Capítulo siete.
-Es hora de tomar tu medicina, ¡Kazuto!
-¿Por qué no mejor te doy una cucharada de tu propio chocolate?, ¡Shinkawa!
Cuando estaban a punto de saltar a los golpes, una sombra derribó a Kazuto y otra tomó a Shinkawa del hombro.
-¡Ya basta! –Gritó Shino, quien había tomado a Shinkawa, poniéndose delante de él.
-¡¿Qué carajos estabas pensando, amigo?! –Preguntó Eugeo mientras forcejaba con Kazuto en el suelo.
-Suéltame, déjame partirle la madre a ese cabrón.
-Shino, será mejor que te hagas a un lado si no quieres ser daño colateral.
-¡No Shinkawa, escúchame tu esta vez! –El grito que Shino pegó la sobresaltó hasta a ella. –Le pones un dedo encima y te olvidas de mí.
-Shino...¿me puedes explicar que pasa?, ¿de verdad él es tu novio?
-Kazuto. –Shino se volteó a verlo. –Perdóname...pero hay cosas que no te he dicho todavía. –Shino se tapó la cara y salió corriendo, llorando. -¡Ya te lo dije, le haces algo y te olvidas de mi por completo!
-Te lo dije amigo, no era para echarte la bronca. –Shinkawa fue detrás de Shino.
Kazuto se sentó en el piso procesando lo que había pasado, no se lo podía creer.
-Kazuto, ¿estás bien? –Eugeo puso su mano en el hombro de Kazuto.
-¡Déjame, no me toques! –Exclamó, alterado
al tiempo que procesaba lo que Shino le había dicho.
Procesarlo con un poco de alcohol no estaría mal.
Regreso a la mesa en donde estaba platicando con Shinkawa la otra vez, solo que ahora acompañado de Eugeo.
-¿Qué van a tomar caballeros?
-Tequila.
-¿De cuál le traigo?
-Del que sea.
Eugeo miraba preocupado a Kazuto, había desesperación en sus ojos junto con preocupación e incertidumbre.
-Solo tengo de esta marca, ¿está bien así? –Preguntó el mesero con una botella en la mano.
-Está perfecto, solo deja la botella.
-Ah, esta cara la he visto un millón de veces y la veré otro millón, es por una mujer, ¿verdad?
-Sí. –Kazuto tomó la botella y le dio un trago sin más.
-¿Lo rechazo o lo dejo?
-Se puede decir que me negó, se fue con otro y me abandono...putas viejas, siempre son lo mismo.
-El error no es la mujer, señor. El error es uno mismo...la mayoría de las veces.
-¿Por qué lo dices?
-¿Pasaron mucho tiempo juntos?
Kazuto se quedó callado. El mesero observo a Eugeo esperando alguna respuesta de él.
-Solo pasaron una noche, según me dijo él.
-Ese es el error señor, se confió mucho, mucho. Y creo que ese fue su problema. No conoce los sentimientos de la chica.
-No es necesario que los conozca, ¡yo sé que ella me ama! –Kazuto golpeó la mesa con ira.
-¿Qué tan seguro esta?
-Completamente, no me cabe la menor duda. –Le da un trago a la botella- Es como si entre ella y yo hubiera amor infinito solo que algo no la deja expresarlo.
-Tal vez sea la otra parte, la persona por la cual lo abandono, ¿no lo cree?
-Seguramente, así es.
-Por lo cual. –El mesero le retiro la botella a Kazuto. -Arrêter les bêtises et agir.
-Touché, collègue.
-Ahora ve por esa chica, muchacho. Y tú, cuida que no se parta la cara mientras lo hace.
-Lo hare señor mesero.
Kazuto marcó al celular de Shino, la cual estaba en una esquina oculta de Shinkawa.
Minutos antes.
-Shino, ¿estás bien?, ven y dime que te pasa.
Shinkawa estaba buscando a Shino ya que la había perdido entre calle y calle.
-Shino, no me dejes hablando solo...únicamente quiero platicar contigo, ¿me vas a quitar ese privilegio?, no estoy enojado, princesa, no te voy a lastimar.
Por alguna extraña razón Shino empezó a tener necesidad de estar con Shinkawa, pero un poco de su sentido común se lo impedía.
¿Quién le garantizaba que Shinkawa no perdería la cabeza ahí mismo para golpearla?
-Shino...te espero en casa, llega pronto por favor. Si no quieres hablar está bien, pero llega esta noche.
Shinkawa se fue. Shino no dejaba de llorar.
-Soy una estúpida, ¿Por qué acepte ir con él?, ¡No debí hacerlo, no debí enamorarme de él de verdad! –Pensaba Shino, arrepentida.
Al principio solo era interés, pero ahora, y tras esa noche de ardua pasión, Shino en verdad estaba enamorada de Kazuto.
No sabía ni por qué, pero estaba segura de que Kazuto era el hombre con quien debía pasar el resto de su vida.
Solo imaginar verlo sonreír ofreciéndole la mano la hacía sentir un gran dolor. Porque él, a pesar del corto tiempo que llevaban de conocerse, le había ofrecido algo que nadie antes: confianza.
Ella no podía confiar en nadie que no fuera Kazuto ya que él nunca le tocaría ni un solo cabello, su corazón se lo decía con certeza.
-Ojala estuvieras aquí.
Comenzó a llover, sentía que algo vibraba en su pierna...más específicamente en su bolsillo.
Reviso su pantalón y estaba sonando su celular, pensó que la llamada era de Shinkawa por lo cual no contesto.
-¿No te contesta? –Preguntó Eugeo.
-No...
-Vamos amigo, puedes hacerlo mañana, es mejor irnos de una vez, está comenzando a llover.
-Lo siento, pero no puedo hacerlo, ¡no puedo hacerlo Eugeo! –Kazuto comenzó a correr, no sabía a donde, pero comenzó a correr.
-¡Kazuto, espera, vas a resbalarte! –Grito Eugeo desde lejos.
-No puedo dejarla. No, no con él, tengo que ir, ¡tengo que ir con ella, no puedo dejarla sola! No me importa que sea lo que sienta por mí, yo la quiero ver. Quiero verla, ¡tengo que verla! –Pensó Kazuto, que no dejaba de correr desesperadamente. -¡Shino! –Gritó.
Estaba recorriendo todas las calles aledañas con tal de encontrarla, si no podía hacerlo por las buenas lo haría a la vieja escuela.
-¡Shino!, ¡Shino!, ¡Shino!
Ella escuchó algo parecido a un grito, la voz le sonaba conocida, y esa voz gritaba algo que ella conocía muy bien.
-¡Shino!
Era su nombre el que gritaban...y ella estaba más que segura quien lo gritaba.
-¡Kazuto!
Él escucho su nombre, no se puso a pensar si había sido Eugeo, pero comenzó a seguir la voz.
-¡Shino!
Los dos corrían entre las calles para tratar de encontrarse, siguiendo sus voces distorsionadas por la lluvia y por los rayos.
-¡Kazuto, ¿Dónde estás?!
-¡Shino, ya voy, espérame!
Ambos dieron vuelta en la misma calle, y ahí fue donde se vieron cada uno estaba en un extremo de la calle.
-Kazuto...
-Shino...
Ahora no corrieron, fueron caminando lentamente hasta que quedaron frente a frente.
-¿Entonces, tú lo amas a él?
-Baka, si yo siempre estuve buscándote sin saberlo. –Shino abrazo a Kazuto con mucha fuerza, no quería dejarlo ir, no lo dejaría ir.
-No hay nada en el mundo que me dé tanto gusto ver...que no seas tú. ¿Seguirás amándome el día de mañana?
-No solo mañana, todos los días de mi vida y después de ella, ¡Kazuto quiero quedarme contigo, hare lo que sea para quedarme contigo!
-Yo también Shino. –Kazuto comenzó a llorar desesperadamente. -¡Y solo pensar que quería quitarme la vida antes de conocerte, si no te hubiera conocido no sé qué sería de mí!
-No importa que sería de ti, importa que eres ahora. –Shino secó las lágrimas de Kazuto con sus manos y levantándose de puntillas, le dio un beso.
Aunque la lluvia los mojara, el viento les congelara hasta los huesos, ellos estaban felices de estar ahí, de estar besándose.
Lo único que los devolvería a la realidad fue un auto que sonó el claxon para que salieran de la mitad del camino.
-Ups, creo que olvidamos ese detalle.
-Eres un idiota Kazuto, pero así me gustas. –Shino se arrogó contra Kazuto para besarlo de nuevo.
Los dos fueron a la casa de Kazuto, Eugeo marco para confirmar que todo estuviera bien, y así fue.
Decir que estaban empapados era poco, Shino tenía pegado en cabello al cuello y la nuca por lo mojado que se encontraba, algo que Kazuto encontraba indescriptiblemente encantador.
-¿Vives solo?
-Vivía con mi ex esposa, ahora estoy solo. –Confesó Kazuto.
-¿Estabas casado?... ¡espera no me digas que...!
-¡No!...no la deje por ti, ella...ella no era muy casta que digamos, más bien era promiscua.
-Ah, ¿Qué tal si yo no te hacía caso y la dejabas sola?, ¿te hubieras sentido bien?
-Claro que no, no me gustaría que me hicieran eso...pero no fue nuestro caso, ¡¿tenemos que hablar de esto?!
-¡Hum!...solo era para confirmar que no habías hecho una estupidez.
-Puedes bañarte si quieres, no te vayas a enfermar.
-Solo tengo una enfermedad llamada amor...amor por ti, (Estoy conteniendo la risa ahora mismo por la referencia XD).
Shino fue hasta el baño para cambiarse, abrió el agua caliente la cual por el frío, comenzó a soltar una gran nube de vapor.
Y eso fue lo que hubo a montones, mucho vapor.
El cuarto de baño no era muy grande, pero era cómodo.
Sus paredes eran amarillas y el espejo estaba rodeado por un enmarcado blanco.
También el lavamanos era de color amarillo con adornos en blanco.
La regadera estaba rodeada por una pared y puerta de vidrios, por lo cual esté se empañaba con el vapor.
Tenía unas agarraderas de las cuales sujetarse. Todo el cuarto de baño no tenía ventanas por lo cual el vapor casi no se escapaba.
Cuando quedo desnuda, tanteó la temperatura del agua con la mano y decidió que estaba más que perfecta.
Su cabello incluso estaba endurecido por lo frío que estaba, pero el agua le devolvió la flexibilidad y sedosidad característica.
Sus ojos azules se cerraron cuando dejó que el chorro de agua le cayera en la cara, sintiendo una paz enorme e indescriptible.
Pero esa paz se esfumaría pronto, un intruso estaba llegando.
Kazuto no tenía dobles intenciones al entrar ahí. No tenía razón de espiar a Shino ni nada por el estilo.
Solo quería pasar un rato con ella...y también dentro de ella.
La única doble intención que tendría, seria jugar al viejo metesaca con Shino después de la ducha...pero tal vez lo mejor era adelantar juicios.
Por lo cual, abrió la puerta de la regadera suavemente para después tomar de la cintura a Shino.
-Kazuto, si no sales ahora mismo voy a hacerte algo horrible. Amenazó ella.
-¿De verdad serias capaz de hacerme cosas horribles?, ¿Cómo cuáles?
-Hmm, lo dejare a tu elección. Puedo golpearte, puedo insultarte, puedo jugar con tus sentimientos...o puedo hacer el amor contigo.
Shino tenía razón en ese aspecto, la primera vez que tuvieron juntos fue sexo salvaje únicamente. Si, fue muy pasional y lleno de sentimientos...pero en esa ocasión era más por carne que por amor.
-Hare de cuenta que todavía estoy durmiendo...así que lo dejare pasar, ¿Qué te parece la idea?
-Yo creo...que no puede ser mejor. –Kazuto puso sus manos en los hombros de Shino e igualmente, esta puso sus manos sobre las de Kazuto.
Ella se dio la vuelta para ver a Kazuto a los ojos, y viéndolo a los ojos, él le robo un beso mientras el agua caliente de la regadera caía sobre sus cabezas.
Ella se sujetó de las agarraderas para no caerse mientras miraba como Kazuto se apoyaba en la pared al tiempo que se lo metía.
Ella dio un jadeo cuando eso paso. –Te amo, ni yo sé cuánto te amo pero lo hago con locura. –Gimió Shino.
-Puedes estar segura que yo también. –Kazuto acarició el rostro de Shino al tiempo que la embestía suavemente.
Podía sentir el agua caliente resbalar por su espalda, ¿Shino tendría frio? Parecía que no.
Cuando pensó en una mejor posición para jugar al metesaca, dejó de apoyarse en la pared y sujetó fuertemente a Shino de la cintura.
-Kazuto. –Ella se agarró de su cuello, y él la recargó en la pared. Solo movía un poco la regadera para que el agua les cayera a ambos y así no pasaran frío.
Se besaban suavemente, sin prisa alguna, el escuchar del beso hacia que en ambos corriera un escalofrió.
Estaban haciendo el amor aunque llevaran poco de conocerse, aunque sabían perfectamente que cada parte de su cuerpo la conocían al detalle.
Shino se volteó quedando de espalda, haciendo que Kazuto se excitara más al ver la línea de su espalda nuevamente, la cual, recorrió con la yema de sus dedos haciendo que Shino temblara. (la jerga para esta posición es la del cartón de caguamas :v)
Cada vez que Kazuto entraba y salía de Shino ella gemía de manera dulce y delicada que se escuchaba más el caer del agua.
Pero Shino nuevamente se volteó mirando a Kazuto a los ojos.
Él la tomó de las manos recargándola en la pared mientras la besaba, no había prisa alguna en sus besos, solo calma y mucha paz.
Antes de que salieran de la regadera, Shino recargó su mano en el vidrio de la misma. Kazuto la tomó y la volvió hacia él, haciendo que la mano quedara impresa en la puerta ya que había desempañado esa parte.
-Te amo Shino, tú eres la razón de mi vida.
-Y tú eres la luz de la mía.
Cuando los dos salieron, se vistieron y se acostaron, Shino comenzó a llorar.
-¿Por qué lloras?
-Por que mañana tendré que decirte adiós, pero no quiero. –Shino abrazó a Kazuto ya que no quería separarse de él.
-Te juro que nos volveremos a ver, puedes verme en el trabajo si quieres, no importa.
-No es eso Kazuto, ¡quiero estar siempre junto a ti, no quiero irme de tu lado!...no quiero, me aterra pensarlo.
-Solo duérmete, cuando despiertes todo estará bien.
-Si despierto y tú no estás aquí...Kazuto, de verdad yo me muero.
-No tengas la menor duda...que yo siempre quiero amanecer a tu lado. –Kazuto le dio un beso en la frente a Shino al tiempo que ella se quedaba dormida. –Te amo...Shino.
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se que este capítulo estuvo corto...pero sin duda valió toda la pena del mundo.
¿que?, ¿querían ver putazos?, ya los habrá ya los habrá, no se desesperen.
no se si seguir poniendo escenas del viejo metesaca entre Sinon y Kirito, ¿que me dicen ustedes? solo es cosa de pensarle un poco y saber donde ponerlas, no es fácil :V
tengo una duda existencial...¿por que me piden consejos para escribir si ni siquiera soy un escritor profesional?, tengo entendido que ustedes piensan que escribo chido y la neta me gusta que me pidan consejos...pero mi duda es, ¿por que a mi? :v
nos vemos en una semana.
-Arturo.
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