[Capitulo 2] No fue mi intención partirle la cara
[J]
Creo que debía ser la única persona en el mundo que esperaba con ansias que se acabara el verano.
No me malinterpreten, no es que no me gustara el descanso, pero cuando vives en un lugar que el resto del mundo considera como un paraíso vacacional, y tienes la playa a algunas cuantas cuadras de tu casa, realmente no existe algo como "esperar el verano para disfrutar de la arena y las olas".
Además, mis canículas se basaban fuertemente en pasar las tardes limpiando mesas, y recogiendo propina de las periqueras en la taberna de mi tío, Norte, como si trabajar medio tiempo durante la época de clases no fuese suficiente. Pero bueno, era lo que se tenía que hacer cuando tu familia tenía una cadena de restaurantes, ¿no es así?
Apoyar al negocio familiar.
O eso era, al menos, lo que decía mi padre.
Si me preguntan, me gustaría pasar más tiempo en los bares o antros, que forman parte de la cadena de Nicholas, más que en la taberna "Jigou's house".
Lamentablemente, "J's House" era el ambiente más tranquilo de los restaurantes al nombre del Tío Nick, y siendo honestos, se vería mal que un adolescente estuviese atendiendo las mesas en los locales de tono alto como esos. Sin mencionar los problemas legales en los que podría meter al Tío Nick si se enteran de que un menor está dentro. Tal vez por eso es por lo que solo me encargo de los turnos de las mañanas, cuando las puertas siguen cerradas al público, y no hay más que hacer, que la limpieza, cuando la fiesta ha terminado, y el aroma a tequila y vomito sigue plasmado en la alfombra del piso.
Si, a veces recuerdo rápidamente porque me agrada tanto trabajar prioritariamente en la taberna.
Pero por mucho que me gustara o no la explotacion laboral por medio tiempo, me sentía aliviado de que finalmente tuviera una excusa para negarme a hacer la limpieza. "Lo siento, Nick, debo trabajar en mi ensayo para la universidad", o "Uy, se acerca la epoca de los examenes SAT- tengo que estudiar, solo mi completo futuro depende de ello-". Si, sonaba como un pretexto irrefutable.
Aunque siendo sinceros, intento evitar el tema de las preparaciones universitarias, porque se vuelve un poco gobiante. Es bueno saber que todos los adultos a tu alrededor pasaron por eso, la temible etapa del "qué quieres haer con tu vida", sobrevivir a los terribles examenes semestrales, y a los SAT junto a las admiciones academicas. Pero eso no elimina los nervios por los examenes- al menos no del todo.
Suspiré. Debía dejar de pensar en eso. Aún faltan dos años, me recordé a mi mismo.
Bueno, un año y cuatro meses, tomando en cuenta que los PRE-SAT se hacen este año, y que si quiero tener una aplicacion no tardía, la papelería debe estar enviada antes de que se acabe el primer parcial del penultimo semestre, para tener una carta a mediados del ultimo ciclo y no quedar aplazado hasta el proximo ciclo.
Cerré los ojos.
Jack, cálmate.
Intenté concentrarme en las ondas que reproducían mis audifonos. La manera en la que sentía la vibración de las pequeñas vocinas contra mis oídos, identificar con claridad los instrumentos utilizados en la tonada, y los momentos exactos en las que el reproductor producía un cambio o variacion, introduciendo o alejando instrumentos. Encontrando los patrones y secuencias que producían las notas musicales.
Me llevé una mano al pecho, y sentí como por un momento todo armonizó, por un breve instante. Los latidos producidos por mi pecho, la musica, mi respiración-
Y por un breve instante.
Todo fue.
Perfecto.
⨳◓⨳◒⨳◓⨳◒⨳
El clackson de la camioneta de Douxie fue lo que me despertó la mañana siguiente.
El golpe que me dí contra el suelo al caer de la cama, fue el despertador de respaldo.
Levanté la cabeza conmocionado, y no necesite de mis lentes para ver que el sol ya había salido. Intenté no entrar en panico, mientras buscaba a mi alrededor el paradero de mi telefono. La funda celeste se confundió con el forro de la alfombra, pero tras unos desesperados segundos fui capaz de encontrarlo. Lo tomé, le dí media vuelta y me dí cuenta de que estaba muerto.
Golpeé la inocente alfombra y maldije por lo bajo.
Sonó nuevamente el clackson.
—¡Ya voy!—. Grité al aire, ignorando completamente que la ventana seguía cerrada.
Me levanté del suelo, y me quité rapidamente la pijama. Salte con el pantalon a medias hasta el escritorio para tomar la mochila que previamente había preparado la noche anterior, y no me tomé el tiempo de abrocharme las agujetas de los tenis al salir de la habitación.
La camioneta chilló por milesima vez en la mañana, y yo intenté no tropezarme mientras bajaba la escalera.
—Te quedaste dormido—. El treintañero de Nicholas recitó lo obvio, huntando pacificamente mermelada a su pan tostado.
—Gracias, no lo había notado.
—Creí que te habías levantado hace horas—. Dejó el cuchillo sobre su plato antes de tomar un mordisco. -¿No tenías como cien alarmas puestas en esa cosa?
—Olvidé conectarlo—. Abrí el refrijerador y tomé un embace de jugo.
—¿Otra vez con tu música?
Mi musica. Me sentí bien cuando dijo eso, como si fuera importante.
—¡Ough! ¡Iugh! Jack- vasos- utiliza los vasos—. El noruego rodó los ojos con asco, y yo le sonreí antes de limpiarme el resto de jugo con la manga de mi chaqueta. —Eres asqueroso. Y vas tarde—. Señaló la puerta con la varbilla. —Doux va a matarte.
—No es él el que me preocupa.—. Norte apretó un par de volsas de papel que descansaban sobre la mesa, y me hizo un gesto para que las tomara.
—Dile a Aster que necesito a mi sobrino con vida, y que hay un sandwish de Mermelada para él también.
Tomé las bolsas y me despedí haciendo un pequeño gesto sobre la frente.
No fui capaz de escuchar el "Hasta luego" que Norte gritó mientras cerraba la puerta, por los constantes pitidos que emitía la camioneta estacionada sobre la cera.
Dentro de la troca, estaba Douxie, con su cabello largo y botas tipo cargo, hundiendo el peso de su cuerpo tanto como podía en el asiento del piloto, para cederle el espacio a Bunny, quien se asomaba desde el asiento trasero y presionaba con fuerza el volante, como si el hecho de golpearlo con más fuerza y despertar a medio vecindario en el proceso, hiciera que yo saliera más rapido.
Nuestros ojos se cruzaron por un momento. Le sonreí al australiano, y él respondió golpeando, de forma agresiva, el clackson.
-¿Puedes parar? Ya viene, está a solo unos pasos—. Hisirdoux suspiró con una expresión tan cansada como su voz.
—No pienso llegar tarde al primer día por un cuatro-ojos.
Cerré la puerta metalica, y me abroché el cinturón. —Y yo no planeo escuchar los chantajes de un canguro revoltoso, de hecho, creo que ni siquiera soy capaz de entenderte con ese acento. "Yeah-mate- aha-mate".
Aster pateó mi asiento cuando se acomodó en la parte trasera.
—Oye, cuidado. Lo acabo de lavar.—. El Roma fulminó al australiano con la mirada, y le dio un par de palmadas al asiento, intentando quitar la marca de su zapato.
—Buenos días a todos también—. Una cuarta voz hizo presencia, e inclinandose ligeramente hacia adelante, Tooth calmó las aguas. —¿Nos vamos?
Durante el trayecto, repartí las bolsas de almuerzo a sus respectivos dueños, asegurandome de meter la de Douxie en su mochila, en el proceso aproveché para conectar mi telefono al tablero del auto y rogarle a los dioses que cargara, aunque sea un poco, antes de llegar a la escuela.
⨳◓⨳◒⨳◓⨳◒⨳
Para cuando estacionaron el carro, los iconos de cientos de notificaciones no se hicieron esperar en la pantalla de inicio, apenas se prendió mi telefono, luchando con 8% de batería.
Diecisiete llamadas perdidas de Bunnymind. Levanté el telefono y arqueé una ceja.
—¿Es en serio?—. Caminamos hasta la entrada.
Obtuve otra patada como respuesta.
⨳◓⨳◒⨳◓⨳◒⨳
El sonido de la campana marcó el inicio del día, y con eso se cerraron las puertas.
Los pasillos estaban hinundados de personas, una mezcla entre pubertos e intentos fallidos de adultos-jovenes, que preferían estancar las areas de paso, en lugar de pasar a las areas comunes, cuchicheando y poniendose al día con las personas que no habían visto a lo largo del verano. Parloteos, risas, abrazos y llanto, fue algo de lo que acompañó la experiencia. Al menos, por parte de los alumnos veteranos; los de primer grado, o de cambio, por otro lado, lucían completamente atormentados, la frescura de sus rostros que aún permanecían llenos de vida, y esperanza los delataba. Pobres personas que apenas estaban por empezar la preparatoria, y no tenían ni idea de lo que se les avecinaba. Sentí pena por aquellos que crecieron en modelos academicos montesori y que ahora eran golpeados y sumergidos abruptamente ante el sistema educativo tipo AP; pero mantuve la frente en alto, porque despues de todo, no era mi tarea el quitarles la esperanza y drenarles de a poco la vida, eso se lo dejo a los maestros.
Las listas de los nuevos grupos pegadas con cinta-adhesiva en la pared, eran bombardeadas por una orda de estudiantes, que buscaban desesperadamente sus nombres entre los cientos de otros, como si descubrir quienes serian sus compañeros por los siguientes dos semestres, fuese lo más importante del universo, y si el remoto caso de no quedar en el mismo grupo que tu mejor amigo fuese a ocasionar una acatastrofe nacional.
Tooth saco su telefono de su volsillo, y se lo pasó a Douxie, dandole un par de palmatidas en el hombro con el aparato para llamar su atención. El roma usó su altura, y sus botas de plataforma, como ventaja, para no atravesar el gentío. Prendió la camara, hizo un inmenso zoom y tomó un par de fotografías. Recibí una notificación antes de que Douxie siquiera le devolviera el telefono a la peli-violeta.
—Denada—. fue lo unico que él suspiró antes de hecharse a caminar.
Las fotografías que había enviado eran algo borrosas, y era un tanto complicado leer con exactitud los nombres, pero servían. No tardé en encontrar mi nombre.
Grupo "B"- Frances 3 - Español 1.
Si, podría trabajar con eso.
—Ugh, Ingles 2, ¿otra vez?—. Tooth suspiró por lo bajo.
—No tendrías que llevarla, si hubieras prestado atencion el año pasado.—. los brazaletes metalicos de Douxie tintinearon cuando se recargó sobre los casilleros.
—¿Cómo es que ninguno de ustedes lleva Ingles?
—AP Literatura y Composición
—AP Fisica C: Mecanica.—. Hisirdoux y Aster respondieron respectivamente, como si fuera obvio.
Suspiré. —Es trilingue, y cambió sus clases de Ingles, por la de Composición avanzada.—. Señalé al punk. Douxie solo levantó 4 dedos aclarando me había equivocado. —Cuatrilingue, perdon—, suspiré y señalé al australiano. —Su mamá es francesa. El semestre pasado cursó AP física normal, y tiene todos los niveles de Español e ingles. Logró cangear su clase de lengua por otro AP avanzado.
La mirada de Tooth valió millones.
—Visne me adiuvare te classe linguae tuae, reginae?—. Douxie le ronroneó coqueto a la vietnamita.
—No tengo ni idea de lo que dijiste.
—il a dit que tu devais étudier—. Aster no ayudó en lo absoluto.
Rodé los ojos impresionado, era demasiado temprano para esto.
⨳◓⨳◒⨳◓⨳◒⨳
Los ya conocidos posters llenos con bochornosas frases inspiracionales, simbolos de paz y banderas colectivas para minorias o discapacidades, en un intento forzoso de crear un espacio de "seguridad" y "Bonding", entre los superiores y los estudiantes, me recibieron como de costumbre en mi camino a la dirección.
Cada año debía asistir a una obligatoria visita a la psicologa de la escuela, como si mi vida social no estuviera ya lo suficientemente hundida, para hacer un chequeo y ver "como estaba todo", -si como estaba todo significaba ver como procesaba la muerte de mis padres, claro estaba-.
Salude a la secretaria por su primer nombre, antes de tomar asiento en las sillas frente a la puerta cerrada de la oficina principal. El gato de un poster al otro lado de la pared, hizo contacto visual conmigo. Un pequeño minino saltando en dos patas, con grandes letras blancas sobre su cabeza que decian "CREE EN TÍ MISMO", me hizo sentir un nudo en el estomago. ¿Qué se suponía que significaba? ¿Que si creía lo suficiente en mí, podría adoptar un gato? ¿O volar, como el fondo fotoshopeado que hacia de cielo en el poster, remarcaba? ¿O que si mantenía una actitud positiva simplemente saldría adelante?
Intenté no jugar demasiado con los bordes de mi camiseta en lo que me llamaban. El sonido del reloj en la pared, comenzó a rezonar en mi cabeza: Tic- tic- tic- tic- No me di cuenta en que momento comencé a agitar el pie, hasta que creó un compaz con el tictac del aparato. El tecleo del ordenador de la secretaria fue lo tercer elemento en unirse a la sinfonía.
El silencio abrumador de la habitación de pronto se volvió opacado por los incontables sonidos que producía la improvisada orquesta de instrumentos oficinales. Los papeles siento tirados a la basura, los tacones de la pasante que organizaba los documentos de cada escritorio, incluso la impresora. Cerré los ojos, y respiré hondo, intentando no ahogarme con el aire, que de pronto parecía más pesado. Apreté los puños, y me pregunté a mi mismo por milesima vez como era posible que un espacio remotamente silencioso había pasado a sentirse sobresaturado de ruido, al punto de asfixia.
Cálmate-
Solo- mantén la calma-
Respira-
¡Respira!
Pegué mi nuca a la pared, el frío tacto del muro me recordó donde estaba.
Respira-
Me repetí a mi mismo.
Solo- Respira-
Y cuenta los elementos a tu alrededor-
Abrí los ojos.
El reloj- es un compaz. 1
Desvié la mirada a otro lugar, y sostuve la respiración por un segundo.
Las teclas de la computadora- son- constantes pero varían- son la percusion de fondo, medio-baja. Es- es un bajo. 2
Sentí como el aire de a poco volvía a mis pulmones.
Los tacones- cortos pasos que se detenían un momento y luego volvían- ese era el ritmo de la sinfonía. 3
Las hojas siendo trituradas y tiradas al bote de basura, son los medios tonos. 4
¿A caso ese sonido era un Fa-?
Pude respirar de nuevo. Fue como si de un momento a otro todos los elementos de un solo espacio se sumergieran en la misma sintonía y vibraran al mismo tiempo, congeneando armonicamente. Suspiré y me sentí orgullozo de mi mismo.
Eso es-
Puedes controlarlo-
Me animé mentalmente. Y me pregunté si esta era la sensación que tenían Phill Collins o Andrew Huang al escribir sus canciones. Genios abstractos que utilizaban objetos cotidianos en lugar de instrumentos para crear maravillas sinfónicas.
Comencé a tararear una letra en mi cabeza-
Una mezcla de sencillos famosos de la decada, esas molestas canciones de los top hits que aún estaban en la radio y de vez en cuando se me pegaban en la cabeza. Cualquier letra que medianamente relacionara con todos los sonidos que armonizaban a mi alrededor, saltando de una tonada a otra.
Fue cuando me encontraba profundamente concentrado en recordar correctamente la letra del segundo verso de "Bloody Marry", cuando la puerta de la consejera estudiantil se abrió.
—Hola James. Adelante, pasa—. Me hizo un suave gesto con la mano, para que me parara.
Su voz, hizo que todo se apagara. El tatareo, el ritmo, la musica. Sentí como si hubieran arrancado abruptamente el interruptor de un amplificador y en un nanosegundo un bar entero se hubiera quedado en silencio.
Me levanté.
Sostuve el peso de mi mochila sobre un hombro y me dispuse a entrar a su oficina.
"Dispuse" es la palabra clave de esa oración, porque apenas me levanté, la entrada de la oficina del rector, se abrió de un portazo.
Sobra decir que estrellarme contra la puerta no fue lo peor que me paso esa mañana, tampoco fue el hecho de que el peso de mi mochila me hiciera perder el equilibrio, o que en mi camino al suelo fue estrepitosamente detenido por el pobre extraño que había abierto el picaporte. Tampoco fue el bote de café caliente que chorreó mi ropa y me quemó la piel en el proceso.
Así que ahí estaba yo, en medio del suelo haciendo el ridiculo, al lado del cuerpo de la pobre alma que había arrastrado conmigo, sobre un charco de aroma chai vainilla, y el cabello empapado y chorreando de un liquido de dudosa procedencia.
El calor de la bebida empañó mis lentes, impidiendome realizar que el lugar donde puse mis manos al momento de levantarme, estaba humedo, haciendo que volviera a chicotear contra los azulejos.
No se la cantidad de veces que repetí la frase "lo siento", en esa interacción que duró menos de 10 segundos, pero estoy seguro de que podría haber ganado un record guiness por ello.
—Creo que-
—Y si mejor tú-
—Lo siento- yo-
Un par de sujetos nos ayudaron a levantarnos.
—Qué desastre—. escuché susurrar a mis espaldas.
—No, no, fue su culpa- debió de fijarse antes de abrir la puerta—. Una segunda voz, más profunda, se unió a la conversación.
—Ven, vamos a limpiarte—. La señorita Julieta me guió a su oficina.
Apenas tuve tiempo de reaccionar, de pedir por milesima vez una disculpa, y mientras me alejaba, volví la mirada, para ver a quién había atropellado. El director hablaba con un hombre, que no conocía, jamás lo había visto en mi vida, pero sostenía a un muchacho de la misma forma que la consejera Madrigal me sostenía a mi al momento de levantarme. Fue un breve segundo en el que nuestras miradas tuvieron contacto, su piel almendrada y cabello castaño fue lo unico que pude ver entre mis cristales empañados.
⨳◓⨳◒⨳◓⨳◒⨳
16 Toallitas humedas, y media caja de pañuelos después, me encontraba charlando con la consejera, como originalmente se tenía planeado. O al menos, esa era la idea. La dinamica realmente fue quedarme en silencio tanto tiempo fuese posible, ignorando abruptamente sus preguntas, excusandome con que necesitaba mi total atención para tallar el borde de mi camisa, en un vano intento de remover una irrefutable mancha, que claramente ahora se había vuelto parte de la tela.
Julieta carraspeó. Levanté la mirada.
—¿Cómo te fue en tu verano?—. Me deprimió su intento frustrado de intentar nuevamente una vana conversación.
—¿Qué te digo? Me levanto con el canto de los pajaros cada mañana- claramente feliz de estar vivo y-
—James—. Susurró un tanto desconcertada.
Saqué el sarcasmo de mi sistema con un suspiro y dejé mi peso hundirse en el asiento.
—No le preguntas eso al resto de los estudiantes—. desvié la mirada.
Julieta se acomodó en su silla, y se acercó más a su escritorio.
—La unica razón por la que vienen, es para hablar de becas, y universidades. Nadie realmente necesita un consejo que les cambie la vida, o alguien siguiendolos de puntitas en sus espaldas tratandolos como si fueran de cristal y se fuesen a romper en cualquier momento. Si, aprecio la ayuda, gracias, pero teníamos un trato. Me hiciste preguntas, las respondí, llené cada papelito que me entregaste, e incluso los ejercicios que me dijiste, pero—. rode los ojos. —creo que ya fue demasiado.
Una pequeña sonrisa se formó en su rostro cansado.
—No vengo a hablarte de eso.
Mentiría si dijera que su respuesta no llamó mi atención.
La latina se inclinó tras su escritorio y sacó un par de documentos de un cajón.
—Me enteré que no presentaste los Pre-SAT el año pasado, y que no tienes previsto presentarlos este semestre.
Apreté los labios y desvié la mirada.
—¿De qué me serviría?—. susurré entre dientes.
—En su mayoría, estás en clases de avanzada. Y tampoco presentas los APs, ¿para qué te inscribes a una clase que su objetivo es presentar un examen, y al final no los presentas? Por calificaciones solas, sumas los puntajes.
Me incliné en el asiento. —¿Y qué se suponía que hiciera? ¿Presentarlos para calificar a una universidad que claramente no puedo pagar? Si- no creo en eso de los "creditos estudiantiles".
Ella no se inmutó ante mi respuesta, en su lugar hojeó un par de papeles dentro de la carpeta.
—Bueno, durante vacaciones se llevó a cabo el congreso de asociaciones escolares, y sumamos algunas propuestas y tratos a nuestra escuela.—. Me tendió la carpeta abierta. —Sé que eres bueno en matematicas y lenguas, pero uno de los examenes y pruebas de aptitudes que realizaste dice lo contrario. James, tienes un fuerte en las areas creativas, actividades extracurriculares que enriquecerían tu curriculum academico.
La miré atonito, sosteniendo fuertemente el papel en mis manos.
—¿Me estas diciento que estudie arte?
—No, no—. Ella rió por lo bajo, y me señaló un par de panfletos dentro de la carpeta. —La NYU, y Berklee tienen titulaciones más ampleas. Musica, artes, composicion, estudios visuales, producción. Las opciones son ilimitadas, puedes obtener una titulación basica, y luego un Mayor en lo que tu elijas. Una provada de todo no te haría daño.
Levanté la mirada. —¿Y cómo se supone que pagaría esto?
Volvió a señalar el panfleto. —Si tienes al menos un 4 en 2-APs de esta eleccion, y al menos un puntaje de 1350 en el SAT, entras—. Se inclinó sobre el escritorio, le dio vuelta al pamfleto, y señaló con una pluma la inscripción en la parte de abajo. —Pero, si obtienes eso, y creas un portafolio que los impresione, puedes aplicar a una beca completa. Al menos en la NYU. Berklee ofrece otros tratos, pero es algo similar. Un video-reel, o un conjunto de tus mejores composiciones.—. Me sonrió. —Jack, eres una mariposa de cientos de colores.
Creo que la mueca que hice como respuesta le dejó claro que no tenía ni idea de lo que eso significaba.
—Tienes muchos talentos, y puedes brillar en todos ellos.—. Tras el folleto, estaba un conjunto de escritos con mis calificaciones, y proyectos enumerados, por orden alfabetico.
—¿Por qué yo?
—Porque se que puedes lograrlo.
⨳◓⨳◒⨳◓⨳◒⨳
Alcancé a Bunny, Tooth y Douxie para el segundo periodo.
Aster se aseguró de no dejar que nadie me viese las prendas con restos de Chai-Latte, y me prestó una camiseta. Agradecí mentalmente que lo "over-size" volviera a estar de moda, e intenté no pensar mucho en que lo que traía puesto me quedaba tres o cuatro tallas más grande. Aster se veía bien con la camisa a cuadros que previamente llevaba en la cintura.
Douxie afirma que no me perdí mucho, y que me salvé de los 40 minutos de introduccion que dio el profesor Uhl y la "importancia de la puntualidad en las mañanas". Los siguientes tres periodos pasaron con relativa rapidez, algunos profesores nuevos se presentaron, los veteranos que nos habían dado clases en semestres pasados simplemente nos saludaron, y nos dieron la hora para platicar. Si tenías suerte te daban una explicación de como calificarían el periodo y una rubrica, en menos de 10 minutos; y para los menos afortunados, había un examen de evaluacion inicial sorpresa, o el profesor empezaba la clase directamente. Calculo fue uno de esos menos afortunados incidentes.
Los primeros días siempre eran los más cansados, no había realmente algo que hacer, la mayoría de los profesores estaban ocupados presentandose con los novatos de primer año, y la mayoría de la gente seguía comprando sus útiles escolares. Ya era ganancia que alguien trajera al menos un cuaderno para la primera semana, ¿pluma o lapiz? inimaginable.
Lo unico que pasaba con normalidad era sin duda, la hora del almuerzo.
Finalmente pude sacarme de la cabeza el maldito aroma a Vainilla cuando entramos a la cafetería, el familiar y abominable aroma de las asquerocidades que servían y la humedad era demasiado fuerte para cubrir cualquier otra clase de peste. Tooth ahogó una harcada, y se cubrió los labios. Douxie por su parte hinaló profundo, y suspiró con una sonrisa
—Se siente bien volver a casa, ¿no?—. Soltó en un coqueto tono burlón, mientras Aster ponía los ojos en blanco.
Si bien era cierto que sentía cierta nostalgia, no era un aroma agradable. Había muchas cosas que podían ser así, como la sensación que te dan los back-rooms, o el aroma a gasolina. Intenté concentrarme en analizar lo que había esta mañana en la barra, en lugar de seguir divagando a recuerdos borrosos.
Tooth optó por comprar algo que pudiera identificar, y de preferencia fuese vegano. Aster dejó que Douxie llenara su bandeja de comida procesada y masas de dudosa procedencia, que el Roma afirmaba eran los mejores guisos que había tenido en su vida. Yo simplemente los seguí en la fila, y compré algo para beber que tuviera un color completamente sintetico y artificial, a estas alturas no me importaba si la botella contenía electrolitos o inmensas cantidades de azucar, mientras supiera a moras, yo estaba bien.
Fue mientras Douxie pagaba su bandeja, en medio de una discución sobre si los cristales tenían propiedades magicas o no (tres a favor y uno en contra, para la desgracia de Aster), cuando sucedió.
Fue rapido.
Subito.
Y estremecedor.
No fue nada, más que un toque. Alguien colocó su mano sobre mi hombro desde la espalda, y no tuve tiempo de procesarlo.
No quería que pasara, en serio nunca fue mi intención provocarlo, pero en un segundo todo desapareció. El sonido, las luces, las personas a mi alrededor. Y solo quedaba esa sensación, el recuerdo de ese día- y-
Y para cuando me había dado cuenta, él estaba sobre el suelo.
Fueron los gemidos de dolor los que me trajeron de regreso. Estaba sobre él, se cubría el rostro con una mano intentando detener el sangrado de su nariz, y detenía mi puño con la otra. Douxie y Aster me sostenían de los brazos, para separarnos, y otro chico, Night, sostenía al otro- él- ni siquiera sabía su nombre...
Esos ojos verdes, y cabello castaño- eran el chico con el que me había estrellado en la mañana. Chai-Latte Vainilla.
Maldije por lo bajo. Dos veces en un solo día, en serio, debía ser la peor suerte del mundo.
Sentí como nacía una presión en mi pecho, y el latido de mi corazón hacía eco en mi cabeza. Dejé de moverme, contuve un sollozo. Aster finalmente pudo levantarme del piso, y me volví conciente de la multitud a mi alrededor. ¿En qué momento me empezó a sangrar la boca?
—¡Haddock! ¡Frost!—. El profesor Uhl gritó abriendose paso entre los adolescentes, y se paró por un segundo al ver que Aster y Night ya habían controlado la situación. —¡Detención!
Sentí que iba a vomitar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro