[Capítulo 5]
¿No les ha pasado que sienten que el tiempo pasa volando? Porque a mí sí.
Simplemente pasó una semana, o más bien, cinco días. Hoy es domingo y nos encontramos dando un pequeño tour o paseo por la ciudad.
Will no se volvió a presentar en horarios de trabajo, lo que me pareció un tanto extraño pues justo en la segunda planta está su casa. No he tenido el valor de hablarle aún. Clara y yo quedamos en hacerlo cuándo volviera a casa.
La semana fue dura pues caminar a casa o de vez en cuando tomar un taxi se vuelve muy cansado. Suerte aún llevo el gas pimienta que me regaló papá en mí décimo cumpleaños. Me ha salvado de varios lanzados que querían algo conmigo.
Nos llegamos a un pequeño parque en el que lucían tentadores unos asientos a la sombra de un frondoso árbol. Rápidamente me senté y observé el panorama.
Dos diablillos jugando en los toboganes, una pequeña siendo empujada en los columpios por su padre y una pareja tomando helado mientras se mecían en esa atracción que creo se hace llamar sube y baja.
Mi teléfono vibró por un mensaje y rápidamente lo saqué de mí amado bolso de Gucci.
Mi morenita potente:
Creo que se está haciendo costumbre esto de los enlaces. Y por favor, tómatelo con calma, estas cosas pasan.
Debajo relucía un enlace de nada más y nada menos que instagram. Lo primero en lo que pensé fue en Will, ¿Es su perfil? Con prisa presione el enlace encontrándome con algo completamente diferente.
Primero aparecía una chica bailando y diciendo algunas cosas indescifrables mientras el bullicio y la música no hacían más que ensordecer sus palabras por completo. Reconocí rápidamente el lugar como la fiesta de Mark.
La cámara se desvió de la chica de un momento a otro y se enfocó en mí.
¡Oh, no!
Se detalló perfectamente cuando me lanzaron al agua y también cuando Aiden se lanzó a por mí. Mientras se hacía zoom a la manera en la que me tomaba en brazos y colocaba sobre la superficie.
Casi caigo muerta al fijarme en los compartidos, comentarios y likes.
¡Un millón!
Con miedo entre a los comentarios encontrándome con algo aún peor.
"Qué lindos" decían algunos.
"Gracias a ellos creo en el amor" otros.
Y bueno no olvidemos a los más importantes, los de hate.
"¿No habían más opciones, cierto?" Auch.
Rápidamente salí a desmentir las herroneas suposiciones de todos esas personas.
"¡No somos pareja! ¡Ni siquiera le conozco!" Puede que no haya sido lo mejor pero, ¿y si lo veían mis otros amigos? ¿Mis padres? No lo permitiré.
—¿Pasa algo, cariño?—preguntó mamá, guardé rápidamente mi móvil en mí bolsillo. Ella me observó confundida pero no dijo nada.
—No es nada, mamá.—le dediqué una falsa sonrisa intentando tranquilizarla.
—Ah, vale. Es que tus caras me asustaron. Parecías haber visto la cosa más horrenda y mala del mundo.
—Sabes que me gusta exagerar.—reí un poco. Debería mejorar en mis técnicas de disimulo.
Suspiré pesadamente. Espero que esto se resuelva pronto.
Media hora después volvimos a casa e inmediatamente llamé a Clara.
—¡Eres famosa! Siempre quise saber que se sentía ser amiga de un famoso, y ahora.—abrió sus ojos como una maniática mientras sonreía. Inexplicablemente destilaba alegría por todos lados.
—¡Esto no es gracioso, Clara!
—¿Pero que dices?—cuestionó ofendida—. Me estás diciendo que te parece fatal volverte famosa y que todos te shipeen con el chico que "te gusta".—hizo comillas con sus dedos—. Eres un caso.
Rodó los ojos y pasó dentro. Cerré la puerta y la seguí.
—Toma. Traje palomitas y una película.—acepté la bolsita y sin mucha prisa la coloqué en el microondas. Ella se levantó y conectó el usb en el televisor.
—¿Cuál es?—ella sonrió malévola.
—Toda la vida en un año. Es muy divertida.—me encogí de hombros y me senté en el sofá, necesitaba un poco de humor en mí vida.
***
—¡Eres la peor amiga del mundo!—chillé entre lágrimas mientras la abrazaba.
—¿Por qué?—sorbió su nariz.
—¡Me mentiste!
—¡Ya sé!—lloriqueó entre disculpas. Nunca seré capaz de superarlos, él le enseñó a vivir, le mostró todo, apesar de conocer su enfermedad.
—¿Por qué no hay chicos así?—murmuré cabizbaja.
—Yo también lo quiero saber.
Sentía un gigante vacío en mi corazón, eso que sientes luego de terminar una serie o pelí, la sensación de volver a tu realidad, tu cruda realidad.
Al caer la noche nos despedimos, yo me dirigí a mi cama y me cubrí con mi cobija al sentir el frío y brisa del anochecer.
—¿Qué haces?—la voz de mamá me sobresaltó. Decidí dejar mi ironía de lado y contestar.
—¿Dormir...?—se acercó a mí y me sacó las cobijas de encima—. ¡Ma!
—No Cristina, lo siento pero no te permitiré que te acuestes en la cama sin bañarte.
—Vale.—bufé. Me levanté de la cama y me acerqué a mi armario para agarrar el primer pijama que encontrara.
Mamá suspiró y salió de la habitación.
Bajo todo pronóstico me duché y nuevamente volví a lanzarme a la cama intentando conciliar el sueño.
—¡Cristina!—escuché la voz de mamá desde el pasillo. Solo me removí en mí lugar y la ignoré—. ¡Cristina!—abrió la puerta y nuevamente me destapó.
—¡Déjame dormir!
—Deja la pereza y anda a llevarle esto a los vecinos.—me tendió la jarra que recibí días atrás y me tomó de la mano para ayudarme a levantarme.
—¡¿Por qué mamá?! ¡Qué sea mañana!—ella me observó amenazante y no dijo una sola palabra antes de salir de la habitación. Con su mirada había sido suficiente.
Sino quería quedar una vez más castigada debía de hacerle caso. Había entendido la necesidad que tenía de mí teléfono estos días en los que trabajo pero no creo que sea suficiente justificación si vuelve a enloquecer.
Rodé mis ojos y me coloqué mis pantuflas hasta bajar a la primera planta. Salí fuera y caminé en dirección a su casa. ¿Parecería acosadora si iba a estas horas? ¿Estaría en casa?
Me detuve en su portal debatiéndome si realmente esto era necesario, no estaba mal aquí afuera. Las vistas eran hermosas y el fresco de la noche super agradable.
Está bien, me quedaré afuera. De todas formas la música también es un poco agradable, hoy si estoy de humor para este tipo de temas.
—...Y vamo' pa' la discoteca mami...—comencé a cantar en un murmuro mientras me movía levemente al ritmo de la música.
De repente algo hizo "clip" en mí mente. La música era de aquella casa. La de Aiden. De todas formas si tocaba no me escucharía así que lo mejor era irme.
Un gran debate se desató en mí mente, ¿Valía lo suficiente solo por un capricho dejar de ver el sol por los restantes fines de semana de mí vida?
Bufé y regresé mis pasos a la entrada. Dudé durante unos segundos pero luego de vencer mi lucha interna di varios toques.
Parecía gustarle pasar sus ratos libres con música a todo volumen.
La puerta fue abierta rápidamente y una oleada de gente salió por ella. Soltaban palabras sin sentido y reían sin razón.
Ví esto como una señal y sin más espera entré, sentí un grave mareo semejante al que sentí en aquella fiesta días atrás. ¿Esto era una fiesta? Una luz disco daba vueltas por la sala y una exagerada cantidad de botellas adornaban el suelo, sofás y mesetas.
—Que desastre.—ni siquiera sabía si Aiden estaba aquí por lo que al ver la zona de la cocina no dudé en llegarme allí con tal de colocar aquella jarra ahí y luego largarme.
Por poco caigo al suelo debido a un empujón que recibí de unos imbéciles que no hacían más que tomar.
Sentí un toque en mí hombro—. ¿No eras tú esa chica del vídeo?
Al principio no entendí la pregunta de aquel muchacho con pintas de drogado pero luego recordé.
—Supongo que sí.—el agrandó los ojos y me dió la espalda para luego correr hasta una barra a la esquina de la sala y pararse en ella.
—¡Oigan todos!—aún estaba algo atónita por lo efusivo de sus movimientos. ¿Qué planeaba hacer?—. ¡Ella es la chica del vídeo!
Abrí de manera exagerada mis ojos por la sorpresa. No esperaba algo como eso. Todas las miradas curiosas se depositaron en mí haciéndome sentir incómoda. De la nada una gran cantidad de personas se acercaron a mí y comenzaron a agobiarme con preguntas. Necesitaba salir de aquí. Recordé la puerta de la cocina detrás de mí por lo que rápidamente la abrí y cerré detrás de mí. No quería hacerlos pasar por npc e ignorarlos de esa manera pero no estaba lista para ese exceso de atención.
Cuando estuve un poco más tranquila apesar de los golpes en la puerta me levanté del suelo y coloqué la vacija encima de aquella meseta de mármol liso y blanco. ¿Cómo se suponía que ahora saldría de aquí?
Cuando mi giré a la derecha no pude evitar saltar en mí lugar de la sorpresa. Había colocado mi mano en mi corazón y sentía mis graves pulsaciones.
—¿Qué haces aquí?—la voz de Aiden logró hacerme sentir un poco más nerviosa. Sonaba... ¿Arrastrada?
Dió unos pequeños pasos y se acercó a mí, retrocedí tanto que mi cuerpo choco con la esquina de la meseta tumbando aquella jarra en el acto.
—¿No vas a responder?
—Vine a traerte esto.—tomé el contenedor de plástico donde antes descansaba una sopa y se lo entregué.
—Estaba muy rico, agradece de mí parte a tu madre.
—Está muerta.—me removí incómoda mientras mordía mi labio. ¡Qué tensión!
—Oh...—la había jodido en grande, reí nerviosa y me disculpé repetidas veces—. ¿Entonces lo has hecho tú?
—¿Quién más?—enarcó una ceja.
—Tu padre.—al ver su cara supe que la había vuelto a embarrar.
—He sido yo.—su mirada se desvió hacía un lado.
—Pues muchas gracias.—sonreí de forma ladina aún un poco apenada.
Si ser tonta fuese un delito tendría cadena perpetua.
—No tienes por qué hacerlo, lo hice porque quise.
—Ya se pero...
—De hecho, solo quería conocerles, en especial a ti.
—¿Eh?
—Los ví mientras subían sus maletas y cajas de mudanza. También ayudé a tu padre.
Papá me había hablado de un sujeto al que había tenido que pedirle ayuda para bajar del camión el refrigerador.
—Ahora recuerdo.
—No esperé encontrarme con una vecina tan linda.—volvió en sus pasos e intentó nuevamente acercarse a mí.
—Ni lo creas, estás drogado.—mucho no sabía de aquel mundo pero ese mareo y olor no eran normal. Olía a cigarro.
—¿Quieres?—sacó unos de su bolsillo. De un manotazo los lancé al suelo—. Ni lo intentes.
—Da igual, tengo más.
Dí unos pasos hacia atrás. Clara tenía razón.
—¿Hay alguna otra salida aparte de la entrada principal?
Él colocó uno de sus cigarrillos en su boca y se rascó la barbilla.
—Uhm... Claro. Sígueme.—dió media vuelta y abrió la puerta a una esquina de la estancia. Habíamos llegado al patio. Desde aquí había una vista perfecta a mi habitación y pósters de Olivia Rodrigo, Taylor Swift, Chase Atlantic y varías mariposas pegadas por el techo. Solo se veían las esquinas de los mismos pero para mí eran fácil de reconocer.
—Por aquí.—abrió la puerta trasera para mí y extendió su mano en señal de que saliera. No lo dudé mucho y cumplí sus órdenes.
—Por cierto.—me giré hacía él al escuchar su voz a pesar de la distancia—. Te luce lo Barbie.
Con eso cerró la puerta y me dejó ahí entre la duda de que había querido decir. Respuesta que fue encontrada al llegar a casa y mirarme al espejo. Aún tenía puesto mi pijama de Barbie.
—Mierda.—lancé mi celular a la cama. Todos me habían visto con eso puesto. Dios mío...
Rezaba porque mañana no recordace nada de esto, después de todo, estába bastante ebrio.
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María_As2009
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