Capítulo 3
11 de septiembre de 2020
Millones de revistas de novia estaban regadas por todo el suelo del apartamento de Leslie, suspiro tomando una y ojeandola con bastante rapidez.
— ¿Por qué tenemos que casarnos por la iglesia? —cuestiono— papá ni siquiera es creyente.
— Política y religión no combinan —habla Audrey a través de mi móvil.
Esta mañana Leslie nos invitó a su casa para comenzar con los preparativos de la boda, porque por supuesto que en esta sociedad machista y patriarcal en la que vivimos nosotras somos las que deben paralizar su vida mientras los machitos hacen no sé qué súper importante —seguramente solo vean porno en sus ordenadores o jueguen al golf. Es por eso que estoy en su departamento junto a Grace Young —la prometida de Nate, quién por cierto está en el instituto— y Caroline Cowen —prometida de Ian, algo que él asegura no pasará—, Kaylee y su mejor amiga Jordyn —quien debe casarse con mi mellizo— también están en el instituto completamente renuentes a la idea de una boda y, francamente, aunque no lo demuestre, las entiendo, si a mí a los diecisiete me hubieran impuesto una boda cuando ni siquiera he experimentado el primer amor mataría a alguien. En cuanto a Audrey, movimos unos cuantos hilos y como ella está recuperada casi por completa le hicieron llegar una tablet y está con nosotras a través de una videollamada aportando sus despectivas y buenas ideas.
»En la época medieval se hacían así... Claro que no estamos ahí y como dije negocios y religión NO COMBINAN.
Un teléfono suena y Grace se disculpa diciendo que su mamá está abajo y debe irse, mi pregunta aquí sería que hace una menor de edad planeando su boda, es absurdo, pero como siempre, no digo nada, no puedo ponerme en contra a papá también, a él no.
— Supongo que esa es mi alarma para irme también —habla Caroline y casi que quiero festejar cuando la puerta del apartamento de Les se cierra dejándola a ella del otro lado.
— No me agrada —aclaro.
— Ni a mi, es odiosa —secunda Leslie.
— Rubia de bote —se ríe Audrey—, ¿alguien me puede decir que va a hacer Ian con esa mujer?
— Ian no sale con rubias —comento—, las detesta.
— Salvo a Rose —aclara Leslie—, a ella la venera.
— Rose no es rubia de bote y la verdad es bastante agradable, lástima que vaya a tener una hija con Jackson, sería un buen partido para Ian.
En medio de esta conversación prefiero permanecer callada, con respecto a ese tema prefiero quedarme callada, Rose no me agrada, aunque admito que, junto a Caroline Cowen, ella sería una diosa del Olimpo. Admito que cuando la conocí, a Rose, y vi su manera de jugar con Jackson e Ian, de aquí para allá y de allá para acá, hice todo lo que estuviera en mi mano para separarlos, engañé a Jackson para que se liara con una amiga mía, Chiara, lástima que ella no estuviera en su mejor momento y se haya mudado a Los Angeles luego de tener sexo unas cuantas veces con él, porque definitivamente sé que eso habría funcionado, con respecto a Ian lo manipulé hasta el punto de que casi se casa con Cymbeline, aunque nunca olvidó a Rose y prueba de ello es que cuando Cymbeline lo puso a escoger entre las dos él eligió a Rose. Jackson se fue, la dejó atrás, pero Ian sigue pegado a ella y eso me preocupa, no la quiero con mi hermano, no es buena, solamente juega con él y lo peor es que Ian no lo nota.
— Rose solamente juega el papel de la embarazada frágil para atar a Ian en corto con un bebé que no es suyo y que, en realidad, no sabemos si tiene realmente nuestra sangre —opino—, en cuanto se le ponga otro a tiro va a botar a Ian otra vez, lo ha hecho a lo largo de los años y todavía le tiene comiendo de su mano, la verdad me duele por Ian.
»Caroline no me agrada, pero si es la solución para eliminar a Rose de la vida de Ian espero que esa boda se realice lo más pronto posible.
— Sabes Cynthia —comienza Audrey—, cuando tu viste a Derek lo tuviste muy claro, no dudaste ni un segundo, pero eso no siempre es así, dudar es humano. Errar mucho más.
— Sabes perfectamente que si Jackson estuviera aquí ella todavía estuviera mareandolos a los dos. Hoy Ian, mañana Jackson, simplemente es una arribista que quiere dinero, le daría igual el que fuera.
Leslie y Audrey guardan silencio, se miran y casi que envidio la manera en que, con una mirada, incluso si es a través de una pantalla, ellas se entienden.
— Enserio te hizo daño lo de Derek. Cynthia, la familia de Rose tiene dinero, sabes bien que su papá es un empresario importantísimo en Alemania y que su familia materna es dueña de media España.
— Eso dice ella.
— ¿Si te acuerdas que papá la investigó cuando pasó lo del cumpleaños de Jackson, verdad? Todos leímos el expediente, simplemente es alguien que no sabe lo que siente.
— Te apuesto lo que quieras a que en menos de un mes ese hijo que espera no va a ser de Jackson y sí de Ian, sería la oportunidad perfecta para atarlo y no perderlo, porque es lo que no quiere, quedarse sin los dos.
— Cynthia —comienza Leslie con cuidado, frunzo el ceño— ¿si te acuerdas que fuiste tú la que trazó un plan con Cymbeline para atar a Ian a ella que incluía un embarazo? Manipulaste a Cymbeline para que engañara a Ian, se embarazara de él y lo tuviera atado, para que lo alejara de Rose y ¿tengo que recordarte como acabó eso?
— Dos mejores amigas enfrentadas que hoy por hoy no se hablan —comienza Audrey— Ian eligió a Rose porque LA AMA, Cymbeline cayó en depresión, perdió al bebé y casi muere. No creo que sea Rose quién lo ate con un bebé.
Como siempre que me dicen las verdades a la cara pasa una cosa, me enfado. Es por lo que me levanto del suelo y agarro el teléfono.
— Podéis iros a la mierda las dos —digo y luego miro a Audrey— y tú, por alcahueta te quedas sin saber que vestido elige tu hermana. Me voy a tomar algo.
Cuelgo y salgo del apartamento, escucho a Leslie llamarme pero la ignoro y no tardo en adentrarme en el ascensor y perderla de vista.
•°•°•°•
Juego con la cucharilla y el dulce de helado, después de que lo pedí no me apetece en lo absoluto, así que lo dejo de lado y tomo mi bebida, que también miro con mala cara y aparto de mí.
Mis ojos ven por la ventana, intentando encontrar algo que haga que se me abra el apetito porque cuando pedí el dulce se veía realmente apetitoso. Sin embargo lo que veo solo me hace contener la respiración.
¿Cuál es la probabilidad de que esa sea Stephanie McCartney?
Me levanto, dejando en la silla mi chaqueta y bolso y el teléfono sobre la mesa y salgo de la cafetería, pero ya no puedo ver nada de la rubia. Quizás simplemente me lo imaginé, pero ¿por qué Stephanie? No tiene ningún tipo de lógica. Suspirando regreso al interior de la cafetería para pagar e irme. Mis pies se detienen a medio camino cuando veo a la persona que está sentada en mi mesa comiéndose mi dulce.
— ¿Sabias que si no te comes rápido un dulce de helado se derrite?
Mi respiración se convierte inmediatamente en jadeos, me apoyo de una mesa, mis ojos fijos en él, en el brillo en sus ojos claros, como toma un trozo de dulce con la cucharilla y sus labios se cierran en torno a ello, lo saborea y me sonríe.
— Dime algo, Nikki —comienza levantándose y acercándose a mí—, ¿como es que pides un dulce de helado de leche cuando odias el helado de leche?
Ahora mismo siento demasiado como para expresarlo con palabras, solamente quisiera salir corriendo, pero sé que me atraparía, siempre lo hacía.
— Puede que ahora me guste —consigo decir, la respuesta más incoherente que he dicho en mi vida, si ahora me preguntan.
Él sonríe, su mano toma mi muñeca derecha y me tenso, ¿acaso podrá sentirlo? No, no puede porque ya no está, pero siento que quema, si no está ¿por qué lo siento así?
Aparto la mano de él como si su contacto me quemara me frotó la muñeca con la otra mano, confirmando que no está, no se siente, pero quema, duele como al principio, ¿por qué? No quiero que me vea así... ¿será por eso? No ¿o sí? El cerebro es poderoso pero ¿tanto? Quizás debería estudiar algo relacionado con el sistema nervioso, me ayudaría mucho en este momento.
— Lo siento —se disculpa dando un paso atrás.
— No te preocupes —hablo y dejo mis manos juntas, dejando la muñeca derecha lo más cerca de mi cuerpo posible—, ¿como es...? ¿Qué haces aquí?
— Te prometí que volvería.
No sé cómo, pero esa frase solamente consigue enfadarme.
— Sí, hace seis años. Comprendí hace mucho que no lo harías.
— Nikki, sabes perfectamente lo que pasó, tú fuiste la que rompió el contacto conmigo.
En realidad mi madre se enteró de que me comunicaba con él y cortó toda fuente de comunicación, fueron dos largos meses en los que ni siquiera me dejaba salir de la casa, no podía ni ver el televisor, mucho menos usar un ordenador o un teléfono. Cuando volví a tener comunicación vi fotos de él con su adorada novia en Facebook y enloquecí, tenía dieciséis años, casi acabados de cumplir y es un período de mi vida tan oscuro de mi vida que no deseo recordar, cuando volví a estar medianamente bien tenía dieciocho, fue cuando me propuse olvidarlo, con tantos hombres como fuera posible, hasta el sol de hoy no lo consigo.
— Claro, no quería interferir en tu perfecta relación.
— Cortaste contacto conmigo mucho antes de que yo iniciara una relación.
— Derek... —su nombre en mi voz se oye como una súplica—, no quiero hablar de eso, por favor. No quiero pelear.
— Lo siento —murmura él, volviendo a dar el paso que había retrocedido y metiendo un mechón de cabello detrás de mi oreja.
Me siento tan cálida a su lado, tan pequeña e inocente, siento mis ojos arder con lágrimas que no quiero dejar ir.
»Nikki yo...
— ¿Por qué mejor no nos sentamos? El helado se va a derretir.
— Eso sería un sacrilegio —murmura él, sonrío.
Por lo visto el dulce de helado de leche sigue siendo su favorito. En cuanto a mi... me gusta la leche, y amo el dulce de leche, pero odio el helado de leche, así que no entiendo por qué pedí precisamente ese dulce.
Así que nos sentamos, Derek comienza devorar el dulce de helado de leche y yo solamente le doy un sorbo a mi bebida, tragando para hacer algo, porque ni siquiera la saboreo.
— Esto es el auténtico paraíso —asegura refiriéndose al dulce—, el café no tanto, solo tu combinarías el helado con un latte.
— Dudo que hayas venido desde Manhattan para criticar las combinaciones que hago.
— En realidad no...
Me pierdo en lo que está diciendo cuando noto hacia donde está dirigida su mirada, mi muñeca derecha, otra vez la siento arder y la bajo, escondiendola debajo de la mesa, entre mis piernas.
— Lo siento —se disculpa nuevamente—, es solo que según recuerdo tú odiabas las agujas y siempre dijiste que tus padres jamás dejarían que te hicieras un tatuaje y tienes uno, me llamó la atención.
No digo nada al respecto y con la mano izquierda tomo el vaso en el que está mi café para darle un nuevo sorbo.
— Todos tenemos una etapa de rebeldía —murmuro, queriendo desviar el tema, sin embargo él sonríe.
— Claro, aunque en realidad me sigues pareciendo la misma princesa bonita que cuando te conocí.
— Derek... yo no soy la persona que tú conociste hace años, de hecho, no tengo nada que ver con esa chica.
— Yo te veo y la sigo viendo a ella.
— Es un error hacerlo —mascullo al borde de las lágrimas, no quiero hacerlo, no quiero enturbiar el recuerdo que él tiene de mi—, ¿Por qué estás aquí en Seattle?
— Por ti.
No digo nada, me quedo procesando sus palabras esperando que algo se me pase por la cabeza, sin embargo, lo único que aparece frente a mí es mi hermana Leslie entrando en la cafetería.
— ¿Que cojones...? —murmuro levantándome de la mesa para ir hasta ella— ¿Qué haces aquí, Leslie?
— Cole te hackeó el teléfono y me compartió tu ubicación en tiempo real —responde con una mueca apenada.
— Puto cerebrito —me quejo.
— Cynthia escucha, lo siento vale, por las cosas que dije sobre Cymbeline.
— No dijiste ninguna mentira, Leslie. Si soy una perra manipuladora que hizo todo lo que dijiste, pero... solo quería proteger a Ian.
— Leslie —la voz de Derek se hace presente a mi espalda, mi hermana palidece como si hubiera visto un fantasma.
— Mierda lo invocamos, no puede ser que hayamos estando hablando de ti y de repente tu aparezcas, ¿que coño? Esto tiene que ser una puta broma.
— Yo también me alegro de verte.
— Leslie mejor vámonos, de todas formas Derek y yo ya hablamos todo lo que teníamos que hablar.
— Ni la mitad —susurra él cuando pasó por su lado para ir a la mesa por mis cosas, tomo todo, pago y cuando regreso mi hermana sigue con sus ojos fijos en el rubio, sin siquiera parpadear, incómodandolo visiblemente.
•°•°•°•
— ¿Ese era Derek McCartney? —pregunta alterada cuando llegamos a mi departamento.
— Mierda, Les, no actúes como una gruppie.
— ¿Una gruppie? ¿Qué coño, Cyn? Te vas a casar con otro y de repente el amor de tu vida aparece como si nada y te invita a tomar un café.
— No me invitó, me lo encontré en la cafetería.
— ¿A Derek McCartney? Claro, casualmente te lo encontraste en una cafetería ultra concurrida que mágicamente hoy estaba vacía y tuvieron una amigable charla mientras de fondo sonaba RBD.
— Ni siquiera noté todo eso que dicen.
— ¿Tampoco notaste la intensidad con la que te veía?
— ¿Que cojones te pasa Leslie Alessandra Ryder?
— Que sé que lo vas a mandar todo a la mierda.
— ¿Y a ti quien te dijo eso?
— Cynthia, trataste de suicidarte cuando le viste con otra, a través de redes sociales, cuando vivía literalmente al otro lado del país.
— Sabes muy bien que hubieron más factores influyentes en esa decisión, no uses eso como excusa.
— También dejaste de comer y vomitar todo lo que comías.
— ¿Tengo que leerte mi expediente? Anorexia nerviosa, bulimia y depresión clínica, nada de eso tiene que ver con él.
— Todo empezó cuando se fue.
— ¿Y de quién fue la culpa de que se mudara al otro puto extremo del país?
— Ahora resulta que la culpa de todo la tiene tu mamá.
— No llames así a esa mujer.
— Cynthia, te lo digo enserio, no quiero que vuelvas a pasar por eso, no quiero perderte a ti también.
— No te preocupes por eso, Leslie. Entre Derek y yo todo acabo y, aunque no fuera así, tenemos una boda con la cual cumplir.
— ¡¡¡NO¡¡¡ —su grito me hace pegar un bote— olvida todo lo que te dije, es pura mierda, lo dije de dientes para afuera a ver si tu putamente reaccionabas, han pasados seis años y sigues llamándole el amor de mi vida, te has autodestruido para calmar la ansiedad que te provoca no estar con él, ¿por qué coño estás aquí conmigo y no con él comiéndose a besos en ese sofá?
— Yo no me he autodestruido —murmuro con el ceño fruncido.
Las manos de Leslie se van a mis hombros y comienza a sacudirme.
— ¡REACCIONA CYNTHIA JODER! ¡¡¡REACCIONA!!!
— No grites y sueltame.
— Lo siento —se disculpa soltándome—. Te juro que quisiera que tuvieras el espíritu aguerrido de Kaylee.
— ¿Qué pasó con Kaylee?
— ¿Enserio Cynthia? Lleva una semana fuera de la casa.
— ¿Qué? ¿Por qué?
— La hermana del año.
— Kaylee me odia y lo sabes.
— Kaylee odia a medio mundo, que no te detenga eso. Y se fue creo que para no tener que casarse o algo así.
— Seguro que a ella Cole no le hackea el teléfono.
— En realidad sí, está viviendo en el apartamento del chico con el que vino el otro día.
— Y parecía tonta —murmuro.
La mirada de Leslie me hace sonreír apenada, pero realmente ese hombre está buenísimo, es una criatura increíblemente atractiva y sexy con una voz caliente, en resumen, la perdición y el pecado encarnados.
La puerta del apartamento se abre y Cole entra, lo que no es raro teniendo en cuenta que él también vive aquí, lo raro es que quien viene detrás de él, es efectivamente Stephanie McCartney.
En el pasado no era raro verlos juntos, eran como los mejores amigos que todos shippeabamos y que nunca pasó, gracias a esa amistad conocí a Derek el día de mi fiesta de quince años.
— Los hermanos McCartney te atacan, hermanita —comenta Leslie con fingida voz maligna—, te dejo y piensa lo que te dije.
— Eres una puta bruja —dejo en claro, ella sonríe—, hola Stephanie, que gusto verte. Adiós, Stephanie, nos vemos pronto.
Y dicho eso salgo del apartamento.
Si de algo estoy segura es de que no estoy preparada para enfrentarme con ellos y no sé todo lo que puede conllevar su regreso a mi vida y, francamente, me da miedo averiguarlo.
***
Nota de autora: Buenas, bichitos, yo por aquí... me acabo de dar cuenta de que la mitad del playlist de este libro es de RBD, así no se puede.
En fin, que piensan del capítulo y de la historia hasta ahora?
Bichi-besos 😚🐞♥️
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