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La chica del pez.

La fiesta en la casa Madrigal aún continuaba, y nuestra querida ________ se encontraba esperando a su pareja, quien se había escabullido en la cocina para poder robar unos bocadillos.

La calidez y la alegría inundaban el lugar. Después de todo, Bruno y la magia habían regresado.

La joven observaba todo a su alrededor, esperando a que aquel joven que hacía latir su corazón regresara, y así, poder pasar aquel momento a su lado.

No se había percatado de aquel muchacho del pueblo, quien se acercaba a ella con intensiones de invitarla a bailar.

- ¡________! Ho... - se vió interrumpido, ya que un gran escándalo se hizo presente.

- ¡No puede ser esto posible! - exclamó una mujer con un acento algo particular, mostrando una expresión de molestia - ¿No te arrepientes de lo que le ha pasado a mi pez? - apuntó acusatoriamente al pobre Madrigal - ¡Confiesa!

- Pero ya te lo he dicho - soltó Bruno, con un leve temblor en su voz - eso estaba en la visión ¡Yo no hice nada!

- ¡Pamplinas! ¡Confiesa ya! - soltó nuevamente la mujer.

- ¿Qué está pasando? - preguntó _______, acercándose a la escena.

- ¡Oh ________! El problema es que este sujeto se está haciendo el tonto - lo señaló, para luego acercarse a él con una mirada desafiante - me miente...

- ¿Pero qué es lo que ha hecho?

- Que "¿qué ha hecho?" ¡Le ha hecho algo a mi pez! - exclamó girándose hacia la menor - seguro que por eso se ha marchado todo este tiempo - cruzó sus brazos después de decir esto.

- Estoy segura de que él no ha hecho algo así - trató de calmarla - tal vez hubo un mal entendido.

- ¡Yo sé que le ha hecho algo!

- Pero...

- Ni peros, ni peras. Le ha echado una maldición, yo lo sé. Tienes que creerme, _______.

- No no, querida. Esto es un error.

- ¡Yo sé que lo ha hecho!

- Si me dejan hablar... - trató de decir Bruno.

- ¡Cállate! - soltaron ambas.

- ¡Hablo en serio, ________! - exclamó la mayor.

La joven observó unos momentos a la mujer, para luego dirigir su mirada al asustado Bruno. Soltó un suspiro, y tomó de la mano a la fémina

- Vamos, hablemos sobre esto ¿Si? Debes calmarte, y así aclararemos esto - a pesar de sonar calmada, estaba preparada por si debía usar su don para calmar a su contraria - por favor...

La mayor de ambas observó la mano que tenía sujetada _______, para luego soltar un suspiro.

- Está bien... Espero tengas una explicación - lanzó una mirada de desprecio al pobre Bruno.

" Eso fue fácil" pensó Dolores, quien escuchaba todo desde lejos.

...

Las cosas se habían calmado. La mujer del pez y Bruno habían arreglado sus problemas, y ahora, estaban en paz. O bueno... algo así...

Ahora, "padre e hija" se encontraban observando juntos el lugar de la celebración.

- Y... - comenzó a decir Bruno - ¿Cómo has estado?

- Muy bien, gracias - respondió ________ - ¿Y tú? ¿Has estado bien?

El mayor lo pensó unos momentos.

- Seh... Algo así...

El silencio los invadió. Tantos años y no sabían que decir.

- ¿Aún puedes ayudar a las flores? - preguntó Bruno.

- Después de que te fueras, dejé de intentar.

- Oh...

Ambos se miraron fijamente como si lograran entenderse, y así, salieron corriendo como dos niños pequeños hacia la habitación de la menor.

...

En la habitación de ________, aquella brillante luz continuaba presente, hasta que la puerta fue abierta, haciendo que esta se desvaneciera.

- ¡Inténtalo, inténtalo! - exclamó Bruno, con una gran emoción.

- ¡Lo voy a intentar! ¡Lo voy a intentar! ¡Eso haré!

La joven rocio un poco de sus brillos sobre una de las flores de su habitación, pero nada sucedió.

- Vaya... Parece que no funcio... - trató de decir Bruno.

Y entonces, la pequeña flor hizo explosión, dejando a ambos Madrigal consternados.

- ¡Oh dios mío! La he matado - lloriqueo la menor.

- ¡Ay por la gran rata! ¿Qué hacemos? ¿¡Qué hacemos!?

- No lo sé, yo... ¿La gran rata?

- ¡Concéntrate! - exclamó Bruno.

- ¡Sí sí! Ahmm... - la joven lo pensó unos momentos - ¡Isabella! ¡Ella nos ayudará!

- ¡Buena idea! - soltó Bruno, sacando de la tierra a la pequeña flor, y así, ambos salieron en busca de la de don de plantas.

...

Isabella se encontraba mostrando su don a las personas del pueblo, luciendo sus nuevas y exóticas plantas, hasta que dos personas llegaron hacia ella.

- ¡Isabella! ¡Ayúdanos! - exclamó _______, con lágrimas en los ojos.

- _______, querida ¿Qué ha sucedido? - se acercó con preocupación.

- ¡La flor! Hizo ¡Pum! - explicó Bruno, extendiendole el pequeño bulto de tierra, el cual contenía la raíces y el tallito de la flor.

Isabella rápidamente se relajó ¿Tanto por una flor que fácilmente podía revivir?

- Pero ______, cariño... ¿Por eso se ponen así? - preguntó.

- ¡Isa! Ayúdanos - lloriqueo una vez más, haciendo que la mayor soltara un suspiro.

- Ya... ¿Contentos? - preguntó una vez hizo que la pequeña flor volviera a crecer.

Bruno y ______ observaron con los ojos brillosos y una gran sonrisa a la pequeña florecita.

- ¡Gracias Isa! ¡La has salvado! - exclamó _______, lanzándose a abrazarla.

- No hay problema, querida - acarició el cabello de la menor.

Y antes de que Bruno dijera algo, una voz lo interrumpió.

- ________... - soltó una voz ya conocida. Era aquel muchacho del pueblo.

- Oh... ¡Hola! ¿Se te ofrece algo?

- Sí... Tú... ¿Quieres bailar conmigo? - preguntó algo nervioso. Antes de que la joven respondiera, otra voz los interrumpió.

- ¡Brillitos! Al fin te encuentro - se acercó Camilo, abrazando por los hombros a la joven - lo siento, amigo. Prometió que bailariamos juntos toda la noche.

- ¿Eso hice? - preguntó _______, pero al observar la mirada que le lanzó su pareja, rápidamente se corrigió - ¡Oh! Sí, eso hice.

- Bueno, yo... - trató de decir el muchacho.

- Para la próxima, adiós - soltó el Madrigal, alejándose junto a la joven.

Una vez ambos jóvenes se habían alejado, Bruno e Isabella observaron al muchacho.

- Tranquilo chico... A mí también me quitó a mi pequeña - soltó Bruno. Palmeó el hombro del menor, recordando cómo fue que se enteró que su sobrino le había quitado a su hijita no de sangre.

- Y a mí a mi amiga- soltó esta vez Isabella, palmeandole el otro hombro. Y así, ambos Madrigal se alejaron de él, dejándolo algo confundido.

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