Capítulo 4
Hizo una mueca cuando su rostro impactó de lleno contra el fuerte pecho de su dueño, la verdad es que le había dolido el golpe, pero ahora que estaba seguro de cualquier ataque del amo de Valeria se podría decir que las cosas se estaban saliendo de control absoluto.
Escuchó el gemido de dolor que hizo su amiga cuando fue llevada hacia otro lugar del avión, sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas sin poder contenerlas cuando se vio así mismo sin poder hacer nada para salvarla de las garras de Dubois.
Fue guiado por el alfa a una de las habitaciones del avión y luego fue dejado en la cama, a su lado sintió la presencia del alfa pero no dijo nada. Solo se quedó en silencio esperando que este no se enojara por desobedecerlo una vez más.
Un gemido asustado escapó de sus labios cuando las manos del alfa tocaron su cabello, se asustó. No podía negar eso, cualquier movimiento que hiciera el alfa era un detonante.
— No debes de estar cerca de esa niña cuando Thomas lo esté — le dijo, serio, mientras acariciaba su cabello con suma delicadeza la cual extrañó a Ethan porque nuca había recibido alguna caricia por parte del mayor a menos que sea algo sexual.
— Pero ella es mi amiga — dijo, confundido por lo que el mayor le estaba pidiendo — Además, creo que eso es algo de lo cual él no tiene derecho a nada sobre ella solo por la simple razón que la compró en una subasta...
— Él tiene todo el derecho sobre ella — dejó de acariciar su cabello — Él pagó mucho por ella como para que ahora salgas con esas cosas.
— Puede que haya pagado micho por ella, ¿Pero no se supone que tiene esposa y posiblemente hijos?
— Eso es algo en lo cual no debes de estar metido, Ethan — bramó — Es su relación no la tuya...
— Se supone que es el presidente de un país que todos deben de esta haciendo las cosas bien y la primera persona que hace las cosas a su manera es usted — se sentó en la cama — ¿El país está de acuerdo con que su presidente haga las cosas de esa forma? ¿Qué el presidente en lugar de dar el ejemplo a sus hijo?
— Es mejor que dejes de decir cosas estúpidas, Ethan — Ethan chilló cuando una de las manos de su amo lo tomó del cabello — Por si lo sabías, omega estúpido, un presidente solo gobierna un país durante cuatro años — acercó su rostro al cuello de este, sin soltar su cabello — En cambio, un dictador lidera un país durante su vida entera y eso es algo de lo cual debes de estar consiente en este lugar — lo soltó — Duérmete que los días son largos al igual que las noches.
*****
Las horas de vuelo fueron las más lentas en su vida, solo sabía que irían a aun país para que el alfa diera la cara en algo que no entendía de política, pero aún no sabía en qué consistía su papel en ese viaje.
El alfa había durado días completos sin verlo y ahora de la nada lo necesitaba en un viaje en el cual él no tenía nada que ver y más que nada no pudo ver a sus amigos en ningún momento porque los habían separados a todos.
Aunque, una pregunta rondó por la mente de Ethan y era que si el alfa tenía esposa que hacía con él en ese lugar al otro lado del mundo, por así decirlo. Sacudió la cabeza dejando esos pensamientos a un lado y se concentró en la mano que estaba apoyada en su cadera incitándolo a seguir caminando por el largo pasillo.
Su ceño se frunció suavemente cuando no escuchó ningún ruido de alguna cámara de la prensa por ningún lado o a las personas que suponía que estaban detrás del alfa para conseguir alguna foto de este. La mano que sostenía su cuerpo fue bajando hasta detenerse en la parte baja.
Sus mejillas se tiñeron de rojo carmesí sin poder evitarlo y la risa del alfa a su lado fue suficiente para darse cuenta de que su sonrojo era notorio en ese momento.
Un jadeo salió de sus labios, cuando fue levantado con facilidad del suelo. Sus pequeños brazos rodearon el cuello del mayor con mucha delicadeza por si este le decía algo, por lo que había sucedido hace algunas horas.
Su cuerpo descansó sobre el asiento trasero de lo que parecía ser una camioneta y el del alfa también se posó a su lado segundos después. No estaba seguro de si estaba en lo correcto quedarse sentado en el mismo lugar el alfa, por lo que se movió un poco hacia el piso para mayor comodidad del otro. Pero un fuerte brazo lo sostuvo de la muñeca deteniendo su avance.
— ¿Qué demonios haces? No te dije que tenías que sentarte en el piso — lo haló hacia el asiento otra vez y Ethan se sintió pequeño en ese lugar.
— Yo lo siento, amo. La verdad es que no sabía si tenía que sentarme en el mismo lugar que usted — bajó la cabeza y comenzó a jugar con sus dedos.
— Te sentaras donde te diga y en el momento que lo diga..., ahora quiero que te sientes en ese lugar en lo que llegamos a nuestro destino — ordenó y Ethan asintió — Tengo que hacer alunas llamadas de suma importancia y necesito silencio absoluto.
Ethan volvió a asentir y se recostó en el asiento una vez más dejando que el tiempo pasara en ese lugar, la verdad es que ya no sabía que haría con su vida a partir de ese momento. Su amo varias veces le había dejado en claro que era de armas tomar si lo desobedecían, por lo que optó por quedarse callado sin decir una sola palabra.
Los minutos hacia el hotel, fueron muy largos o era que él se encontraba todo de forma lenta mientras estaba cerca del alfa.
Su brazo fue tomado una vez más y sonrió para sus adentros cuando percibió que sus amigos estaban cerca de él. La mano que sostenía su brazo en ningún momento lo soltó, todo lo contrario, con un poco de fuerza el mayor la sostuvo mientras entraban a lo que parecía ser un residencial.
— ¿Qué haremos aquí, amo? — preguntó, después de sentir el ambiente un aire acogedor.
— Nos quedaremos en esta casa el tiempo que sea necesario — dijo, como si nada — Es momento de que vayas conociendo mi estilo de vida — se giró hacia sus amigos — Ya saben dónde están las habitaciones, nos vemos mañana en la mañana para desayunar.
— Nos vemos en unas pocas horas para ir al primer congreso que tenemos aquí y en la noche creo que tenemos una cena con el presidente de estados unidos — dijo Thomas, con una mueca mientras colocaba uno de sus brazos sobre los hombros de Valeria.
— Por eso no hay problema, esa cena se suspendió para dentro de dos días — le sonrió — Ahora si me disculpan iré a mi habitación.
Se despidieron, obviamente, los tres alfas porque los omegas ni siquiera podían pronunciar palabra alguna después de lo ocurrido en el avión.
La única omega tenía su labio ligeramente mordido entre sus dientes, no estaba del todo segura de las palabras que el mayor le había dicho en el avión eran ciertas pero a medida que iban avanzando sus esperanzas de salir viva de ese lugar se iban por la borda sin poder evitarlo.
Se detuvieron en una puerta de caoba color marrón, su cuerpo comenzó a temblar a medida que iban entrando al lugar. No estaba del todo seguro de si podía fingir algún desmayo o hacer lo que su mente le decía que hiciera para no salir lastimada.
— ¿Puedo cambiarme de ropa? — señaló la maleta que descansaba al lado de la puerta.
— Ve, cuando salgas del baño tendremos una conversación seria de la cual no podrás escapar esta vez fingiendo algún desmayo — él subió una veja en su dirección y ella asintió con el corazón en la boca.
Tomó la maleta y caminó hacia el baño de la habitación cerrando la puerta detrás de ella, para evitar cualquier cosa que el mayor deseara hacer con ella dentro.
Abrió el pasó del agua de la ducha agradeciendo que sea de esas que no había necesidad de encender dos para nivelar el agua. Se dio una pequeña ducha, para ver si sus nervios se clamaban aunque sea un poco, pero estaba fallando miserablemente.
Se puso una de las tantas ropas interiores que le habían comprado el mayor en las pocas semanas que duró verlo y que al fin podía respirar. Salió del baño y agradeció a los dioses que las luces estuvieran apagadas y que lo único que iluminaba la habitación eran los faroles de la calle.
Apagó la luz del baño y cerró la puerta, para luego caminar hacia la cama donde supuso que su amo estaba acosado.
Sus pasos eran suaves, ni siquiera nadie podía pensar que había alguien caminando por la habitación si no fuera porque ella hiciera algún ruido. Se subió a la cama, sintiendo el cuerpo a su lado moverse en su dirección.
— Ahora sí que no podrás escapar de mí —la sonrisa que fue vista gracias a las luces de la calle fue suficiente para darse cuenta de que no saldría viva de esa.
En otra habitación estaba el pequeño oji-azul siendo vestido por su amo con ropa que por supuesto el mayor le había comprado solo para que usara con él.
— Tu piel es muy suave, Ethan — besó sobre las medias ganándose por primera vez una risa por parte del menor — Al fin te estás riendo conmigo, ¿Por qué será que conmigo no te ríes y con tus amigos si?
— Ellos no me ponen nervioso, usted si..., y cada vez hablamos siempre se nota serio o si no se burla de mi por mi incapacidad para ver — dijo, sincero y Ian subió una ceja en su dirección.
— Esto es interesante — mordió el lado derecho de su cadera — Así que no ríes conmigo solo porque me burlo de tu incapacidad, también porque soy serio cuando hablo contigo — escuchó la risa del omega cuando su mano comenzó a tocar su larga cola, la cual era del mismo color de su cabello cobrizo.
— No toque mi cola, por favor, amo — colocó una de sus manos sobre las del mayor — No me gusta que la toquen.
— ¿No te gusta porque tienes miedo de que le corte un pedazo o solo porque ya estas excitado? — sonrió de lado cuando un sonrojo muy notorio se instaló en las mejillas del menor.
— Las dos — para que decir una mentira de la cual su entrada ya estaba delatándolo como siempre.
— Así que mi pequeño omega esta excitado, esto sí es nuevo — miró hacia abajo, para ver como la ropa interior del chico estaba más que húmeda por el lubricante que soltaba — Vamos a solucionar este problema.
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