Prefacio
Desde que tengo memoria, he sido obligado a guardar silencio y a no contar las cosas que me suceden.
Siempre quise tener a alguien cercano a mi, que me acompañe, que disfrute estar a mi lado, alguien a quien yo pueda hacer feliz y me haga feliz. Lastimosamente, no hay tal persona en mi vida.
Cuando veo a dos personas muy cercanas teniendo un dulce y cálido momento, me entra la curiosidad por saber cómo sería si yo estuviera en su lugar. ¿Cómo se siente la calidez que te brinda una persona con unos simples actos de cariño?. No es envidia mala la que siento al ver la vida de otras personas, solo quisiera saber cómo se siente, ni siquiera me hace falta vivirlo, solo con saberlo me basta.
Soy una persona sumamente callada, con ello me refiero a que puedo pasar una semana sin decir una palabra. No dar tu opinión es algo muy triste y doloroso, lo sé perfectamente, pero decir tus sentimientos y ser criticado es peor, por ello siempre procuro guardarme mis asuntos.
El cielo empezaba a oscurecer, yo volvía a mi casa luego de un largo día en la escuela. No hizo falta abrir la puerta principal de mi casa para oír los gritos de mis progenitores, pero ya era algo normal este tipo de cosas en mi "hogar". Los gritos, las peleas, el maltrato y el dolor que sufro por culpa de mis padres se ha vuelto algo común aquí desde hace años, me tuve que acostumbrar a soportarlo.
Ya no me importaba sus peleas, dejé de prestarles atención y empecé a restarle importancia a sus peleas, antes intentaba alejarlos para que se calmaran, ya no importaba porque igual pelearán de nuevo. Con tal de que no fuera en mi habitación, yo me quedaría tranquilo... o eso es lo que me gustaría hacer.
Mi corazón dolía, subía un escalón y una nueva punzada lastima mi pechos, era necesario subir los escalones pues mi habitación queda en el segundo piso, traté de ser fuerte para llegar por lo menos a mí pequeño refugio. Cerré silenciosamente la puerta de mi habitación, me derrumbé literalmente, mi mochila se deslizó por mi brazo hasta llegar al piso de madera, varias lágrimas bajaban por mis mejillas mientras yo estaba sentado en el suelo, sin ganas de seguir sufriendo, sin ganas de seguir viviendo miserablemente, sollocé en voz baja, mi corazón dolía al escuchar aquellos insultos que gritaban mis progenitores, miré a mi alrededor buscando consuelo o distracción, pero no había nada.
Mi habitación siempre ha sido fría y vacía. Muchos niños o adolescentes tienen pósters, imágenes o cosas decorativas para personalizar su recamara, pero en mi caso no aplica. Jamás he tenido ciertas cosas, mis padres nunca me compraron aparatos tecnológicos como consolas de videojuegos o laptops ni me regalaron juguetes cuando era niño, nunca he recibido nada de su parte. Como consecuencia mi habitación mantiene intactas sus paredes blancas, solo tiene un armario de madera viejo donde guardo mi ropa, y una cama individual no muy grande en otra esquina.
Así es como terminó siendo mi desastrosa vida, nadie sabe lo que he vivido y he sufrido. No sé hasta donde es común el comportamiento de mis padres. Quisiera transmitirle este sentimiento a alguien, pero no sé cómo hacerlo, ¿debería buscar un psicólogo?... parece una buena opción, pero tal vez mis padres se enojen si llego a hablar sobre sus peleas y de seguro el psicólogo me preguntaría sobre mi relación con ellos en algún momento...
Aprendí una vez que la razón por la que las personas necesitan un psicólogo es porque necesitan ser oídas por una persona que no les tendrá lástima. Es decir, un psicólogo no se compadece nunca a lo largo de la sesión, así que son muy efectivos. Tal vez necesite uno.
Solo quiero ser oído por una vez, aunque sea una simple palabra que yo pueda decir, que alguien ilumine mi camino lleno de oscuridad, ¿es mucho pedir?, ¿estoy siendo muy egoísta?.
Los gritos de mis progenitores me sacaron de mis pensamientos, en los cuales solo quería hundirme. Lloré por bastante tiempo, mis ojos ardían, aún se oía la discusión que tenían mis padres allá abajo, pero ya no puedo llorar más. Mi cabello negro liso estaba despeinado y revuelto, mis ojos miel debían estar rojos e hinchados, mi cara igual de pálida que siempre a excepción de los hematomas y cortes recientes que de seguro le dan un toque espantoso a mi horrenda cara. Debo verme tan patético...
Necesito algo para ayudar un poco mi situación, aunque sea escribiendo como me siento... ¿un diario serviría?, bueno, sirva o no sirva, es lo único que puedo hacer por mi miserable vida.
Busqué un cuaderno nuevo, sin usar, hace años me lo regaló mi maestra por mi cumpleaños. Esa maestra que me daba clases era un poco joven, era pelirroja y sus ojos son algo así como marrones, la admiro mucho, siempre ha sido muy cariñosa y atenta, ella ha estado muy al pendiente de mi y, a pesar de que no le dije nada, ella sabe que algo me sucede, sin embargo, ella ignoró ese presentimiento suyo por petición mía. Se lo pedí porque en ese entonces pensé que era lo correcto seguir sufriendo en silencio y esperar a que mis padres arreglaran las cosas, yo no había abierto los ojos para darme cuenta de que mis progenitores solo se hacen daño. La maestra me regaló ese cuaderno porque se dió cuenta de que yo tengo escasos recursos. El cuaderno es azul, tiene una estrella con escarcha dorada pegada en el centro como portada. Era un lindo cuaderno. Me gustó desde el primer momento en que lo ví.
Aquella maestra fue la única persona que se percató un poco de mi situación. Ella me dió clases en primer grado, es decir, hace dos años. Sin embargo, desde que pasé para segundo grado no he sabido de ella y mi esperanza de que alguien cambiara mi situación se había apagado. Ahora mismo, curso tercero de primaria y cuento con 9 años de edad.
Fui obligado a madurar rápido por mis padres, así que ya entiendo las cosas y los problemas de los adultos a esta corta edad.
Tomé un lápiz de mi mochila, miré la primera página, ¿que debía escribir exactamente?. Nunca había dicho lo que siento, ¿cómo lo expreso?.
Miré mi escuálido y pálido cuerpo, yo aún traía puesto el uniforme escolar que consistía en un simple pantalón negro, una camisa blanca de manga corta con el logo de la primaria en el centro y grande, los zapatos reglamentarios eran negros o blancos, los míos eran de un blanco tirando a gris, aparentemente el color particular de mis zapatos también estaba permitido. Escribir sobre el uniforme escolar aburrido o lo desnutrido y repugnante que es mi cuerpo sería algo tonto, además, a nadie le interesaría.
Suspiré. Por fin descubrí una forma de como expresarme y no se me ocurre nada que expresar. Bueno, no soy lo suficientemente narcisista, egocéntrico o superficial como para hablar sobre mi.
Si hablo de mis problemas... ¿no seré un poco egoísta?, además, parecería como si yo estuviera escribiendo un libro sobre las quejas que tengo sobre mi absurda vida.
Si hablo de mis gustos e intereses... creo que el libro se quedaría en blanco porque carezco de personalidad o habilidad única.
Si hablo de mis padres o de personas cercanas, ¿no estaré siendo muy criticón?.
Me siento una personas que se está quejando por la vida que tiene, pero... no es así, hay muchas personas sufriendo lo mismo y sé que mi caso no es tan particular que digamos, pero tengo la fuerte necesidad de expresar algo. Además, siempre soy malinterpretado, nunca doy a entenderme correctamente...
Ya sé... hablaré de mis pensamientos y mis sentimientos... ¿por dónde debería empezar?, mmmm... tal vez por como me siento ahora mismo...
‘‘No sé que escribir exactamente, no conozco muchas palabras con las que yo pueda describir mis pensamientos.’’ fue el primer texto que escribí. Simplemente no hay nada en mi mente ahora mismo, me es imposible pensar o escribir mientras solo oigo los insultos que se dicen mis padres usando palabras que tengo prohibido repetir.
Mejor me daré un baño y me iré a dormir, tal vez mañana se me ocurra algo que escribir. Hoy es viernes, lo que significa que mañana no tengo nada que hacer, me dedicaré a hacer mi tarea y pensar en algo que escribir.
🌌📒🎧📒🌌
Me desperté debido al fuerte estruendo que produjo la puerta principal de la casa al ser azotada. Cerré los ojos queriendo volver a conciliar el sueño, lo cual me resultó imposible, no por alguna razón en específico, sino porque jamás puedo volver a quedarme dormido una vez que ya he despertado. También sufro insomnio a veces.
Miré el cuaderno azul con la estrella que está colocado en mi mesa de noche junto al lápiz. Suspiré. Me levanté de la cama con ganas de ir al baño, pero me aguanté al notar que mis padres aún estaban en casa, saldría de mi refugio apenas se vayan.
Un par de pensamientos vinieron a mi mente... voy a escribirlo para no olvidarlo.
‘‘Mis padres... no son compatibles. A nadie le gustaría que sus padres se separaran, pero yo... desearía que ellos ya no estuvieran juntos, solo se hacen daño, me gustaría que ellos fueran libres de estar con una persona que de verdad amen... sin embargo, ellos siempre estarán atados entre sí debido a mi existencia, quiero decir... tal vez ellos... en otras circunstancias... ya hubieran terminado con su relación, pero... siguen juntos debido a mi. Quisiera que ellos fueran felices independientemente de lo que es "mejor para mí". No son malas personas... solo... no están en su mejor momento.’’
Nunca he querido el mal para nadie, sin importar que tan mal me haya tratado.
‘‘¿Seré yo el causante de sus problemas?, me refiero a que si sus peleas son debido a algo que relacionado a mí. Sé que he sido un estorbo para ellos y todo eso, lo que me lleva a preguntar: ¿son infelices por mi culpa?. Mis padres tenían 17 cuando mi madre se embarazó de mi, saqué los cálculos porque me pareció extraño que mis padres tengan 26 años mientras que los de mis compañeros tengan más de 30.
Soy... algo así como un error. No debí nacer en primer lugar, tampoco debí ser engendrado. Solo he causado el mal con el simple hecho de existir. Ni siquiera puedo hacer algo bueno. Mi hermano mayor... siempre ha dicho que soy un bueno para nada, que soy inútil e inservible... ¿el tenía razón con eso?’’.
Nunca... se me había cruzado por la cabeza aquella posibilidad... el pudo haber tenido razón con eso...
Sentí mi vista nublarse, me empezó a doler el pecho nuevamente y noté como varias lágrimas caían directamente hacia esa hoja del cuaderno quedando plasmada una marca de mi dolor. Empecé a secar mis lágrimas antes de que siguieran mojando las hojas y arruinaran mi cuaderno. Se me escapó un débil sollozo.
‘‘¿Por qué mi vida es tan monótona y dolorosa?, no es que me queje. Solo quisiera saber porqué las cosas son así. ¿Por qué tengo que ser tan sumiso?, es lgo inevitable ese comportamiento de mi parte, ¿por qué mi vida tiene que ser como es?, no me quejo de lo que me tocó, muchas personas deben estar pasándola peor y todo. Trataré de ayudar a aquellas personas que lo necesiten sin importar que tan malas se hayan comportado conmigo o con otras personas.
Mi voz... ojalá pudiera usar mi voz para decir algo. No es que yo sea mudo o que odie mi voz, puedo hablar y todo. Puedo opinar, puedo declarar, puedo decir las cosas que me pasan, puedo confesar como me siento. Puedo hacerlo... pero olvidé cómo.
Olvidé cómo oponerme a algo, como decirle "No" a una persona, soy muy sumiso como para negarle algo a alguien. Solo espero... que nadie lo note porque si alguien sabe lo obediente y de baja autoestima que puedo llegar a hacer, se aprovecharían al igual que lo hizo mi hermano.
No me gusta ser sumiso’’.
Respiré profundo. El cuaderno no era muy grande por lo que ya logré completar una página entera, la primera página de mi supuesto diario. No alivió mi dolor totalmente, pero si ayudó un poco.
🌌📒🎧📒🌌
Me hubiera gustado que el fin de semana haya sido más duradero. No hice nada fuera de lo común, estoy acostumbrado a una aburrida rutina que implica permanecer dentro de casa a menos que sea para ir a la escuela.
Apenas puse un pie fuera de la casa dispuesto a emprender camino a la escuela, me percaté de lo solitaria que estaba la calle y el vecindario, aunque... ¿que podía esperar si todavía son las cinco de la mañana?. Como ya era de costumbre, iría solo a la escuela, pero cuando pisé la acera, me quedé quieto. No sé porqué.
Tuve ganas de ir a un lugar, muy lejos y desaparecer, ¿se resolverá algo con eso?, puede que no y puede que sí. Salí de mis pensamientos al momento que oí la puerta principal de la casa del vecino abrirse y luego cerrarse, dirigí mis vista hacia allá logrando visualizar a un chico recién salido de esa casa... su melena es pelirroja, tiene unos lindos ojos azules, su cara tiene unas tiernas pecas, era más alto que yo y más moreno. Él vestía el uniforme de la escuela a la que asisto, asumo que el está en un grado superior al mío. Me quedé embobado viendo cómo caminaba rumbo a la escuela, el no notó mi presencia, aunque yo estoy acostumbrado a pasar desapercibido así que no me molesta.
Por una razón que desconozco, me sentí motivado al verlo... algo dentro de mi quería decir algo. Luego de tanto tiempo sin decir ni una palabra, me sentí motivado a hablar.
Mis mejillas se sonrojaron hace días que no hablé, se siente raro. Además, me da vergüenza porque no lo conozco
—Hola...—quise decirlo en voz alta, pero solo logré murmurarlo. Me armé de aún más valor para poder seguir hablando pero esta vez en voz alta—¿te gustaría que fuéramos juntos a la escuela?—pregunté en voz alta cerrando los ojos, no quería ver su reacción ni lo desconcertado que debía estar, pero... él ni se dió vuelta, no me miró tan siquiera, solo siguió su camino.
Entonces cuando llegué a la escuela, fue que me dí cuenta de que el traía audífonos y por eso no me oyó, aún así... al momento en que se fue sin percatarse de mi existencia, comprendí que no seré oído y jamás sobresaliré de la multitud.
Mis últimas ganas y esperanzas de intentar tener un amigo o de por lo menos lograr entablar una conversación con alguien se fueron por el caño.
De ahora en adelante, ni siquiera me molestaré en hablar porque, de todas formas, a nadie le interesaría oírme.
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