeñas esferas del mismo material que el torrente anterior hacia Horus.
Horus se colocó el arco y guardó las flechas en el carcaj que tenía colgado a su espalda. Desenvainó su Kopesh con hoja de luz y comenzó a rebanar las esferas con el arma, haciendo que se deshacieran al contacto. Una vez despejado el camino, Horus dio un salto bestial, de casi 10 metros, aterrizando en el lomo del dragón, el cual al notar a Horus en su espalda aceleró su velocidad de vuelo para que se desestabilizase Horus y cayese.
Horus se agarró como pudo al lomo de Apophis, agarró su Kopesh y daba tajos y cortadas a las duras escamas del dragón, el cual ni sentía lo que Horus estaba haciendo en su espalda. Por su parte, Ra estaba recuperándose para lanzar el próximo hechizo. Con cada hechizo Ra se debilitaba muchísimo, tanto que, entre hechizo y hechizo debía descansar casi una hora. Era en ese tiempo cuando Sayf actuaba, pues su magia Dragon Slayer era increíblemente efectiva contra Apophis. Pero esta vez, por mucho que se esforzase Horus, Apophis ni se inmutaba de los ataques de Horus.
Horus pasó casi otra hora atacando a Apophis con su kopesh y disparándole flechas de luz, pero ninguno de esos ataques conseguía hacerle nada al temible dragón, ni siquiera hacerle cosquillas. Horus se estaba cansando cuando Ra ya estaba listo para atacarse nuevo al dragón egipcio. Horus vió a su abuelo preparado, con su báculo alzado al cielo. Horus hizo un movimiento arriesgado: saltó del lomo de Apophis hacia la arena, hacia donde estaba Ra, aterrizando exitosamente donde él quería.
-¡Horus, si resistimos 6 horas más habremos derrotado al dragón! -dijo emocionado Ra a su nieto, el cual estaba disparando flechas de luz a Apophis.
-Perfecto. Sólo es resistir unas horas más. ¡Haré lo que sea para superar a ese mísero humano! -dijo decidido el nieto de Ra arrojando un par de flechas de un solo disparo.
-¡Disco de Atón! -pronunció el dios halcón mayor alzando su báculo.
Entonces, en cuanto Ra dijo esas palabras, un gran disco de luz y fuego hizo aparición en medio del cielo nocturno. Era una circunferencia de casi 15 metros de radio, la cual se dirigió a toda velocidad hacia el dragón Apophis, el cual miró el disco con una mirada entre preocupada y temerosa. Y normal que lo viese así, pues este era el hechizo más poderoso del Faraón del Khêmi. Apophis decidió responder al ataque de Ra con un contraataque. Con sus fauces creó una especie de pantalla reflectora que rebotaría el disco de luz.
Y así fue para mala suerte de Ra, el cual vio paralizado como su propio hechizo se dirigía a su localización. Horus contempló la escena congelado del miedo, pero algo, tal vez la adrenalina, hizo que saliera corriendo hacia su abuelo y lo apartase de un placaje, esquivando el ataque por milímetros, pues la falda de batalla de Horus quedó rasgada levemente. Ambos se congelaron ante su casi inminente muerte, cosa que aprovecharía Apophis.
-Ⲭⲁⲭⲁⲭⲁⲭⲁⲭⲁⲭⲁⲭⲁ, ⲩⲁⲁ ϥⲓⲕⲓⲣⲓ ⲗⲁⲭⲁⲁ! Ⲕⲟⲩ ϫⲁⲇⲁⲁⲇ ϣⲁⲛ ⲕⲟⲩⲛ ⲱ ⲥⲁⲏⲟ ⲕⲁ ⲇⲓⲃ ⲇⲁⲝⲁⲁⲛ ⲁⲇⲱⲇⲓ ⲇⲱⲛⲁⲁ ⲓⲛⲁⲁⲛ ⲕⲁⲁ ⲁⲇⲕⲁⲁⲇⲟ Ⲣⲁ! -rugió Apophis con una carcajada siniestra, casi sádica, al ver que su eterno rival Ra estaba su merced. (Jajajajajajajaja, ¡quién lo diría! ¡Tras casi cinco mil años podré vencerte Ra!)
Ambos dioses tragaron saliva. Si nada impedía a Apophis acabar con ellos en ese mismo instante, pronto el Khêmi estaría sin rey, Osiris sin hijo y sin padre, y la recién formada Alianza Sobrenatural sin un panteón menos. Ambos esperaban lo peor se lo pero cuando, de repente, y para sorpresa de ambos dioses, y para sorpresa de Apophis también, se escuchó un rugido estridente, de un dragón también, no cabía duda.
En un abrir y cerrar de ojos, un dragón similar en tamaño a Apophis se abalanzó sobre él y comenzaron a luchar como bestias salvajes: se daban mordiscos, arañazos, coletazos y algún que otro hechizo, de oscuridad arena y partículas de fuego contra hielo.
-¿¡Tiamat!? ¿Qué hace la dragona del Karma aquí en Egipto? -sin salir de su asombro exclamó Ra.
-¡Y le está dando pelea a Apophis! -señaló Horus dos ataques mágicos que competían entre sí para ver quién era más fuerte.
-Mea ğal mu ğuruš?! -rugió Tiamat embuyendo cada vez más magia en su ataque. (¿Dónde está mi macho?)
Apophis no tenía la más mínima idea de quién era su macho, pero le extrañó que ella tuviese uno. Era muy exquisita eligiendo macho, solamente podía aparearse con ella aquel macho que pudiese venderla en singular duelo. Estaba resistiendo Apophis el ataque mágico de Tiamat cuando pudo avistar en su vientre la distintiva marca que dejaba el Dragón Rojo de Gales en sus hembras, aún estando en ese trasto encerrado. Apophis no podía creérselo: ¿el portador de este siglo de Draig era el macho de Tiamat? Pues sí que tenía fuerte.
En su asombro, Apophis fue aflojando su ataque hasta que un gran torrente de hielo le impactó en todo el rostro, dejándolo KO por toda la noche. Mientras, Tiamat aterrizó y se dirigió corriendo a donde estaban Ra y Horus, los cuales estaban intimidados por el despliegue de poder que Tiamat enseñó en su breve pero intensa batalla contra Apophis. El hocico de Tiamat en su forma dragon se acercó a pocos centímetros del pico de Ra. Tiamat, enfurecida, rugió a los dioses y habló enfadada.
-Mea ğal mu ğuruš?! -exclamó Tiamat a los dioses, los cuales se hicieron bolita en la arena. (¿Dónde está mi macho?)
-Si tu macho es el portador de Draig Goch, éste se ha ido hacia Grecia. -dijo Horus asustado.
-Inga šugid di alta! Aš! -rugió Tiamat poniéndose a dos patas, escupiendo hielo al aire. (¡Otra vez se ha escapado! ¡Maldita sea!)
En ese momento Tiamat alzó el vuelo hacia el norte, hacia Grecia, para buscar a Issei, su macho, para decirle que el Concejo Dracónico estaba a punto de reunrise en el Inframundo para firmar su adhesión a la Alianza, gracias a la gran labia de Tannin. Por su parte, Ra y Horus esperaron al día siguiente, durante el cual, por la mañana temprano, Apophis despertaría y volvería esconderse bajo la arena del desierto egipcio, para descansar y volverse a enfrentar a Ra y Horus, éste mientras Sayf no regresase.
El día siguiente llegó tras 5 horas de espera, horas en las que Ra pudo dormir por vez primera tras casi 5000 años. Un buen sueño reparador y Ra pudo notar que su magia había aumentado drásticamente. Tendría casi un 50% más de la capacidad mágica que tenía antes de dormir. "Tal vez dormir sea la solución" es lo que pensó Ra. Entonces, el hielo empezó a descongelarse y Apophis pudo despertar, lleno de vergüenza por haber sido derrotado y humillado por otra dragón, Tiamat, se volvió a enterrar en la arena a dormir.
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Palabras: 3594.
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