Alas negras como la noche. Desde que era pequeña le habían enseñado que los demonios y los ángeles caídos eran lo mismo: pecadores que se dejaban llevar por sus instintos más básicos. Pero para la joven novicia, los ángeles caídos que ella había conocido ese día en Roma no eran los seres que le habían enseñado: amables, cariñosos, atentos, bondadosos. Todo adjetivos que le podías adjudicar a un ángel puro.
Esas alas negras como la noche que otrora para ella era sinónimo de muerte y pecado, ahora eran símbolo de elegancia y porte.

Cuando Issei y su compañía le mostraron esas alas negras, Asia se asustó, ciertamente, ¿quién no se asustaría? Pero cuando el joven japonés que había estado con ella hablando y contándole ella su vida, a pesar de que era un total desconocido, le contó sobre Grigory y la misión que tenían, la joven ex-monja juró por Dios que les ayudaría a ganar la guerra que se avecinaba, pues ellos eran ángeles, aunque hubiesen pecado lo seguían siendo.

Entonces Issei y Raynare pidieron a Azazel que la monja reencarnarse en una ángel caída. Él no puso pegas y en dos días ya tenían otra pieza de Damas al igual que la de Issei.
Cuando Asia fue reencarnada, ella veía sus alas como alas que le darían la libertad, la tan ansiada libertad que su vida como monja no tenía.

Ahora Issei, Raynare, Asia y los demás estaban enfrente de los Cadres de Grigory: Azazel, el Gobernador General, Shemhazai, el Vicegobernador, Penemuel, la secretaria de Azazel, Barakiel, el entrenador de los reclutas del ejército de Grigory y Kokabiel, el comandante supremo del ejército.
El primero en hablar, en nombre de los demás Cadres, fue Azazel, el cual se levantó de su silla y firmemente alzó la voz para que el resto le escuchase.

-Ahora que todos nosotros estamos ya reunidos, es hora de hablaros a vosotros, el As bajo la manga de Grigory, qué es lo que se está verdaderamente ocurriendo en el Inframundo. -comenzó a hablar Azazel ante una audiencia, Issei, Asia, Raynare, Kalawarner, Mitelt y Donasheek, atenta a lo que el Líder iba a decir. -Gracias por su atención. Ahora hablará el Vicegobernador, Shemhazai.

-Gracias Gobernador. -agradeció Shemhazai mientras se levantaba de su asiento. -Verán, seré claro, Grigory está en inminente peligro. Los demonios han organizado un grupo terrorista para atacarnos con el pretexto de que ellos, al menos oficialmente, no tienen la culpa. Este grupo terrorista se autodenomina "El Movimiento de Liberación del Inframundo" y son respaldados por el Concejo Demoníaco y los Maōs.

-Disculpe que interrumpa Vicegobernador pero, ¿se sabe quién o quiénes lideran a los terroristas? -preguntó Asia tímidamente levantando la mano.

-Por lo que se sabe, los lideran los autoproclamados "Hijos de Lilith", los jóvenes demonios: Rías, heredera de la Casa Gremory, Sona, heredera de la Casa Sitri, Raiser y Ravel, hermanos de la Casa Phenex, Diodora, heredero de la Casa Astaroth, Seekvairas, heredera de la Casa Agares, Zephydor, heredero de la casa Glasya-Labolas y Sairaorg heredero de la Casa Bael y primo de Rías, además del heredero más fuerte. -respondió Shemhazai a Asia la cual estaba un poco nerviosa al oír el nombre de Diodora.

-Vale, ahora sigo yo. -habló Barakiel. -El caso es que este grupo terrorista tiene planeado asaltar el Concejo y arrestar a los Maōs y ostentar ellos el poder absoluto. Si ellos toman el poder lo más seguro es que no duden invadir Grigory y acabar con nuestra estancia en el Inframundo. Voy a ser franco ahora, desde el inicio somos invasores, tomamos la tierra que les pertenece pero ellos son traidores a Padre. Sí, ya se que hemos pecado y por eso caímos, pero ¿si el judío, el cristiano y el musulmán pecan, el simple hecho de pecar ya les impide ser cristiano, judío o musulmán? Pues no, piden perdón a Dios y siguen sus vidas. Y es por eso que yo, Barakiel, el Rayo de Dios, pido perdón a Padre y lucharé en su nombre contra los traidores. -declaró Barakiel con el puño al aire.

Durante unos angustiosos minutos la sala de quedó en sepulcral silencio hasta que Kokabiel se levantó de su silla y pronunció:

-Padre, te pido perdón por todo lo que hize. Así que, para que estés orgulloso de mí, mataré a todos los demonios que encuentre y amenazen nuestra paz. -De repente Kokabiel saca su mandoble de luz y lo levanta al cielo. -¡Lo juro por ti, El! -Entonces ocurrió algo que nadie, absolutamente nadie se esperaba: los ojos de Kokabiel dejaron de ser rojos y pasaron a ser normales pero con el iris de color rojo intenso, ya no parecían estar inyectados en sangre, ahora parecían unos ojos relativamente normales.

-Padre, perdona a este humilde ángel pervertido. Y perdón a ti también, aunque no estés aquí ahora, Gabriel... -arrodillado pronunció el Gobernador General ante sorpresa de los demás Cadres y del grupo de Issei.

Así estuvieron cada Cadre perdonando a El por los pecados que habían cometido para caer. Cuando todos los Cadres habían perdonado a Dios, sucedió algo impresionante: en sus cabezas aparecieron aros, como el de los ángeles puros, salvo que estos eran negros y desprendían un aura oscura. Todos se sorprendieron salvo un dragón rojo que habitaba en la Boosted Gear.

-[Waw, mae'n ymddangos bod yr hen ddyn hwnnw yn y diwedd, o'r tu hwnt, wedi maddau i chi ... yn ei ffordd ei hun.] -rugió entre risas Draig a lo que toda la sala también sonrió con nostalgia, incluso Issei que no había visto a Dios ni había sido un ángel puro.
(Vaya, parece que ese viejo al final, desde el más allá, os ha perdonado... a su manera.)

-Ahora que ya habéis sido informados, y nosotros perdonados, es hora de daros el horario del intenso entrenamiento que tendréis. -habló Azazel al grupo.

-¿No querrás decir tortura? -rió entre dientes Barakiel.

-¡Cállate! ¿No ves que los asustas? -increpó Azazel a Barakiel mientras que Issei y su grupo estaban en una esquina sentados haciendo circulitos en el suelo con un aura depresiva.

-Bueno, dejando de lado la tontería que ha dicho Barakiel, os entregaré los horarios que tendréis todos de entrenamiento. -dijo calmada Penemuel mientras les entregaba un horario que ponía: Entrenamiento físico, entrenamiento mágico, estrategia y práctica de combate, teoría y práctica de Sacred Gears y fisionomía de un ángel caído.

-Yo seré el que os entrene en lo físico. -explicó Barakiel señalándose así mismo con el dedo.

-Yo en el entrenamiento mágico. -habló esta vez Penemuel con un tono maternal mientras observaba a sus futuros alumnos. Pero cuando su mirada posó en la del joven castaño, la Cadre se sonrojó ligeramente al ver el rostro del castaño.

-Yo seré quien os entrene para un combate, en el caso que este se dé, en el cual vuestras vidas estén en juego. -expuso Kokabiel con una sonrisa, raro en él.

-Issei, Asia, conmigo entrenareis vuestra Sacred Gears. Aprenderéis que las Sacred Gears son más de lo que aparentan. Hacedme caso que Padre me pidió ayuda para crearlas... -confesó Azazel a los portadores del Boosted Gear y del Twilight Healing.

-Y yo seré quien os muestre las debilidades y el alcance que puede tener un ángel caído. -habló Shemhazai a sus futuros pupilos.

Una vez los Cadres expusieron sus "asignaturas" el grupo de Issei se dirigió a Azazel el cual les había llamado para mostrarles algo, según él, importantísimo.
Cuando llegaron al despacho personal de Azazel, el cuál se había ido cuando les dijo a Issei y a Asia a lo que se dedicaría con ellos, él estaba sentado en su escritorio, con las piernas cruzadas sobre el escritorio, las manos sobre la cabeza, a modo de almohada, y silbando despreocupado.

–¿Eh? ¿Ya estáis aquí? –preguntó de forma errática mientras se sentaba en condiciones y apartaba con las manos todo el papeleo pendiente.

–Sí Azazel-sama, sí... –respondió Issei con un gesto de incomodidad ante la informalidad de su Líder. –Por cierto, ¿para qué nos llamaste? –interrogó el castaño al ángel caído de mechas rubias.

–¡Porque recientemente he inventado un dispositivo maravilloso! –exclamó alegremente. El grupo Issei se echó las manos a la frente por la razón. –Veréis, como ya sabréis, yo soy un fanático, a parte de co-inventor, de las Sacred Gears. El caso es que he conseguido crear una Sacred Gear artificial, desde cero. ¿No es eso increíble? –preguntó Azazel al grupo con un tono de completa ilusión.

–Sí claro, pero, ¿cuál es la diferencia con las demás Sacred Gears? –cuestionó escéptica Raynare con una ceja alzada y tocoteando.

–Lo diferente es que lo que porta la Sacred Gear... ¡ha decidido ser una por voluntad propia! –explicó Azazel al grupo a lo que Issei vio como el Gobernador sacaba de un cajón de su escritorio una especie de punta de lanza amarilla con un orbe morado.

–Aquí os presento el "Dragon Downfall" y contiene el alma del Dragón dorado germánico: Fafnir.

–[Sind Sie das, Draig?] –habló el dragón dorado a través del orbe.
(¿Eres Tú, Draig?)

–[Ie Fafnir, fi yw e.  Pa dwp ydych chi wedi'i wneud nawr?] –preguntó incrédulo y con un poco de ira contenida hacia el dragón dorado.
(Sí Fafnir, soy yo. ¿Qué estupidez has hecho ahora?)

Y así siguieron hablando, más bien discutiendo durante varios minutos hasta que Azazel les mandó a callar.

–Ahora que estos dos se han callado; toma Raynare, para que te defiendas. –declaró Azazel dándole el Sacred Gear a Raynare.

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PALABRAS: 1584.