‘‘ Le dedico esta carta a mi padre, a esa persona que jamás me quiso.

Aún sabiendo el tipo de persona que eras, papá, hubiera preferido que nuestra relación haya sido buena. No te veo de mala forma, jamás lo hice y te perdono, papá, eres quien me concibió, no puedo odiarte. A pesar de la forma en que me trataste y lo mal que te comportaste conmigo, no estoy enojado. Me duele saber el tipo de persona que eres e igual perdonaré cada error que cometas, solo quisiera que me amaras de tal forma que yo lo hago. Mi madre lo dió todo y tú la traicionaste, la dejaste sola, me arrebataste de sus brazos. Fuiste un total idiota conmigo, pero jamás te odiaré por ello. Quisiera que aceptaras que Alex y yo estaremos juntos por siempre, que conocieras a tu yerno, que nos dieras tu bendición. Si hice algo malo al haber nacido, si me equivoqué de niño, si llegué a hacerte daño, perdóname. Lo que siempre deseé fue arreglar mi relación contigo. Papá, te amo.

Segunda carta: para el hombre que seré en 10 años

Iker del futuro, soy tu "yo" del pasado, te escribo esta carta debido a que la señorita Sandra me pidió que lo hiciera. Soy adivino ya que tengo la certeza de que dentro de 10 años estaré al lado de Alex, que seré feliz con él, que estaremos casados y cuidando de un lindo cachorrito. Ya no habrá impedimentos en nuestra relación, el prejuicio será algo ajeno a nuestras vidas. No necesitaremos nada, no nos hace falta nada. Ver su sonrisa al amanecer, quedarnos dormidos sin darnos cuenta, desayunar unas tostadas acompañadas de café con leche, jugar Xbox durante nuestros ratos libres, dedicarle miradas fugaces mientras pinto, besar sus dulces labios, pelear por cosas insignificantes, haciendo de todo por disculparme. Esa es la vida que me imagino junto al amor de mi vida, junto a Alex. La persona que más significa para mí. Me veo a mí mismo envejeciendo por siempre al lado de Alex.

Iker Martínez’’

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‘‘ La primera carta se la dedico a todos

Hubo momentos en los que odié completamente mi vida. Odié a mis padres por haber sido totalmente crueles conmigo, pero no los culpo por ser ese tipo de padres ni los recriminaré, están donde deben estar. Odié a mi hermano mayor por la forma en que siempre me trató, odié al destino, odié al universo, odié todo, incluso me odié a mí mismo. Aunque no era odio en sí, era como una especie de rencor. Aunque jamás odié algo relacionado con Iker, con la persona que más amo. Me dió una oportunidad de vida, lo amo incluso antes de que el me salvara. Esta carta va dirigida a todos por el simple hecho de existir, gracias a la maldad de mir padres aprendí sobre la vida, aquellos malos acontecimientos que viví me hicieron más fuerte. Gracias a esos chicos de la escuela que nos molestaban, me hicieron entender lo indispensable que es Iker en mi vida. Gracias a mi hermano aprendí a defender lo que me importa. Gracias a mi suegra Isabel aprendí el cariño mutuo y lo que es el amor de una madre. Gracias al destino por permitirme haber conocido a Iker. Gracias a la vida por dejarme estar a su lado. Gracias a todo y todos. Cada una de las decisiones que tomé y la forma en que cada persona influyó en mi vida fueron parte de mi destino guiandome a estar con Iker porque Iker es mi alegría, es la persona más importante para mí, mi media naranja, mi otra mitad, el amor de mi vida.

Segunda carta

¿Que le podría decir a mi "yo" del futuro?, probablemente en 10 años ya ni siquiera recuerde que escribí esto, seré demasiado feliz como para pensar en el pasado. Solo tengo que decirle: aprovecha la vida, valora cada momento bueno como lo hemos hecho, no tengas miedo de la libertad. Simplemente sé alegre porque estoy seguro de que aquella felicidad que anhelé siempre y que se ha mantenido hasta ahora seguirá vigente por siempre. Aquel diario marcó el inicio de nuestra relación, mantendremos sana nuestra relación. Cuidaré de mi diario por siempre así como prometo dar mi vida por Iker, aunque en diez años ya seremos esposos. "Mi esposo Iker" suena increíble.

Alexander Castillo’’

Sandra miraba con una dulce sonrisa las cartas sin haberlas leído. No piensa romper su promesa de quemar ambas cartas apenas terminen sus sesiones con Iker y Alex.

La joven de cabellos castaño oscuros se encontraba frente a una fogata perfectamente controlada, ambas cartas se encontraban en sus manos. Ella estaba en el enorme patio trasero de su casa, no había gente a su alrededor, ella estaba sola frente a las llamas que de a poco se apagaban por las brisas de viento. Era un terreno de tierra aquella parte del patio donde se encontraba, había un jardín hermoso del otro lado, pero Sandra estaba siendo muy precavida de que las llamas no se extendieran y arrasaran con todo a su paso.

Ambas cartas que solo su correspondiente autor debe saber que dice. Ella tenía una intensa curiosidad por saber que decían, pero se contuvo debido a que ella es una mujer de palabra.

—Pequeños... me enseñaron un par de lecciones a medida que los fuí conociendo, ambos fueron unos grandes chicos que no desistieron. Siempre buscaban el apoyo del otro y se mantenían firmes antes las adversidades y problemas. Son un par increíble, deseo de todo corazón que sus sueños y metas se cumplan. Fueron muy precoces ambos, aprendieron sobre sentimientos profundos siendo bastante jóvenes. No puedo hacer más que desearles la felicidad del mundo a esos niños que siempre se miraban de manera especial durante las sesiones. Fueron los pacientes más particulares que tuve, jamás atendí a dos personas al mismo tiempo, Alex e Iker... fueron la pequeña excepción y fueron unos jovencitos muy encantadores. Ya no me necesitan, han superado todo juntos y así será siempre.

Luego de esas emotivas palabras de Sandra, ella misma arrojó ambas cartas al fuego haciéndolo más intenso por unos instantes. Un lágrima al sentir tanta nostalgia se deslizó por la mejilla de Sandra e inconcientemente sonrió.

Ella encantada apoyó a esos dos jóvenes que recurrieron a ella en busca de consejos y ayuda.

—¡Mami!.—La voz de su pequeño hijo la había traído de vuelta a la tierra. Tomó en brazos a su niño mientras sonreía al recordar la suerte que tuvo en encontrar un esposo maravilloso y tener un maravilloso hijo—¿Que hacías aquí afuera?, hace frío, ¡mami no debe salir afuera con este frío!.

—¿Mi hijo me está reprendiendo?—cuestionó ella al ver como su hijo colocó las manos en sus caderas mientras decía esas palabras. El pequeño asintió con la cabeza mientras suavizaba su rostro antes de abrazarla.

La mujer regresó a su cálido hogar recibiendo un cálido beso y abrazo de su amado esposo. El cielo se veía más claro que de costumbre y las estrellas seguían con su brillo.

A pesar de ser una oscura noche, la luna brillaba iluminando hasta el más pequeño rincón. Dos jóvenes se encontraban en su habitación, recostados en su cama abrazados como de costumbre, la luz de la luna iluminando su rostro y las partes de su cuerpo que la sábana no cubría.

Ambos aprendieron a soportar la oscuridad de la noche y a no ser sofocados por el brillo del sol. Se amaban sin importar las circunstancias en las que estén. Esos ojos azules estaban conectados con esos ojos del color de la miel, mirándose tiernamente mientras recibían la calidez del contrario.

Estando juntos serían eternamente felices