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Capitulo tres

Kazuto estaba regresando a casa, la puerta no tenía llave, solo era cosa de girar la manilla. Cosa que a él se le hacía sumamente extraño.

Estaba decididó en que si veía otra vez al hombre de la noche anterior esta no vez no solo lo echaría...sino también a Asuna.

Y Yui podía irse si ella lo deseaba.

Recordó la noche anterior, cuando estaba parado en la sala y escuchaba gemidos y jadeos desde su habitación...esta vez todo estaba en silencio.

Pero, sin darse cuenta, Asuna lo estaba viendo, sentada en el sillón de una de las esquinas.

Ella solo aclaró la garganta para llamar su atención.

-Joder, Asuna me asustaste.

-¿Anoche dónde estabas? –Dijo ella, molesta.

-¿De verdad te interesa saber dónde estaba?, ¿o solo lo dices por compromiso?

-Kazuto...tengo que explicarle lo que paso ayer...sé que no hay justificación pero...

-¡¿Pero qué?!

-Shh...no vayas a despertar a Yui. –La voz de Asuna era de tristeza.

Kazuto se quedó pasmado...¿Por qué de la nada el cambio de actitud de Asuna?, por lo regular ella era muy explosiva o podía llegar a molestarse.

Pero ahora estaba muy dócil. Kazuto tenía miedo de tocarla ya que sentía que la podía romper de lo frágil que se veía.

-¿Sabes por qué hice lo que hice?...porque siento que ya no me amas. Nunca estas en casa, solo nos vemos dos horas al día y siento...siento que tienes a alguien más.

-Asuna...¿Cómo puedes decir eso?, si yo te amo y te lo recuerdo todos los días.

-Creo que lo tuyo son palabras vacías nada más...¿Por qué no lo demuestras en vez de solo decírmelo?

-¿Cómo quieres que te lo demuestre?

-No lo sé...tu dime.

-¿Quieres que salgamos a algún lugar?, ¿en familia?

-Si podría ser bueno...creo que es lo que hace falta.

Kazuto era inteligente...pero él era de corazón puro, nunca sospecharía de la mujer que había amado por tantos años.

Cuando se abrazaron, Asuna supo de inmediato que Kazuto ya no preguntaría más ni pensaría más en eso...por lo cual ella podía hacer lo que quisiera y cuando quisiera.

Solo que ahora al momento de montarle los cuernos...lo haría en cualquier otro lugar menos su casa.

-Vamos cariño, ¿salimos a ver una película? –Preguntó Asuna con una tierna e inocente sonrisa.

-Que sea la que Yui quiera.

Eugeo practicaba boxeo junto con Kazuto, además de mantenerlos en forma, se podían joder un poco entre ellos.

Estaban en un ring improvisado, habían puesto algunas colchonetas en el suelo y de cuerdas usaban un carrete de hilo para coser heridas para hacer las cuerdas.

Tenían sus guantes y sus caretas, solo se daban golpes suaves, pero a veces si tenían un problema, no importaba si estaban en traje, se ponían los guantes y quien diera más golpes certeros en un round ganaba.

Y esa era una de aquellas ocasiones.

Kazuto estaba contra las cuerdas y Eugeo le dio un gancho al hígado tan fuerte que lo tumbó.

-Ahora si te pasaste. –Kazuto escupió el protector y comenzó a dolerse.

-Eso es por lo de ayer. De todas formas Alice me dio una regañiza por no llegar a casa.

-Que seas mandilón no es culpa mía.

-No me tientes...no.

-Como sea, creo que tengo que dejar la bebida un tiempo...esta situación me está dejando más jodido de lo que esperaba.

-¿Y qué paso con Asuna?, ¿Qué hiciste al fin y al cabo?

Kazuto se quitaba la careta y los guantes mientras respondía.

-Se difícil de decir...Asuna me explicó que el otro sujeto la presiono tanto...que ella no estaba convencida pero que de lo contrario el otro tipo no se iba a detener hasta acostarse con ella...también que paso muy poco tiempo con ella y que sospecha que no la quiero.

Eugeo proceso la información por unos segundos, sonrió y le lanzó un jab a Kazuto.

-¡¿Y eso por qué?!

-Pues...como que yo no la perdonaría tan fácil...supongo que sabes el peso que eso tiene en una relación, ¿verdad?

-Lo sé perfectamente Eugeo...pero no podía evitar llorar mientras me lo contaba, ¿Cómo no creerle?

-¿Y cómo creerle?...por mi puedes hacer lo que quieras, solo te digo que si algo sale mal te voy a fastidiar, subestimar y casi casi a escupir.

-Oh vamos, no seas tan extremista. Ella no sería capaz de tal cosa...ya me dijo que me ama.

-Hm, hmmm. –Como digas, campeón, ahora ponte eso de nuevo, hay que seguir peleando.

-Como quieras.

-De todas formas ya gané, la próxima vez que vayamos al cabaret tú pagas.

-Como digas, como digas. Solo suena la campana, ¿quieres?

-Claro. Ding, ding. (es una referencia difícil, solo los que saben del cine ochentero saben de qué peli es).

Los dos comenzaron a dar vueltas por el ring, siempre manteniendo la guardia arriba mientras la tensión aumentaba.

-¿Listo?, ¿listo?, ¿Por qué allá voy?

-Siempre estoy listo, ven, ¿quieres pelear?

Y así fue como comenzó una pelea verdaderamente emocionante.

Cuando Kazuto llego a su casa tenía un pequeño moretón en la cara por la pelea.

Debía mejorar y dejar un poco los vicios ya que su condición estaba para el traste.

Puede que la situación con Asuna fuera mejor...pero eso no cambiaba los sentimientos de Yui hacia él. La niña aun lo seguía rechazando.

-Buenas noches, mi niña. –Dijo él.

-Buenas noches papá...¿Qué te paso en el rostro? –La curiosidad de niño le gano al despecho que le tenía a su padre.

-Estuve boxeando con tu tío Eugeo. –Como eran mejores amigos, Eugeo siempre seria parte de la familia de Kazuto.

-¿Y te pegó muy fuerte?

-Pues ya ves lo que le hizo a mi cara.

La pequeña niña soltó una risita, ya que le hacía gracia como es que Kazuto, que siempre se burlaba de Eugeo, no podía estar a su altura en una pelea de entrenamiento.

Kazuto cerró la puerta tras de sí con una gran sonrisa, básicamente su hija le había demostrado un poco de afecto.

-Esa parte de mi vida, esta pequeña parte de mi vida se llama: felicidad.

Pero las cosas se pondrían un poco mejor para él.

Esa noche Asuna estaba de un humor..."especial". La niña dormida, su puerta cerrada, unos cuartos de distancia...una nocturna de Chopin para poner ambiente, ¿se podía pedir algo más?

Pues parecía que si...Asuna tenía su playera para dormir por lo cual se la tendría que quitar y darle su medicina por fastidiarlo.

"Darle su medicina" en su diccionario era completamente diferente a lo que Shinkawa le hacía a Shino.

Esa noche, la pareja ricachona haría el amor varias veces, sería tan glorioso para Kazuto poder volver a sentirse que su esposa de verdad lo amaba.

Pero en cierta parte todo seguía siendo igual...solo que esta vez con maquillaje.

Porque eso era el amor de Asuna: un amor con maquillaje, (Esta frase ya tiene copyright pa mi >:v y como la lea en alguna de sus historias, los voy a matar los voy a destruir >:v).

Pasaron dos semanas desde aquello.

Todo parecía ir de acuerdo al plan: Kazuto llegaba más temprano, Yui se ponía medianamente alegre, él y Asuna hacían el amor. Nada que no pudiera hacerlo sentir infeliz.

Algo que se salía del plan, (casualmente), era darse una escapada al cabaret los fines de semana.

Pero no iba a ver a las mujeres, ¿para qué?, si él ya tenía una esposa que creía que era maravillosa, que era la mejor mujer del mundo y bla, bla, bla.

Únicamente iba a ver que espectáculos se ofrecían. Muchos de ellos eran cantantes que empezaban sus carreras e incluso hubo una pelea de boxeo en vivo y a todo color.

Kazuto estaba un poco ebrio y le pidió al dueño que a él y a Eugeo les prestaran equipo de box, los dejaran subir al ring y así resolvieran quien pagaría la cuenta.

Por suerte el dueño se negó rotundamente a permitir tal salvajismo.

¿Dos hombres peleando en un ring frente a un público para saber quién pagaría la cuenta?

A una persona no se le hizo una idea tan descabellada, de hecho, pagaría por verlo y apostaría ante tal combate.

-¿Y cuál es nombre, señor? –Preguntó Kazuto.

-Kyouji, Kyouji Shinkawa. –Respondió el señor.

20 personas fueron a un callejón cercano, Shinkawa se llevó secretamente equipo de boxeo para ambos hombres los cuales pelearían únicamente con su pantalón.

-Y dígame, caballero, ¿Qué es lo que lo impulsa a hacer esta locura? –Preguntó el representante del pleito.

-Oh bueno, digamos que ese hijo de perra me debe una revancha, somos boxeadores en nuestro tiempo. Mi apodo es "El espadachín negro" y el suyo "El güero puto".

Los 20 presentes rieron ante tal elocuencia del ebrio de Kazuto. Aunque estaba en condición de pelear sin pasar un ridículo.

Un hombre puso un sombrero en el suelo y ahí pusieron sus apuestas: tres a dos a favor de Eugeo.

Se pusieron los guantes, los protectores y las caretas. La gente pedía sangre.

Pero claro, la cuenta había sido pagada por los espectadores...ya no tenían razón para pelear así que esto era un asunto únicamente de hombría.

-Te apuesto tu vieja a que no me ganas. –Exclamó Kazuto.

-Yo te apuesto tu sueldo de un mes a que no me ganas.

-Una cosa aquí, ¿Cuánto gana el "espadachín negro"? –Preguntó uno de los presentes.

-50 grandes.

-Que se dé la apuesta.

-Discúlpame, pero un segundo. ¿Si esta bonita su vieja?

-Es preciosa.

-A madrearse entonces.

Se formó un circulo y a los dos los aventaron al centro para que se pelearan como perros.

Eugeo debía defender a su mujer por lo cual se lanzó a los golpes sin pensar.

Le dio dos ganchos al hígado en una secuencia de 5 golpes.

Cosa que desmoronó a Kazuto.

Lo único que hizo fue proteger su lado débil con el codo y antebrazo. Lo peor que le podía pasar era ser golpeado en el hígado.

-¡Mátalo!

-¡Esquiva sus golpes!

Todo el círculo gritaba en favor del peleador por el que habían apostado.

Muchos se estaban arrepintiendo de apostar por Kazuto, hasta que...

-La inteligencia vence a la fuerza, Eugeo.

En un movimiento rápido, Kazuto cambio el ritmo de la pelea, ahora en vez de recibir, daba golpes.

Aunque la mayoría eran bloqueados por Eugeo con sus brazos, los golpes que absorbían si le daban una buena sacudida.

Cuando Eugeo trato de reaccionar, Kazuto atacó su brazo derecho para que bajara la guardia desprotegiendo la mandíbula.

¿Qué fue lo que paso exactamente?, los recuerdos son borrosos, pero lo que es seguro que sucedió es que Kazuto le dio un upper cut a Eugeo que lo tumbó como saco de cemento.

Cuando Eugeo se reincorporo habían pasado casi dos minutos, pero por suerte, estaba bien y con ganas de seguir bebiendo.

Él y Kazuto se dieron la mano, nada había pasado salvo que ahora tenían un dinero extra en los bolsillos. Les habían dado una parte de las apuestas, (que no eran pocas, cabe decir).

Shinkawa sin duda alguna había conocido hombres curiosos en su vida, pero ninguno como aquel "espadachín negro" que por no pagar la cuenta era capaz de golpear a su mejor amigo.

Cuando llego a casa estaba feliz, tenía dinero en su cartera, se la había pasado bien y estaba por ver a su querida novia.

El amor que le tenía era muy enfermizo y compulsivo, razón que se explica sola.

¿Pero por qué Shino?, ¿Por qué ella únicamente?

Resulta ser que ella tenía la desgracia de parecerse a una chica que bateó a Shinkawa en la secundaria...pero ahora estaba tan enloquecido que estaba seguro que era la misma chica...y no la dejaría escapar nuevamente.

Otra parte de la razón por la cual Shinkawa debía tener "bajo fianza" a Shino.

-Buenas noches cariño, ¿Cómo va lo de la inflamación?

-Ya mejor, apenas se nota en algunas partes.

Dos semanas de recuperación, esta vez Shinkawa había sobrepasado sus propios límites.

Cuando golpeaba a Shino, lo más que había transcurrido en cama era de cinco días a una semana, pero estaba tan enojado aquella vez que no se pudo ni controlar.

-Perdóname...ya sabes que no soy yo cuando...cuando tengo esos accesos de mal genio. Yo te amo y sabes que no te lastimaría, ¿verdad?

-Si...pero la culpa también la tengo yo.

-Claro que sí, mi vida...cuando los niños comenten alguna falta hay que reprenderlos. Tú eres como una niña pequeña, y cuando te portas mal debo darte tu medicina, ¿me comprendes?

-Te entiendo perfectamente.

Si uno no supiera por todo lo que había pasado Shino, uno pensaría sin lugar a dudas que ella era masoquista.

Pero nada de eso...lo único que sucedía es que estaba sola, acompañada únicamente de un perro rabioso que solía morder cuando se enojaba.

Y ella era una pequeña e indefensa conejita, sin nadie que la pudiera proteger de aquel monstruo que tarde que temprano la acabaría matando.

-¿Te presentaras a trabajar en cuanto el maquillaje cubra tus heridas?, ¿o vas a esperar a que te recuperes por completo?

-No lo sé...¿tú que crees que sea mejor?

-Pues desde que no vas el cabaret tiene una perdida abismal así que no estaría mal que te presentaras lo antes posible.

-Como tú digas, me da mucho gusto poder hacerte feliz, Shinkawa.

-Yo también quiero que seas feliz...aunque a veces tenga que hacerte "cosas malas".

Durante toda su vida Shino le habían hecho "cosas malas", en primera instancia estaba su madre.

-¡Como salgas de esa puerta ten por seguro que no vuelves a entrar! –Amenazó la madre de Shino el día que decidió irse de casa.

-Espero que seas consiente que no tengo la mínima ni remota idea de volver aquí, ¡y menos si estás tú!

-Sabes perfectamente que volverás, cuando no encuentres a nadie que te ayude volverás aquí...no trates de negarlo.

-N-no, y-yo, ¡yo no pienso volver nunca!

-Lo harás, lo sabes muy bien...y cuando ese día llegue te pagaré con la misma moneda y te daré la espalda así como lo haces conmigo.

Shino crujía los dientes de lo enojada que estaba, sentía una gran rabia ya que su madre bien podía tener razón.

-Así que si tanto lo deseas vete, la puerta está abierta. Pero cuando quieras regresar, estará cerrada, así que tú decides.

Su mente: débil. Su voluntad: quebrantable. Su esperanza: robada...Su nombre: Shino.

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uvuvwevwevwe onyetenyevwe ugwemuhwem osas.

No se si subir capítulo mañana ya que Shino no apareció casi nada :/
Es curioso ya que en las estadísticas este libro y "enfermedad llamada amor" van a la par. solo espero les este gustando ya que creo que será mejor fic que el anterior

Nos vemos cuando me digan, ya que soy un vil gato de wattpad :'v

-Arturo

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