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Capítulo diez.

Shinkawa estaba al tanto de los movimientos de Kazuto, nunca dejaba de espiarlo y como lo viera con Shino...así le iba a ir.

Lo seguía a donde fuera, lo espiaba en su casa, en su trabajo, incluso cuando salía de compras.

Pero ya estaba considerando seriamente en no matarlo, Shino jamás se lo perdonaría.

Pero en cierta parte no importaba en lo más mínimo, ya que si Kazuto quedaba fuera del juego, ella no se podría ir con nadie más. Se quedaría con Shinkawa por siempre y para siempre.

El problema era que Shino podía ir con la policía y el gobierno le podía dar apoyo para que ya no dependiera de Shinkawa...mientras él se quedaba pudriéndose en la cárcel.

Por su lado, Shino trataba de olvidarse de Kazuto, debía "superarlo" pero no podía. Sus recuerdos junto con él, que aunque no eran muchos, sin duda alguna la mantenían anclada a ese amor incondicional.

En si Shino estaba anclada a ambos hombres. Estaba anclada a Shinkawa ya que dependería de él en más de un aspecto de vital importancia...pero ella estaba anclada a Kazuto por el amor que le tenía.

Todas las noches sin falta, Kazuto se bebía todo el licor que podía hasta caer desmayado, no era necesario ir al cabaret o al bar, se acababa lo que estaba en la cantina de su casa.

-Tal vez si inicias una relación con otra mujer la puedas olvidar. –Sugirió Eugeo.

-No puedo...esto no se puede olvidar aunque trato de hacerlo con mis fuerzas...me siento vacío, ella se robó mi corazón...y solo estando a mi lado me lo puede devolver.

-¿Crees que Shinkawa está enfermo por el amor tan obsesivo que le tiene a Shino?

-Sin duda alguna. Ese tipo está mal de la cabeza.

-Si sigues así tú vas a caer en el mismo pozo que ese cabrón, así que mejor ya olvídate.

La palabra "Suicidio" se hacía presente una vez más en la cabeza de Kazuto.

Pero había un solo impedimento, esta vez no era Eugeo. El impedimento era Yui.

¿Qué pensaría su pequeña hija si él se suicidaba? Apenas estaba comenzando a quererlo.

-Ojala me muera. –Exclamó Kazuto.

-Oh vamos, no puedes estar tan mal, lo que pasa es que no quieres curarte, ¿ella te dijo porque te dejo?

-Por qué le preocupaba lo que me pudiera hacer Shinkawa...yo podría partirle la madre cualquier día de estos.

-¿Y es por eso que casi te mata una vez?

-El mal nacido me agarró por la espalda y sin avisar, ¡no estaba listo para pelear con él!

-No sé tú, pero igual que Shino estoy preocupado por mi mejor amigo.

Shino se sentía igual de vacía que Kazuto, a veces se tocaba recordando cuando hacia el amor con Kazuto, la excitaba mucho el como él la había hecho suya aquella tarde en el hotel o aquella noche en la regadera.

El sentir de las manos de Kazuto recorriendo su cuerpo la hacía sonrojar, lo que al principio fue un amor por pasión se convirtió en un amor irreversible.

Solo quería ver a Kazuto sonreír una vez más, escucharlo tartamudear por los nervios. Aquel hombre le daba mucha ternura, pero al mismo tiempo cuando la invadían estos recuerdos a ella le dolía.

Le dolía que solo se quedarían en recuerdos, ya que de volver a tan siquiera abrazarlo...se podía despedir de él y esta vez para siempre.

Se sentía culpable y se odiaba a si misma cuando terminaba de tocarse recordando aquellas anécdotas eróticas, ¿Cómo quería olvidarse de Kazuto si hacia aquello?

Lógicamente a Shinkawa lo había dejado de amar hace ya mucho tiempo, lo detestaba en realidad. Pero tenía que mantenerse sumisa ante él si quería que todo fuera de acuerdo al plan.

Era la única manera.

Kazuto estaba ebrio nuevamente, recorría las calles de camino a su casa para seguir bebiendo un poco más.

Pero alguien lo estaba siguiendo, desde un auto lo estaban vigilando.

Observaban al detalle cada movimiento que hacía, estaba esperando a que se cayera en el suelo, desmayado.

Pero Kazuto seguía caminando despreocupado de la vida, como si nada. Mucha gente lo miraba raro ya que pensaba que estaba lastimado de una pierna por la manera en que caminaba.

Aquel hombre que lo mantenía vigilado desde el auto frenó, bajó de él y se dirigió hacia Kazuto.

No fue que Kazuto se percató de su presencia hasta que lo tomó del hombro.

-He estado siguiéndote desde hace algunas calles...¿de verdad piensas seguir así? –Preguntó Eugeo.

-Si...no me queda de otra más que esto. –Contestó

-Supongo que hay tantas cosas que le quieres decir a Shino, ¿verdad?

-Decir que tengo tantas cosas que decir se queda corto...muy corto en comparación de todo lo que quiero expresar.

-Vamos a tu casa, aún falta camino así que mejor te llevo.

Kazuto recordó la noche que conoció a Shino, cuando Eugeo le dijo que lo llevaría al mejor sitio que pudiera conocer y en verdad, así fue.

Ese cabaret era el mejor sitio del mundo...porque ahí fue donde Kazuto conoció al amor de su vida...amor que ahora mismo le estaba dando la espalda.

-Buenas noches Dottore y...

-Soy profesor.

-Buenas noches también a usted professore.

Eugeo ayudó a Kazuto a caminar debido al mal estado en el que se encontraba, la borrachera se le había subido mucho.

Pero aún estaba consciente de sus actos, podía entender cualquier cosa que Eugeo le dijera.

Y eso es justamente lo que Eugeo iba a hacer.

-Muy bien, baboso, tú y yo nos debemos sentar a platicar.

Eugeo sentó a Kazuto en uno sillones de la sala mientras que él hizo lo mismo.

-¿Platicar de que cosa? –Preguntó Kazuto.

-Mira esto. –Eugeo aventó unos libros a Kazuto, los cuales cayeron en sus piernas.

-¿Qué es esto?

-Es la tragicomedia "La celestina" de Fernando de Rojas.

-Pinche presumido, solo bastaba con decirme el título.

-Me gusta dejarte bien en claro que tengo maestría en letras, ¿verdad que te gusta?

-Solo dime para que me das esto.

Kazuto examinaba el libro de cabo a rabo, pero no encontraba nada que le pareciera importante.

-Respecto a eso...¿sabes que es un celestino?

-Para nada, así que mejor explícame. –Kazuto estaba perdiendo la paciencia.

-Es una persona que envía cartas a dos personas que están enamoradas...pero por lo regular estas cartas son para enamorados que están peleados.

Eugeo levantó las cejas graciosamente.

-¿Creo que se lo que estás pensando?...pero tengo miedo.

-¿Miedo a que?

-A que no quiera ni contestar las cartas.

Eugeo se imaginaba a Kazuto y a Shino como un amor juvenil en tiempos de los 1600...cosa que a él le inspiraba para hacer un libro.

-Bueno...sabes una cosa, nunca lo sabrás si no lo intentas, ¿Qué dices?

-Pues tienes razón...pero ayúdame a escribirla.

-Con mucho gusto.

Kazuto no dudaba en cortarle la oreja a Eugeo de ser necesario...por lo cual Eugeo se lucraría de los males amorosos de su amigo.

-Trato justo. –Pensó Eugeo para sí mismo.

Publicaría la trágica historia de Kazuto en una colección de cartas y poemas...algo así como "20 poemas de amor y una canción desesperada" se veía siendo ganador del nobel de literatura.

Así que con mayor razón aun lo ayudaría en lo que pudiera.

-Muy bien, yo me hago cargo de entregarla, solo necesitamos un lápiz y papel.

Así que poniéndose manos a la obra, Kazuto pensaba, preguntaba y redactaba.

-¿Le digo que sin ella no puedo vivir? –Le preguntó a Eugeo.

-No...dile cosas que no le hayas dicho ya. –Eugeo revisó la hoja para dar su veredicto. -¡pero que esta mierda!, le hace falta más miel, más cursilería, tus letras deben tocar su corazón.

No es necesario decir que Eugeo solo manipulaba el contenido de las cartas para el salir beneficiado, se imaginaba nadando en una piscina de monedas cual Rico Mcpato.

-¿Así está bien? –Eran las tres de la mañana cuando Kazuto preguntó eso.

-Si...esta perfecta, ¿Qué perfecta?, ¡es magnífica! Sin duda tu conejita quedara muy complacida con esto.

Kazuto se sentía orgulloso de sí mismo, por fin hacia algo bien después de todo.

-Se la entregare el sábado...o mejor aún: puedo decirle al cantinero que se la entregue.

-Gracias Eugeo...de verdad eres un buen amigo. –En el fondo, Eugeo no podía dejar de sentirse mal por aprovecharse de Kazuto...pero en cuanto viera dinero en sus manos seguro que se le olvidaba.

Alice esperaba furiosa a Eugeo, ¿Por qué no había llegado si eran las 4 la mañana? Le gritaría de una forma que lo haría mojar los pantalones.

Pero cuando Eugeo llegó él ya estaba más que histérico, gritaba eureka de aquí para allá.

-¡Hola amor, ¿Qué haces despierta a esta hora?, duérmete yo iré a mi estudio ya que tengo una idea más que brillante! –Farfulló Eugeo al tiempo que le daba un beso en la mejilla a Alice, se quitaba el abrigo y corría hacia su estudio.

-¿Pero qué demo...?

Lo peor de todo es que Eugeo había puesto la 9na sinfonía de Beethoven en su segundo movimiento a todo volumen. Las flautas, los oboes, los clarinetes y los enormes timbales retumbaban en toda la casa.

Cuando Eugeo saliera de ese estudio, Alice lo ahorcaría y muy seguramente lo mataría a golpes por semejante escándalo.

Pero Eugeo estaba ajeno a la realidad, el solo transcribía en su máquina de escribir todo lo que estaba en la carta, eran varias páginas, un total de 5...pero cambiando el tamaño de la letra pudo hacer que fueran 9, y si seguía así podría llegar a tener en un total de 8 cartas llegaría a la cantidad de 72 paginas...no sería difícil superar las 100.

Solo era cosa de aumentar, de agregar y de suprimir algunos detalles para hacer la historia de amor más que perfecta.

Cuando salió de su estudio, Eugeo comenzó a ser ahorcado por Alice, la cual estaba roja de lo enojada que estaba.

No le dio tiempo a Eugeo de explicarse...solo lo mandó a dormir.

Kazuto estaba en su cama tratando de dormir, pero la pregunta lo carcomía...¿Shino respondería aquella carta que Eugeo se encargaría de enviar?

Le recomendó que mejor no se la diera al cantinero, mientras menos involucrados era mejor.

De hecho, Eugeo estaba metiéndose en un buen problema ya que en el caso de que Shinkawa se llegara a enterar que estaba siendo cómplice de Kazuto...vaya que le iría mal.

Pero todo sea en nombre de las letras.

Cuando llego el día, Kazuto lógicamente no fue al cabaret, solamente fue Eugeo.

No solo era para que Shino no lo viera...si no porque existía la probabilidad de que no lo dejaran pasar.

-Muy bien amigo, va por ti...y por mi Nobel de la literatura.

Llegado el sábado, Eugeo fue al cabaret como era su costumbre, al ir a la cantina al mesero se le hizo extraño no verlo acompañado de Kazuto.

-Buenas noches caballero, ¿Qué le paso a su acompañante, acaso la cama se lo trago? –Preguntó.

-Se puede decir que ahora mismo está... "indispuesto" a darse una vuelta por el cabaret.

-¿Se debe a la mujer con la que está quedando?

-Si...y no. En realidad prefirió no venir a verla esta noche.

El hombre estaba sirviendo mezcal en el vaso de Eugeo mientras platicaban. En eso, Shinkawa hizo acto de presencia, al ver a Eugeo se puso bien atento en caso de localizar a Kazuto.

Para la mala suerte de Shinkawa, él no podría tocarle ni un solo cabello a la cabecita de Kazuto...por que podía ser casi el dueño del lugar...pero eso no daba justificación a poder golpear a los clientes. Le daría mala fama al negocio y eso no le convenía.

Eugeo estaba buscando con la mirada a Shino, si podía verla lo antes posible era mejor, no quería tener que ir hasta los camerinos para buscarla.

-Y dígame, profesor, ¿Qué lo trae por aquí? –Preguntó el cantinero, cambiando de tema.

-Pues...se puede decir que aquí traigo a relucir mis mejores ideas, algo en este sitio me hace sentir inspirado a escribir.

El cantinero conocía las vidas de cabo a rabo de Eugeo y de Kazuto...no es porque los espiara como lo hacía Shinkawa...el solo se sentaba a escuchar lo que los dos ebrios hombres tenían que contar.

-¿Ya ha escrito antes de esto?

-No...sería mi primer libro, aunque es una colección de poemas, ¿has escuchado de Pablo Neruda?

-¡Ah, a ese hombre yo lo conocí en persona cuando gano el nobel de literatura!

-¡De verdad conoció a Pablo Neruda!

-Tenía 19 años cuando eso paso, yo era periodista y fui de las personas que lo entrevistaron...de eso ya hace 47 años...que recuerdos, incluso tengo fotografías con él y varios autógrafos.

-Genial...¿alguno de ellos está en venta?

-Probablemente si...solo debe ofertar y lo considerare.

-Me la deja difícil.

En eso, Shino pasó al lado de la conversación, reconoció a Eugeo de inmediato ya que lo había visto con Kazuto unas cuantas veces.

-Oye...¿Kazuto viene contigo?, por favor dile que no me busque...que ahora si diré que le prohíban la entrada. –Dijo Shino con dolor en su suave voz.

-No, esta vez vine solo...sin embargo Kazuto tiene algo que decirte. –Eugeo Extendió la mano a Shino y le ofreció la carta.

Lo primero que hizo Shino al tener el sobre en las manos fue apretarlo con la intención de romperlo...sin embargo se lo pensó dos veces.

-¿De verdad Kazuto me escribió esto? –Preguntó, escéptica.

-Cada una de esas líneas bajo su puño y letra...con el visto bueno de un experto en letras. –Eugeo siempre buscaba la forma de presumir sus conocimientos.

-Entiendo. –Shino abrió la carta y vio que eran varias hojas, lo cual la sorprendió bastante.

-Solo déjame decirte que lo mejor es leer las cartas que una persona se tomó la molestia de escribirte. –Aconsejó Eugeo.

-Dame unos minutos para leerla, ¿seguirás aquí?

-Por supuesto, tengo un asunto de extrema importancia que discutir con este vejestorio. –Eugeo y el cantinero se empezaron a reír.

Shino fue hasta su camerino y se cercioro que Shinkawa no estuviera cerca.

Shino...es momento de sincerarme contigo. Desde el día en que te fuiste para no volver...quede devastado. Cuando me decías que no querías volver a verme me dolía, me dolía en el alma que dijeras eso porque sabes mejor que nadie que eso no es verdad. Los dos estamos enamorados pero no sé por qué lo niegas, cuando conoces y reconoces que lo nuestro fue algo maravilloso a pesar de lo poco que duró. Puede que me ignores, muy seguramente quemaras esta carta antes de saber que dice, pero al menos tómate el tiempo de leer y reflexionar las palabras que te digo. Decir que estoy loco por ti es poco, he tenido que buscar miles de maneras para contactarme contigo, espero que esta sea la última que busque. Recuerda que te dije que antes de conocerme estaba pensando en quitarme la vida...y nuevamente lo estoy pensando. Porque sin ti, Shino, mi vida tiene el vacío que tenía antes de encontrarte, antes de conocerte, de verte...de tocarte, de besarte y de hacerte el amor. Por favor regresa...ya no sé cómo pedírtelo...vuelve, mi estrella fugaz. Volaste muy cerca del suelo y caíste...pero caíste en mis brazos...recuerda que tú eres algo que estaba buscando sin saberlo.

Shino continuó leyendo el contenido de la carta mientras las lágrimas impregnaban las hojas. Sin duda Shino no había dejado de pensar en Kazuto un solo momento, pero ya fuera para bien o para mal...por qué ahora mismo estaba furiosa con él.

Así como Kazuto se preguntaba cuántas veces tenía que decirle a Shino que volviera, ¿Cuántas veces tendría Shino que decirle que ya no lo quería ver, que todo lo hacía únicamente por su bien?

Decir que quería abofetearlo, insultarlo y golpearlo era poco. Solo quería que Kazuto saliera de su vida y de sus pensamientos.

Pero parecía ser que Kazuto había llegado para quedarse para siempre en la vida de Shino.

Shino salió de su camerino a entregarle la carta a Eugeo, estaba enojada con Kazuto pero ganas de mentarle la madre no le faltaban.

-Dile que ya no mande cartas. –Exclamó Shino en tono molesto.

-¿Estas segura que eso es lo que quieres?

-Si...eso quiero. –Shino se fue de inmediato.

-Ni modo...ahí van las esperanzas de mi amigo...y mi premio Nobel.

-Oh vamos, no preocupes. Cuando vengas el próximo sábado te muestro las fotos que tengo con García Márquez y Carlos Fuentes. Ser periodista de las bellas artes me dejo muy bien parado, incluso tengo una foto con Salvador Dalí.

-¡Vamos, ¿conoció a tanta celebridad y terminó trabajando en un cabaret?!

-Al menos tengo pensión.

-Eso si...

-Y de regreso al cabaret durante esta noche, la prodigiosa voz de la nueva idol: ¡Yuna, con su nueva canción "Ubiquitous db"!

Yuna salió saltando del suelo del escenario, (referencia a la película xd) mientras fuegos artificiales y serpentinas caían del techo y también salían del suelo.

Eugeo se mantuvo emocionadamente expectante ante tal show, sin duda era excelente.

La que no estaba ni de lejos emocionada era Shino, la cual estaba sentada en el suelo abrazando sus rodillas mientras lloraba.

Seguramente Kazuto no le haría caso ni de lejos. Seguramente la seguiría buscando, insistiendo e insistiendo hasta que se cansara.

Pero ese cansancio podía llegar a tardar mucho tiempo.

La música llegaba hasta oídos de Shino, la canción le recordaba a su situación actual, todos los sentimientos que Kazuto tenía hacia ella. El hecho de que Shino seguramente estaría omnipresente para la eternidad en la memoria de Kazuto y viceversa.

Los "te extraño" que no tienen sentido, ya que ¿Cómo se puede extrañar a alguien que siempre está contigo?

La calidez que ella sintió la primera vez que se relacionó con Kazuto.

Vaya vida de mierda, donde ella quería pero no podía. Donde debía hacer...pero no tenía ese derecho de elegir.

Así que antes de que se fuera, Shino fue a buscar a Eugeo.

Pero al no verlo sentado, el aire y el corazón casi se le escapan.

-¡Sabes a donde fue el señor que me entregó la carta!

-Acaba de salir, Shino...¿entonces si vas a contestar a esa carta?

Shino no dijo nada, solo fue corriendo a la salida para tratar de alcanzar a Eugeo.

-Tomare eso como un sí. –Sonrió el anciano.

Eugeo caminaba por el callejón de atrás del cabaret. Estaba caminando sin prisa, muy lentamente.

Por eso mismo, cuando Shino abrió la puerta trasera del cabaret, vaya susto que le pegó a Eugeo.

-¡Espera, por favor espera! –Suplicó.

Eugeo se dio media vuelta, ¿acaso ella contestará la carta? Se preguntó para sí mismo.

-Creo...creo que no será mala idea contestar esa carta...puede que no sea lo que el espera...pero al menos sabrá que la leí.

-Touché.    

-¿Puedes esperar hasta que salga?

-Pues. –Eugeo miró su reloj. –Tengo algo de tiempo.

La noche pasó como normalmente lo haría. Shino hizo su presentación, cantó un poco, también bailó y Eugeo solo bebió mientras esperaba compartiendo anécdotas con el viejo cantinero: Jerome.

Él había conocido a cantidad de escritores y poetas, sin duda una persona muy interesante.

Pero cuando Shino terminó su turno, solo se cercioro que Shinkawa no anduviera cerca, para suerte de ambos él estaba arreglando unos asuntos y por ende estaba bastante ocupado.

-Debe ser rápido antes de que él llegue, ¿Cuánto tardaste con Kazuto escribiendo la carta?

-Cerca de tres horas...vaya que tenía cosas que decirte.

-Yo lo hare más rápido...eso espero si te digo la verdad.

Y así sucedió...Shino se preparó para escribir una carta corta y que no tuviera rodeo alguno...pero ella también tenía muchas cosas que decirle.

Entre ellos estaba el hecho de que Kazuto debía meterse en la puta cabeza que ella y él no podían ser pareja, que simplemente no estaban hechos el uno para el otro.

Pero en cierta parte eso era mentira, Shino anhelaba con todo su corazón poder abrazar a Kazuto nuevamente, así fueran unos segundos pero eso era lo que ella quería.

Eugeo leyó la carta que tan solo había salido de dos páginas...algo que a él no le convenía en lo más mínimo.

-¿Estas segura que esto es todo lo que quieres decirle?

-Sí, es todo lo que hay que decir.

-¿Todo lo que hay?...eso quiere decir que no es todo lo que tú quieres. Existe una diferencia enorme entre el deseo y la posesión...Shino en este mismo instante tu puedes tener posesión de muchas más palabras...que nada te limite a decir lo que sientes.

Shino solo asintió con la cabeza sin decir más.

-Este es mi número de teléfono y la dirección de la escuela en donde doy clases. Piensa lo que te dije y si crees que hay algo más puedes decírmelo.

Eugeo dio media vuelta, sin embargo, Shino lo detuvo en seco.

-Aún falta un pequeño pero vital detalle. –Shino roció un poco de su perfume en aquellos papeles para que se quedaran fuertemente impregnados con el olor.

-Ya puedes irte...gracias por tu ayuda.

Eugeo no quería que aroma de las cartas se fuera, por lo cual únicamente le tomó foto y fue para casa de Kazuto.

Era emocionante ver como terminaría la relación de aquel par.

-Amigo, ¿estás en tu casa?

-¿Eugeo?...estas consiente que son las 2 de la mañana, ¿verdad?

-Claro que sí, estoy más que consiente pero esto no puede esperar...Shino respondió tu carta.

El celular se le cayó a Kazuto de las manos ya que le ganó la emoción.

-¡Espero que estés viniendo para acá!

-No te preocupes, llegare en 5 minutos, dejare las cartas en tu buzón de correo por eso no te preocupes.

Dicho y hecho, Eugeo solo bajó de su auto y corrió para que Kazuto recibiera las cartas.

Estaba vestido en short y con una playera blanca, también estaba descalzo y con unas enormes ojeras, pero eso no importaba ya que tenía la respuesta de Shino en sus manos.

-¡Muchas gracias Eugeo, te debo una! –Exclamó.

-Ya lo sé, me la pagaras después, por eso no te preocupes.

Eugeo llegó a su casa y sin darle explicación alguna a Alice, se encerró en su estudio y nuevamente la 9na sinfonía de Beethoven en su segundo movimiento retumbó en toda la casa.

Alice estaba vez no se lo dejaría pasar a Eugeo.

Eugeo fue hasta su cuarto y encontró a Alice, en la cama, con una pijama muy, muy, pero muy ajustada. Sus caderas estaban pegadas a la misma pijama, sus piernas y su trasero se remarcaban dejando ver el lado más sexy de Alice.

Lógicamente el corazón se le aceleró a Eugeo, su cara enrojeció. Ver así a Alice le provocó una erección del tamaño de la estatua de la libertad.

-Oye Eugeo...hace calor, ¿no crees?

-Su-supongo que...que sí.

-Ayúdame a quitarme esto. –Alice se mordió los labios y miró a Eugeo con ojos excitados.

-Algo me dice que hoy será una noche bastante ajetreada. –Pensó Eugeo, victorioso.

Cuando Eugeo fue y se paró detrás de Alice, él comenzó a besarle el cuello lo único que hizo fue quitarse el cinturón del pantalón lo más rápido que pudo.

-Primero desnúdame...por favor. –Pidió Alice.

Eugeo levantó rápidamente la playera de Alice, pero ella se apartó de él y se bajó la playera nuevamente.

-Quiero que sea lento...provócame, Eugeo.

Y así fue, Eugeo volvió a subir la playera de la ajustada pijama de Alice, cuando se la quitó por completo se dio cuenta que Alice no tenía puesto sujetador.

-¿Qué tal un masaje antes?...provócame mucho.

Como esclavo de sus arrebatos carnales, Eugeo le dio un masaje en la espalda a Alice, a veces se ponía a acariciar más que masajear.

Su erección del tamaño de la estatua de la libertad paso a ser la del Empire State.

Le excitaba mucho ver la línea de la espalda de Alice, además de tocar su cintura. Incluso ella gemía de vez en cuando para hacer que Eugeo perdiera la calma.

-Ya quiero jugar al viejo metesaca, ¿Cuánto más tengo que esperar?

-Solo espera...ya verás que sigue.

Alice se levantó de la cama, Eugeo se preparó para acostarla boca arriba...pero Alice salió del cuarto.

-¿A don-dónde vas?

-Vienes tarde, no me dices a donde fuiste y pones música a todo volumen, ¿y todavía quieres hacerlo conmigo así como si nada? Que crédulo eres. –Expresó Alice con tono juguetón.

Ella solo cerró la puerta del cuarto y se encerró en la habitación de al lado.

De pasar a tener una erección del tamaño del Empire State pasó a...pasó a nada realmente.

Sin pensarlo dos veces, Eugeo fue a buscar a Alice, el pobre hombre estaba tan caliente que no podía pensar en otra cosa que no fuera sexo.

-A-Alice... -Al tratar de abrir la puerta, Eugeo se percató que tenía el seguro puesto.

-A dormir Eugeo, esta es mi venganza por portarte mal.

-Po-por favor Alice, puede que si nos sentamos a platicar y te cuente lo que paso...a lo mejor recapacitas y te das cuenta que si quieres jugar el día de hoy.

-No estoy para juegos, Eugeo. Estoy enojada contigo.

-No me dejes así...me puede dar cáncer. –Era tanta la calentura de Eugeo que solo podía inventar tonterías para poder hacerlo con Alice.

-Dije que no, se perfectamente lo que es una violación y como entres por esa puerta a la fuerza y me obligues, ten por seguro que mis amigos abogados te pueden meter a la cárcel de por vida.

-Por favor...

-No, ¡ahora a dormir!

Eugeo tenía genuinas ganas de llorar tras aquella desilusión.

Kazuto subió corriendo a su departamento para leer la carta lo antes posible. Pero noto algo...algo que lo hizo sentir una enorme armonía.

El olor se desprendió por toda la casa en cuanto abrió el sobre, estaba dispuesto a nunca olvidar ese olor que amaba.

El olor de Shino...el olor del amor.

Era hora de revelar el contenido de aquella carta...

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Personalmente creo que me mame con la escena del pobre Eugeo xD sin duda algo así vale oro
Dejando eso de lado ahora viene lo sentimental, lo bonito.
Nos vemos en una semana.

Adelante el capitulo por que mañana no podre subirlo :v

-Arturo

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