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Soy un completo idiota, ¿cómo pude olvidar el hecho de que le hacen bullying a Alex?. Verlo otra vez en el suelo con esa mirada, pidiendo ayuda y sus labios temblorosos del miedo me destroza. ¿Que maldad habrá hecho Alex en su otra vida para pagar por esto?.
Alex estaba sentado en el suelo con la espalda recostada en una de las paredes del pasillo. Tenía nuevos hematomas, hemorragias y raspones en toda la cara. Su camisa tenía manchas rojas, no quise preguntar si era porque se le reabrió una herida o porque se secó la sangre que derramó sus labios y nariz con ella. En serio que ya no sé qué puedo hacer, pensé que todo estaría bien, que solo con solucionar lo de sus padres automáticamente la felicidad reinaría, que ingenuo fuí. Me acerqué a él y lo envolví con mis brazos. Fue algo inevitable para mí comenzar a llorar.
—Lo siento—sollocé sin poder detener las lágrimas—. ¡Perdón, pensé que ya te había ayudado!... cre-creí que esto no sucedería. ¡Discúlpame por favor, no quise que te sucediera algo malo, pensé que todo estaba bien!.
Me separé un poco de él para poder mirar su expresión, se limpió las lágrimas y me dedicó una sonrisa-No es tu culpa, está bien...
Su sonrisa solo hizo que yo quisiera seguir llorando. Era tan cálida y reconfortante, quise pensar que todo estaba bien y que esto fue solo una pesadilla, lamentablemente nada está bien y esto es la realidad.
—Llevaré tu mochila a casa, puedo cargarte si quieres, no me molesta. ¿Tienes hambre?, puedo darte mi almuerzo, no tengo mucha hambre, puedes comerlo.
—Estoy bien—mintió tratando de hacerme sentir mejor. Mi madre hoy tendría trabajo hasta tarde así que no hay nadie en casa.
Ella trabaja dando clases en una guardería, hoy trabajará horas extras, por ende, en la mañana me dijo que hoy llegaría un poco tarde en la noche. Me dejó comida para que yo preparara la cena.
—Vamos a casa—dije aún con lágrimas deslizándose por mis pecas, tomé mi chaqueta y se la dí a Alex. Le aclaré que no me importaba que mi ropa se manchara de su sangre, aceptó mi chaqueta dubitativo y se la colocó.
Caminamos en dirección al apartamento sumergidos en un extraño silencio, era algo incómodo, yo seguía sintiéndome culpable de todo lo malo que le ha sucedido mientras Alex trataba de hacerme sentir mejor y fingía estar bien.
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Hoy estuve sintiéndome la peor persona del mundo, le había asegurado a Alex que nadie lo iba a volver a molestar y justo le hicieron bullying en la escuela nuevamente. A pesar de que él diga que está bien y que no importa, sé que es una completa mentira.
Eran las tres de la tarde, yo miraba el lienzo vacío, no tengo inspiración, tampoco puedo despejar mi mente de lo sucedido recientemente. Alex escribía en su cuaderno, se encontraba sentado a mi lado recostando su espalda en mi hombro. Ambos sentados en mi cama.
Olvidamos el tema de lo que pasó en la escuela, ninguno quería hablar de ello y hacerlo solo nos devolvería el dolor sufrido.
Algo que noté hace poco es como escribe, me refiere a su manera de agarrar el lápiz y la mano que usa, él es zurdo, nunca había visto antes a una persona escribiendo con la mano izquierda, en serio que es único.
Recibí un mensaje a mi teléfono de un grupo creado por Lily, en el mensaje Kevin proponía pasar la tarde reunidos en una casa. Debatieron sobre en cuál casa reunirse, yo no intervine, no me apetecía ir a casa de alguien. Sin embargo, a Max se le ocurrió la idea de venir a mi casa, la verdad no tengo problema con ello, incluso podrían convertirse en amigos de Alex. Accedí, solté mi celular y me dediqué a leer los escritos realizados por mi acompañante.
‘‘La vida es muy repetitiva en cierto modo. Cuando alguien sufre, las otras personas pueden sentir lástima o dolor. Parecen sentimientos iguales, pero para mí, son totalmente diferentes.
La lástima se manifiesta al momento en que ves a alguien sufrir y piensas en ayudarlo porque sabes lo difícil que es. Sienten lástima por ver a cualquiera sufriendo. Aunque no todos ofrecen su ayuda, la gente puede ignorarte y hasta fingir demencia para no involucrarse contigo.
En el caso del dolor. Lo diferencias porque en serio no quieres que esa persona en específico sufra, no quieres verla derramando lágrimas ni nada parecido. Haces todo lo posible para ayudarla porque sientes dolor al verla sufrir. Básicamente, cuando tú amas a aquella persona, sientes dolor. Y cuando no la conoces y simplemente la ayudas por amabilidad es lástima’’.
—Definitivamente, no siento lástima por ti—revelé con un pequeño rubor pintando mis mejillas—. Yo... siento... algo así como una conexión especial. Algo más fuerte... algo... no sé cómo explicarlo. Desde que te ví...
—Yo también—respondió. Su cabeza estaba inclinada hacia abajo, sus orejas tenían cierto color carmín, no me hizo falta ver su rostro para saber qué tono tenía—. Digo... Iker... tú...
—Oye... hay algo que quería hablar contigo...—dije temblando de los nervios. No estaba seguro de su reacción a lo que diré, pero debe saberlo, puede que él reaccione mal y me grite cosas como "Me ayudaste porque querías estar conmigo, marica", no, Alex no dice malas palabras. Por lo menos sé que no me insultara y es poco probable que reaccione mal—. ¿Qué opinas de la homosexualidad?.
Alex se quedó procesando mi pregunta y los motivos de esta. Fuí muy repentino. Puede que él se lo esté tomando como una confesión o algo así, ¡debí pensar bien mis palabras antes de hablar!, ahora que lo pienso cabe la posibilidad de que ahora la situación se vuelva incómoda porque ambos somos chicos.
—B-Bueno...—su mirada estaba fija en el cuaderno que yacía en sus brazos—tienes mi apoyo con las preferencias que tengas. A mi no me molesta, eres libre de salir con quién quieras. A mí... jamás me atrajo alguien, así que no puedo definir mi orientación sexual—confesó.
Sus palabras... me dejaron en shock. Significa... que yo tengo una pequeña oportunidad. Aún así, no le marcaré presión para que me diga que siente por mí, no quiero sofocarlo con este tipo de emociones. Además, no porque esté confundido significa que yo le vaya a gustar o algo. Pero una chispa de esperanza nació en mi interior.
—Bueno... e-esta situación es-es extraña, ¿no?—tartamudee nervioso. Dos chicos hablando sobre un tema así es bastante raro y muy fácil de malinterpretar.
—Supongo...—murmuró con sus mejillas rojas.
Sonó el timbre de la casa arruinando el pequeño ambiente extraño y desconocido para ambos que se había formado. Me levanté y me apresuré en abrir la puerta, aunque yo no tenía tantas ganas de ver a mis amigos como de costumbre, prefiero mil veces estar toda la tarde en casa con Alexander que de fiesta con mis amigos.
Como lo supuse, mis amigos estaban frente a la puerta de mi apartamento sonriendo, al parecer no tardaron mucho en localizar la dirección que les dí. Los invité a pasar. Lily usaba un corto vestido azul claro y traía su cabello suelto. Kate tenía su cabello atado en una trenza, se veía muy dulce, ella traía unos jeans y una camisa manga larga rosada. Max y Kevin usaban jeans, el primero traía una camiseta azul y el otro una verde. No estaban vestidos muy decentemente.
Los invité a ingresar a mi humilde hogar, ellos empezaban a hacer ciertos comentarios sobre el apartamento, ignoré sus quejas y palabras negativas mientras que agradecí por los comentarios que eran positivos. Ellos se sentaron en el enorme sofá y yo me senté en una silla cerca suyo.
—¿Y tú mamá?—preguntó Lily.
—Ella está trabajando. Me dejó a cargo de la casa y nos preparó comida—respondí. Me maldije internamente por el "nos preparó comida" que dije, inconcientemente les dí a entender que alguien más está en la casa conmigo y yo no les dije nunca que ahora vivo con Alexander, jamás le creí necesario e incluso omití el tema a propósito, debido a su comportamiento con Alex la otra vez, decidí no contarle más nunca sobre lo que el pelinegro y yo hacíamos, pero ya es tarde.
—¿Tú y quién más?—Kate es la más perspicaz del grupo, fue la primera en interrogarme.
—Ehhh... bueno, no les dije, pero ahora vivo con Alexander Castillo, algo sucedió y ahora vive con nosotros—revelé rascando suavemente mi cuello. No soy bueno con las mentiras.
Los cuatro se quedaron perplejos y algo incómodos por mi anterior confesión. Como supuse: no vieron venir el hecho que Alex y yo vivíamos juntos, eso sí, no me imaginé que su reacción fuera de disgusto. No le veo lo malo al asunto.
—Emmm... Iker—rió nerviosamente Lily—. ¿Sabes que los padres de Alexander Castillo están en la cárcel por múltiples cargos?.
—¿Y?—dije. No me arrepiento de haber traído a Alex a casa con mi mamá-, Alex es solo una simple víctima de todo esto. Él no tiene que pagar por los errores de sus padres.
—Bueno, como sea—dijo Kevin restándole importancia al tema de Alexander. Alcé la mirada hacia el pasillo donde se encontraban las habitaciones y me topé con una mirada curiosa de color miel, aquella mirada dulce que me derrite cada vez que me ve.
—Ven, Alex, te presentaré con mis amigos—anuncié haciéndoles señas al menor para que se acercara a nosotros. Tímidamente el de cabello negro caminó y se paró detrás mío asomando su cabeza para mirar a mis amigos, mis amigos no apartaron su vista de él, me dió la impresión de que Alex era como un inocente y tierno conejito buscando protección en mí de las hienas que son mis amigos.
—No hace falta, ya lo conocemos—aclaró Lily con cierto fastidio y rabia. No entiendo porqué reaccionan con tanto disgusto, así no eran mis amigos cuando los conocí, parecen unas personas totalmente diferentes ahora mismo.
—Iker... no todo el mundo puede llevarse bien. Simplemente Alexander Castillo y nosotros no podemos ser amigos ni nada—argumentó Max cruzado de brazos y con esa mirada de irritación.
—Hagan un intento por mí—pedí poniendo a Alex a mi lado rodeando sus hombros con mi brazo.
Si me pusieran a elegir entre Alex y mis amigos... elegiría a Alex, sin dudar, sin pensarlo dos veces, sin considerar el futuro. No sé si me equivoque al confiar tan ciegamente en una persona que hace poco conozco, pero no importa, soy la única persona que ha indagado por el alma de Alex y sé que él es una persona muy excepcional.
—Como sea—contestó Kate.
Sentí rechazo hacia Alex en las palabras y expresiones de mis compañeros, pero opté por guardar mis reproches. Me acerqué al oído Alex disimuladamente.—¿Puedes intentarlo por mí?—Le pregunté en voz baja, solo quería que Alex oyera mi pregunta. Él asintió con la cabeza.
El resto de la tarde transcurrió algo incómoda para mí por lo mal que mis amigos hacían sentir a Alex, lo repudian bastante. En varias ocasiones mientras hablábamos, yo intentaba involucrar a Alex en las conversaciones ya que este no se disponía a hablar o a intervenir, pero mis amigos cambiaban el tema e insultaban indirectamente al menor.
Yo les había servido amablemente un jugo de naranja a los invitados y al azabache, cinco minutos después de hacerlo Lily derramó todo el contenido de su vaso en la camisa y pantalón de Alex ensuciandolo y manchandolo. El azabache se quedó quieto, no se quejó ni se defendió, me rompió el corazón verlo tan sumiso a los maltratos.
Lily intentó disculparse y excusarse sobre el incidente que acaba de causar, pero yo le pedí que guardara silencio. No me interesan las excusas vacías.
—Por favor, chicos, váyanse ahora mismo—exigí—. Hablaremos luego, pero ya váyanse de mi casa.
No me gusta echar a la gente de mi casa, pero esta situación lo amerita, ellos acaban de humillar a Alex, a alguien que no conocen, a alguien que es valioso para mí.
No solo por el hecho de que Alex es a quien amo, sino que ellos están juzgando a una persona sin conocerla, solo porque sus padres tienen ciertos antecedentes. Eso está mal y me resulta incomprensible.
Apenas salieron cerré la puerta principal. Caminé a zancadas hasta el baño donde estaba Alex revisando los lugares mojados de su ropa.
—Tendrás que bañarte. Tu pecho quedará pegajoso si solo te cambias de ropa—le dije acercándome a él. Tomé sus mejillas con mis manos y le deposité un dulce beso en su frente como disculpa por el humillante suceso que acaba de vivir.
—Descuida—murmuró con una sonrisa falsa, simulando que todo está bien nuevamente. Volví a darle un beso en la frente—. Se siente raro cuando haces eso.
—¿Que?.
—Cuando me besas en la frente o en la cabeza, mi corazón estalla de felicidad y tranquilidad. Es una sensación que jamás había vivido—confesó con sus mejillas totalmente rojas. Su tímida sonrisa que solo yo conocía decoraba su rostro. Sus ojos miel mirándome expectantes sobre mi reacción por sus palabras. Sonreí mientras mis mejillas ardían—. ¿También te sientes así?. Oh... pero... yo no te he besado...
Luego de que ambos meditaramos la situación un poco, Alex se acercó a mí y me regaló un cálido beso en la frente, fue tierno la manera en que se puso de puntitas para poder besarme. Mi cara se puso totalmente roja, mi corazón palpitaba como nunca antes. Él estaba casi igual que yo.
—¿Se sintió... bien mi beso?—preguntó desviando la mirada. Asentí con la cabeza, completamente seguro de mi afirmación—. Nadie nunca me había besado la cabeza o la frente ni yo lo había hecho. Eres especial para mí, Iker.
—Tu también eres único para mí, Alex—respondí rascándome la nuca por la vergüenza—. Bueno, iré a limpiar lo derramado en el suelo. Báñate tranquilo, luego te ayudo con las vendas y todo eso, ¿de acuerdo?.
Asintió. Salí del baño y él no tardó en cerrar la puerta. Recosté mi espalda de la pared junto a la puerta del baño, me deslicé por esta hasta caer sentado en el suelo. Mi corazón... siento como si fuera a salir de mi pecho, mi rostro ardía como jamás lo había hecho, mis piernas flaqueaban, me siento en un estado de éxtasis nunca antes sentido. Quise gritar de alegría, pero guardé silencio.
De mi mente no salía la idea de que posiblemente Alex también sintiera algo por mí. Muy dentro mío brilla la esperanza y mi cabeza se llena de ilusiones con la idea de que mi amor por Alex sea correspondido.
Estos podrían ser sentimientos recíprocos.
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