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Había amanecido una vez más.
Jamás me cansaré de ver a Alex dormir plácidamente en mis brazos. Besé sus labios presenciando como se despertaba con una sonrisa.
-Buenos días, guapo-sonreí mordiendo mi labio inferior. Él me empujó a modo de broma antes de levantarse e ir al baño.
Amo amanecer a su lado.
🌌📒🎧📒🌌
Mi madre tiene esta semana libre, ella de a poco había renunciado a algunos trabajos de medio tiempo y pidió unas cortas vacaciones en los restantes. Mi mamá también decidió acelerar el paso de nuestra educación para que Alex y yo saliéramos de vacaciones antes de tiempo y así viajar cuanto antes a casa de mis abuelos. Aún así, faltaban ciertas cosas para poder irnos de viaje, primero que nada era un pasaporte para Alex y hablar con los agentes a cargo de su caso para informarles que el menor saldrá del estado y esas cosas legales.
-Iker, baja de las nubes y come-demandó mi madre al verme tan distraído.
Mi progenitora, mi amado y yo estábamos desayunando juntos como de costumbre, el desayuno de hoy eran unos sandwiches con jamón y queso.
-Solo estuve pensando en lo sucedido estos últimos días-me excusé dándole otro mordisco a mi desayuno.
-¿Cuando tienen cita con la psicóloga?-inquirió la mayor fijando su vista en nosotros.
-Mañana, hoy la señorita Sandra tenía un compromiso con su hijo justo a la hora a la que hacemos las citas habitualmente-respondió Alex bajando los codos de la mesa.
-Por cierto, Alex, ya me entregaron los resultados de los exámenes-habló mi madre captando mi total atención a pesar de que no era conmigo con quien habla-. Por suerte, no tendrás ninguna secuela física de lo que sufriste con tus padres. Ningún golpe físico fue profundo, además, tu cuerpo cicatriza rápido, hay varias quemaduras que han ido sanando de a poco y los moretones ya están desapareciendo. Has progresado mucho. En un año ya todo quedará olvidado y parecerá una vieja pesadilla.
-No sabía que le habían hecho nuevos exámenes a Alex-comenté mirándolos.
-Te lo dije el otro día, pero estabas muy concentrado con tus pinturas-sonrió el menor.
-Es que hace tiempo no pintaba, se sintió totalmente extraño, ya me había acostumbrado a dibujar que olvidé como pintar-dije riendo. Alex se acercó a mí y me dió un beso en la punta de mi nariz.
Yo usaba un short blanco y una camiseta negra. El de ojos miel usaba unos pantalones de pijama blanco con estampado de gatitos en conjunto con su camisa manga larga blanca con el mismo tipo de estampado. Mi mamá traía simplemente un vestido verde, su cabello estaba suelto.
Unos desconocidos toques a la puerta nos descolocaron a los tres. Ni nosotros ni mi madre esperábamos visitas o algo. Ya no tengo amigos para que me visiten por sorpresa y mi mamá nos avisaría si invitara a alguien. Los vecinos no estaban en sus casas a esta hora, esto es bastante raro.
Mi madre nos miró unos instantes antes de ir a abrir la puerta principal. Tomé la mano de Alex debido a que me sentí algo asustado, pero me calmé cuando sentí como el menor entrelazaba nuestros dedos.
La puerta se abrió revelando a un joven como de veinticinco años, su cabello era totalmente negro como el de Alex, su piel era ciertamente pálida, sus ojos eran verdes, su expresión denotaba enojo y rencor, él era alto. Es guapo, pero no me llama la atención específicamente. Viste un traje de empresario o algo así, era también algo robusto. Eso sí, no lo conozco.
-Buenas, ¿que se le ofrece?-habló cordialmente mi madre forzando una sonrisa.
-Vengo por mi hermano, Alex, te vienes conmigo-declaró el desconocido adentrándose sin permiso a la habitación. Escondí protectoramente al menor detrás mío.
No pensé ver alguna vez al hermano de Alex, me llena de coraje ver su antipático rostro. Alexander me había hablado mucho de él, me contó sobre la forma en que lo trataba y su personalidad.
-¿Quién te crees para venir así como así a mí casa?-preguntó mi madre con hostilidad. El joven se dió vuelta hacia ella, sorprendido por su tono de voz.
-Soy su hermano mayor-aclaró nuevamente el desconocido.
-Eso no te da derecho a aparecer por aquí creyendote superior a nosotros y llevándote a Alex solo porque te da la gana-defendió mi madre cruzándose de brazos. El menor parecía a punto de sufrir un ataque de pánico, no paraba de temblar, apreté un poco su mano para que recordara que yo estoy de su lado-. Tengo la custodia de Alex, así que él permanecerá bajo mi cuidado.
-Señora, usted no se entrometa en estos temas, usted es una desconocida-dijo el hermano del de ojos miel-. Fácilmente podría yo pedir su custodia. Usted busca dinero y por eso lo mantiene aquí, pues entérese que me iré y llevaré a Alex conmigo.
-No nos interesa el absurdo dinero-hablé-. A mí solo me interesa la felicidad de Alex, él es alguien muy importante para mí.
-Ay sí, ¿se supone que debo creer esas cursilerías?-se burló el mayor.
Ahora lo recuerdo: el hermano mayor de Alex se llama Dan.
-Son ciertas, yo lo amo y estaré pendiente de su bienestar siempre-confesé sintiendo como el menor paraba de temblar.
Dan tomó por la fuerza a su hermano menor del brazo, obligó a Alex a levantarse y a soltarme. El azabache menor rompió en llanto repentinamente.
-Hermano...-dijo Alex-quiero quedarme aquí. Me gusta estar aquí, he sentido el amor de una familia, nunca has sido bueno conmigo e igual te perdono por ello, pero por primera vez te en cuenta mis sentimientos antes de obligarme a hacer algo.
Dan se quedó boca abierto ante las palabras de su hermanito menor, no podría deducir que fue lo que exactamente tocó el corazón de Dan, solo sé que soltó a su hermanito. Alex se apresuró a abrazarme buscando consuelo.
-¿No me pedirán dinero ni nada luego?-cuestionó el mayor dirigiéndose nuevamente a la puerta. Mi madre le aclaró que no-. Lo que sea, igual tener a Alex en casa es un fastidio, fue estúpido venir a buscarlo así como así porque sí. Me largo, espero no volverlos a ver.
Dan se mostraba algo frustrado mientras se iba. Por lo que he visto, el hermano mayor de Alex es muy arisco, desconsiderado e irrespetuoso. ¿Quién se cree para cometer tales acciones sin amabilidad?.
Mi mamá cerró la puerta apenas Dan salió, abracé a Alex y le deposité múltiples besos en su frente con la intención de alejar todo lo malo de su mente.
-Y yo que creí que sería un bonito día-comentó mi madre-. ¿Quién se cree ese muchacho para entrar así como así a la casa de alguien desconocido?
-Disculpen, mi hermano siempre hace cosas repentinas y no tiene consideración por lo de otros. Tampoco pide permiso para entrar a casas ajenas y es muy irrespetuoso al hablar-informó Alex mientras limpiaba sus lágrimas y sorbía sus mocos. Acerqué a mi amado a mí dejándolo sentado en mi regazo. Sus mechones negros estaban alborotados.
-Tranquilo, Alex. Te he dicho que estas cosas no son precisamente tu culpa, no te sientas responsable por el error de otros-susurré en su oído. Aún tiene su baja autoestima, todavía se siente culpable por todo lo que hemos sufrido, temo que mis palabras no lo ayuden y odio ser inútil a la hora de calmarlo.
Cuando algo malo sucede, pareciera que volvemos al inicio de todo y siento que no lo ayudo de forma correcta, pero no sé que más hacer por él, me he esforzado por hacerlo feliz y siento que nada ha cambiado en su vida, como si la felicidad que le doy fuera en vano.
🌌📒🎧📒🌌
Decidí ir a ducharme temprano, me sentía algo desanimado así que opté por bañarme e ir a la cama a tomar una larga siesta. Me gustaría estar en una realidad distinta a la mía, la felicidad es tan efímera que el dolor la llega a borrar de mi memoria.
En cuestión de segundos todo cambia.
Me quedé pensativo mientras mi cabello húmedo goteaba, mi mirada estaba fija en el suelo mientras recordaba la expresión de dolor de Alex. Tuve algo de frío, pero ahora mi dolor en el pecho es peor que cualquier cosa.
Mi madre había salido a comprar ingredientes para la cena. Alex optó por quedarse en la habitación jugando Xbox. El baño era de baldosas azul claro y las del suelo eran de un lindo beige.
Tomé mi toalla blanca y la pasé por todo mi cuerpo para secarme, por último me sequé mi cabello dejándolo revuelto. Tomé el desodorante y lo esparcí en mis axilas. Agarré mi ropa interior y me la coloqué, seguí con unos shorts azul marino y después me puse una camisa negra. Normalmente me seco el cabello con el secador de mi mamá y por eso tardo tanto, pero hoy no me apetece usarlo, simplemente me rocié perfume en mi cuello y en mis muñecas.
Me extrañó oír el particular sonido de la puerta principal abriéndose y cerrándose, ¿tan pronto volvió mi mamá?, pensé que tardaría más. Salí del baño buscándola, pero no había señales de que ella haya llegado. Me percaté de que el diario de Alex estaba abierto y en la mesa de madera del comedor, ¿que hace el diario ahí?, se supone que yo había dejado dicho objeto sobre mi cama.
Me acerqué al cuaderno para luego leer la página en la que se encontraba abierto, me llamó la atención debido a que era escrito con la letra actual de Alex. Leí un poco de lo que decía e inmediatamente salí disparado de mi casa, casi me choqué con la puerta del vecino en el proceso, cerré la puerta de mi apartamento sin mucho interés ya que eso no era lo esencial ahora.
''Seguiré siempre causando problemas de alguna forma u otra, mi presencia provoca que la gente a mi alrededor sufra grandes desgracias. Me iré'' fue lo que leí del diario. Bajé rápidamente las escaleras de emergencia ya que considero ahora mismo que el ascensor tardaría demasiado.
Me salté varios escalones en el proceso de bajar las escaleras, casi me caigo, casi choco mi frente con el suelo y ruedo por las escaleras, realmente nada de eso me importaba. Ahora mismo no me importaba si me rompía la frente. En una de esas zancadas que dí, me tropecé y caí al piso, me dolía el tobillo, mi vista se había nublado por lágrimas de desesperación, me había raspado un poco la piel de mis brazos, mi cabeza dolía y me sentía mareado por haber bajado tantas escaleras, no había nadie cerca, obviamente nadie usa las escaleras. Recordé mi objetivo y obtuve las suficientes fuerzas para levantarme, seguí bajando las escaleras apoyado del barandal. Traté de no hacer presión en mi tobillo izquierdo.
Luego de tortuosos momentos llegué al primer piso, ví a Alex aproximándose a la salida, definitivamente pensaba irse. La simple idea de no verlo más me destrozó el alma, mi pecho me torturaba lenta y dolorosamente, sentí más de mil apuñaladas en mi corazón, mis brazos ardían por los raspones. Quise llamarlo, pero mi voz no salió de mi interior, el nudo en mi garganta parecía haber sido atado con mis cuerdas vocales porque realmente no podía decir nada.
Un recuerdo se cruzó por mi mente: estaba en una situación parecida pero con mi padre, era el día de mi cumpleaños número cinco, él estaba con una mujer queriendo seducirla. Al yo ser pequeño solía tropezarme hasta con mis propios pies. Me caí, empecé a llorar y gritar llamando a mi papá, pero él me ignoraba.
¿Por qué siempre me cuesta entender cuando soy un simple estorbo?. A veces no entiendo y me vuelvo muy terco. Pero a diferencia de mi padre, Alex se va porque cree que es lo mejor para mí.
En la planta baja solo estaba el de seguridad y él ignoraba completamente la situación.
Me dolía mover el tobillo, era bastante incómodo mover mis brazos, mi cuerpo dolía simplemente con respirar, mi simple existencia es deplorable.
-¡¡Iker!!-escuché a alguien gritar mi nombre, pero ahora mismo mi mente estaba aturdida, no podía ni siquiera pensar, ahora mismo me sentía totalmente invadido por recuerdos dónde fuí abandonado o me dejaron plantado personas que alguna vez amé.
Los raspones no sangraban a pesar de lo mucho que ardían. Mis lágrimas habían empezado a salir, deslizándose por mis mejillas hasta tocar el frío suelo en el que ahora yacía yo.
Puedo ser optimista, puedo ser positivo. Pero en este momento no había un lado bueno ni grises, solo una simple y dolorosa oscuridad que me consumía mientras más iba recordando sobre mi infancia. El dolor se alojó en mi pecho, casi no podía sentir nada más que esas fuertes punzadas en mi corazón.
Solo sentía que todos me rechazaban y que nadie me amaría realmente, aquella idea de ser totalmente odiado permaneció en mi cabeza logrando que las fuertes punzadas se hicieran más grandes.
Solo sentía dolor.
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