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Me siento totalmente herido.

No me hubiera importado tanto si mis compañeros de clases lo disimularan, pero nunca habían sido tan indiscretos como lo eran al momento de reírse de mí. Algunas de las chicas me miraban con asco y los chicos me decían comentarios inapropiados que obviamente ignoré. En un simple día me hicieron demasiadas maldades y bromas pesadas que a nadie les causaría gracias, nadie me apoyó y a Alex no lo quise buscar, esos apodos como "fósforo" o "cabeza en llamas" volvieron pero con otras malas palabras involucradas. Mi cabeza estaba en blanco, no sé qué hacer.

Algunos chicos de los asientos detrás mío me lanzaban bolitas de papel a la cabeza, seguí haciendo cuenta que este día era normal, darle atención a estos detalles empeoraría las cosas.

El día me pareció más largo de lo usual, tal vez porque recibí muchas burlas y esas cosas. Al momento de salir del aula, mis compañeros se habían ido. Lily hizo acto de presencia confundiendome, ella me había insultado, ahora la veo de otra forma.

—Hey, pelifuego—saludó ella de lo más casual. Como si no hubiera lanzado mi almuerzo a la basura hoy.

—¿Que quieres ahora?—pregunté irritado, ya no puedo actuar de manera dulce estando con gente falsa.

—Bueno, solo vine a hacerte una propuesta—dijo con una hipócrita sonrisa formada en sus labios—. Estoy muy generosa, así que decidí ayudarte a que te atraigan las mujeres.

Decidí ignorarla, me apuré en salir del aula, pero ella jaló mi hombro, por inercia terminé contra la pared, ella estaba muy cerca mío, más de lo debido o aceptable, acercó sus labios a los míos y me tomó de la nuca para que yo la viera. Sin embargo, cubrí mi boca con mi mano evitando que ella lograra su cometido que en este caso era besarme.

Se mostró frustrada al ver que no obtuvo un beso mío, también se indignó y me dió una fuerte bofetada logrando dejar un poco roja mi mejilla.

Ella... fue capaz de golpearme.

Un minuto...

Un recuerdo hizo acto de presencia en mi cabeza. ''Unos chicos, de tu clase creo, se habían acercado a mí'' fue una frase que me había escrito Alex en su diario el día que lo conocí, el día en que...

Mi cabeza se empezó a llenar de recuerdos de los sucesos estos últimos días. Definitivamente todo concuerda. No puede ser.

La aparté rápido, salí disparado del salón, corrí por los pasillos hasta el aula donde Alex recibe clases. En cierto pasillo se encontraba la prueba que afirma mi teoría.

Alex estaba en el suelo algo herido, Max estaba jalando sus cabellos azabaches a tal punto que no entiendo cómo no se los ha arrancado, Kevin estaba sacando todas las cosas de la mochila del azabache y rompiéndolas, Kate reía diciendo comentarios burlones y sarcásticos. Los que pasaban cerca de ellos se reían, no le veo la estúpida gracia a esto.

Todo está claro: el motivo por el que Alex se incomodaba con ellos, el porqué de las palabras de mis ex amigos, lo escrito en el diario. Todo concuerda.

—¡¿Que demonios hacen?!—grité acercándome a zancadas hasta ellos.

—Nada, solo queríamos saber si esta marica es un buen desgraciado para ti o no—respondió con simpleza Kevin. No pude aguantar más, mi cuerpo estaba completamente lleno de odio. Me resultó inevitable propinarle un doloroso golpe en la cara, mi puño había impactado contra su mejilla.

No me importa lo mucho que me insulten y me maldigan. Lo único que odio es que hablen mal de Alex.

—Ahora sí te lo ganaste—murmuró Kevin antes de regresarme el golpe pero con más fuerza. Max sujetó a Alex quien había intentado venir a ayudarme. El golpe que me dió ese ex amigo mío me hizo caer al suelo por el impacto. Kevin se subió a mi espalda, me inmovilizó al momento que torció mi brazo. Solo pude quejarme y retorcerme del dolor.

Entonces oí unos pasos acercarse

—¡Espero y con esto aprendas a no rechazarme!—dijo Lily empujando mi cabeza contra el suelo, mi nariz estaba derramando algo de sangre y podía oír perfectamente los sollozos de Alex.

—¿Sabes, Iker?, te voy a dar lo que quieres a ver si con eso empiezas a ser normal—volvió a hablar Kevin. Seguido oí el peculiar sonido de un cinturón desabrochandose. Oh no...

¡¿Dónde carajos están los estudiantes de esta escuela?, ¿por qué ignoran esta escena de agresión?!.

—¡Suéltame!—exclamé más desesperado. Las manos de Lily y Kevin manos estaban tocando lugares que no debían.

—¿Que esto no era lo que querías?—preguntó Max. Kate estaba ayudando a sujetar a Alex quien había comenzado a forcejear más fuerte.

—¡Para!—rogué sintiendo como me bajaban un poco el pantalón. Querían abusar sexualmente de mí.

Justo en eso, antes de que lograran algo, todos oímos el sonido particular que producía los zapatos del director cuando este caminaba en la institución. Kevin se puso rápidamente de pie y, para su suerte, su saco cubría su cinturón desabrochado. Max soltó a Alex. A este nivel yo estaba llorando y ni siquiera quería levantarme. Estaba aterrado, quería morir en ese instante y así dejar de un lado.

El motivo de mis lágrimas no era porque me dolía el cuerpo, lloré porque recordé que esto era una de las cosas que Alex sufría. Imaginarlo a él de pequeño sufriendo esto mismo e incluso de peor manera me carcomía por dentro.

El director nos ordenó ir a su oficina. Todos asentimos, el pelinegro se acercó a mí, me senté en mi lugar y recibí un lindo abrazo por parte de Alex. No importa si los otros e incluso el director nos está viendo, ambos necesitamos este reconfortante abrazo logrando aliviar todo el estrés y miedo que acabamos de sufrir.

—Fue mi culpa, perdóname, perdóname en serio—susurré con mi cara recostada en su hombro. Él negó con la cabeza dándome a entender que yo no tengo la culpa. Aún así... me siento terrible.

🌌📒🎧📒🌌

Opino que el director hizo mal en decidir que primero hablaría con Kevin, Lily, Max y Kate. Y luego hablaría con mi madre, Alex y yo. Por lo tanto, mi mamá, el pelinegro y yo estábamos afuera de la oficina esperando.

—Hijo, ¿que pasó?, ¿quien inició y continuó dicha pelea?—habló mi progenitora, Alex y yo estábamos tomados de la mano, debíamos estar más unidos que nunca.

—Mamá... te lo contaremos después, ¿sí?. Prometo decirte todo, pero ahora... es un poco delicado de hablar—respondí sin mirarla a los ojos. No quiero hablar ahora mismo de como mi vida en la escuela cambió drásticamente por un simple suceso en la mañana. Además, todavía no proceso nada de la pelea—. No me pude resistir y lo golpeé, lo siento por haberlo hecho, pero él estaba hablando mal de Alex.

—¿Es broma?, ¡debiste haberle dado una paliza!, está mal apoyar la violencia, pero también tienes que defenderte hijo, no puedes dejar que otros hagan lo que quieran contigo—dijo ella—. Mi niño, te conozco, sé que no hiciste nada malo así que no te sientas así, ¿entendido?. Y eso va para Alexander también.

—De acuerdo—musité mirando a Alex, él asintió con la cabeza.

—Además, estoy molesta contigo, Iker, por permitir que te dejaran así la cara—agregó mi mamá—. Deben en serio decirme todo lo que pasó.

Repentinamente se abrió la puerta de la oficina, Kate y compañía aparecieron, me hicieron unos gestos ofensivos y se largaron.

—Señora Martínez, joven Martínez, joven Castillo, pasen por favor—habló el director desde su despacho. Acatamos su orden y entramos.

El director era un hombre no tan viejo, algo regordete y de escasos cabellos grisáceos, sus ojos son marrones oscuros. Su oficina tenía unos títulos enmarcados colgado en las rojas paredes, tiene dos sillas disponibles frente a su escritorio sin contar la que ocupa él. También había un estante con libros de diversas materias. Mi madre se sentó en una silla y le dije a Alex que ocupara la otra, me quedé de pie.

—Buenas tardes, señora, la cité por los recientes acontecimientos, usted es la tutora legal de ambos jóvenes. En vista de lo que sucedió hoy y por las declaraciones de sus compañeros, me veo en la obligación de expulsar al joven Castillo y al joven Martínez—dijo el director acomodando unos papeles, los tres nos quedamos impresionados por sus palabras.

—Disculpe, señor. Creo firmemente que mi hijo no ha hecho nada malo y Alexander menos—intervino mi madre notablemente nerviosa.

—Señora, su hijo debe ir a un reformatorio, sus compañeros me dijeron que el joven Martínez intentó seducirlos y me hablaron de sus gustos particulares—comentó ese viejo homofóbico—. Su hijo debe ir a un reformatorio y al joven Castillo a la correccional. ¿Cree que no estoy enterado sobre lo sucedido con el señor Castillo y la señora Rojas?. Seguro que este chico es como sus padres, hizo algunas fechorías y el joven Martínez las cubre porque lo ama.

—Tiene razón cuando dice que yo amo a Alex—admití—. Pero lo demás es mentira, Alex solo fue víctima de agresión y abuso por parte de sus padres. ¿Por qué usted dice esas calumnias sobre nosotros?.

—Los otros lo dijeron—contestó el señor con simpleza.

—¿Y usted les cree?—inquirí

—Tengo motivos para hacerlo—aclaró el director fulminandome con la mirada—. Los padres del joven Castillo tienen un historial y usted, joven Martínez, es muy capaz de seguirle la corriente al joven Castillo solo porque lo "ama".

Hizo comillas con su dedos mientras decía la última palabra. Odio a esta escuela homofóbica.

—No es así, no puede basarse en los delitos de sus padres, él no tiene la culpa—defendí nuevamente a Alex.

—"Hijo de gato, caza ratón". ¿Quién dice que él no podrá seguir el ejemplo de sus padres?.

—Con todo respeto, señor, Alex es distinto. Uno elige que quiere ser independientemente de su pasado o su familia, el hecho de que haya sufrido no quiere decir que debe hacer el mal o vengarse porque es la "víctima". Estoy seguro que él es una buena persona que decidió hacer el bien. Mi declaración es inútil, lo sé, pero digo la verdad y se arrepentirá por habernos juzgado mal—dije apoyando mis manos en su escritorio.

—Sea como sea. Tomé una decisión basada en los hechos que me relataron sus compañeros, señora, necesito que firme unos papeles sobre la expulsión de ambos jóvenes—dió su veredicto el director. Dejándonos inconformes a nosotros. Me rendí, no tiene sentido intentar que alguien obstinado como el director entre en razón.

—Mamá, Alex y yo volveremos primero a casa. Te estaremos esperando—musité mirando a la aludida—. Ya no me importa ser expulsado de esta escuela.

Alex se levantó de su asiento y ambos salimos a zancadas del despacho del director. Espero jamás volver a pisar este lugar.

🌌📒🎧📒🌌

El camino a casa fue silencioso, ninguno quería decir nada y tampoco sabíamos que decirle al otro. Entramos al departamento usando mis llaves, cerré la puerta tras haber ingresado ambos y me derrumbé. Empecé a llorar desesperadamente sorprendiendo a Alex.

—Por mi culpa has sufrido bastante, fuí un imbécil al no darme cuenta de nada e incluso pedirte que seas bueno con ellos—sollocé mientras innumerables lágrimas bajaban por mi mejilla. Mis piernas flaquearon y terminé sentado en el suelo. Él se acercó rápido a mí y se apresuró a limpiar mis lágrimas.

—No es tu culpa de verdad, yo me esforcé por tratar de llevarme bien con Lily y el resto porque tú me lo pediste, pero son ellos los que están mal, no nosotros—afirmó mirándome a los ojos. Él siempre ha odiado estar muy cerca de alguien, pero ahora por voluntad suya acababa de acercarse a mí. Esto es un avance.

—Perdóname por ser tan inútil—rogué tomando sus manos. Sus frías manos se sienten tan cálidas ahora.

—Iker... ¿es verdad lo que dijiste en la oficina del director?... tú... me amas de esa forma—balbuceó con sus mejillas rojas. Asentí tratando de secar mis lágrimas. Él se veía indeciso, no entendí la razón de su expresión.

Entonces acercó su rostro al mío con suma timidez y posó sus temblorosos labios sobre los míos en un cálido beso tomándome por sorpresa. Mi corazón palpitaba más rápido que nunca antes, sus labios temblaban sobre los míos, pero se dejó llevar. Nuestros rostros teñidos de rojo, sus dulces labios unidos a los míos, nuestros ojos ligeramente cerrados, sus manos estaban aferradas a las mías. Era un acto inocente el que estábamos cometiendo, sin malas intenciones, una simple muestra de nuestro amor mutuo y verdadero. Él no soportó la vergüenza, separó sus labios de los míos e inclinó su cabeza hacia el frente, mis lágrimas habían cesado.

—Te amo—confesé desviando también la mirada. Ahora mismo no pensé nada con mi cabeza, todo lo pienso con mi corazón y mi alma.

Había algo en mi interior que me repetía "Sí, él es el indicado".

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