Sentí una mano posarse en mi mejilla, abrí mis ojos encontrandome con esos lindos ojos miel. Traté de sentarme en el suelo ignorando el dolor en mi tobillo. Alex estaba agachado frente a mí, revisando las heridas en mis brazos.

—Perdóname—susurré mientras mi labio inferior temblaba—. Soy... egoísta al ir tras tuyo tan desesperadamente. Prometí dejarte ir si querías, pero... aún así te seguí. Me rehusaba a pensar que te irías tan repentinamente que decidí aferrarme a ti. Tú crees que eres muy dependiente de mí, pero yo soy más dependiente de ti. Trataré de dejarte ser libre si es lo que quieres y no seré egoísta, pero...—mis ojos se volvieron a aguar—por favor si te quieres ir dímelo de frente, no dejes una carta ni desaparezcas de repente. Le temo al abandono y no quiero que te vayas de la misma forma que lo hizo mi papá. Si te quieres ir, primero dímelo de frente, sin importar cuánto duela, prometo dejarte ser feliz.

Alex me miró pensando, mi mente ahora mismo no se podía concentrar en adivinar los pensamientos de otros cuando ni siquiera organizo mis ideas.

—Volvamos al apartamento para hablar—murmuró el menor ayudándome a levantarme, se dió cuenta de que no pude caminar bien, colocó mi brazo alrededor de sus hombros para ayudarme a caminar al ascensor. Entramos y yo simplemente me recosté de una de los espejos.

—Pensé que todo estaría bien y que jamás te irías, ¿soy el único que es feliz acaso?. Yo... le tengo miedo al abandono y a la decepción. Me decepciona que me hayas abandonado de esa forma—dije, secando mis lágrimas con mis dedos—. A fin de cuentas no hay nada que nos una, mi mamá tiene tu custodia, pero igual te puedes ir. Perdón por ir tras tuyo, estoy siendo egoísta. Solo quiero... solo te pido... que no me abandones así, vete si quieres irte, pero no así.

—Creí que si me iba...—murmuró Alex dejando incompleta su frase.

—Yo te quiero a mi lado, estoy perdidamente enamorado de ti. Te amo como jamás amaré a alguien. No sabes cuánto me duele que te hayas ido así, fuiste muy injusto con mis sentimientos—dije presionando mi mano en mis raspones para tratar de calmar inútilmente ese ardor—. Entiendo que creíste que era lo mejor, pero no es así, debiste hablar conmigo. Trato siempre de hacerte feliz, solo intento y me esfuerzo porque nada te lastime porque nada te haga sufrir... ¿seré yo quien te hace infeliz?, lo único que he intentado es hacerte sonreír y hacer que olvides todo y siempre... siempre hay algo que te sigue doliendo y no puedo hacer nada. Perdón por aferrarme a ti, pero estos sentimientos no desaparecerán fácilmente y me resulta imposible no ir tras tuyo.

—... No pude decirte adiós—admitió sin mirar, sus mejillas estaban de color rojo—. Me dolía la idea de no volverte a ver nunca más, por eso no quise despedirme. Yo tampoco quiero irme de tu lado, pero siento que solo te he traído desgracia, justo como ahora o como lo que sucedió en la escuela. Siempre lo das todo por mí y jamás puedo hacer algo lindo por ti. Por eso... creí que esto...

—Alex, todas esas cosas las hice porque te amo—confesé—. Todo lo malo es inevitable. Piensas que me hiciste muy infeliz... Alex, soy más feliz que nunca, te veo despertar a mi lado, cuando sonríes porque ganaste una partida de Xbox, cuando jugamos juegos de mesa con mi mamá, todos esos días hasta hoy he sido increíblemente feliz. No podemos saber que vendrá, siempre habrá algo malo, no podemos controlar eso, pero... podremos seguir adelante, como lo hemos hecho, como te enseñé, como tú mismo lo dijiste. Eres mi destino, Alex, eres alguien increíble e inigualable, me has hecho crecer como persona, me has enseñado todo tipo de lecciones. Quiero permanecer a tu lado el tiempo que me lo permitas.

—Iker... ¿quieres que me quede a tu lado?.

—No te obligaré a que lo hagas, pero sí, me gustaría que elijas quedarte a mi lado—respondí tratando de forzar una sonrisa.

—Quiero quedarme contigo también—murmuró sonriendo—. Quiero que seamos pareja, ¿podemos?.

—Sí, Alex, seamos pareja, oficialmente somos novios—contesté acercándome a él. Hundí mi cabeza en su hombro—. Gracias, Alex, simplemente gracias.

Despegué mi cara de su hombro, nuestros labios estaban a centímetros de rozarse, miré esos ojos color miel que me veían con dulzura, que ahora solo me ven a mí. Enredó sus dedos en mi cabello mientras su aliento chocaba con mi boca. Estuve a punto de probar sus exquisitos labios.

Pero justo se abrió la puerta del ascensor, Alex y yo nos separamos y caminamos a zancadas al apartamento. Prácticamente corrimos hasta nuestra habitación desesperados, me aseguré de que la puerta principal quedara bien cerrada. Apenas cerré la puerta de madera pintada de blanca de mi habitación, me senté a su lado en la cama. Nos dimos dulces besos en los labios, jamás nos cansaríamos de probar los labios del otro.

Después de muchos besos, nos fuimos recostando en la cama hasta quedar acostados abrazados, mi cuerpo encajaba perfecto con el suyo. A Alex le gusta dormir abrazando mi brazo, a mi me me resulta cómodo poner mi pierna sobre la suya. De verdad que sentíamos que estábamos hechos el uno para el otro. Percibí ese aroma propio suyo, increíblemente él tiene un olor dulce, él mío es fuerte debido al perfume que uso, pero Alex no, a Alex no le gusta mucho rociarse perfume y a mí me gusta su olor natural. Asocio fácilmente su aroma con el de la miel.

Desde que ví sus ojos me empezó a gustar más la miel.

—Perdón por lo que hice—susurré, Alex quería examinar mi tobillo, pero le dije que estaba bien—. Y perdón por no estar listo para aceptar que te quieras ir.

—Yo jamás dije que me quería—comentó tomando mi rostro—. Cuando una persona se quiere ir es porque no se siente cómoda. Yo sí me siento totalmente cómodo a tu lado y saber que tenemos un amor mutuo me hace feliz. Solo pensé... simplemente pensé que sufrías por mí. Sigo pensando en lo que sucedió en la escuela y... la culpa me consume.

—Tranquilo, tú no tuviste la culpa, no hiciste nada, ellos fueron los que lo hicieron, además, realmente hicieron eso porque descubrieron que yo era bisexual—aclaré mirando fijamente sus labios. Ahora mismo no me interesa el pasado, solo quiero saborear sus dulces labios, pero no es momento. Por lo menos ahora no—. No fuiste tú, fue el prejuicio de un director amargado y por la homofobia de unos falsos amigos. Jamás les conté de mis gustos, no por miedo, simplemente no valía la pena decirlo ya que jamás he tenido un novio.

—¿Y novia?—preguntó, mis ojos enfocaron los suyos provocando que sus mejillas tomaran otro color—. Es decir... ¿tú... llegaste a tener novia?.

—¿Celoso?—cuestioné juguetón, él golpeó suavemente mi hombro—. Es chiste, no, no he tenido novia, amor.

Alzó la comisura de sus labios antes de besarme—No quiero irme de tu lado jamás, perdón por intentar abandonarte...

—Es entendible que te quieras ir, digo porque nosotros no somos tu verdadera familia...—murmuré, Alex tomó mi rostro para hacer contacto visual.

—Iker, ustedes han sido la mejor de las familia contigo. Jamás me quise ir, solo que consideré que yo era un estorbo—admitió antes de acercar sus labios y besar la punta de mi nariz.

—Te apoyaré en lo que quieras, pero no guardes secretos de mí, tampoco me mientas y siempre dime cómo te sientes con honestidad, ¿entendido?—dije en voz baja.

—Sí, y lo mismo va para ti.

—Bien

🌌📒🎧📒🌌

Cuando llegó mi madre, Alex y yo estábamos en el sofá viendo películas de Disney. Mi brazo estaba alrededor de los hombros del menor, él estaba acurrucado en mi pecho.

—¿Están cómodos?—preguntó mi mamá cargando con las bolsas que contienen lo que compró, ella colocó dichas cosas en la mesa del comedor.

—Mami, me torcí el tobillo...—comenté, inmediatamente se oyó el peculiar sonido de vidrio rompiéndose, a mi mamá se le había caído una taza. Ella corrió hacia mí y revisó mi pie.

—¡¿Estás bien, mi niño?, ¿te duele mucho?!—preguntó ella exaltada. Yo reí por su actitud, aparté mi pie de sus manos para colocarlo sobre mi rodilla.

—Descuida, mami, ya no me duele tanto, hace rato me dolía para caminar, pero no es tan grave, no hace falta vendaje ni ir al médico, solo con descansar estaré bien—sonreí mientras ella me miraba algo desconfiada e intentaba revisar mi pie.

Realmente ya no me dolía, estar acostado con Alex me hizo bien, me siento mejor y no me duele casi nada. Él es ciertamente mi cura.

—Ay, pequeño, siempre me das unos sustos horribles, a cualquier otra madre le hubiera dado ya un infarto solo con estar un día contigo—comentó ella volviendo la cocina—. Un día de estos me volverás loca.

—No exageres, madre.

—No exagero—respondió desde la cocina, Alex fue a ayudarla a acomodar las compras—. Oh, acabo de recordar: les falta hacer dos exámenes más y listo, tendrán sus ansiadas vacaciones.

—¿Iremos a la granja de los abuelos entonces?—inquirí acostándome en el sofá.

—Sí, hace tiempo nos vamos—recordó la mayor—. Bueno, hemos estado ocupados, sería una buena oportunidad ir ahora que Alex está con nosotros para que conozca la familia.

—¿T-Tú familia es igual de acogedora y amistosa?—cuestionó un nervioso Alexander.

—Claro que sí—dije con convicción—. Ellos son igual que mi madre, excepto el abuelo, mi abuelo es bastante cascarrabias cuando algo no le agrada, pero te amará, estoy seguro.

—No sé... mis abuelos me odian bastante desde que mi madre estaba embarazada de mí y no suelo agradarle a la gente... tal vez me odie y-

—Descuida—lo interrumpió mi madre—. Él no es de odiar mucho a la gente, estoy segura de que te amará como eres y te aceptará en la familia.

—Mmmm... bien, ¡me esforzaré por agradarle!—exclamó Alex con determinación.

—Así se habla—sonreí

🌌📒🎧📒🌌

Hoy teníamos la última cita con la psicóloga antes de irnos de viaje. En dos días nos iríamos a casa de mis abuelos, pero hoy era la última sesión en persona que tendríamos antes del viaje. Aunque igual seguiremos en contacto con Sandra por teléfono y eso.

—Señorita Sandra, ¿de que hablaremos hoy?—indagué acostándome en la cama. Alex estaba sentado a mi lado. Ya no era tan tímido, ni tenía miedo a soltarse, ahora estaba más tranquilo y no dependía de mí, eso era bueno.

—¿De qué quieren hablar?—consultó ella antes de beber un sorbo del líquido de su taza.

—El futuro—respondió Alex—. Sobre lo que sucederá.

—El futuro es incierto, no sabremos lo que vendrá—dijo Sandra

—No es así—aclaré—. Puede que no sabremos lo que vendrá, pero mi futuro está junto a Alex...

—Bien, entonces hablemos del futuro—acordó la mayor anotando unas cosas en su libreta como de costumbre—. ¿Que les gustaría ser cuando grandes?.

—Pintor...—respondí sin dudar, me encanta dibujar, pintar y soy muy ingenioso para esas cosas—o diseñador, no sé, solo sé que jamás dejaré de dibujar o pintar.

—Mmmm... a mí me interesa escribir—admitió el menor.

—¡Podrías ser escritor, Alex!—exclamé—. Escribes de maravilla, yo siempre tengo horrores ortográficos y tú tienes un amplio vocabulario, eres muy astuto, conoces de los sentimientos, tienes una letra hermosa. Puedes serlo si quieres.

—¿Ustedes creen...?

—Como dije: el futuro es incierto—repitió Sandra—. No sabremos si podrás o no, puedes intentarlo y ver qué tal, sino te gusta o sientes que prefieres otra cosa, puedes estudiar otra profesión fácilmente y ya. Es mejor intentarlo, jamás sabrás si lo lograrás sin intentar—aconsejó la mayor con una sonrisa.

—¿De verdad yo podría ser escritor?—titubeó el menor. Asentí con la cabeza mientras acariciaba su mano.

—Sí, Alex, eres muy bueno—respondí—. Y es como dice Sandra, no sabremos hasta intentar. Debemos dar nuestro mejor esfuerzo. Además, te puedo ayudar si tienes dudas con algo o necesitas apoyo.

—Mmmm... bien, lo intentaré.

—Asimismo, si alguno de los dos falla, tendremos el apoyo del otro—aseguré teniendo la certeza de que Alex me apoyaría en todo lo que yo intente.

Porque para eso estamos: para apoyarnos.