En el Sexto Cielo la tensión era palpable en el ambiente. Los Cadres miraban con cierto temor a los ojos de los Arcángeles. Los Arcángeles miraban a los Cadres con comprensión y, en cierto modo, respeto, pues eran hermanos al fin y al cabo.

Tal era la tensión, que el aire podría cortarse con una espada de luz. Para poder calmar el ambiente, Issei habló a los Arcángel.

-Shalom, Arcángeles. -habló con respeto el Sekiryūtei a los Arcángeles, los cuales sólo le responden también con respeto.

-Salve, Sekiryūtei. -respondió Miguel, el líder provisional del Cielo.

Entonces, hechas las presentaciones, los hermanos comenzaron a hablar de forma más tranquila, charlando sobre las "infancias" de los Cadres y de los Arcángeles. Azazel habló con Miguel, Penemuel habló sobre cosas de mujeres con Gabriel, Baraquiel habló con Rafael y Baraquiel con Uriel. Shemhazai solo observaba y reía de alguna que otra cosa que salía de la boca de su Gobernador General.

Ya el ambiente no era tan tenso, era más relajado y tranquilo. En eso, Miguel se acordó de una cosa muy importante.

-Hermanos. Se me olvidaba una cosa muy importante. -recordó Miguel en voz alta.

-¿Qué cosa Miguel? ¿Lo del Sephiroth Graal? -preguntó Penemuel un poco nerviosa. ¡Cómo para no estarlo! Si salía bien iban a tener de vuelta a su hermanastro.

-Aparte, quiero enseñar a mis nuevos ángeles reencarnados. -respondió Miguel relajadamente. -Presentaos anda, presentaos. -habló aparentemente al aire.

En eso apareció en el suelo un círculo mágico dorado con una cruz en medio. Del círculo mágico salieron tres personas: la primera era una mujer, con el pelo azul y un mechón verde; la otra era una castaña con los ojos violetas; el último era un hombre mayor, unos sesenta años tendría, con el pelo canoso, y ojos burdeos. Todos iban vestidos con túnicas blanquísimas, con aros dorados sobre sus cabezas y un par de alas como la de los caídos, pero blancas.

-¿Irina? -dudó incrédulo Issei al ver a la castaño. Irina era su amiga de la infancia que se fue cuando tenía 6 años.

-¿Issei-san? -habló Irina con duda y escepticismo al ver a su amigo de la infancia.

Mientras, con Asia, ella veía al hombre mayor con sorpresa y mucha alegría, tanta que incluso alguna que otra lagrimita salía de sus verdes ojos.

-¿Padre Freed? ¿Eres tú? -titubeó la rubia al ver a su antiguo sacerdote.

-¿Asia? ¿Eres tú, kleine* Asia? -dijo con alegría y duda Freed.

*Kleine es pequeña en alemán*

En ese momento los viejos conocidos corrieron a abrazarse con muchísimo júbilo y alguna que otra lágrima traicionera.

En ese bellísima estampa, la peliazul simplemente se cruzó de brazos esperando una explicación de sus compañeros. Gabriel solo le explicó que Irina tenía un amigo de la infancia que llevaba varios años sin ver y que Asia se había reencontrado con el sacerdote que estuvo con ella durante su infancia. La peliazul lo comprendió y se quedó observando la emotiva escena.

-Y dime kleine, ¿cuántos demonios has matado? -preguntó Freed a Asia. A lo que ella le respondió que casi a todos los sirvientes de una casa demoníaca, un caballero, un alfil y una reina. -Vaya, ya casi me alcanzarás... recuerda que yo acabé con el heredero mayor de una casa demoníaca, y tú aun no. -alagó Freed recordándole sus logros.

-Ya lo sé Padre, por eso quiero superarte y que me hagas tu discípula. -replicó Asia con un tierno puchero.

-Jejejeje. Estoy seguro que ya lo eres... -le dijo en respuesta Freed acariciandole el rubio pelo de Asia.

Mientras Freed y Asia conversaban, Issei e Irina hablaban de que les pasó desde que la castaña se fue hace 11 años. Issei le habló de todo: le contó sobre su estancia en la Academia, como lo reclutaron para Grigory, su reencarnación en ángel caído y sus aventuras que ha tenido hasta ahora. Irina estaba estupefacta, sin palabras. ¿Su amigo de la infancia era como ella? ¿Era un ángel caído?

-Si se supone que los ángeles caídos no pueden reencarnar, ¿cómo lo han hecho? -se preguntó Irina en voz alta.

-¡No se lo digas Issei! ¡Soy muy joven para morir! -exclamó Azazel preocupado por los pudiera decir el joven Sekiryūtei.

-Pues no sé Irina... solo sé que un día me llamo y, con una pieza del juego de las Damas me reencarnó en uno. -le respondió Issei relajadamente con las manos en señal de no saber nada.

-Gracias a Padre... -susurró relajado Azazel. Ya no tendría que explicar el porqué había robado un Brave Saint de su hermano.

Azazel entonces miró a su hermano Miguel, a su hermana Gabriel, a sus hermanos Uriel y Rafael. Suspiró pesadamente y comenzó a hablar.

-Hermano. Sería ya siendo hora de firmar la paz. ¿No crees? -pronunció Azazel con cierta ilusión.

-Claro que sí hermano. Pero antes le queremos a él. -ordenó Miguel con voz severa y, en cierto modo, sombría.

-A eso vamos hermano. Valerie, da un paso adelante. Haz tu magia.

-Da*, Don Azazel. -respondió Valerie con respeto a su líder.

*Da significa 'Sí' en rumano, al igual que en todos los idiomas eslavos (ruso, ucraniano, bielorruso, polaco, entre otros) siendo el rumano un idioma romance como el castellano o el italiano*

Entonces, todos los Cadres y Arcángeles, junto a Issei, Raynare y su grupo, Asia y el Padre Freed, Irina y la peliazul, se fueron al séptimo cielo, lugar donde se situaba antaño el trono de Dios.
Cuando llegaron al séptimo Cielo, los ángeles y los caídos miraron con respeto el trono donde Dios se sentaba cuando ellos eran niños. Para los que habían sido humanos, era vista increíble: un enorme trono, de casi 2 metros de alto, de oro macizo. En el respaldo había tallados dos pequeños querubines que sostenían el dicho respaldo, atrás del trono había una gran bandera* del Cielo, estandarte que usaban los ángeles.

T

odos miraron la sala del trono con admiración, otros con nostalgia, otros sin aire de lo espectacular que era y otros con respeto.

-¿Os acordáis de las charlas que daba Padre a todos nosotros aquí mismo, él sentado en el trono y nosotros aquí sentados? -preguntó con mucha morriña Gabriel.

-Claro que nos acordamos hermana, claro que nos acordamos... -le respondió Penemuel con pena por haber caído.

-Bueno, basta de recordar tiempos pasados, es ahora de resucitar a nuestro hermanastro. ¿No? -dió prisas Azazel con lágrimas de tanto recordar su infancia en el Cielo, no eran lágrimas de tristeza, sino de alegría por regresar, aunque solo sea por un viaje diplomático.

-Sí hermano, ya es hora. ¿Estás preparada Valerie? -preguntó Miguel a Valerie, la cual solo estaba un poco nerviosa.

Valerie dió un paso adelante, segura de sí misma, con un poco de inquietud. Se colocó delante del majestuoso trono, Valerie invocó su Sacred Gear, el Santo Grial, y empezó a recitar el hechizo que ella misma había diseñado junto a Azazel para traer de vuelta a Cristo.

-{Ho, mortinto de la planedo, homoj kaj supernaturaj estaĵoj de la mondo, aŭskultu miajn vortojn: revenigu la animon de la filo de El, Yoshua Ibn Mariy. Venu el la regno de la mortintoj, kaj prenu dekstre la Tronon, kiu apartenas al vi. Mi ordonas al vi, portanto de la Sephirot Graal, Valerie Țepeş!} -recitó Valerie en voz alta con el cáliz de Cristo levantado por encima de su cabeza.

*Traducción del Esperanto: Oh, fallecidos del planeta, seres humanos y seres sobrenaturales del mundo, escuchad mis palabras: traed de vuelta el alma del hijo de El, Yoshua Ibn Mariy. Ven del reino de los muertos, y toma el Trono que te pertenece por derecho. ¡Te lo ordeno yo, portadora del Sephirot Graal, Valerie Țepeş!*

En ese momento, toda la sala del trono se iluminó en una luz cegadora, luz que procedía del cáliz. Cuando la luz se desvaneció, apareció en la sala un hombre en sus treinta, castaño con los ojos verdes, alto, de metro ochenta, vestido en una túnica, al igual que el resto, blanca, con tres potencias* de oro en la cabeza.

*Las potencias son un símbolo que usan, al menos aquí en España, los escultores para representar la naturaleza tripartita de Cristo: Hombre, Dios y Espíritu Santo*

El hombre, de nombre Yoshua, levantó la cabeza y miró sorprendido a los espectadores. Observó al rubio, al pelinegro con mechones rubios, a los demás acompañantes, al joven castaño japonés, a todo el mundo en general. Entonces, para sorpresa de todo el mundo, el hombre habló.

-¿Hermanos? -preguntó el hombre castaño a los espectadores.

-¿Hermanastro? ¿Eres tú? -preguntó Miguel incrédulo mirando embobado a Yoshua.

-Sí claro. ¿Dónde está abba*? -cuestionó Yoshua a sus hermanos.

*Abba es en arameo 'papá'*

-Es una larga historia hermano, es una historia muy larga... -le respondió Azazel con una cara nostálgica al recordar a El.

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PALABRAS: 1473.

Al fin aparece Cristo tras más de dos mil años muerto. Miguel y Azazel se reconcilian. La paz se acerca al mundo sobrenatural.
Atte.
E.S.Z.