Capítulo 6
La sonrisa en su rostro no se fue en ningún momento, todo lo contrario se mantuvo intacto durante todo el congreso y con los presidentes de otros países. Todos sabían quién era Ian Jones, un tirano que se viva de los ingresos de su país y que llevaba más años gobernando su país que cualquier otro presidente.
Ian tenía a todos a sus pies, cada quien sabia a que se atenían cuando se dirigían a él. Aunque muchos lo envidiaban de sobre manera a causa de que él tenía todo lo que un hombre pudiese desear en la vida con solo chasquear los dedos.
Pero la sonrisa de ese presidente no era precisamente por eso, todo lo contrario. Recordaba en cada ocasión que podía la manera en la que el hibrido que tenía en casa había gritado su nombre la noche anterior sin descanso alguno, mientras que él profanaba cada parte de su cuerpo de forma en la cual estaba seguro de que no iban a olvidar ninguno de los dos por un largo rato.
Thomas y Thomas notaban eso de su amigo y solo negaban con la cabeza, sabían a qué se dedicaba tanta felicidad. Ellos también estaban en las mismas, nadie les iba a quitar esas estúpidas sonrisas de sus rostros.
— Por lo visto el día de hoy el presidente está de lo más feliz — dijo el encargado del congreso — ¿Será que su esposa al fin ya lo bendijo con su primer hijo? — Ian le sonrió tenso, esa no se la esperaba.
— Nada de eso — tendió su mano en forma de saludo, para que no se notara que no se acordaba de que tenía esposa por estar follando sin descanso con un mitad hibrido y mitad zorro — Por ahora mi esposa y yo no estamos pensando en tener hijo, quizás después de que estemos estables sin tantas cámaras detrás de nosotros...
—Puede que tenga razón en eso, puede que no la tenga — subió una ceja y puso una mano en la espalda de Ian, para que caminara con él, hacia un lugar más privado — Me imagino que escuchó sobre las almas gemelas.
Ian rodó los ojos cuando escuchó eso venir de ese viejo, esas cosas eran de niños no de un adulto.
—Escuché sobre eso, pero fue hace muchos años y no estoy seguro de que si me importa — se encogió de hombros — ¿A qué viene eso?
— La verdad es que a nada, pero solo se lo recordaba a mi querido presidente por si lo había olvidado — rió — Pero me di cuenta de algo y es que tiene un olor totalmente diferente a cualquier otro en este lugar y no es el de su esposa porque ella se quedó lejos de este país...
— Tengo el mismo olor de siempre, no tengo ningún otro olor — lo interrumpió con brusquedad, ya no le gustaba el ritmo de esa conversación — No sé a qué mierda quiere llegar conmigo y esta estúpida conversación. Así que dígame todo lo que tiene que decirme sin la necesidad de estar dándole vuelta al asunto.
—No quiero llegar a ningún lado con esta conversación. Es solo que su olor se me hace un poco exótico en pocas palabras — le sonrió burlón — La verdad es que descubrí muchas cosas en estos días de las cuales todo el país y el mundo estarían dispuestos a saber si abro la boca.
— Diga lo que quiere de una buena vez por todas — se separó de él — Me imagino que desea dinero...
— El dinero es lo de menos para mí, solo le recuerdo que usted debe de andar con pasos finos si su hermano se llega a dar cuenta de que usted está con un hibrido...
— ¿Qué demonios tiene que ver mi hermano en esta conversación...? — Subió una ceja — Hace años que nonos vemos y según tengo entendido aun intenta llegar a la presidencia del país.
— Tiene toda la razón en eso, señor presidente — el hombre asintió y luego miró hacia los lados — Su hermano es un hombre muy astuto, así que le sugiero que ande con pasos finos por si alguna vez se presentan los problemas que se vienen en el futuro por estar con ese hibrido.
— Mi hermano no debe de meterse en mis cosas — bramó — No hay razón por la cual él tenga que estar enterando de lo hago con mi vida a menos que alguien le diga y ya eso serian grandes líos para el soplón.
— Lo sé, señor — el hombre suspiró — Solo le diré que su hermano anda haciendo muchas cosas en contra suya, al parecer está buscando algo insólito en su gobierno y todo lo que usted tenía construido durante los años será a la mierda solo por eso — le sonrió de forma paternal.
— Gracias, pero ya es hora de irme a casa. Mi labor en este país se acabó — ni siquiera espero a que el hombre le dijera algo solo salió de ese lugar.
Se despidió de todos los presentes que se le acercaban y luego se tomó algunas fotos a la salida con algunos de sus seguidores en ese país, debía de mantener una imagen intacta.
El camino hacia la casa fue un poco tenso para los tres amigos, Ian tenía en la mente de que debió de ser más cuidadoso con el olor de Ethan que tenía impregnado en su cuerpo y más aun sabiendo ahora que su hermano estaba detrás de él una vez más algo que no a permitir.
Su esposa era un caso aparte en sui vida y la verdad era que no le importaba mucho lo que pudiese suceder con ella. Lo primero que hizo cuando se bajó de la limosina fue ir rápidamente hacia la casa sin esperar a sus amigos, necesitaba ver a Ethan, sentirlo en sus brazos como lo había hecho la noche anterior y saber si era cierto lo que decía ese viejo.
No pudo evitar sonreír al verlo durmiendo frente al televisor con hermosa corona de flores sobre la cabeza y su cola rodeando sus piernas. Se acercó a él tomándolo en brazos y subir las escaleras sin despertarlo realmente. Sus amigos también hicieron lo mismo con los demás omegas, además, debía de preparar todo para esa misma noche en la cual tenían que regresar.
Ethan se removió incomodo en los brazos del alfa, pero se mantuvo quieto sin hacer un solo sonido, esperando que este no se enojara con él.
Ian lo acostó en la cama y luego lo hizo él, después de quitarse la ropa con la que había pasado la mañana y parte de la tarde con ella puesta, en ese maldito lugar.
— ¿Qué me estás haciendo, omega? — susurró para sí mismo.
— No entiendo, amo — si alguien más hubiese estado en la habitación se hubiese reído de Ian al momento de caer de la cama por el susto de la voz de Ethan — ¿Está bien, amo?
— Sí, estoy bien solo fue que tropecé con algo — murmuró, y agradeció que Ethan no pudiese ver en ese momento.
— ¿Seguro de que está bien? — su voz sonó llena de preocupación.
— Sí, estoy bien... — se subió otra vez a la cama y atrajo al omega a su regazo — me gusta la corona que tienes en la cabeza — acarició el cabello que sobresalía de esta.
—Gracias — las mejillas de Ethan se pusieron rojas — Esta corona de flores la hice yo...
— Pensaba que eras ciego — lo miró incrédulo.
—Lo soy, pero mis demás sentidos funcionan muy bien..., es porque soy un hibrido — mordió su labio — Amo, ¿Puedo pedirle un favor?
— ¿Qué será lo que vas a pedir, omega?
— ¿Puedo tocar..., su..., rostro? — esa pregunta dejó a Ian mudo, sin saber que decir o hacer — Es que quiero saber cómo es en realidad o imaginármelo en mi mente..., pero si no quiere entiendo eso — agarró su cola y la comenzó a acariciar, en un signo de nervios.
— Puedes hacerlo, sin miedo — lo alentó.
Ethan sintió como algo dentro de él, se hacía un poco más valiente, así que levantó una de sus manos hacia el rostro del mayor y lo acarició con mucha paciencia. Primero fue su cabello, suave y sedoso como si fuera hecho a la perfección con su personalidad. Luego fue su nariz el perfil de esta fue la que en verdad le llamó la atención, tenía la punta de esta un poco inclinada hacia arriba, luego fue hacia sus mejillas donde sintió pequeñas espinillas al igual que en la frente, pero no eran tan malas después de todo.
Por último fueron sus labios, los cuales el mismo no dudo en morderse los suyos de forma inconsciente, ese hombre sin duda hacia cultos para ser tan perfecto.
— ¿Me puede decir de qué color son sus ojos? — la cola de Ethan se movió de un lado a otro después de hacer pregunta, ni el mismo Ian se la esperaba después de todo.
— Son verdes — Ethan asintió sin soltar su cola y aun con las mejillas sonrojadas a más no poder.
— Gracias, amo... — Ian acarició la cadera de Ethan y frunció el ceño cuando el olor de Ethan se sintió menos que los días anteriores.
— ¿Por qué no siento tu olor? — lo acercó más a él y este se encogió un poco.
— Esta mañana tomé los supresores..., es por eso que mi olor no se siente mucho — mordió su labio — Sé que debí de preguntar, pero no podía hacer...
— Quiero que los dejes de tomar, es una orden y la tienes que cumplir — dijo, serio — Me gusta mucho tu olor, pero eso no quiere decir que me guste tenerlo sobre todo el tiempo.
— Yo creo que los dejare de tomar, pero eso puede traer consecuencias ¿Cierto? — Ian lo acostó en la cama y dejó besos en su cuello.
— Así es, pero eso no quiere decir que no haya alternativas para esas consecuencias — mordió detrás de su oreja — Pero no pensemos en eso ahora, nos espera una larga tarde antes de partir de este lugar y regresar a casa.
Quitó el abrigo que el menor tenía y se dispuso a besar cada parte del cuerpo de este, sin excepción alguna. Pero lo que más le sorprendió fue que este aun usara la ropa interior que le había comprado, claro que no era la misma lencería de la noche anterior.
Quizás ese hermoso omega tenía mucho que ofrecer.
— Eres muy hermoso, Ethan y eso es algo de lo cual nunca debes de olvidar que salió de mis labios — mordió la cara interna de su muslo derecho — Tu olor es esquisto y embriagante — pasó la lengua por encima de su miembro — Y más aún cuando sueltas tus feromonas por todo el lugar... — rompió la lencería con sus dientes — ¿Y sabes cuál es lo mejor de todo?
— No... — su espalda se arqueó cuando Ian pasó su lengua por la punta de su miembro.
— Que solo yo puedo tenerte y tocarte como se me pegue la gana.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro