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20.

La guerra. La guerra nunca cambia: ya sea en el mundo humano o en el mundo sobrenatural, la guerra nunca cambiará. Cuando Issei empezó a luchar en el tercer Cielo, le recordó a las historias que le contaba su abuelo sobre lo que su bisabuelo había vivido en la 2° Guerra Mundial, más concretamente en la batalla de Nomonhan*.

*La batalla de Nomonhan fue una batalla que se dio entre la URSS y el Imperio Japonés en Manchuria, en el año 1939*

El panorama era desolador, terrible: cadáveres por todos lados, las calles del tercer Cielo salpicadas de sangre, entrañas desparramadas por doquier. El aire olía a incienso, a azufre y a podredumbre. Pero ¿de qué manera hemos llegado a esto?. Eso fue lo que pensó Issei al ver la apariencia de las calles.

FLASHBACK: 5 HORAS ANTES

El heredero Astaroth había dado la orden: "¡Gloria a Satán!" es lo que se escuchó en todo el tercer Cielo. A lo que todos los ángeles, tanto caídos como puros, gritaron en respuesta "¡Deus Vult!" Entonces los dos ejércitos cargaron en contra del otro.

La lucha comenzó: espadas de luz chocaban con las armas de oscuridad, extraída del cadáver de Gasper, las flechas y virotes volaban hacia las cabezas de los demonios, gritos desgarradores de demonios y ángeles se escuchaban en todo el tercer Cielo.

P.O.V. RAYNARE:

Yo, Raynare, hija de Ismael, nieta de Ezequiel, soy la novia del Sekiryūtei y ahora mismo estoy luchando junto a él, codo con codo, protegiendonos las espaldas. ¿Contra quien luchamos? Contra los demonios.

Él porta su armadura roja carmesí mientras tiene en sus manos una Naginata de luz roja. Yo, en cambio, llevo una Espada Ropera de luz morada y llevo puesta mi armadura dorada. Los demonios nos atacan sin cesar, sin dejarnos tomar un descanso. Pero así es la guerra, no hay tiempo para relajarse, o así me la describió mi papá cuando yo era pequeña.

Rebano, decapito, amputo, cerceno y atravieso a los demonios con mi espada mientras que Issei hace lo mismo. Entre los dos hemos purgado casi a 500 demonios los dos juntos. Draig-sama y Fafnir-sama nos son de utilidad: Draig-sama le aumenta el poder a I-kun para que no se canse. Mientras eso, Fafnir y yo creamos un muro de rocas para protegernos, a modo de barricada.

Al fondo se escucha al General Supremo, Kokabiel, alentar a las tropas, tanto a sus hermanos caídos como a los hermanos puros. Se nota que Yeshua está aquí. Sin él los ángeles caídos y los ángeles puros no estaríamos cooperando.
Los demás Cadres y Arcángeles también luchan junto a nosotros. Somos hermanos, no tenemos jerarquías. No como esos sucios y repugnantes murciélagos.

La lucha siguió durante horas. Nosotros estábamos resistiendo, resistiendo como si el propio El nos estuviese observando. El estaría contento al ver como los hermanos que se pelearon ahora se ayudan mutuamente.
Al final Issei, yo, Kalawarner, Miteit, Donasheek e incluso Akeno-chan, la hija de Baraquiel, estábamos dando todo nuestro poder.

Al paso de las horas, los demonios iban menguando sus números, al igual que nosotros, muchos de nuestros hermanos y camaradas han muerto defendiendo el Trono de Dios, pero nuestros números iban descendiendo más lentamente. Al final solo quedaron 1000 demonios frente a 1500 ángeles.

FIN DEL FLASBACK. FIN DEL P.O.V. RAYNARE.

P.O.V. KOKABIEL.

Esta batalla ha sido, sin lugar a dudas, la más importante que he vivido en mi larga y milenaria vida. Desde que nací hace 4000 años, siempre he sido alguien al que le gustaba pelear, luchar, medir mis fuerzas contra otros seres sobrenaturales. Eso fue hasta que la conocí a ella: Rosemary Scarlet.
Ella fue la primera en ocupar mi corazón y también fue ella la causa de mi caída del Cielo.
Desde que la conocí dejé de ser tan belicoso y empecé a preocuparme por la paz, por que ella estuviera tranquila y viviera una vida normal junto a mí.
Es por eso que, en tu nombre y en el de nuestro hijo, Abhainn, pondré fin a esta sangrienta lucha y hacer la paz. Ese era el deseo de Padre,  Paz.

-¡Sekiryūtei! ¡Ayúdame a poner fin a esta masacre! -ordené al Sekiryūtei de esta época, Issei Hyōdō.

-¡Sí, mi General! -exclamó el castaño dirigiéndose hacia mi mientras portaba su armadura. -¡Raynare, Asia, Kalawarner, Mitelt, Donasheek, protegeos como podáis! ¡Voy a ayudar a Kokabiel-sama! -dijo Hyōdō a sus novias y a sus compañeros.

Entonces llegó a donde yo estaba, él empuñaba su típica Katana roja escarlata. Escarlata... como su pelo. Él se posicionó a mi lado y me preguntó que podía hacer por mí. Yo le respondí que me diese unos aumentos. Él me replicó cuántos aumentos. Le dije que con 100 valdría.
Cuando me los dió, yo procedí a realizar un hechizo que Rosemary heredó de su antepasada, "La Mujer de Titanio, Erza Scarlet, Titania"

-¡Escuchad hermanos! ¡Voy a acabar esta batalla de una vez! -advertí con voz severa a los demás ángeles.

Entonces todos los ángeles se retiraron a mi orden. Cuando estuvo todo despejada, las tropas demoníacas, junto a los herederos Astaroth y Agares, se sorprendieron, se quedaron a cuadros. Entonces el heredero Agares habló.

-Qué se supone que vais a hacer, cuervos, palomas? -preguntó el heredero Astaroth mirándome con una sonrisa ladina, maliciosa, con clara arrogancia.

-¡Acabar con esto de una vez por todas! -exclamé desplegando mis 10 alas y elevándome.

FIN DEL P.O.V. KOKABIEL.

Cuando Kokabiel se alzó sobre sus enemigos, se le vino a la mente una de las sesiones en las que él entrenaba junto a Rosemary, descendiente directa de Erza Scarlet.

FLASHBACK: HACE 4000 AÑOS

En un campo verdísimo, se veía a una mujer pelirroja y a un hombre pelinegro. Ambos estaban en lo que parecía una sesión de entrenamiento. La mujer le hablaba al hombre con un tono suave pero a la vez estricto.

-¿Kokabiel estás listo? Tendrás que poner mucho esfuerzo en este hechizo. -advirtió una joven mujer con el pelo escarlata y ojos negros con una marca en su ojo izquierdo.

-Claro que sí majmad*, solo tengo que esforzarme y lo conseguiré. -se dijo a sí mismo Kokabiel.

*Majmad se traduce literalmente como "cosa deseada". Significaría a grosso modo, 'cariño'*

-¡Vamos, tú puedes! -animó Rosemary al futuro Cadre.

Entonces, Kokabiel realizó el hechizo que Rosemary le había enseñado durante más de un mes:

–¡Armadura de la Rueda Celestial! –gritó Kokabiel estrenando su nuevo hechizo.

Rosemary sonrió y se llenó de orgullo por ver a su amigo e interés amoroso superarse a sí mismo.

FIN DEL FLASHBACK. PRESENTE,

-¡Armadura de la Rueda Divina! -exclamó Kokabiel recordando aquel momento hace 4000 años mientras invocaba una armadura negra mate, la cual le cubría entero, solo era visible su rostro. Las alas, otrora de plumas negras naturales, ahora eran metálicas.

Los demonios vieron al Cadre con miedo. Para muchos demonios esa era la primera vez que sentían miedo. La figura imponente de Kokabiel, con esa armadura negra y con su dedo índice de su mano derecha apuntándote, era demasiado para algunos demonios novatos que habían sobrevivido de casualidad.

–¡Bailad lanzas mías! –exclamó Kokabiel creando atrás suyo centenares y centenares de lanzas de luz, todas ellas de un color dorado como sol. Cada una de ellas tenía como objetivo el corazón de cada demonio.

Entonces comenzó una lluvia de lanzas de luz, una lluvia que se asemejaba a una andanada de fuego de mortero. Los demonios intentaron cubrirse como pudieron, pero las lanzas les atravesaron el corazón a todos ellos. A todos menos a dos.

Los herederos Astaroth y Agares habían hecho un domo con la magia respectiva de cada uno para poder protegerse.
Astaroth dijo con un tono extrañamente relajado, a pesar de su casi muerte:

–¿Así que esta es la fuerza de un Cadre? –Se nota que eres poderoso... –alabó el Astaroth a Kokabiel. –¡Enfréntate a mí y hazme vivir una pelea digna! –alentó Diodora al Cadre, a lo que éste respondió:

–No gracias. Hace tiempo que dejé de ser alguien al que le guste pelear. –confesó Kokabiel desinvocando la armadura negra mientras descendía de vuelta ante la mirada de orgullo de los ángeles, caídos y puros.

–Entonces, ¿quién me enfrentará? ¿El Sekiryūtei? ¿La portadora de Fafnir? –dudó Diodora al igual que Seekvaira, la cual pensaba lo mismo.

–Con nosotros te enfrentarás, demonio Astaroth. –dijeron al unísono el Padre Freed y Asia, cada uno con sus respectivas armas de luz.

–¿Vosotros? Un sacerdote de dudosa moralidad y una monja pecadora? Jejejejeje ¡No me hagáis reír! ¡Os haré tragaros esas palabras! –exclamó arrogante Diodora mostrando su 3 pares de alas de murciélago.

Mientras tanto, Seekvaria solo observaba a Diodora. Ella tenía sus propios motivos para venir aquí, al tercer Cielo, por orden de la duquesa Gremory y el Rey Bael. ¿Cuál era ese motivo? Tenía envidia de la Sitri, ella quería estar también con la duquesa Gremory: sentir placer con ella, hacerla gritar su nombre, en resumen,  tener una aventura con Rías.
Pero se dió cuenta que tendría que enfrentarse con las palomas y los cuervos tarde o temprano.

–¿Bueno, quién me enfrentará? –preguntó al aire la heredera Agares.

–¡Nosotros! –exclamaron Raynare y su grupo, con Issei como apoyo.

–Entonces, que sea un duelo justo. –pronunció Seekvaira con una sonrisa confiada.

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PALABRAS: 1548.

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