Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 18

Capítulo 18

—¿Cómo es que le dieron un maldito permiso estando castigado? —chilló Zoey, aferrada a la espalda de Zack, mientras él saltaba la reja del colegio hacia el puente—. ¡Y de noche! ¿Cómo pasó?

—No tengo idea; alguna trampa, magia... ¡NO LO SÉ!

—¿Cómo los encontraremos? —titubeó ella, viendo hacia el pueblo a oscuras.

La penumbra le resultaba aterradora. Ni una sola alma deambulaba por aquellos lares y se le antojaba aún más como una tétrica película de terror. Recordó a los escalofriantes zombis saliendo de sus tumbas en el cementerio y se apretó contra su protector. No creía que ningún zombi fuera a aparecer en ese momento —por más que la niebla se arremolinara junto a los árboles y las partes más bajas de la calle, tornando la atmósfera increíblemente fantasmagórica—, pero ya había aprendido que todo podía pasar.

—Hay formas de seguir a las personas —Zack miró hacia ambos lados cuando llegó al final del puente—, algunas dejan estelas. Las personas que han usado magia alguna vez dejan marca. Adam... ciertamente usa magia. ¿Cómo nunca lo vi?

Zoey estiró la cabeza hacia arriba y escudriñó los alrededores. ¿Ella tenía una estela, cierto? Si la tenía, al menos no la veía.

—¡Será imposible! Yo no veo nada.

—Para ti —se rió Zack, nervioso—, no para mí que estoy muerto.

—¿Y cómo es la marca de la magia?

—Como una estela —reitero él—, como un humo suave de colores.

Zoey se sujetó con más fuerza, al ver que volvía a correr. Llegaron a la plaza, desierta a esa hora de la noche, y ambos se quedaron quietos; el viento les agitaba los cabellos rubios.

Tironeó de su ropa, para preguntarle qué iban a hacer ahora. No había rastro alguno de Adam y Jessica y empezaba a asustarse más de la cuenta ¿Y si no lograban llegar a ella a tiempo? ¿Qué le haría ese loco? Zack habló justo a tiempo.

—Estuvieron aquí —dijo, seriamente—, al menos Adam estuvo. El problema es que no sé hace cuánto.

—Y... ¿y entonces?

Él rechinó los dientes y señaló el único restaurante decente del pueblo, que estaba cerrando.

—La llevó a comer —gruñó, como si fuera lo más terrible del mundo

Zoey frunció el ceño.

—Mientras no decida comérsela a ella...

—El punto es... —Zack miró a su alrededor—, a dónde fueron luego.

Zoey sacó su celular y marcó, otra vez y en vano, el número de Jessica. Ya lo había intentado, pero albergaba la esperanza de que esta vez ella contestara. El sonido interminable del pitido del teléfono fue insoportable. Abrumada, cortó la llamada que nunca sería respondida.

—¡Rastrea su estela! —propuso, tirándole del pelo sin querer.

Zack no se quejó y se giró sobre sí mismo.

—¡Por aquí! —Atravesó la plaza en un correteo veloz y apresurado, con Zoey agitándose por el movimiento en su espalda.

Bordearon la calle principal, completamente a oscuras, y se dirigieron a la costanera pavimentada del río. Habían hecho recientemente un boulevard y era un sitio realmente bonito para pasear. La municipalidad estaba orgullosa, al igual que los habitantes, de tan lindo detalle en su pueblo. Zoey nunca había ido allí, aunque sabía de la novedad. Casi nunca salía del colegio, pues para los permisos hacia poco que había conseguido las firmas.

A esas horas el boulevard no carecía de encanto. En medio del frío, Zoey no imaginó que ese sitio pudiera ser tan bonito. Escuchaban el agua correr detrás de la baranda de cemento decorada; pero además de eso, el silencio era absoluto, como un perfecto pueblo fantasma.

Eso aumentaba su desesperación. El aspecto del pueblo por las noches era el condimento ideal para el secuestro de Jessica, para volverlo una verdadera película de suspenso.

—¿Qué sucede? —preguntó al ver que Zack bufaba.

—La estela vuelve hacía allí, es más reciente ahora. Un poco. 

Zoey miró hacia donde señalaba.

—Hacia el colegio. Pero... si así fue, ¿por qué no captaste su marca allí primero?

—Quizás no fueron al colegio —titubeó Zackary—. El bosque también está en esa dirección. Y si no, pude haberme confundido con ambas estelas, la vieja y la más nueva.

Ella dio un respingo.

—¿Y si lo que quería Adam era atraerme al templo, para reunirse con el tipejo del cuchillo?

Ahora parecía probable que fuera cierta la idea principal de Zack desde hacía unos cuantos días, esa de que Adam era el socio de aquel que casi la mataba en bosque. Y con eso, solo quedaba volver a decir lo mismo: él estaba loco.

Zack tembló ligeramente.

—Si ese es el caso, tú estarás bien, tranquila. También Jessica. Yo me encargaré de eso.

Ella lo miró con ternura, olvidando por un momento todos sus miedos. Si alguien podía tranquilizarla, era Zack.

—Te tomas todo esto muy a pecho. Gracias.

—¡Por favor! ¿Crees que dejaría que tú y ella pagaran por esto? —Zack se rió un segundo—. Primero, son damas y los caballeros tienen que asistirlas cuando lo necesitan. Segundo, y hablando en serio, ustedes son inocentes. Ya te lo dije, esto es mi culpa y me hago cargo de mis errores.

Zoey negó.

—Esto no fue tu culpa, ya basta. Una vez mencionaste que alguien te envió de regreso como castigo por haber perdido el collar. Creo que ese alguien te metió una idea errónea, o al menos que tú malinterpretaste la idea. Créeme, Zack. Esto no fue tu culpa.

Él ya estaba negando con la cabeza cuando ella se estiró hacia delante y le plantó un beso en la mejilla con mucha dulzura. Zackary sonrió como reflejo. Hacía tiempo que alguien no le hacía un mimo y el calor del beso de Zoey se desparramó por su rostro como mantequilla líquida. Fue muy placentero. Sus labios, muy suaves, le produjeron un cosquilleo.

—Gracias, Zoey —dijo—. Vayamos por Jessica.

Cuando cruzaron el puente de la escuela, él viró hacia el edificio.

—¿No están en el bosque?

—No. ¡Él la trajo realmente de vuelta!

No tardaron en ingresar y apresurarse al seguir la estela. Corrieron por los pasillos del colegio, con Zack guiando el camino con precisión y, a pesar de que ella nunca había estado de ese lado de los dormitorios, al menos por propia voluntad, sabía a dónde iban.

La última vez Adam la había arrastrado por esos pasillos, tapándole la boca para que los demás alumnos no oyeran sus gritos, poco se había fijado en el camino. Entre la desesperación por Zack y su propio destino, las lágrimas habían nublado sus ojos.

Pero esta vez era diferente. Había otra clase de desesperación.

Más allá de que intuía que Jessica estaba en el cuarto del tipo que había intentado abrirle agujeros en el pecho, no se imaginaba la razón de aquello... más que solamente un cebo para atraerla. Se detuvieron frente a la puerta nueva del cuarto de Adam.

—¡Ya hazlo! —siseó Zoey, aferrada a su brazo. Zack asintió y golpeó la puerta con sus manos. Esta se abrió de par en par y ella agradeció no haberla sacado de cuajo.

Lo que vio la tomó por sorpresa y deseó golpearse la cabeza contra la pared por no haber pensado en esa posibilidad. El miedo y las sospechas la habían cegado más de la cuenta: apenas podía ver las piernas de Jessica asomando por la cama y el acolchado azul. No localizaba su rostro. Ella se veía tan pequeña debajo de Adam.

Él, al verlos entrar, tomó una posición sobre su cuerpo desnudo bien a la defensiva. No le permitió a Jess ver quién entraba al cuarto, y menos al chico que debía estar muerto parado en el umbral.

Zoey se quedó congelada. Adam estaba tirándose a su amiga, no torturándola como ella había creído. Entonces, Jessica asomó la cabeza por detrás del cuello de Adam.

—¡ZOEY! —chilló, primero sorprendida y luego con algo más: vergüenza—. ¿Qué crees que haces?

La indignación fue palpable justo después, tanto así como su furia. En aquel momento, Zoey se forzó a hablar y notó que Zack estaba bien oculto detrás de la pared, impidiendo que ella pudiera verlo.

—¿Qué crees que haces tú? —contraatacó. ¿Cómo podía estar con ese maldito loco? Si ella supiera cuántas balas había disparado Adam en el sótano, lo hubiera pensado dos veces. Pero allí estaba el punto, Jess no lo sabía—. ¡Te dije que él no era bueno! ¡No confiaste en mí! —soltó, también llena de vergüenza e incomodidad. No quería ver a dos personas desnudas. ¡No quería ver a Adam desnudo!

—¡Sal de aquí!

Zoey negó y miró a Adam con pura furia.

—¡Eres un malnacido! ¡No te bastó con querer llenarme de plomo, ahora también te atreves a usar a mi mejor amiga!

Jessica se incorporó un poco, tapando su desnudez.

—¿Estás loca o qué? —exclamó—. ¡Deja de decir idioteces, por Dios! ¡Necesitas un psicólogo!

—¡Él quiso matarme, Jessica!

—¿Qué dices? —bufó su amiga, completamente roja.

—No sé de qué habla. Tu amiga está loca, Jessica —añadió Adam con cara de póker.

Jessica estrechó los ojos.

—Lo sé, y no tiene una pisca de tacto. ¡SAL DE AQUÍ!

—¡BIEN! No vengas a llorar a mí, si es que te deja entera y no te descuartiza, ¡cuando te des cuenta de que no es más que un psicópata!

—¡ESTÁS LOCA, LOCA!

Zoey rechinó los dientes, lanzó un insulto y se giró para alejarse de esa escena. Cerró la puerta con fuerza detrás de ella y marchó, sin esperar a Zack, por los pasillos.

—¡No puedo creerlo! —exclamó—. ¿Cómo no pensé en esto? ¿Cómo ella hizo esto tan pronto? ¡Siempre hablamos que la primera vez debía ser especial!

Zackary la alcanzó y, al ponerse a su lado, notó que algunas finas lágrimas caían de sus ojos.

—¿Zoey? ¿Entonces Jessica nunca había estado con nadie antes?

—¡No solo va a matarla! ¡Si no que además puede hacerle muchas cosas peores! —gimió ella, negando con la cabeza—. ¡La está usando! No tiene idea... ¡No tiene idea! Él nunca se había fijado en Jessica hasta ahora, irónico, ¿no?

—Lo irónico es que crees que hay algo peor que la muerte —razonó él. Estaba más calmado, pero aún preocupado. Claro que Adam la estaba utilizando, ¿pero qué podía hacer frente a esa escena? ¿Exponerse y sacar a rastras a Jessica de esa cama?—. Pero si ella ha llegado a aceptar esto...

—¡No lo entiendes! Él no quiere nada con ella, ahora simplemente juega, ¡le romperá el corazón! ¡Incluso después de que Adam intentó besarme él es capaz de usarla de esa forma y...!

—¿Qué? —dijo él, de pronto, deteniéndose en el pasillo. Zoey solo pudo dar dos pasos más, puesto que él la sujetó para que no avanzara—. ¿Qué dijiste? —Ella se quedó con la boca abierta, recordando que no debía decir eso—. ¿Intentó... besarte? ¿Contra tu voluntad?

Su tono fue violento y sus ojos grises se oscurecieron. Ella asintió despacio y, mientras él la observaba con furia en la mirada, aprovechó para abrazarse a sí misma.

—Justo antes de que llegaras... Si hubieras tardado más, hubiera perdido mi primer beso con él —susurró.

Zack rechinó los dientes.

—Hijo de puta... —masculló—. ¿Cómo se atrevió a obligarte? ¿De verdad? —Se giró peligrosamente hacia el cuarto de Adam.

—No. Ya, déjalo. Vamos... —Zoey tomó aire. Estaba temblando. El frío se colaba por las ventanas del colegio y desde allí se podía apreciar la nube de tormenta que se acercaba con ferocidad. Las lágrimas se habían detenido a la mitad de sus mejillas y, aunque sus ojos parecían listos para dejar salir un río salado, nada de eso ocurrió—. Vamos al cuarto, tengo sueño y frío y... no quiero hablar más de Jessica.

Zackary la observó con los ojos entrecerrados. Ella ya había tenido demasiado por esa noche. Últimamente, las salidas nocturnas del colegio amenazaban con acabar con su buena salud. El invierno se aproximaba con rapidez.

—La vigilaremos —gruñó el chico. Pasó un brazo por encima de su hombro y la guió nuevamente por los pasillos, hacia la habitación—. Mantendremos a ese hijo de puta lejos de ti.

—¿Y Jess?

—Ya te dije, la vigilaremos. Más no podemos hacer. Ella es libre de tomar sus propias decisiones.

—Adam está loco —hipó Zoey, limpiándose las mejillas.

—Tengo una leve impresión de cómo va a terminar esto.

—A pesar del enojo acaecido en su voz, Zack sonrió—. Veremos cuánto tarda en darse cuenta que usar a Jessica no le servirá para nada.

Para Zoey era horrible. No solo ver a su mejor amiga en las manos de aquel loco psicópata era terrible, sino que no recibir de ella ni la más mínima palabra, o declaración de que al menos la notaba, era todavía más feo.

Jessica dormía en el cuarto y luego se alejaba todo lo que podía. Ni siquiera habían discutido otra vez, y a pesar de sus intentos, ella se negaba a hablarle y Zoey entendía que su irrupción en el cuarto había sido descabellada y carente de vergüenza. Pero era por su vida, no por desear molestarla. Y no podía explicárselo así nomás.

—Jessica, ¿podrías escucharme solo un momento? —intentó por decimoquinta vez, pero cuando pronunciaba su nombre, la amiga huía. Zoey sabía que no tenía mucho tiempo y que al final idearía una forma para decirle porqué entró así. Le diría las veces que Adam la molestó durante su ausencia, pero mientras tanto, no tenía una forma de encararlo.

Y luego estaba el tema del beso. Comentarle a su mejor amiga que el chico que se había acostado con ella había intentado besarla antes, sería más una alegación de egocentrismo y riñas en una ya delicada situación.

¿Cómo salvarla entonces? Jessica parecía caer hacia el fondo del abismo. Eso empeoró.

Tal y como Zack imaginaba, había tenido la esperanza de que Adam se aburriera rápido de ella —al ver que las amigas no se hablaban y ya no andaban juntas—, pero a los pocos días se enteró por boca de otros que Jessica y Smith habían formalizado su relación. Así de rápido.

Fue entonces que su protector le prohibió volver a andar sola en el colegio. Él iba con ella todo el tiempo y procuraba que Zoey se encerrara en el baño cada vez que Adam acompañaba a Jessica al cuarto.

La primera vez que ella vio entrar a ese tipo, con Jessica todavía ignorándola, se le heló la sangre. Zackary, como conejo, fulminó con la mirada a Adam y este le devolvió un vistazo neutro, como si no entendiera demasiado de lo que estaba pasando, como si hubiera olvidado la pelea en el sótano.

Automáticamente, Zoey corrió al baño e ignoró, al borde de las lágrimas, el bufido burlón y rabioso de Jess al verla atravesar la puerta blanca. Zack tomó forma humana en cuanto Jessica se agachó junto a su cama para recoger unas cosas. Fue solamente una forma de marcar territorio, de demostrar que la inocente propietaria del dije no estaba sola y desprotegida. Le pasó un brazo por la espalda y fue él quien, sin perder contacto con los ojos del muchacho, cerró la puerta y echó el cerrojo.

Abrazó a su protegida, manteniendo su espalda ancha pegada a la puerta, ese día como tantos otros. Podía parecer exagerado, ¿pero hasta qué punto Adam podía enloquecer?

—Tranquila, todo estará bien.

¿Qué debía hacer para salvar a Jessica y seguir protegiendo a Zoey?

¡FELIZ AÑO NUEVO! Les deseo un muy buen año a todos y les agradezco estar aquí para acompañar esta historia. 

¡Y las cosas siguen desarrollando! Ahora, Jess está siendo usada y Zoey no sabe qué hacer, sin decirle la verdad, para hacerla entrar en razón. ¿Qué creen que hará Adam cuando se dé cuenta de que eso no le sirve para acercarse a Zoey? ¡Déjenme en los comentarios qué piensan que pasará! Muero por ver qué ideas tienen en cuanto al desarrollo de la historia :) 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro