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Capítulo 18

Edward se movía como si fuese un león enjaulado por toda la habitación. Su hermano sabía que había estado vigilándolos durante mucho tiempo. Debió de haberlo matado, pero no quería hacerlo hasta que las cosas estuviesen en su lugar por mucho tiempo.

Pero, ahora que su hermano sabía que estaba detrás de él, las cosas dieron un giro inesperado. Tenía que matar a su hermano en la misma forma en la cual lo hizo con sus padres hace más de quince años.

— ¿Cómo diablos Ian se enteró de que el maldito chofer nos decía hasta cuando iban al baño? — les preguntó a Camila y a Jessica.

— No lo sabemos, pero de algo estoy segura es que ellos tres traman algo..., Thomas hoy me dijo que no se quedaría en la casa a dormir porque tenía algo que hacer con ellos.

— De seguro irán a ver ese omega ciego — murmuró Jessica, pensativa — Ian a cuidado muchos sus pasos con respecto a ese omega.

— Thomas tiene un amante — Edward miró a Camila y esta se sintió cómoda — Y la que Thomas tenía ahora es su prometida.

— Thomas y yo tuvimos una discusión esta noche de la cual no quiero hablar — murmuró Camila — Pero, Thomas no quiere saber nada de ese omega según escuche.

— ¿Qué discusión? — La tomó del mentón — Habla ahora, Camila.

— Quería marcarme y no dejare que lo haga — dijo, entre dientes — No quiero tener una marca en mi cuello de alguien que no me ama o que pretenda hacer que todo está bien...

— Dejaras que Thomas te haga esa marca y no es una pregunta es una maldita orden — la soltó con brusquedad.

— Sabes que tengo mi mate conmigo y con lo de hoy...

— ¿Qué mierda me estás diciendo? — preguntó, mirándolo con el ceño fruncido — No puedes tener un mate.

— No dejare que Thomas me marque, Edward, solo porque lo dices. Eso no tiene nada que ver con lo que le quieres hacer a tu hermano.

— ¡Claro que sí! — Alzó los brazos al aire — ¡Eres a la única persona a la cual Ian deja pasar cada una de las cosas que le hago!

— En eso tiene razón — Jessica secundo — Thomas es muy confiado contigo... ¿No será que eres tu quien le pasa información a ellos de nosotros?

— No seas estúpida, Jessica — escupió ella — No porque Ian no te la meta no significa que yo tenga que andar de arrastrada con mi esposo.

— Ian y yo tenemos...

— Nada, lo sé. No tienes que decirme que tu vida sexual con tu esposo se fue a la mierda cuando supo que venias de un prostíbulo..., o sea, del mismo lugar en el cual sacó a ese omega quien se la tiene parada todo el tiempo — gruñó, enojada — Al menos yo no salí de un lugar en el cual entre por mi propio pie.

— ¡Edward dile algo! — Chilló, cuando escuchó la risa ahogada de Edward — ¡Ella me está ofendiendo!

— Ella no ha dicho nada que sea mentira — se encogió de hombros — Por lo tanto seguiremos con el plan que teníamos desde el principio, chicas. Tenemos que matar a alguien y ese alguien es Ian, pero antes tengo que encontrar al traidor que está del lado de mi hermano.

— ¿Qué tienes en mente? — preguntó Camila, moviéndose incomoda en la silla — ¿Nos dirás?

— Aun no — caminó hacia la mesita de noche y tomó una copa de vino — Solo tengo que pensar en algo y las cosas volverán a hacer como antes.

En otro lado estaban Ethan y Jack haciéndoles preguntas a Valeria acerca de cómo se sentía estar en el ojo del huracán de la farándula de todo el mundo en un abrir y cerrar de ojos.

— Me siento como famosa — dramatizó, abriendo los brazos al aire — Mi ropa es genial y ni hablar de las cosas que tengo ahora.

— Ya me imagino cómo te debes de sentir, Valeria — murmuró Ethan, con una pequeña sonrisa — Han pasado ocho días y ni si quiera has venido por aquí a visitarme.

— No es porque no quiera venir a verlos — hizo un puchero — Es que he tenido que ir a entrevista y también controlar a Thomas no es fácil para mí tener que controlar las hormonas de Thomas.

— Solo se las tienes que controlar con mucho sexo y solo sexo — se burló Jack — Sabemos que Thomas te trae muchas ganas desde que te compró hace seis meses, pero él podía ser un poco más precavido.

Valeria rodó los ojos cuando Jack dijo eso en verdad que este tipo salía con unas cosas que le daba vergüenza al más ser pervertido de la tierra.

— Ethan — llamó Valeria — por lo que supe hoy te quitan las vendas d los ojos y se sabrá si puedes ver o no.

— Así es — asintió, con un sonrisa adorando sus labios — Estoy emocionado, ni si quiera dormí el fin de semana pensando en eso.

— Debe de ser cool que alguien se preocupe por ti después de todo — tomó su mano — La vida que llevabas en ese lugar no era la mejor de todas.

— La vida que llevábamos — corrigió Jack — Ethan nos salvó de varios castigos que hoy en día nos dejarían marcas.

— En eso estoy de acuerdo contigo, Jack — besó los nudillos de Ethan — Lamento mucho que te llevaras la culpa de todas las cosas.

— Eso hacen los amigos — se encogió de hombros.

— Pero eso no quiere decir que tengas que ocultar tu cola solo porque tienes miedo...

— Ya no hará nada de eso — Jack la interrumpió — Ahora Ethan es el omega del presidente de esta país y todo es gracias a que tiene una hermosa marca en su cuello que lo hace eso.

— Bueno, en eso tienes razón — ella se encogió de hombros — Creo que tu vida estará bien cuando la primera dama se muera. Ella me cae mal.

— A mí me cae gordo — dijo, con asco — Y no lo digo porque este esperando un bebé y dentro de poco estaré más obeso que un elefante.

— Lo sabemos, Jack. Lo sabemos — dijo Ethan, sentándose en la camilla — Seremos dos elefantes con bebés.

— Yo quiero en un bebé también — Valeria hizo un puchero — Pero es muy pronto para tener un bebé. Ahora que estoy en esto de la política no puedo quedar embarazada tan rápido.

— Bueno, en eso tienes razón.

— Lo sé, siempre tengo razón —hizo un gesto dramatizado.

— ¿Qué haremos con Jack ahora que está esperando un bebé? — Preguntó Ethan — Ahora que Thomas no lo quiere en su vida tenemos que buscar la forma de que no se deprima.

— Debemos de hacer que Jack se vea un sexy embarazado delante los ojos de los demás — murmuró, pensativa — Debemos de comprarle ropa nueva para que se vea follable.

— Sí, creo que le prestare algunas de mis lencerías — dijo Ethan, haciéndose el pensativo — Le prestare el de color rojo pasión a ver si la pasión de Thomas incrementa.

— Oh si — aplaudió — Podemos maquillarlo para que se vea sexy latigable...

— ¡Y no se olviden que estoy aquí! — Gritó Jack, interrumpiendo la conversación de los chicos — No hare nada de eso, porque Thomas dejó muy en claro que no quería saber nada de mí y mucho menos de mi bebé.

— Eso será por poco tiempo — Valeria palmeó su mano — Haremos que Thomas te pida perdón de rodillas y que te bese los pies. De eso nos encargamos cuando Ethan salga de aquí y que la operación sea todo un éxito.

— No hare nada de lo que están pensando.

— Si lo harás — dijeron Ethan y Valeria al mismo tiempo.

El doctor de Ethan entró a la habitación cerrando la conversación de los chicos o mejor dicho loa conversación que tenían sobre la vida sexual del rubio, el cual estaba más rojo en un tomate por todas las cosas que sus amigos estaban pensando hacer con él.

— Es hora de saber algunas cosas de los bebés, Ethan — se acercó a la cama, no sin antes saludar a Jack y a Valeria.

— ¿Sabremos el sexo de los bebés? — colocó los pies en el borde la cama.

— Aun no, apenas tienes un mes de embarazo lo que equivale a tres meses y medio..., en unas semanas más ya sabremos el sexo del bebé — lo tomó de la cadera — Con cuidado, los enfermeros están en su hora de descanso y el señor Jones ordenó que no quería a nadie más que tus amigos y él.

— Yo lo ayudo — Valeria tomó uno de los brazos de Ethan y lo pasó por sus hombros — Jack no puede porque está un poco gordo e invalido.

— Escuché eso, Valeria — rodó los ojos.

El doctor negó con la cabeza y salió de la habitación con los chicos detrás de él. Llegaron al segundo piso donde estaban las máquinas para ser los estudios sobre el cuerpo humano.

Ethan fue dejado en la camilla indicándole que se subiera la bata hasta el pecho. En poco tiempo los chicos ya estaban viendo a los bebés en el monitor.

— Son tres bebés, Ethan, y al parecer sabremos el sexo de los bebés antes de lo esperado — miró el otro monitor — El parto tampoco será en tres meses más como estábamos pensando, Ethan.

— ¿Tardara más? — Se asustó demasiado — ¿Los bebés están en peligro?

— No, no — movió a cabeza de un lado a otro — Ellos están bien, es solo que el parto será en dos meses. Así que por lo tanto en dos semanas podemos saber el sexo de los bebés. Justamente el día que tengas que volver para saber si la operación salió bien.

—Eso es genial — susurró, feliz — Estoy seguro de que son tres bebés, dos nenas y un nene.

— ¿Cómo sabes eso? — preguntó, divertido quitando el gel del vientre de Ethan.

— Tuvo una visión sobre su futuro — Jack se rió de su amigo cuando recordó la conversación que tuvieron — Nuestro hibrido es un adivino delo futuro.

— No es broma, Jack.

— Lo que digas.

Ian solo observaba a las personas hablar sobre los impuestos, sobre los altos precios que los combustibles domésticos que las personas usaban de su día a día. Como el nuevo y único mandatario del país solo tenía que dar ciertas órdenes sobre lo que se haría desde ahora.

Ese día se había perdido la ecografía que Ethan se había hecho solo por esa estúpida reunión y las demás que tenía ese día, las cuales no podía seguir aplazando por más que quisiera y quisiera.

Thomas estaba inquieto después de una discusión que tuvo con Camila hace una semana, se alegraba que ella no fuese a caer en el juego de su amigo, si tan solo Thomas supiese que él tuvo que ver en el que ella n se dejara marcar le daría un paro cardiaco.

Thomas estaba a su lado derecho jugando con su celular y fingiendo estar prestando atención sobre las cosas que se decían.

— Esta bien, haremos nuestro propio combustible para no tener que depender de estados unidos — firmó el decreto — El contrato con ese país se acaba desde hoy.

Todos aplaudieron y Thomas casi deja caer el teléfono del susto que se llevó. Miró a Ian colocarse de pie y hacerle una seña de que después le decía lo que se había hablado en ese lugar.

Thomas se arregló el traje y antes de que saliera del lugar Ian lo tomó del brazo impidiendo su fuga. Solo se sentó en una de la silla a esperar a que Ian y Thomas terminaran la conversación no iniciada que iban a tener con él.

— Que esto se termine rápido, p0or el amor de Dios — se cruzó de brazos — No tengo todo el día.

— Bien... ¿Qué harás con Jack cuando dé a luz a tu primer hijo? — Ian se sentó frente a él — Que sea rápido, no tengo todo el día para esto.

—Me quedare con Jack — dijo, como si nada — Yo pague por él...

— Pero el contrato está a mi nombre — colocó sus manos juntas sobre la superficie de la mesa.

— ¿Qué diablos estás diciendo? — Miró a Thomas y a Ian sin entender — Yo pague por Jack hace seis meses, me corresponde a mi decidir lo que hare con él.

— Pagaste por él — Thomas se sentó a su lado — Pero Ian hizo todo con lo del contrato, todo tiene su forma e incluso Jack.

— No puede ser posible eso me que me estás diciendo.

— Si lo es — ladeó el rostro — Estabas tan pendiente en ese chico que lo pusiste lejos de los demás durante semanas y cuando llegó el día firmar todo no pusiste atención.

— ¡No puedes hacerme esto!

— ¡Si lo hare! — Golpeó el escritorio — Se bien que no soy la persona más puritana del mundo, se bien que mate, torture y viole persona a lo largo de los años de mi carrera como político y que tampoco mi vida en la universidad era diferente, pero la gente cambia y yo lo hice.-

— ¿Por un estúpido omega ciego? — se burló, y Ian se enfureció.

— Si, por ese estúpido omega ciego es por la persona que estoy haciendo todo esto — dijo, entre dientes— Por ese omega ciego estoy feliz porque tendré hijos por montones a lo largo de mi vida y por ese omega ciego hare muchas cosas de las cuales no me arrepentiré.

— No me digas.

— No hare nada más para que Jack se quede contigo de buena forma — se puso de pie — Solo te diré una cosa: Jack no será tuyo y tampoco harás nada para dañarlo ni a él ni a su bebé.

— ¿Por qué hacen todo esto? — Thomas solo se encogió de hombros y salió del lugar.

— Porque si dañas a Jack dañas a Ethan y a Valeria — acercó su rostro al de Thomas — Y si dañas a mi omega te mato. 

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