Capítulo dos.
Shino estaba acomodando todos sus regalos en su camerino compartido. Se cambiaba, arreglaba y bromeaba con las otras 9 chicas que la acompañaron en el show.
-Hoy los dejaste locos, preciosa. –Le comentó una de sus compañeras.
-Más de lo habitual, creo que esta noche el espectáculo fue mejor.
Estaba desmaquillándose cuando escuchó aplausos en la entrada del camerino.
-Decir que estuviste fenomenal es poco, me sorprendió mucho todo el espectáculo. Vestida con ese abrigo y ese sombrero dude si en verdad eras tú.
-Shinkawa...¿vienes a molestarme tan temprano? –Shino soltó una risa después de decir aquello.
-Si quieres te vengo a molestar más tarde, claro.
Shino volvió a reír. Era muy gustoso para ella molestar a Shinkawa.
Sostenía un ramo de rosas en ambas manos, para luego ofrecérselas a Shino.
-Que dulce de tu parte, mi amor. –Shino tomó el ramo de rosas, se acercó a Shinkawa y le dio un beso en los labios, (¡Eso arde como sal en la herida para los amantes del kinon! >:D).
Después del beso, Shino olio las rosas delicadamente, estaban bien perfumadas.
-Muchas gracias, Shinkawa.
-De nada, Shino. Anda, vamos a casa.
Shino y Shinkawa llevaban como novios por lo menos dos años, él podía llegar a ser violento muchas veces. En sus accesos de mal genio incluso llegaba a golpear a Shino...pero decía que era porque la amaba demasiado.
Además, Shinkawa era, literalmente, todo para Shino. Él le había dado un refugio cuando no tenía a nadie con quien contar.
La había salvado de una vida llena de penurias...aunque Shino no era feliz del todo.
Pero eso era controlable...porque ella era muy manipulable.
Hace unos meses tuvieron una fuerte discusión, la conejita estaba más que decidida. Se iría de la casa de Shinkawa y se estaba dirigiendo a la puerta para irse, hasta que él la tomó del brazo.
-¡Quítame las manos de encima, hijo de puta, maldito! –Shino había llegado tarde a casa, por eso Shinkawa estaba enloquecido por la rabia y los celos.
-¡Se perfectamente que te gusta ser una puta!, ¿no soy suficiente...no es suficiente todo lo que te doy?...¿no te doy la vida que te mereces?
-Es más que suficiente...creó que es más de lo que merezco...perdóname Shinkawa.
-Ven aquí...déjame darte un abrazo.
Shino se alejó el umbral de la puerta y fue hasta Shinkawa, el cual le propinó un puñetazo que hasta sus nudillos se magullaron por la fuerza con que se lo había dado.
El golpe fue de tal manera que la tiró al suelo, estaba tan aturdida que ni siquiera sentía el dolor.
-Shino sabes que te amo...y es ese mismo amor que te tengo por lo cual te hago esto...¿no crees que tengo razón?
-S-si...ti-tienes razón...¿Quién tan bueno como tú?
-Ven, levántate...vamos al cuarto.
Shino no se podía ni poner en pie de lo mareada que estaba, sus piernas le temblaban y su coordinación fallaba.
-Vamos, cariño, vamos al cuarto...hay que descansar.
Shinkawa se llevó a Shino, la cual estaba completamente tambaleante por el golpe que se había dado en la cabeza al caer contra el suelo...además del puñetazo que Shinkawa le dio.
Ella amaneció con el ojo morado e hinchado, su pómulo estaba tan inflamado que apenas no la dejaba ver bien.
Esas situaciones eran muy comunes en la relación entre ambos...Shinkawa le decía cosas a Shino...cosas que ella se creía.
Era peor que una pélela, incluso un esclavo tendría un trato más digno. Pero no era por miedo que se quedaba con Shinkawa...era porque no tenía a nadie más.
Una vez en el taxi solo era cosa de ir hasta casa. Estaba un poco lejos por lo cual tardarían bastante en llegar.
Pero cuando el taxi estaba por arrancar un hombre lo detuvo, se subió encima del auto para evitar que se fuera.
-¡Oye que demonios pasa contigo! –Grito el taxista.
Solo se escuchó como golpeaban la ventana de Shino, por lo cual bajo el vidrio para ver de qué se trataba.
-¿Si? –Preguntó ella.
El hombre se quedó pasmado, no decía nada, solo estaba callado como si estuviera muerto.
-Qu-que linda eres...me gustó mucho el show que hiciste.
-Oh gracias...
-Kazuto...Kazuto Kirigaya.
-Gracias, Kazuto. Buenas noches.
-Nos vemos.
El taxi arranco al tiempo que Shino subía la ventana nuevamente.
Pero algo no andaba bien...el ambiente se sentía pesado.
Cuando Shino volteó a ver a Shinkawa se dio cuenta que había una gran molestia en su semblante.
-¿Estas bien cariño?...¿te pasa algo?
-No. No, yo estoy perfectamente. –La voz de Shinkawa estaba rota.
En todo el trayecto a casa, Shino se preguntó que pasaba con él...¿Por qué Shinkawa estaba tan molesto de repente?
¿Le pasó algo en el trabajo o algo por el estilo?...¿recordó algo que lo tenía molesto?
Cuando los dos llegaron a casa Shinkawa cerró la puerta tras de si con una fuerza que sobresalto a Shino.
-Estabas muy molesto desde el taxi...¿Qué te paso, cariño?
Shinkawa sonreía mientras se acercaba a Shino, estaba alzando su mano. Ella pensó que la tomaría de la mejilla.
-Eres una maldita zorra. –Sin dejar de sonreí, Shinkawa le dio una cachetada tan fuerte a Shino, que le saco la sangre.
-Shin-shinkawa, cariño, ¿qué te pasa?
-No. Yo te lo pregunto, ¿Qué es lo que te pasa a ti? –Otra cachetada retumbó en Shino.
-¡Déjame! –Suplicó Shino.
-No te cansas de hacerme enojar, ¿verdad?
-¡¿De que estas hablando?!
-¿Qué hacia ese maldito?, ¡¿Por qué te habló de esa manera?!, ¡¿de dónde carajos lo conoces?!
-¡Shinkawa, yo no lo conozco, tu escuchaste que le pregunte su nombre!
-¿Por qué se lo preguntaste?, ¡¿Por qué querías saber cómo se llamaba?!
-¡Para saber a quién darle las gracias!
-¡Mientes!
5 minutos...5 minutos fue el tiempo que se escucharon las suplicas de Shino y los golpes que Shinkawa le daba...ella sintió que fue más.
-¿No me amas, Shino?, ¿todo lo que hago por ti y no me amas?
-No Shinkawa...si te amo...tú eres la razón de mi vida...te amo. –Susurro Shino, que estaba tumbada en el suelo.
-Yo también te amo Shino...pero a veces tienes que tomar tu medicina, ¿si sabes que mereces tomar tu medicina? –Shinkawa tomó del cabello a Shino y levantó su cabeza con tal ver su cara al suplicarle.
-Si...si me lo merezco, Shinkawa...gracias.
-Qu-que linda eres...me gustó mucho el show que hiciste.
-Oh gracias...
-Kazuto...Kazuto Kirigaya.
-Gracias, Kazuto. Buenas noches.
-Nos vemos.
Cuando el taxi se fue, Kazuto fue a la primera pared y le dio un pequeño golpe.
-Que hermosa esta esa mujer...daría lo que fuera por conocerla mejor.
Kazuto ya estaba muy ebrio, se tambaleaba de izquierda a derecha y lo peor es que quería tomar más.
Eugeo salió al ver que Kazuto corría hacia la calle, esperaba no haber llegado muy tarde para ver a su amigo con apariencia de carne molida debajo de un auto.
Pero vaya suspiro que se llevó cuando lo vio caminando tambaleante y con una botella en la mano.
-¿De dónde la saco el cabrón? –Eugeo fue tras Kazuto y lo tomó del hombro. -¡Que puto susto me diste, pensé que estabas por!
-¡Shh!...no le digas a nadie que estoy enamorado. –Eugeo no entendió lo que su amigo le quería decir.
-¿De qué carajos me estás hablando? –Cuestionó.
-Esa chica...Shino. Es un encanto, quisiera hacerle el amor todas las noches de aquí hasta que me lleven a la tumba. –Balbuceó Kazuto.
-¿Si sabes que estas bien ebrio?
-¿Y eso que? Por lo regular los hombres ebrios son los hombres enamorados.
-Pero tu estas casado, tienes una hija y ahora mismo van a estar muy preocupadas por ti.
-¿Te tengo que recordar lo mierda que es mi vida?, ¿te tengo que recordar que hoy vi como mi "esposa" se estaba tirando a un imbécil en mi maldita cama?, ¿crees necesario que te recuerde que mi hija nunca me ha dicho "te quiero" desde que la desgraciada aprendió a hablar?
-Ok...creo que tienes razón en ese aspecto.
-Eugeo...amigo mío, claro que tengo razón y sobre todo porque los hombres ebrios tiene la razón.
-Tú no tienes remedio, ¿verdad?
-Claro que no...por eso mismo, ¡salud! –Kazuto levantó la botella y le dio un trago.
-Dame de esa porquería. –Eugeo no quería echarle a perder la alegría a su ebrio amigo...por lo cual se uniría a él.
-Esa es la actitud amigo...esa es la actitud.
9 horas después.
Kazuto despertaba con un gran dolo de cabeza y unas ganas de vomitar incontenibles.
No paso mucho cuando se dio cuenta que estaba completamente desnudo...y que no estaba en su casa.
-¿Qué mierda paso ayer? –Se quejó mientras se tallaba la cabeza.
De pronto, un sonido hace que casi se le salga el corazón de pecho.
-¡Hummmmm!
Eugeo levanto la cabeza de la cama...tenia puesta una peluca y lápiz labial.
-¿Por qué carajo me duele tanto el trasero? –Cuando Eugeo miró a Kazuto se dio cuenta de inmediato que había pasado. –Oh, me cago en...
Por alguna extraña razón que ninguno de los dos recordaba habían ido hasta Hakone y se habían hospedado en un hotel medio decente.
Por mucha suerte para ambos, el encargado del hotel dijo que habían llegado con un grupo de señoritas las cuales ya no estaban.
Eugeo recordó algo vagamente...era una fiesta grande, alguien tenía una peluca, él se la quitó y una de las chicas le pintó los labios con su lápiz labial.
La razón por la cual le dolía tanto el trasero es porque se había caído escaleras abajo cuando salían de la fiesta...la cual había sido en un balcón.
Menos mal no pasó nada de lo que ambos se pudieran arrepentir...por suerte.
-Demonios amigo...última vez que nos ponemos tan ebrios. –Suspiró Kazuto.
-¿Por qué te hice caso?, ¡¿Por qué no mejor me fui a mi casa y te deje a que te murieras en la calle?!
-Porque eres mi única familia y por qué no eres capaz de hacer algo así.
-Lo sé, ¡y eso me encabrona, Alice me va a matar por no llegar a casa! Al menos tengo un buen seguro de vida. –Eugeo se desajustaba la corbata al tiempo que tragaba saliva.
-Tranquilo...yo le explico a Alice que paso. Si sabe lo que estuve a punto de hacer seguro se calma.
-¡Si no se calma te matare antes de que ella me mate a mí!
El auto de Eugeo estaba bien, no lo había robado, no tenía rayones pero si tenía algunas cosas un poco "curiosas".
-Alice en verdad me va a matar. –Entre esas cosas "curiosas" había botellas de champan, copas ya fueran rotas o enteras y un brasier.
-¿Quieres un consejo? –Kazuto tomó todas las cosas y las arrogo del auto. –Listo, asunto arreglado.
Kazuto se subió al auto lo más despreocupado y toco el claxon una seña a Eugeo para que hiciera lo mismo.
Mientras conducían, Eugeo puso la radio para calmarse un poco...pero para su mala suerte estaba pasando la canción favorita de él y de Kazuto.
-¡We don't need no education! –Cantaron ambos. - ¡All in all you're just another brick in the Wall!
-Sabes una cosa Kazuto...creo que ya olvide porque estaba tan preocupado. –Sonrió Eugeo.
-Todo sea por el poder de la música.
-¡Me puedes explicar que paso, Eugeo! –Alice estaba aún en pijama, roja de la cara por lo enojada que estaba. -¿Por qué no llegaste anoche y por qué apestas a alcohol?
-Kazuto...te toca.
Kazuto dio un suspiro antes de hablar, era una larga explicación la que tendría que dar.
-Alice, fue mi culpa...ayer estaba muy mal, no te miento si te digo que pensaba en suicidarme ya que paso algo que no me quiero ni acordar.
-Cuéntame más. –Alice era buena amiga de Kazuto, claro que le creía pero también necesitaba saber que estaba mal con él.
-Eugeo me dijo que fuéramos a tomar unas cervezas para que se me pasara, me advirtió que no tomara demasiado y yo no le hice caso...se pasó toda la noche cuidando de mí, incluso nos quedamos en la calle de lo mal que estaba.
El semblante de Alice paso a ser compasivo...se creyó toda la mentira.
-Ven para acá. –Alice le dio un buen abrazo a Kazuto. -¿Quieres decir que fue lo que paso?
-Asuna, mi esposa, ¿la recuerdas?
-Claro que la recuerdo, ¿le paso algo?
-No...peor aún...la vi con otro.
Alice se quedó sin habla, no se podía creer tal cosa.
Shino, por su lado, estaba despertando con un incesante dolor en la cara por la paliza que Shinkawa le había propinado la noche anterior.
-Buenos días princesa. –Saludó él, con un vaso de agua y unos antiinflamatorios en la otra. -¿Cómo amaneciste princesa?, ¿te duele mucho?
-No hables tan fuerte por favor...me duele mucho la cabeza.
-Perdón. Dejare esto por aquí y yo iré a preparar el desayuno, ¿quieres que marque al trabajo y diga que no puedes ir?
-Te lo agradecería mucho Shinkawa.
-Descansa princesa, no se te olvide que te amo.
Esa manera, ¡esa maldita manera de ser de Shinkawa la mantenía anclada a él!
-Sin duda me lo merecía...él es tan bueno conmigo yo se lo pago así. –Pensó Shino amargamente.
Shino dependía completamente de Shinkawa aunque ella odiara aceptarlo...que de hecho ni lo hacía.
Era la única persona que, de ratos, demostraba estar verdaderamente preocupado por la vida y bienestar de Shino.
Él era esa luz en un largo corredor, la única persona que se había quedado junto a ella sin importar lo que pasara.
Aunque sentía un poco de afecto por él, eran novios después de todo...con una relación con mucho que desear pero eran novios después de todo.
-Ya está el desayuno, preciosa, ¿quieres que te lo traiga a la cama? –Preguntó Shinkawa con compasión en su voz.
-No, no te molestes, déjame. –Al tratar de ponerse de pie, Shino no soportó su peso y cayó al suelo.
-¡Shino! –Shinkawa corrió para ayudarla y recostarla de nuevo en la cama. –Por favor Shino, no te esfuerces...no quiero que te lastimes.
¿Cómo es que podía decir "no quiero que te lastimes" después de que él era el causante de todo eso? Maldito perro escorbútico.
-Quédate aquí...no tardare con el desayuno.
Shinkawa era un veterano de guerra, (no me pregunten cual porque no sabré responder xd), por eso es que estaba tan enloquecido.
Hubo cosas que él vio, cosas que lo marcaron de por vida.
Tuvo que matar, y no precisamente con un rifle. Mató con sus propias manos a un soldado enemigo.
-¡Cadete, rápido, hay que salir de aquí! –Le gritó el sargento.
Apenas salieron de los escombros que los protegían y el sargento cayó muerto por el fuego de ametralladora.
Shinkawa trato de no quedarse atrás o de lo contrario el sería el siguiente en caer.
Entró a la primera casa cuya pared estaba derrumbada, tomó aire y contuvo las lágrimas del miedo que sentía de estar en combate.
Un soldado enemigo entró por la ventana rota, le dio una patada a Shinkawa tumbándolo en el suelo.
El soldado sacó su bayoneta y trato de acabar con su vida.
Pero Shinkawa no se iría sin pelear, sujetó al soldado de la muñeca e hizo que su bayoneta cayera al suelo.
Cuando su adversario trató de tomar la bayoneta, Shinkawa se levantó solo para tlaquearlo.
Pelearon en el suelo, hasta que Shinkawa quedo sobre el soldado...al cual estaba ahorcando, pero al ver que no moría, sacó su navaja higonokami reglamentaria y se la enterró en el corazón.
La sangre le salpico en la cara, las manos de Shinkawa estaban rojas.
No sabía por qué, pero tenía una enorme necesidad de reír...y eso fue lo que hizo, se puso reír erráticamente.
Varios soldados enemigos lo vieron pero temieron en acercarse a aquel soldado enloquecido que estaba riendo sobre un cadáver.
Pero la cosa no acabo ahí, Shinkawa se abalanzo sobre ese grupo de soldados y a todos los asesino de la misma manera...siempre con la misma risa maniática que con el primero.
Todos se dieron cuenta que el ya no era el mismo desde que regreso a casa...era completamente diferente.
-Listo amor, aquí está tú, ¿hum? –Shino estaba llorando.
-Shinkawa.
Él dejo la bandeja con el desayuno en la mesa de cama y fue corriendo a abrazar a su novia.
-Gracias...eres la única persona que se preocupa tanto por mí. –Shino estaba completamente bajo el control de Shinkawa...cosa de lo cual no era consiente.
-Ya, ya, mi niña...aquí estoy para ti. Cualquier cosa que necesites te la conseguiré sin pensarlo dos veces. –Ambos se abrazaron...y la misma sonrisa maniática del cadete de la compañía F, Kyouji Shinkawa se esbozó en su cara.
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Los amantes del kinon: ¡No, para, para por favor! ¡es un crimen es un crimen¡ ¡es un crimen! ¡¡¡es un crimeeeeeeeeeen!!!
Yo mero: ¿crimen? ¿que es lo que es un crimen?
Los amantes del kinon: ¡eso, hacer que Shinkawa fuera novio de Sinon así, ella no hizo nada malo ella solo quería ser novia de Kirito!
Yo mero: es parte de la trama y tendrán que soportarlo así que no vayan a hacer una muchedumbre para crucificarme >:v
Apuesto a que más de uno lo tuvo que leer así :v
Nos leemos en una semana.
-Arturo
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