Había pasado una semana desde que Issei venció a Kokabiel en un combate a la vista de todo Grigory. Desde ese momento, todos los Cadres dieron su aprobación a Issei como "La punta de lanza" de Grigory, al mando de Azazel y los demás Cadres.
Desde que cada Cadre le entregó su respectiva medalla al mérito, Issei y Asia han estado viviendo en la misma casa que Raynare, a las afueras de la capital de los ángeles caídos.

Han tenido una convivencia tranquila, sin altercados... hasta ahora.
En la habitación donde Issei y Raynare dormían juntos, los rayos de luz artificial estaban colándose por la ventana que estaba con las cortinas casi echadas para que no entrase la molesta luz. Todo era tranquilidad hasta Issei se despertó.

-Uaaah... -bostezó el castaño mientras se limpiaba los ojos con las manos y se incorporaba para despertar a su novia. -Ray-chan ya es de día. Despierta. -habló suavemente a Raynare para que se despertara. -Un momento, ¿por qué siento un peso que antes no sentía? -se preguntó el castaño. Así que decidió destaparse para descubrir el por qué.

Cuando se destapó, vió a Asia dormida sobre él, vestida con un camisón que se había comprado hacia unos días. Issei, temiendo lo peor, decidió levantarse con sumo cuidado de no despertarlas, pero no sabía que el remedio sería peor que la enfermedad.

-¿Issei a dónde vas? Aún es de noche... ¡uaaah! -preguntó somnolienta Raynare mientras se giraba para abrazar al castaño. -¿Issei desde cuándo eres una chica? -cuestionó ya un poco más despierta. -¡¿Asia?! ¡¿Qué se supone que haces en mí cama con MÍ Issei?! -exclamó alterada la pelinegra a lo cual Asia solo se despertó y le respondió.

-Tenía frío en mí habitación y decidí dormir con Issei-san. Me da calor... -explicó tiernamente mientras jugaba con sus dedos.

-¡Vete de mí cama!-ordenó de forma exigente a la pobre Asia. -¡Issei! Tenemos que hablar... -dijo Raynare un poco cabizbaja a Issei que había visto todo con una cara complicada.

-Sí, claro. ¿De qué quieres hablar Ray-chan? -indagó Issei a lo que Raynare le miró a los ojos.

-He hablado esta noche con Fafnir. Me ha dicho que, con toda seguridad, yo no sea la única... -confesó la pelinegra de ojos amatista.

-¿Cómo que no serás la única? No lo entiendo... -cuestionó Issei rascándose la barbilla en señal de no entender.

-Eres más denso que el mercurio Issei-kun. Lo que quiero decir es que tú, al tener a Draig, eres parte dragón. Creo que 50% ángel caído, 45% humano y, el 5% restante, dragón.

-¡Guau! ¡Soy una mezcla de tres razas! -exclamó alegremente como un niño pequeño el joven Sekiryūtei.

-Lo que quiero decirte con eso, es que debido a ese 5% dragón, tendrás las características, en parte, de uno. Y una de ellas es la poligamia... -explicó Raynare a su inocente y denso novio.

-¿Poligamia? ¿Muchas mujeres? -dudó Issei mientras se imaginaba a él en la cama rodeado de más de 100 mujeres. -Eso quiere decir que, irremediablemente, ¿tendré un harén? -se cuestionó el castaño con una cara complicada.

-Sí. Y ahora, al ver a Asia aquí, solo me lo ha confirmado. Issei-kun, tendré que compartir... -reconoció la ángel caída pelinegra con un tono deprimido.

-¡No te preocupes! Tú siempre serás la primera. Y si llego a tener un harén, ¡las querré a todas por igual! -declaró Issei abrazando a su novia. -Ahora vamos a desayunar, ¿de acuerdo Ray-chan? -animó Issei a Raynare.

-Claro que sí Issei-kun. Me disculparé con Asia-chan. -dijo un poco más animada mientras se levantaba de la cama y se vestía con la ropa de estar por casa: un camiseta negra, unos pantalones vaqueros cortos y unas chanclas de ir a la playa, aunque en el Inframundo no haya playas.

Entonces la pareja bajo al salón donde Asia, a modo de disculpa por lo ocurrido en la habitación, preparó el desayuno, unas tostadas, a elegir con mantequilla o mermelada, café, té y leche. Durante el desayuno Raynare le pidió disculpas por su arranque de celos y le explicó a Asia lo mismo que le había contado a Issei. Asia se sonrojó por lo que conllevaba un harén.

Estaban terminando de desayunar cuando en el salón, enfrente de ellos, apareció una ángel caída que ni Asia ni Issei conocían: era pelinegra, tenía los ojos de color marrones, como la madera, cadera estrecha, busto modesto y glúteos bien formados. En palabras simples, una belleza.

-¿Qué haces aquí, Halima? -inquirió Raynare con gesto serio, con los brazos cruzados haciendo resaltar su busto y con un tono de voz molesto.

-¿Es que acaso no puedo ver a mi amiga? -cuestionó con un tono falsamente de inocencia y con lágrimas de cocodrilo.

-Ve al grano Halima. No tengo tiempo para oírte, zorra desagradecida. -insultó la pelinegra a su supuesta "amiga".

-Seré clara, Baraquiel os quiere en su despacho en menos de 10 minutos. Me mandó a mi, su secretaria, a avisaros. -declaró Halima a los presentes.

-Allí estaremos, no se preocupe Halima-san. -dijo Asia con una sonrisa tierna.

-Entonces allí os esperaré. Hasta dentro de muy poco, Raynare. -pronunció el nombre de la novia de Issei con malicia.

Cuando Halima se fue en el mismo círculo mágico por el que apareció, Raynare, Asia e Issei se vistieron de forma un poco más formal para ir a ver al Cadre.
Mientras se vestían, Issei no dudó en preguntar a Raynare quién era Halima y de qué la conocía. Raynare le contó que Halima había sido su amiga cuando era pequeña, junto a Kalawarner y a Donasheek. Se llevaban de maravilla, hasta que llegó el día en el que cumplían 100 años.

*en años humanos 18 años, más o menos*

Estaban en celebrándolo cuando Raynare pilló a Hamila haciéndolo con su mejor amigo y amor secreto, Marco, un ángel caído de dos pares de alas. Desde ese entonces Raynare odia a Halima a muerte.

Terminada de contar sobre Halima, Issei, Raynare y Asia se comunicaron con los demás del grupo y, una vez reunidos, se dirigieron hacia el Parlamento, lugar donde se les daría su primera misión como grupo antiterrorista.

Cuando llegaron al Parlamento, tras 10 minutos de estar volando con sus alas, se dirigieron al despacho correspondiente de Baraquiel, Cadre de Grigory apodado como "El Rayo de Dios" pues su magia predilecta, y la que mejor maneja, es el rayo.
Raynare tocó la puerta para pedir permiso y, tras unos segundos, se escuchó un "pase" dicho por el Cadre.

Entraron al despacho de Baraquiel y lo vieron sentado en su silla viendo una foto. Detrás de él, unas cristaleras dejaban ver todo Grigory en panorámica. En el escritorio había un ordenador de sobremesa, una lámpara y un té recién preparado. En las paredes laterales había librerías con muchos libros en distintas idiomas: árabe, latín, hebreo y otros más.

Issei se quedó mirando fijamente un libro en especial: estaba en japonés y el título era: "Diario de una Miko Himejima". El castaño recordó a los Himejima, en Kuoh por lo menos, era una familia con mucha influencia, pues eran los encargados del culto en la ciudad.
Antes de que Issei preguntara al Cadre que hacía un diario de una miko en Grigory, Baraquiel, como por arte de magia, le habló seriamente.

–Ese diario era mi difunta esposa. Shuri. –declaró con tristeza al ver el libro. –Murió hace 12 años.

–¿Shuri Himejima? ¿La sacerdotisa de Kuoh? –preguntó Issei con cierta sorpresa. Cuando él era un niño, recordaba a la sacerdotisa del templo iniciando la ceremonia acompañada de una niña, casi una réplica de la mujer, pero más pequeña.

–Sí. Ella era mi esposa. –afirmó Baraquiel agarrando más fuerte su cuadro. –Hasta que los adoradores de la cabra asaltaron el templo matandola y secuestrando a mi pequeña... –confesó el Cadre lanzado pequeños rayos con su aura que estaba aumentando de poder. –Hoy hace 12 años que ocurrió aquella desgracia. –dijo con clara ira y tristeza al mismo tiempo.

–Perdón por ser tan grosera Baraquiel-sama, pero, ¿qué pintamos nosotros en eso? –cuestionó Asia con algo de intriga.

–Hoy los demonios me han mandado un vídeo. Miradlo por vosotros mismos. –habló Baraquiel girando la pantalla de su ordenador a sus invitados.

En el video se podía ver a una chica de unos 17-18 años de rodillas, con la boca sellada con un celo, las manos a la espalda atadas, al igual que los pies. A su lado se encontraba un demonio, rubio, con los ojos grises, con una espada sobre el hombro. Al otro lado había también un demonio, en este caso mujer, con el pelo azul, ojos verdes como una aceituna, con otra espada, también al hombro. El demonio masculino habló a la cámara.

–Este es un mensaje para los cuervos. Baraquiel, sé que nos estás viendo. Tenemos a tu hija desde hace 12 años. No te preocupes la hemos tratado bien. –dijo esto con una sonrisa perversa. –Pero nuestra ama y señora Rías-sama la requiere para el sacrificio mensual. Te hago un trato Baraquiel: Si consigues recuperarla, te la dejamos sin problemas, si no, será sacrificada a Satán. ¡Tú decides! ¡Gloria a Satán!

Entonces se cortó el video abruptamente.

–¿Veis por qué os he llamado? Sois los únicos que podéis hacerlo. –declaró Baraquiel con una sonrisa que prometía dolor para ese pobre demonio del vídeo. –Id y rescatad a mi hija. Os lo pido por Padre.

–Claro que sí señor. Nosotros nos haremos cargo. Tendrá de vuelta a su hija en menos que canta un gallo. –prometió Issei al Cadre.

–Amén, Sekiryūtei, Amén. –dijo el Cadre haciendo una leve reverencia.

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PALABRAS: 1614.

Amén: Qué así sea en hebreo.