Capítulo cinco.
El teléfono sonaba, la llamada no entraba...Kazuto se estaba desesperando.
-¿Si es ese número?, ti-tiene que ser ¿me dio un número equivocado?...no puedo esperar una semana para preguntarle de nuevo.
-Diga.
-¡Shino, e-eres tu ¿verdad?!
-Ahh, tú eres el señor tartamudo: Kazuto, ¿no es así?
-Exacto. Soy yo. –Todo marchaba bien. –Maldita sea...¿Qué es lo que le iba a decir?, ¡lo olvide por los nervios completamente! –Pensó.
-¿Diga?...¿estás ahí?
-¡S-sí, aún estoy aquí!...so-solo que olvide que te iba a decir.
-Dottore, ¿está aquí Dottore? –Preguntó alguien del otro lado de la puerta de su consultorio.
-Estoy ocupado Shinji, te atiendo después. –Exclamó nervioso.
-¿Estas ocupado?, si lo estas puedes marcarme después.
-¡N-no, ¿cómo-cómo crees?!
-Bueno...¿y entonces que es lo que querías decirme? –Del otro lado del celular, Shino estaba pintándose las uñas.
-Ah sí, respecto a eso...la verdad no sé, eso de dar una vuelta y salir a...
-Dottore, se le necesita de urgencia, venga rápido por favor. –Llamarón nuevamente.
-¡Ya voy, estoy ocupado, maldita sea!...perdóname Shino, lo que pasa es que...
-Me encantaría, ¿ya tenías pensado algún lugar a donde ir o pensabas que lo decidiera yo? –Shino soltó una sonrisa coqueta que provoco que Kazuto no pudiera evitar sonrojarse.
-No-no-no lo tenía pensado todavía...¿tu sugieres algo?
-Déjame pensarlo, regrésame la llamada en...¿puedes en 10 minutos, Dottore?
-¡N-no me-me llames así, po-por favor! –Dijo Kazuto sin fuerza en su voz, estaba muerto de nervios y de pena.
-Si tú quieres...dottore. –Nuevamente Shino río coqueta.
Cuando colgó el celular, Shino sonrió de una manera que parecía no haberlo hecho en años. Aquel hombre le provocaba tanta ternura que no podía dejar de sentir empatía.
Pero Kazuto era otra cosa, se sentía humillado y muy avergonzado ya que si se pudiera describir su intento de "agendar una cita" seria con una sola palabra: patético.
-Dottore, de verdad es una emergencia. –Insistieron una última vez.
-¡Ya voy!
Pasada media hora de una consulta urgente, el patético dottore Kazuto pudo marcar de nuevo a Shino.
Mientras esperaba la llamada, Shino pensó en qué lugar siempre quiso visitar pero no tuvo oportunidad.
Al ver que Kazuto tardaba, estaba pensando en cómo torturarlo para que se enamorara todavía más de ella.
-Por favor contesta, por favor... -Pensaba Kazuto mientras marcaba.
-Dottore, que bueno que marca. Me siento mal ya que un hombre no marco al tiempo que le dije...y eso me tiene muy triste. –Shino hizo un puchero.
-Perdóname...estaba un poco ocupado. –Expresó con sinceridad.
-No te preocupes, al fin y al cabo creo que ya se cual sitio escoger.
Eran aproximadamente las 6 de la tarde del sábado. Kazuto estaba perfectamente arreglado. Tenía su pantalón de vestir, su saco y su abrigo. Todos de color negro, justo como a él le gustaba.
Miraba su reloj con angustia e incertidumbre. No es Shino estuviera retrasada...él había llegado 10 minutos temprano por mero formalismo.
Daba vueltas de aquí para allá en el punto del parque donde se quedaron de ver.
Era un parque grande, uno digno de Tokio...pero al ser uno grande decidieron quedarse de ver en un faro que era famoso por no funcionar.
Además de eso había un bebedero y una silla de color verde, cuando todas las demás del parque era de color chocolate.
Ese lugar era perfecto para cuando uno quería tener un punto de referencia, era adecuado y no había mucho problema.
El problema para Kazuto es que aunque solo eran 10 minutos los que había esperado, sentía desasosiego de lo que fuera a pasar.
Por lo cual decidió sentarse en la banca mientras se tallaba los ojos.
-Por Dios, maldita sea la hora que decidí llegar temprano. –Susurró.
-¿Esperaste mucho? –Dijo una voz de chica.
-¡¿Hum?! –Cuando Kazuto levanto la cara, ahí estaba ella. Shino se veía bastante atractiva vestida de conejita...pero ya con ropa normal se veía muy diferente.
No es que se viera mal ni nada por el estilo, de hecho, cuando las mujeres la veían pasar sentían una rabia y una envidia por lo bella que Shino era.
Estaba vestida con una bufanda de color marrón, una playera color café claro y una falda de un color negro con medias azul marino.
-Perdóname si te hice esperar mucho, creí que me habías dicho que a las 6 en punto. –Shino reviso su reloj. Eran las 6 en punto tal y como habían acordado.
-N-no es eso, lo que pasa es que tuve la estúpida idea de llegar antes. No quería hacerte esperar.
-Gracias, que lindo eres. –Shino sonrió y un pequeño rubor apareció en sus mejillas. –Que caballero eres.
-Gr-gracias...¿tú debes ser una dama? –Preguntó Kazuto, desconcertado.
-¿Por qué no lo averiguas? –Retó Shino con una sonrisa en sus labios.
-Me encantaría.
Los dos iban tomados del brazo como si fueran una pareja, aunque llamaban la mirada de los curiosos, sin duda alguna aquel par era encantador.
-¿Qué parte del parque es tu favorita? –Preguntó ella.
-Bueno...no lo sé, casi no salgo de casa por el trabajo, solo los fines de semana tengo tiempo de salir a dar un respiro. –Contestó.
-¿De verdad no haces más cosas que eso? ¿El dottore tiene mucho trabajo?
-N-no me digas así, por favor, me da pena... -Kazuto desvió la mirada para que Shino no notara su sonrojo.
-Ya sé que te da pena...y eso me gusta, te ves muy tierno.
-Ya basta...no sigas. –Susurró Kazuto, pidiendo piedad.
-Está bien, por ahora no te diré así. Pero dime, ¿de verdad tienes tanto trabajo?
-No es por presumir, pero sí. Soy uno de los doctores más importantes en el hospital donde trabajo.
La brisa era un poco fría, daba un silbido de vez en cuando que helaba todo lo que tocara.
Por lo cual Shino empezó a temblar, abrazando a Kazuto, inconscientemente.
Lo apretaba fuerte debido a que él estaba caliente...pero en más de un sentido.
Una erección empezaba a surgirle por la emoción.
-Puta madre, que no se dé cuenta, que no se dé cuenta. –Pensó, alarmado.
-Hace frío...¿crees que debí traer una chamarra? –Preguntó ella, mirándolo a los ojos.
-Su-supongo que sí.
-Hace tanto frio que hasta estas un poco rojo. –Sonrió.
En realidad el tono de la cara de Kazuto se debía a lo apenado que se sentía por tener una erección en pleno parque mientras la chica de la cual estaba enamorado lo abrazaba.
Lo peor del asunto es que el viento no daba tregua, estaba completamente atrapado en el dilema.
-¡Brr, que frío! –Shino se pegó aún más a su cuerpo.
Un tic surgió del ojo derecho de Kazuto, daba la impresión de que la vida lo quería joder, y joder bastante.
Tenía que despegar su mente, de la manera que fuera y lo más rápido posible si no quería que Shino notara su problema...prefiero no entrar en detalles sobre el tamaño del "problema".
-Y dime Shino. –Desviar el tema era la mejor opción. -¿Tienes otro trabajo además del cabaret?
-Hum...en realidad no, es el único trabajo que tengo...y ahora que lo pienso, ¿en verdad estás enamorado de mí?
-¡Claro que sí! Te lo juro por mi vida. –Kazuto puso la mano en su pecho en señal de juramento.
-Sí que eres todo un caballero...quizá no tarde mucho en enamorarme de ti. –Shino soltó una risita apenas audible.
Cuando bajo la mirada para ver a Shino a los ojos, no pudo evitar ver de igual manera la comisura de sus pechos por la altura que le sacaba.
Shino noto esto de inmediato, puso su mano para taparse y sonrió pícaramente.
-¡No-no es lo que parece, fue solo causalidad! –Se excusó Kazuto.
-Justo a eso me refiero, ¿es que solo quieres tenerme una noche en la cama? –No estaba molesta, de verdad era curiosidad lo que sentía.
Naturalmente, los hombres veían únicamente a Shino con ojos de deseo e impureza por el sitio donde trabajaba.
Pero de toda esa bola de perros sarnosos, Kazuto era diferente, quizá el único que antes de ponerle una mano encima a Shino le pediría permiso.
Pero la pregunta de Shino sería respondida de una manera muy curiosa.
Tomó las manos de Shino y se puso frente a ella.
-Sabes una cosa, Shino. Yo quisiera hacer el amor contigo no solo una vez, sino cientos de veces. Yo quisiera que despertaras a mi lado todos los días, poder acariciar tu cabello, ser la primera persona que veas en tu día a día y que sonrías por eso, ser la persona que esperas cada noche sabiendo que nunca estoy dejando de pensar en ti para que puedas sentir paz en tu corazón.
La respuesta había sorprendido al mismo Kazuto, cosa por lo cual soltó rápidamente las manos de Shino y le dio la espalda.
-¡Pe-perdóname!, no sé qué estupideces estoy diciendo. Apenas llevamos un día de conocernos y yo diciendo esas cosas. –Después de enunciar aquella excusa, soltó una sonrisa nerviosa.
Pero lo que pasaría después, sorprendería todavía más a ambos.
Shino lo abrazó fuertemente por la espalda, estaba en shock por lo cual se quedó casi pegado a él.
-Es lo más lindo que alguien me haya dicho en la vida...gracias...de verdad muchas gracias.
¿Qué era que caía sobre las mejillas de Shino?...¿eran lágrimas?
Puede que Shinkawa fuera su novio...pero él nunca le decía cosas así. De su boca y de sus labios solo escuchaba "te amo" carentes de sentido. Escuchaba insultos y amenazas. Jamás en su vida le habían dicho algo similar.
Shino se despegó de Kazuto y quedaron de frente nuevamente.
-No quería herir tus sentimientos, perdóname...soy un idiota.
-Claro que lo eres. No estoy llorando de tristeza, baka, estoy llorando de felicidad.
Ella se abalanzo sobre Kazuto para darle un gran abrazo.
Cuando se separaron, Kazuto uso su pulgar para limpiar las lágrimas de las mejillas de Shino.
-No llores, no quiero llorar yo también. Sabes...puede que sea muy rápido lo que voy a hacer...pero no me importa, al diablo con todo.
Después de limpiar las lágrimas con sus dedos, Kazuto posó sus manos en el mentón de Shino, comenzó a encorvarse poco a poco hasta quedar a su altura.
-¿Kazuto? –Susurró la conejita al tiempo que el dottore se acercaba más.
Y así sucedió: en cuanto ambos labios se encontraron, Shino sintió una energía subir por sus piernas, haciéndolas temblar. Un escalofrío subió por su espina dorsal y llego hasta su cabeza, lo que provocó que se inclinara más hacía los labios de Kazuto.
Cuando se separaron, Shino podía escuchar el corazón de Kazuto de lo fuerte que latía.
Pero la historia no acaba ahí, uff, ni de lejos, no estaba ni lejos de acabar, (apunta con su mano), ¿ves eso de ahí?, ¡pues todavía más lejos!
Ahora Shino fue la de la iniciativa, tomó a Kazuto de la nuca y lo acerco a ella para besarse nuevamente.
No estaban lejos de la zona de la ciudad en donde están los famosos hoteles del amor de la ciudad de Tokio...por lo cual no escatimarían en gastos.
Estaban tan desesperados que no soportaban más, se estaban casi comiendo en los pasillos para llegar a la habitación.
Cuando entraron, Kazuto cerró la puerta con el pie, sin dejar de besar a Shino.
Como ya estaban en la privacidad, comenzó a besarle el cuello muchísimo más apasionadamente que cuando lo hacía con Asuna.
No se decían palabras, no era necesario. Todo lo que dijeran esa noche únicamente puede ser traducido con el lenguaje del mundo.
Shino fue y se paro frente a la cama, Kazuto se quitaba los zapatos, el abrigo y trataba de desabrochar su chaleco, pero al no poder, Shino tuvo que ayudarlo.
Como estaban cerca, aprovecharon para besarse nuevamente. La necesidad de hacerlo quemaba con una intensidad que podía provocar un incendio.
Kazuto estaba fuera de sí. Tomó a Shino entre sus manos y la arrogó a la cama haciendo que ella soltara un gemido de la excitación que le provocaba.
Tomaba con fuerza sus muñecas, no la dejaría ir ni aunque Shino se lo suplicara.
Pero ella se levantó un poco.
-Puedes quitarme el sujetador. –Susurró en la oreja de Kazuto.
Ni corto ni perezoso, eso fue lo que Kazuto hizo, era tanta la adrenalina que corría por sus venas que no solo estaba fuera de sí, estaba hecho...un demonio.
Por lo cual rompió la playera de Shino, la recostó en la cama y la tomó de las muñecas mientras besaba su cuello.
Si no hacia el amor esa noche con ella, seguramente explotaría con la intensidad de una bomba atómica, ¡así que nada lo detendría, ni siquiera el mismo!
Cuando ambos quedaron despojados de su ropa, Kazuto no se anduvo con juegos, entró en Shino sin dar tiempo a que ella se prepara provocando que gimiera.
Pero no importaba, no había problema.
Kazuto estaba encima de Shino, las piernas de ella estaban en las esquinas de la cama, mientras él se agarraba del extremo superior de la misma.
Cada vez que entraba en ella, Shino jadeaba o se mordía los labios.
-Más...más. –Pedía ella, desesperada.
Kazuto no era el único que estaba fuera de sí, Shino también había perdido la cordura.
Arañaba con salvajismo la espalda de Kazuto y mordía sus hombros como si quisiera arrancarle la piel.
Estaban haciéndolo de una forma tan ruda...que parecía que la pobre cama se iba a romper...de hecho lo que si se rompió aquella tarde-noche fueron los resortes de la misma.
-¿te gusta? –Preguntó Kazuto de manera entre cortada ya que necesitaba jalar bastante aire para no quedarse sin aliento.
-Sí. –Respondió Shino en un jadeo.
-Dime que te gusta.
-Sí, me gusta. –Jadeó de nuevo
-¿Te gusta mucho?
-¡Si, me gusta mucho!
Mientras jugaban al viejo mete saca nunca dejaron de besarse, se mordían las comisuras o se mordían los labios ya directamente...el punto es que lo disfrutaban.
Hicieron el amor varias veces, probando cosas nuevas cada vez.
Cuando Shino estaba recargada en la cama, Kazuto la jalaba del cabello o le acariciaba la línea de la espalda a Shino.
Algo que a ella la excitaba y aumentaba su necesidad carnal.
-Más...más. –Insista ella.
Kazuto se sujetaba de los barrotes para penetrar con más fuerza en Shino, mientras veía como sus pechos revotaban con cada embestida.
Cosa que lo excitaba más de lo que ya estaba, no podía dejar de tocar la piel de Shino, era tan linda, tan suave, llegaba a recorrer las piernas de Shino con sus manos.
También le gustaba acariciar su abdomen, su piel era tan fina y suave que parecía de seda.
Por más que quisiera contenerse, él quería tocar toda la piel de Shino, recorriéndola con la yema de sus dedos.
Y cuando tocó su cintura, por nada del mundo se detendría, seguiría bajando.
Cuando tocó el trasero de Shino, vaya que lo apretó, mientras que con la otra mano, acariciaba su espalda.
Eso provoco que Shino se desesperara, no necesitaba nada en aquel momento...pero sentía una enorme desesperación.
Habían dejado de jugar al mete saca un momento para poder "conocerse" más a fondo.
-Kazuto. –Shino comenzó a besar bruscamente a su compañero mientras le mordía los labios.
Lo hacía tan salvajemente que daba la impresión de que, literalmente, se los quería arrancar a mordidas.
Como Kazuto era fuerte y por el boxeo que practicaba estaba en forma y bastante marcado de los músculos, a Shino le gustó acariciárselos.
Lo cual le provocaba una erección del tamaño de la torre de Tokio a Kazuto.
-¿Cómo es que puedes tener un cuerpo así a pesar de lo ocupado que estas? –PPreguntó Shino.
-Por que boxeo.
-Entonces boxea conmigo. –Shino sonrió lujuriosamente para besar a Kazuto, mientras él se ponía encima de ella.
Cuando acabaron las 2 horas y media que habían rentado en el hotel.
Ahora estaban en una cafetería a varios metros del hotel donde se habían alocado.
Los dos tenían abiertos los ojos como platos, no decían palabra alguna, solo bebían su té intranquilamente.
-Esto...Dios, ¿Cómo es que paso todo esto? –Se preguntó Kazuto.
Shino tenía puesto el abrigo de Kazuto ya que su playera fue pérdida total...ni siquiera él se explicaba cómo es que pudo romperla de una manera tan bestial.
-Y-yo te juro que no soy así. Puedo ser cabaretera y lo que tú quieras pero...hasta yo reconozco que perdí la cabeza, no sabía que podía rasguñar...que podía morder...que me gustara que me sometieran de esa manera tan...tan salvaje. –Shino no pudo contener su sonrojo.
-Yo tampoco sabía que podía hacer tal cosa...yo respeto mucho a las mujeres...Dios siento como si te hubiera violado...fue tan salvaje, tan inhumano lo que te hice.
Los detalles era mejor omitirlos, ninguno de los dos olvidaría esa noche para bien o para mal.
-Me siento sucio...
-También yo.
-¿Nos...volveremos a ver después de esto? –Preguntó Kazuto con inseguridad.
-A mí me gustaría...¿y a ti?
-Me encantaría que saliéramos de nuevo...aunque lo más lejos posible de un hotel del amor. -Shino soltó una risita apenada.
Prefirieron ya no hablar...solo seguir tomando té tranquilamente.
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Oie khe riko
no les miento, me siento como los escritores precoces que ponen a culear a sus personajes en el segundo capítulo :V
¿a alguien de aquí le gusta Kimi No Nawa? deseé una vuelta por mi nueva historia "La chica que conocí en el verano" por favor léela, se que te va a encantar, *guiño, guiño por la publicidad rápida*
les adelanto que habrá varias escenas leemon en la historia, espero les gusten y me tengan paciencia. Me da mucha pena escribir lemmon >-<
nos vemos en una semana.
-Arturo.
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