10
Los Kim, ¿Qué podría decirse de los Kim?
Lo primero que llegaba al pensar en ellos era que era una familia noble, sin embargo no cualquier familia noble. Los Kim provenían de una larga muy larga estirpe de nobleza, los consideraban nobleza antigua.
Estaban alejados del drama de la corona y todos los conflictos que eso causaba, aunque a pesar de todo se rumoreaba que seguían en la línea de sucesión cercana, ellos solo se habían emparentado con nobleza directa durante las últimas generaciones.
Se decía que no eran tan endogámicos como la mayoría de la nobleza y gracias a ellos sus líneas sanguíneas eran fuertes dando descendientes sanos.
Lo segundo que se le venía a la mente cuando se pensaba en los Kim era: dinero, opulencia y contrariedad. Los Kim eran muy contradictorios los rumores que había de ellos eran diferentes a lo que decían sus conocidos.
Ellos también estaban rodeados de dinero y extravagancias, como todo noble tenía sus asignaciones por parte de la corona sin embargo al estar emparentándose con nobleza de varias líneas directas habían obtenido riquezas más allá de las asignaciones.
Ahora gozaban de una gran soltura económica a pesar de la opulencia con la cual vivían, lo cual los colocaba entre los ricos más deseados para casarse, todos lo sabían era como si fuera algún tipo de conocimiento general.
Observando lo que sería su nuevo hogar tuvo que decir que estaba de acuerdo con ello, si bien se trasladaban a la ciudad no era específicamente el centro de la ciudad, la casa del Conde estaba ligeramente a las afueras de la ciudad justo como la mayoría de las familias nobles.
Lo que se diferencia la casa de los Kim era la distribución, por lo general las casa nobles estaban ubicadas en el centro de la propiedad, aunque la de los Kim estaba en los límites.
La entrada de la casa estaba justo en los límites y era una entrada bastante corta solo de unos metros en donde los perfectos arbustos podados y los hermosos rosales que florecían espectacularmente.
Desde la entrada se podría apreciar la residencia a la cual llamaría hogar, era un deleite visual. Una casa exquisita, estaba hecha de piedra que había sido tallada en cuadros perfectos que tenían un suave color grisáceo que a pesar de ser un color bastante apagado se veía muy bien en la imponente casa.
Desde el exterior se veían exactamente tres torres que Seokjin estaba seguro serian de habitaciones o simple almacenamiento, una de las torres tenía un pequeño balcón en donde llegaban las enredaderas de entre las cuales salían preciosas y coloridas flores.
Era la única torre que tenía ese precioso espectáculo natural, había grandes ventanales y a pesar de que la estructura estuviera hecha de piedra como algunos castillos era claro que en su interior seria de manera diferente, al menos lo esperaba.
La construcción era claro que en algún momento había servido como una pequeña fortaleza, justo lo que se esperaba de una familia tan acomodada como los Kim.
Y no se equivocaba porque la residencia principal de la noble familia se había construido como una fortaleza para dar seguridad a la familia cuando los tiempos estuvieron turbulentos debido a tensiones políticas.
Ahora se había convertido en su residencia principal y no era porque necesitaban seguridad sino porque era imponente lo cual venía con una dosis de respeto hacia ellos, cuando el carruaje ingreso Seokjin tenía las manos sudorosas y los nervios lo tenían un tanto mal.
Antes de iniciar el viaje Namjoon había comentado que cuando estuviera instalados en lo que sería su nuevo hogar él debía de hacerse cargo de la casa siendo que esto era su responsabilidad al ser su esposo.
También le había comentado que la temporada estaba por iniciar en unas tres semanas por lo cual tendría que encargarse de que su hermana tuviera una buena temporada social, desenvolverse en las temporadas no sería un problema lo que si lo sería era que alguien lo reconocería.
Dejo de pensar en ello porque no quería estresarse por afrontar algo antes de que sucediera por lo cual tomaría una cosa a la vez, el carruaje se detuvo y Seokjin supo que era momento de bajar para esperar que su vida fuera un poco más fácil.
Namjoon fue el primero en bajar y saludar a las tres mujeres que estaban al frente de la puerta esperándolos, luego del bajo Hyo-ri seguido de Jungkook y al final él.
Namjoon le había tendido la mano y sabía que era ilógico, pero su estómago se sintió raro cuando sus manos entraron en contacto, sus sensaciones era raras y muy contradictorias con lo que se había empeñado en que tendría que ser.
Solo alzo la mirada cuando estuvo fuera del carruaje, comprendió que su vida no sería tan tranquila como pretendía, de las tres mujeres dos de ellos vestían como lo haría un noble y la tercera por como vestía era una empleada con un alto cargo.
Podía ser el ama de llaves o la nana de la familia, una de dos opciones. Con respecto a las mujeres una de ellas era lo bastante mayor con pequeñas líneas blancas en su recogido cabello cobrizo.
Al lado estaba una chica joven y muy bien parecida, tenía el cabello cobrizo un poco más claro que el de su madre y que estando bajo el sol tomaba un tono más naranja, su piel era blanca como leche y desde lejos podía ver pequeñas pecas esparcidas en sus suaves mejías sonrosadas.
Con solo notarlas era claro que eran madre e hija, sin embargo no tenían ningún parecido ni con Hyo-ri o Namjoon aunque pensó mirándolas mejor sus facciones podrían ser similares.
Ambas mujeres poseían nariz fina justo como los hermanos Kim, aunque era lo único, la chica más joven tenía unos preciosos ojos verdes que estaba seguro eran herencia de su padre si tenía en cuenta que su madre tenía unos fríos ojos negros.
—Seokjin te presento a Samantha y Amelia Kim sobreviviente de mi tío paterno en cuarto grado —Seokjin saludo como correspondía.
Al parecer ellas eran familiares rezagadas, no era raro que cuando la línea masculina dejara de existir y se creaban aprietos económicos se buscaran al hombre más cercano para que se encargara de ellas, aunque esto era más solo cuando quienes quedaban eran solo mujeres. Seguramente ellas no hubieran querido rebajarse a buscar la línea masculina hasta un cuarto y tardío grado, sin embargo era eso o vivir miserable y siendo ellas al parecer damas de sociedad sería terrible.
Con una simple mirada hacia Samanta la mujer mayor entendió por qué su estancia estaría llena de inconformidades, ellas planeaban quedarse y no se hablaba de la ciudad.
Por la forma en la cual la dama lo veía tan estoica y con furia entendía que la única razón para ello era el mismo conde, Namjoon aún sostenía su mano y por como la joven miraba sus manos era más que claro.
Ellas querían matrimonio y como cualquiera uno ventajoso, lo suficiente para darles la vida a la cual estaban acostumbradas, pero si utilizaban la influencia del Conde era claro que todos los hombres que consideraban dignos preferirían casarse o pretender a Hyo-ri.
Ellas no obtendrán un buen matrimonio basándose solo en la influencia de Namjoon, si era verdad que como Conde podría ayudar en algunas ocasiones, aunque por el grado de parentesco y familiaridad era claro que solo se haría en asuntos leves los cuales serían solo por simple cortesía.
Sin embargo había otra opción, los Kim no eran tan endogámicos como para casarse con familiares cercanos o al menos lo suficientemente cercanos, tener un cuarto grado de consanguineidad más teniendo en cuenta que este parentesco era colateral.
A pesar de ello también podrían ingresar a la familia si la joven dama se casaba con la cabeza de la familia, ser esposa o esposo de un Conde era excelente más si se tenía en cuenta que eran asquerosamente ricos.
Y por cómo estaban las cosas él era un obstáculo para lo que ellas querían o al menos lo era si no lograban defraudarlo o deshonrarlo delante de la sociedad o al menos de Namjoon.
—Desde ahora Seokjin se encargará de la casa así no tendrás que sobrecargarte tía y Amelia podrá tenerte contigo en la temporada —Namjoon le dio un suave apretón a su mano y Seokjin frunció levemente el ceño.
No tardo en comprender que Namjoon lo estaba usando como carne de cañón, él quería quitar la autoridad de su tía en la casa y como no podía hacerlo sin que se viese descortés lo estaba utilizando para justificar el traslado de poder.
Quería dispararle a las naves lo suficientemente suave para que el golpe fuera suave, pero el daño grave y con él tenía la excusa perfecta, estando casados el deber de Seokjin era encargarse de la casa así como de llevar los planes matrimoniales como Namjoon quería.
Ahora ellas tenían dos motivos para buscar alguna inútil venganza que sería lo suficientemente fuerte para lastimarlo.
— ¿Qué sucede con Hyo-ri? ¿No asistirá a la temporada? —Namjoon solo le sonrió cortésmente y el cuello de Seokjin cosquilleo.
—Por supuesto que lo hará, esperamos grandes noticias en este periodo y Seokjin está muy emocionado por acompañar a mi hermana —así que ese era le cosquilleo se dijo Seokjin
Ahora ellas tenían tres motivos para buscar venganza, ¡Que viva la familia!
Cuando las formalidades se cumplieron a medias ingresaron al cual sería su nuevo hogar y casi se estremeció al observar la decoración.
El resplandor fue casi cegador y como no serlo cuando todo era prácticamente dorado, había un horrible sofá dorado con detalles cafés, cuadros con bordes dorados y la fina cristalería tenían bordes dorados, cuando decía que aquí todo era dorado era porque TODO lo era.
El gusto era fatal y si en algo podía estar de acuerdo con las viejas brujas mayores de la sociedad era que cosas como estas solo eran hechas por personas con malos gustos que estaban desesperadas de demostrar su riqueza.
—Es horrible ¿cierto? —Hyo-ri le susurro a Seokjin quien asintió discretamente —Por eso Namjoon quiere que tú te encargues de la casa, está seguro de que puedes hacerlo mejor —Seokjin cubrió su boca riendo sutilmente.
—Hasta Jungkook lo haría mejor —ambos observaron a Jungkook quien miraba todo con el ceño fruncido intentando imitar la postura de Namjoon.
Hyo-ri soltó una risa que fue lo suficientemente alta para que los demás la miraban, sin embargo esta solo lo mal disimulo con una tos, Namjoon los observo a ambos dirigido su mirada entre ellos y frunció el ceño antes de dar una diminuta sonrisa.
Era más que claro lo que les divertía a ambos y lo que no pudieron saber era que Namjoon disfrutaba de la relación que ellos dos estaban formando, su hermana era una chica solitaria demasiado a pesar de que en algún momento él la había instado a intentar hacer amistades.
Con una breve introducción y descripción de la casa Namjoon decidió que lo mejor era que conociera su habitación así como la de Jungkook y ese era otro punto para ellos, en algún momento Samantha cuestionaría sobre el origen de Jungkook o su propio origen.
Quizás su momento de enfrentar su pasado llegaría más pronto de lo que tenía previsto.
Eso no estaba en los planes, Samantha paseaba casi histérica en su habitación.
Que su sobrino regresara debió de ser una ventaja y las cosas se tornaron una desventaja, Amelia era preciosa y bien educada sería perfecta para ser una futura Condesa, sin embargo ahora su tan preciado sobrino tenía un esposo.
Un esposo que no sería fácil, desde el momento en el cual bajo del carruaje supo que sería un problema. El doncel no sería amable o manipulaba ella tenía un don para detectar esas cosas y en los ojos del doncel notaba ese fuego.
Por como la había estado mirando estaba segura de que ya se había hecho una idea de lo que pretendían más cuando su torpe hija no disimulo su mirada en las manos unidas de ambos.
Cuando ingresaron noto la mirada desaprobatoria que le daba a todo lo que observaba y también como se burlaba de ello con Hyo-ri, tenía una difícil batalla por delante solo esperaba poder encontrar algo lo suficientemente sucio para que el doncel accediera a ayudarla con un buen matrimonio para su hija.
Intentar tomar a Namjoon era imposible, su sobrino era terco como una mula la cual había declarado no querer casarse así como tampoco seguir con el linaje Kim. Teniendo en cuenta esas afirmaciones estaba segura de que había algo entre medio de todo eso del matrimonio.
Namjoon no lo había presentado como su esposo o al menos con el título de Conde que le correspondía por haberse casado con uno, pero era muy obvio. El Conde viajaba en el carruaje con ellos sin mencionar que luego de bajar de él las manos de ambos estaban unidas.
El afirmar la autoridad de la casa era algo común en los recién casados, darle potestad sobre la temporada de Hyo-ri ingresaba en los deberes que se cumplían por añadidura al matrimonio, era más que claro que estaban casados y por alguna razón su sobrino le daba los privilegios, derechos y obligaciones a su doncel.
¿Por qué? Ese era el verdadero cuestionamiento, el doncel era precioso con ese cabello claro, piel perfecta así como una postura digna de alguien de alta sociedad, era claro que su sobrino sentía una atracción muy poderosa como para casarse.
Al menos de que hubiera atracción y otro motivo, había notado al pequeño niño que había estado con ellos y se trataba como parte de la familia, no había tenido tiempo para poder investigar lo que el niño significaba.
Podía haber algo muy escandaloso en todo ello quizás tanto como para casar a Amelia con algún hermano o conocido importante aunque si el doncel se negaba entonces no tendría los escrúpulos para no ir detrás de su sobrino, en la sociedad los segundos incluso terceros matrimonios eran algo común.
Para ella solo estar viviendo a cuestas de su sobrino era una vergüenza, pero habían tenido que rebajarse a tal suceso para seguir teniendo un techo, cuando su marido murió también lo hicieron sus vidas.
Al parecer habían estado viviendo con deudas sobre deudas, su esposo hacía negocios que no eran redituables y había hipotecado la casa, sin embargo el banco cobraría puntualmente por lo cual se había tomado un préstamo de otro banco.
El segundo préstamo era mucho mayor que el primero y gran parte del segundo se utilizó para saldar parte de la hipoteca de la casa y lo demás para cubrir sus gastos diarios, el dinero no ingresaba tan rápido a comparación de cómo se gastaba.
Cuando murió las deudas cayeron a los meses y no tuvieron tiempo de hacer nada, la casa y todo lo de valor en ella fue vendido para saldar las deudas, las joyas que quedaron fueron vendidas para tener dinero y poder sobrevivir.
Vivieron austeramente durante semanas en donde lo único que pudieron llevarse de su antiguo hogar eran documentos familiares y su ropa, estuvieron días haciendo el rastreo de sus parientes que estuvieran en condiciones de darles una mejor vida.
Antes de que surgiera el nombre de su sobrino habían encontrado otros candidatos que estaban en condiciones de brindarles la vida que ellas como damas de sociedad estaban acostumbradas a tener.
Uno de ellos tenía un título, sin embargo al parecer tenía una gran familia lo cual no era lo indicado si agregabas dos bocas más que alimentar y dar ciertas comodidades, otros solo poseían títulos nobiliarios y estaban en quiebra.
Ellas tenían que hacer terribles ajustes a su modo de vida para poder sobrevivir así que irse a con alguien que solo tenía deudas no era lo ideal, era mejorar no denigrarse.
Encontrar a un Conde que fuera tan rico y soltero fue una bendición, era cierto que Amelia era joven, sin embargo estaba encaminada a ser una gran esposa y bueno ser Condesa no sería nada para ella.
Ellas habían enviado una carta, haciéndose pasar por su marido. La carta en sí era una historia desgarradora de una trágica familia.
Se había mencionado en la carta que su difunto marido tenía demencia y que gracias a ello había perdido el patrimonio cuantioso de su familia así como la dote de su preciada hija, en la carta se mencionaba que se había escrito en uno de los raros momentos de lucidez.
A Namjoon se le pidió que tuviera piedad de dos mujeres que fueron azotadas por la desgracia de perder a un padre y un marido junto con la estabilidad, Namjoon las había aceptado.
Por suerte les había enviado dinero para su traslado y en verdad ellas no estaban para negarse a tener ayuda, para causar un poco más de simpatía habían ido con los peores vestidos que pudieron encontrar además no era como si les quedara demasiado.
Habían tenido que vender la mayoría de los vestidos actuales incluso algunos viejos, al final era vestido de alcurnia y se vendían bien.
Su hija había tenido que bordar para ganarse un par de monedas, Amelia había aprendido el arte de bordar por el simple hecho de aprenderlo y si ella quisiera bordar algunas cosas para sus hijos o su marido. Nunca como un modo de sobrevivir.
Las monedas eran mejor que nada no obstante ella también tuvo que realizar algunas tareas de costura, cuando era joven su madre la había obligado a realizar ciertas tareas relacionadas con la costura, nada extravagante.
Solo pegar botones, algún zurcido o recocer costuras rotas. Todo esto desde el punto de que se casaría en un lugar remoto en donde no encontraría servidumbre para todas esas necesidades.
Cuando llegaron a su actual residencia habían tenido nadie para garantizar su estabilidad y ahora esa estabilidad se le había dado a alguien más por lo cual debían ser más agresivas si querían no preocuparse durante los años venideros.
Creado: 12/02/2024
Publicado: 06/0472024
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro