Los rayos de cielo golpeado el suelo afirmando su llegada. Todos los dioses miradon en shock como una fila de Titanes los miraban listos para la batalla.

En lo más alto de todos los Titanes, ahí se posaba Atlas. Un Titán de inmenso tamaño, dejando a las montañas como solo un poco de barro abultado.

- Vaya, ¿Esto son los dioses que le causaron tanto problemas intestinales a Cronos? ¡JA! ¡JA! ¡JA! Ustedes sin que volvieron su vida una miseria - Habló. No hacía falta que este titán gritase, con solo el hablar normalmente, su voz podía resonar en todo el continente. Haciendo tensionar y estrujar los corazones de los dioses.

Los dioses tomaron sus armás con insana fuerza. Estaban nerviosos y ansiosos, no sabían cómo sería el curso de la batalla actualmente. Los habían descubierto de antemano y los estaban esperando desde hace ya antes de que ellos lo supieran. Pero, ¿cómo?... Sin embargo, Atlas siguió hablando.

- No nos hubiéramos enterado nunca de no ser que un trozo de la toga de uno de sus hermanos, nos diera una pista de lo que sucedió. Se encontró en los escombros de una caberna la cuál guiaba hacía muchos lugares, sin embargo, aunque no pudimos encontrar su ruta de huida. Esta tela nos mostró la verdad. Solo las ninfas son capaces de hacer esté tipo de tela sin la capacidad de arrugarse, pero lo que los delató, fue la suave fragancia de Rea en esta prendas, y teniendo en cuenta que la única persona que está en constante contacto con ella es la madre de todos lo hijos de Cronos... Aquí estamos. Ahora, está siendo debidamente castigada por Cronos, por lo que su llegada será tardía, pero no duden. Cuando llegue, todos serán castigados - Atlas habló, haciendo temblar los mares y sacudir la tierra. Los dioses miraron a Zeus, recordaban que el único que tenía toga es el propio menor de los dioses, ya que todos los demás tenían una indumentaria de pelajes y huesos muy resistente.

Todos querían golpear al dios de los estúpidos. Pero antes de que algo sucediera, las nubes empezaron a giran y a estallar en rugidos sangrientos. Todo miraron como sobre los hijos de Cronos, una gran tormenta oscura que tragaba toda la luz, se arremolineo cómo una especie de serpiente escamosa, el cual abrió sus ojos destellando una energía morada destellante que relampagueaba como una tormenta de rayos.

Pero nadie conocía a esa bestia o su forma, pero su imponencia hizo que Atlas, con algo de vacilación, sus dedos temblaran. Sintió como su futuro se volvía frío y.... Vacío.

Las nubes que cubrían al la serpiente se despejaron y lo dejaron a la impactante vista de todos los presentes.

Sobre por lo que parecía ser su nariz, un destelló morado iluminó a los dioses y cegó a los Titanes hizo presencia. Está bajo hasta estar en el suelo. Así mismo, la intensidad de la luz bajo tanto que una figura divina se hizo visible a los ojos de los expectantes.

Sus pies tocaron el suelo rocoso y secó, este ente se volteó para mirar a los futuros dioses del Olimpo. Hades, viendo quién era, sonrió y posó su Oz en su hombro.

- Se me hacía que estabas esperando el momento pará sorprendernos. Y sin duda lo lograste cómo siempre - Hades habló con su vos muerta, pero las expresiones decías mucho de el. Sin embargó, Hestia chilló de alegría.

- ¡Increíble! ¿¡De dónde sacaste ésa serpiente con patas!? ¿A caso hiciste hacer bebes usando una lagartija con una Serpiente? - Hestia grito sus dudas, cosa que no paso por alto el dragón. Soltando un gruñido ofendido, el dragón le escupió una bola de magma encandescente.

Hestia fue golpeada y consumida por la explosión de la bola de fuego, pero Hackov y sus hermanos no le dieron importancia. El mayor sabía que ya se habían tomado cariño, y los demás sabían que ése ataque y el fuego no le afectaba a Hestia. Pero Atlas parecía que le gustaba hablar, por qué desde que llegaron no cerró la jodida boca.

- El hijo mayor de Cronos... Impresionante... Cuando solo era un bebé, hiciste temblar de miedo al dios del universo, tu padre. Ahora, me estás haciendo tener miedo por mí. Eres... Un enigma viviente, digno de ser llamado su hijo. Lástima que tu padre no piense lo mismo - Atlas miró al dios pequeño, viendo cómo una oscuridad inmensa consumía todo lo que lo rodeaba, sin siquiera dejar que la luz se salvé.

Hackov miró severamente al Titán, sabía que era poderoso, pero no tendría que dejarse llevar por intimidarlo un poco. Hestia, que salió mareada del lago de magma, se paró juntó a su hermano y tomó su látigo forjado por los Cíclopes. Desatando su poder, Hackov flotó en el aire y así invoco su lanza agrietando el espacio.

En eso, un ejército empezaba a levantarse del lado de los dioses. Bestias cuadrúpedas o de dos patas, hombres bestia de la misma forma también caminaban a su lado ante atónita mirada de los dioses. Y así también todos miraron con increíble sorpresa y traición, la Titánide Estigia junto con sus hijos Cratos (poder), Bía (violencia), Zelo (celo) y Niké (victoria), Océano, Prometeo (hijo del titán Jápeto), Temis, Mnemósine, Febe y Tetis. Todos estos dioses y bestias aparecieron para apoyar al mayor de todos los dioses en su guerra contra los Titanes.

- ¡Yo Hackov! ¡Hijo primogénito de Cronos! ¡Doy Comienzo A La-! ¡¡TITANOMAQUIAAAA!! - De un gritó universal, su poder se levantó contra los Titanes, volando en su contra cómo un cometa, juntó con todo su ejercicio gritando la victoria.

Y el cosmos, ante el choque de ambos bandos, explotó en un rígidos que viajó por el infinito universo.

La Titanomaquia Había Empezado.